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GUARDIÁN DE LOS MITOS. ENTREVISTA A MARK WAID, parte 2


Entrevista realizada a Mark Waid en el Saló del Còmic de Barcelona por David Caro, el día 8 de mayo de 2004.

[es parte 2, leer parte 1 <]

 

[ Cubierta de Kingdom Come, una de las series que encumbró el nombre de Mark Waid como guionista © 2004 Alex Ross / DC Comics  ]

T: ¿Cuáles crees que son tus puntos fuertes y débiles como guionista?

MW: Esa es una buena pregunta. Creo que mi principal punto débil son los personajes secundarios, a veces no profundizo en ellos sino que me centro mucho en el personaje principal. Tampoco creo que escriba los personajes femeninos especialmente bien, creo que hay un tipo de mujer en particular que escribo bien pero lo repito una y otra vez; Sharon en Capitán América era Linda en Flash que a su vez era otras anteriores. Creo que esos son los puntos débiles más obvios.

Como puntos fuertes, creo que se me da bien meterme dentro de los personajes y hacer creíbles sus relaciones, los problemas que tienen y lo que les hace especiales. Consigo que el lector se preocupe por los personajes, que le caiga bien alguien a quien no conocía antes. Y también creo que soy muy claro en la narración. Para mí es muy importante que el lector nunca esté confuso o se pierda, lo que no significa que no pueda haber intriga o misterio ni tampoco que las historias tengan que ser simples. Procuro no perder de vista la delgada línea que separa el misterio de la confusión. Tengo una especie de contrato con los lectores que se gastan tres dólares en un cómic y no puedo tratarlos como a tontos ni tampoco hacer que no entiendan lo que está pasando.

 

T: Ya que hablamos sobre personajes, estoy comprando tu etapa de Los 4 Fantásticos, que está publicándose en España...

MW: Gracias.

 

T: ... y lo cierto es que había leído muy pocas historias anteriores de esta colección porque los personajes nunca me han parecido interesantes.

 MW: Ni a mí, para serte sincero. Cuando me ofrecieron la colección no era seguidor de Los 4 Fantásticos. A un nivel racional apreciaba lo que habían hecho Stan Lee y Jack Kirby y comprendía por qué en su tiempo fue tan importante, pero hasta que me puse a pensar realmente en los personajes y en cómo escribirlos no me sentía motivado.

 

T: El último número que hemos podido leer aquí es el prólogo de la historia “Impensable”...

MW: Ah, el número del Doctor Muerte... ¿te gustó? ¿he logrado sorprenderte?

 

T: Sí.

MW: ¡Bien! (risas)

 

T: Teniendo en cuenta que no he leído aún tus siguientes capítulos, ya publicados en Estados Unidos, he de decirte que no sé qué vas a hacer para conseguir que me preocupe por un personaje como Ben Grimm, La Cosa, porque siempre he pensado que es imposible hacer nada interesante con ese personaje.

MW: Interesante, eso es interesante porque eres la única persona que haya conocido en toda mi vida que me haya dicho eso. La Cosa es el personaje favorito de todo el mundo. “Impensable” tiene cuatro capítulos más y después hay una especie de epílogo, una historia en dos partes que está esencialmente centrada en Ben y Franklin. Creo que quizás después de leerla cambies de idea.

 

T: De acuerdo. Hablemos ahora un poco de tu método de trabajo al escribir los guiones y tu relación con los dibujantes con los que colaboras. ¿Te resulta un problema que cada número deba ser justo de veintidós páginas?

 MW: Sí, es tremendamente problemático. Devin Grayson suele decir que es como escribir Hiaku, una forma de poesía japonesa que consiste en tres versos, el primero de cinco sílabas, el segundo de siete y el tercero de cinco. Escribir cómics también te obliga a ser muy estructurado. Muchas veces, por ejemplo con los dos últimos números de Superman: Legado, el problema no era dar con una idea ni tampoco escribir cuarenta y cuatro páginas con esa idea, sino dividirla en dos segmentos de veintidós páginas cada uno. Envidio a los guionistas de cine y televisión porque ellos tienen un poco más de flexibilidad en cuanto a la extensión.

