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HUMOR GRÁFICO Y CÓMIC ANTE LA GUERRA: ENTRE LA PROPAGANDA Y LA CONTESTACIÓN ( y 2 )

Humor gráfico y cómic ante la guerra: entre la propaganda y la contestación.  
Texto de Natalia Meléndez Malavé, becaria de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga. 

parte 2

 Cubierta de ¡Cu-Cut!, publicación catalana que cumplió cien años en enero de 2004 y donde los chistes de Junceda impulsaron la llamada Ley de Jurisdicciones


Parte primera

Parte segunda

Galería


Declive de la acción propagandística y reacción contestataria y antibelicista

La propia obra de Caniff, es, como decimos, ejemplo del cambio de mentalidad que se vive llegados ya los años de la guerra fría. Se atenúa el tono propagandista y se humaniza a unos personajes curtidos por las penurias de una guerra. Ello no es óbice para que Steve Canyon viva sus aventuras en escenarios como China, Latinoamérica, Taiwán o Vietnam, siempre muy ligado, como hemos visto, a las Fuerzas Aéreas. Con Steve Canyon, Caniff se ve obligado a compensar la postura imperialista que había caracterizado su obra con un cierto sentimiento antibelicista.

Otras tiras no fueron tan audaces a la hora de sortear esa dualidad. La tira cómica Beetle Bailey de Mort Walter (1950) ha sido objeto de quejas por parte del ejército norteamericano por su sátira de la vida castrense, pese a que el autor siempre negó el antimilitarismo de su creación. La acción se desarrolla en Camp Swampy, un campamento repleto de soldados ineptos, donde el personaje que le da título ingresa con motivo de la Guerra de Corea. Allí permanecerán los personajes, incluso en tiempo de paz, olvidados por un Ejército que no les aprecia ni en la ficción ni en la realidad, a pesar de ser esta una de las tiras norteamericanas que mayor difusión ha alcanzado, con el permiso de Blondie y Peanuts.

Poco a poco, con el despertar de la cultura underground fueron multiplicándose las aportaciones auténticamente contrarias a cualquier enfrentamiento bélico. Tal es el caso de Harvey Kurtzman y sus trabajos para E.C. Comics, la misma casa de la famosa Mad. Creaciones como Two Fisted Tales o Frontline Combat denunciaron la inutilidad de la intervención armada en conflictos como el de Corea. Se hace hincapié en la ridiculización de elementos que habían sido clave en la etapa anterior como el heroísmo y el patriotismo de los personajes.

Por su parte, las, ya escasas, tiras propagandísticas tuvieron que hacer un pequeño cambio en su leit motiv y transformar al enemigo de acuerdo con el clima de la guerra fría: de nazis y japoneses a comunistas. La propia Guerra de Vietnam genera muy poco material en las tiras diarias de los periódicos, siendo el único caso digno de mención Tales of the Green Berets de Joe Kubert, que sólo se publicó entre 1965 y 1967. Del lado contrario, el cómic underground y el humor gráfico intelectual de prensa cargarán sus tintas contra el sistema, incluyendo en esta crítica al largo y penoso conflicto en Vietnam, identificándose así con el espíritu pacifista que inundó a toda la sociedad.    

Finalmente, cabe destacar como dignos continuadores de esta tendencia a los creadores que retoman conflictos del pasado y, ya con una cierta perspectiva, vengan simbólicamente las atrocidades cometidas y las consecuencias de la guerra: en Italia,  ya en 1968, aparece Sturmtruppen de Bonvi, que satirizaba al ejército nazi y a la guerra en general. Asimismo, otro de los ejemplos más célebres es Maus de Art Spiegelman, obra empezada en 1973 y acabada en 1991, publicada durante años en serie en la revista Raw, cofundada por el propio autor. La obra, ganadora del premio Pulitzer en 1992, presenta una crónica del holocausto a través de la representación de nazis y judíos como gatos y ratones, basándose en la experiencia real del padre del autor18. En España se han dado casos parecidos en la figura de autores como Carlos Giménez, tanto en su obra para revistas como en la editada en forma de álbum. Destaca la serie Paracuellos, historia autobiográfica sobre los hogares del auxilio social en la posguerra franquista. También en nuestro país, destaca el relato de la Guerra Civil Un largo silencio de Miguel Ángel Gallardo.

Conflictos recientes

La tradición de denuncia antibelicista que se inició hacia mediados del siglo XX ha seguido vigente en las tiras y comentarios gráficos de los periódicos actuales así como en numerosos volúmenes pertenecientes exclusivamente al ámbito del cómic editado independientemente de la prensa periódica. Entre estos últimos, destacan varios álbumes ligados a la actualidad bélica en el momento de su publicación. Sobresalen especialmente por su singularidad los trabajos de Joe Sacco: Palestina, en la franja de Gaza y Gorazde, zona protegida, situados respectivamente en los conflictos palestino-israelí y en el de los Balcanes19. Sacco ha inaugurado lo que ya se señala como un nuevo género, un híbrido entre el reporterismo y la historieta, pues sus publicaciones surgen del testimonio del autor desplazado en el lugar de los hechos como cualquier enviado especial. La originalidad de Sacco, que ya está trabajando en otro álbum sobre Chechenia, le ha valido el reconocimiento de pensadores como el fallecido Edward Said o Noam Chomsky, que reconocieron las posibilidades expresivas del cómic para reflexionar sobre cuestiones tan crudas y complejas como la guerra.

Con una temática parecida, pero algo más amable, hay que resaltar Persépolis, el reciente éxito editorial de Marjane Satrapi20, obra en cuatro volúmenes, que narra los avatares del pueblo iraní, incluidos el ascenso y caída del Shah, la revolución islámica y la guerra contra Irak. Persépolis ha sido premiada en Angulema y se han vendido 200.000 ejemplares sólo en Francia y otros tantos en todo el mundo. La autora, exiliada en París, se propuso con este trabajo atenuar –como han hecho también los últimos éxitos del cine iraní- la imagen parcial de su país ofrecida por los medios, siempre sumido en la violencia, el atraso y el fanatismo.

Volviendo al soporte prensa, se han dado últimamente casos excepcionales en los que se hacen patentes una rabia y una crueldad casi inéditas desde las tiras publicadas durante la Segunda Guerra Mundial. Y, aunque no podemos hablar estrictamente de guerra, los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y el posterior ataque sobre Afganistán han generado un material sumamente agresivo, sobre todo en los primeros momentos. Así lo demuestra, por ejemplo un artículo del dibujante Nacho Moreno21 (que junto a Ricardo Martínez forma el dúo de humoristas gráficos Ricardo y Nacho). En él se da cuenta de las reacciones de los dibujantes de cartoons de los principales periódicos norteamericanos tras el 11-S. En muchos casos el contenido es brutal, con predominio de un sentimiento antiárabe (que se refleja en el dibujo de musulmanes ahorcados, con el pie “el único terrorista bueno”), y profusión de símbolos patrióticos (con imágenes de un Tío Sam ávido de venganza). Este fenómeno se limitó sólo a las viñetas diarias, ya que en el caso de las páginas de tiras dominicales, que se realizan con dos semanas de antelación, las reacciones ante los atentados se publicaron ya en octubre, lo que sustituyó la rabia de los primeros momentos por la desolación y la exaltación de valores patrióticos (como la bandera de Estados Unidos, o el águila) que se apoderó de la población en las semanas y meses posteriores y que se reflejó en todas las tiras. Incluso en las dirigidas al publico infantil, entre ellas por ejemplo la popular Daniel, el travieso, sobradamente conocida en nuestro país.

Por el contrario, el reflejo en el humor gráfico de países no implicados directamente en el atentado fue mucho más templado y se situó claramente a favor de la paz. En el caso de España, dibujantes como los de El País, Máximo, Forges o El Roto, publicaron mensajes que ponían de manifiesto tanto el estupor por el ataque a las Torres Gemelas como la arbitrariedad de la intervención de Estados Unidos en Afganistán. Quizá las muestras más explícitas en contra de la guerra sean las de Forges, quien, con frecuencia e independientemente del contenido de su comentario, dispone en una esquina de la viñeta un claro y sencillo llamamiento a la paz: “Paz sí, Guerra no”. Asimismo, el recuadro de Máximo, pacifista radical, se llenó también de maltratadas aunque elocuentes palomas de la paz.

 Conclusión

 Aunque la utilización de la sátira es tan antigua como la propia guerra, su función propagandística no ha sufrido muchos cambios a lo largo de la historia y se ha visto ceñida en la mayor parte de los casos a unos usos muy definidos. Por lo general, se ha tratado de una propaganda de consumo interno, con dos objetivos principales: levantar la moral de las tropas y de la sociedad civil, por un lado, y ridiculizar o demonizar al enemigo, por otro. Se trata también de una propaganda básicamente emocional, que apela a los valores patrióticos y tradicionales, persuadiendo a la población sobre la legitimidad de la acción bélica en defensa de nobles ideales y convenciéndola de la perversidad de los contrincantes.

Las cualidades de estos mensajes bimedia, compuestos a un tiempo de imagen y palabra, los hicieron propicios para su empleo en la puesta en práctica de algunas de las principales técnicas propagandísticas22. La de la simplificación y el enemigo único se refleja claramente en las caricaturas que satirizan a los líderes del país enemigo. El esquematismo que, necesariamente, caracteriza a este material -para aportar la máxima cantidad de información en pocos trazos- hace idóneo al humor gráfico para lograr dicho fin; la de la exageración y desfiguración queda patente en la propia naturaleza grotesca de la caricatura; por último, dentro de las reglas de la contrapropaganda, se hace referencia a la ridiculización de los rivales, y junto con bromas y chistes orales, el humor gráfico ha sido siempre una de las mejores técnicas para conseguir burlarse del adversario.

De cualquier modo, y pese a la demostrada vinculación entre guerra, propaganda y viñetas, la relación del poder con la prensa satírica no ha estado exenta de tensiones. Los dibujantes represaliados en tiempos de guerra o tras elaborar críticas al ejército podrían ser objeto de un trabajo dedicado enteramente a este punto. Prueba de lo delicado de estas relaciones resulta, por ejemplo, el asalto por parte de elementos militares a La Veu de Catalunya, en cuyos locales se imprimía la revista ¡Cu-Cut! Las críticas vertidas mediante los chistes de dicha publicación -especialmente por Junceda- impulsaron como es sabido la Ley de Jurisdicciones23.

Finalmente, y como se ha indicado más arriba, el empleo de nuevos medios de comunicación diferentes a la prensa reducirá tanto el uso como la efectividad propagandística del género a partir del conflicto que hemos señalado como auténtico punto de inflexión en la relación guerra-humor gráfico: la Segunda Guerra Mundial.

A la preferencia por nuevos medios, han de unirse la decepción y el desencanto en que quedan sumidos los ciudadanos y ex combatientes tras los enfrentamientos bélicos. La extensión de la causa pacifista hará que armas como la sátira o la ironía pasen desde entonces a combatir no tanto al enemigo como a la guerra en sí.

 
  NOTAS

18 Existe una edición de la obra al completo en español: SPIEGELMAN, Art, Maus, Planeta-De Agostini, Barcelona, 2001. [ y reseñas en Tebeosfera de Laura Vanesa Vazquez, Nino Ortea y Juan Alcudia Haga clic sobre sus nombres para acceder a ellos. N. del E.]

19 Ambos han sido publicados en España por Planeta DeAgostini. Aún permanecen inéditos en nuestro país obras anteriores de Joe Sacco como Soba y Christmas with Karadzic, también sobre el conflicto en los Balcanes; Details, que trata de los procesos por crímenes de guerra en el Tribunal Internacional de la Haya; y la más antigua Notes from a Defeatist, en la que predomina también la crítica a la guerra, con notas autobiográficas y alusiones a la II Guerra Mundial, especialmente al papel de Malta, país en el que Sacco nació aunque después se nacionalizó estadounidense. Precisamente fue el deseo de contrastar la sesgada información ofrecida en Estados Unidos sobre todas estas contiendas lo que le llevó a emprender los viajes que inspiran su obra y que le hacen testigo directo de los acontecimientos que relata. Ver HERMOSO, Borja, “Joe Sacco, el reportero de guerra que hacía tebeos” en El Mundo, 29-12-2003, p. 47.

20 Ver entrevista acompañada por ilustraciones de la propia Satrapi: HUETE MACHADO, Lola, “La otra historia de Irán” en El País Semanal, 28-12-2003, pp. 62-68.

21 MORENO, Nacho, “Humor sin risa” en El Mundo, 23-9-2001, p. 26.

22 Señaladas, entre otros, por DOMENACH, Jean-Marie, La propaganda política, Eudeba, Buenos Aires, 1993, 9ª, pp. 47-90.

23 Dicha ley, promulgada el 23 de marzo de 1906, sometía a la jurisdicción militar a quien  injuriase u ofendiese al ejército a  través de  cualquier medio impreso, entre ellos también grabados, incluidas las caricaturas.


[ © 2004 Natalia M. Malavé, cedido para Tebeosfera 040306 ]   |  [ Los textos publicados en esta sección no sufren retoque por parte del editor, el cual no está necesariamente de acuerdo con lo expresado por su autor ]