 

T: Pero en televisión también tienen una duración fija para cada capítulo.

MW: Es cierto pero eso no se aplica al número real de páginas del guión, la duración es más una preocupación del director que tiene que coger el guión y adaptarlo a ese tiempo. Yo tengo que solucionar ese problema por mí mismo, tengo que escribir exactamente veintidós páginas. Es difícil pero en definitiva es parte del oficio, después de un tiempo te acabas acostumbrando.

 

T:  ¿Cómo son tus guiones?

MW: Muy completos. Prefiero escribir el guión detallado, con descripciones de viñetas muy precisas y todo el diálogo pero con la opción, en especial con los dos dibujantes con los que más colaboro, Barry Kitson y Mike Wieringo, de que en cualquier momento me llamen por teléfono y me comenten algo que crean que no funciona bien o que les gustaría hacer de otra manera. Cualquier dibujante con el que trabajo puede hacerlo. Prefiero los guiones completos porque me concentro mejor así, si hiciera sólo el argumento y después del dibujo tuviera que escribir los diálogos, para entonces mi atención estaría ya en otra cosa. Pero es una relación muy fuerte, en particular con Wieringo que ha trabajado conmigo más que con cualquier otro guionista y somos ya como un viejo matrimonio, sabemos lo que piensa el otro. Por ejemplo hace poco le llamé simplemente para charlar y le dije que ese día había estado escribiendo algo para otro dibujante, estuve una hora escribiendo una página completa y cuando acabé miré lo que había escrito y lo tiré, porque ese dibujante no iba a saber dibujar exactamente lo que yo quería, y le dije: “Eso no me pasa contigo, tengo la suerte de que tú puedes dibujar cualquier cosa, nunca tengo que preocuparme por eso”. Con otros dibujantes a veces tengo que tener eso en cuenta, lo cual no significa que las historias sean peores, que tenga que simplificarlas sino que tengo que pensar otra manera de transmitirle la información visual al dibujante porque de la forma en que las escribo en primera instancia sé que no van a comprender lo que les estoy pidiendo.

 

T: ¿Sueles pedir cambios en los dibujos una vez están finalizados?

MW: Soy muy consciente de que a mí me lleva cuatro o cinco días escribir un guión y a un dibujante le puede llevar un mes entero dibujarlo, así que si veo algo que me gustaría dejar más claro y puedo hacerlo modificando algunos diálogos casi siempre escojo esta opción. La última vez que pedí cambios en el dibujo fue precisamente en el último número que has leído de Los 4 Fantásticos. Hacia el final hay una escena en la que una mujer es víctima de una maldición y su piel se le separa del cuerpo a tiras. En el dibujo original de Wieringo no quedaba visualmente claro así que le pedimos que volviera a dibujarlo. Y lo hizo sin ningún tipo de queja, él sabe que si pudiese arreglarlo con los diálogos lo haría y también intenta ser lo más claro posible en la narración.

 

T: ¿Incluyes información sobre colores o iluminación en tus guiones?

MW: A veces lo hago, si es fundamental para la historia. Generalmente no, por ejemplo en Superman: Legado el color de Dave McCaig es tan increíblemente bueno que dejo que haga lo que él quiera. Dave como colorista es un narrador en sí mismo. Pero creo que es bueno para cualquier guionista interesarse en el color. Yo paso mucho tiempo practicando con el Adobe Photoshop, que es el programa que se suele utilizar para colorear los cómics y creo que eso me ayuda como escritor, cuanto más sepa del trabajo de los coloristas más imaginativo puedo ser en el mío en cuanto a lo que puedo pedirles.

 

T: ¿Qué piensas de los cambios frecuentes de dibujante, como ocurrió en tu etapa en la JLA?

MW: Nunca es bueno. Es frustrante porque a veces lleva a situaciones en las que el aspecto visual de los personajes no es consistente a lo largo de varios números y lo que es peor, impide llegar a tener un ritmo con el dibujante en el que ya conoces cuáles son sus puntos fuertes y débiles. En la JLA hubo varias ocasiones en las que ni siquiera sabía quién iba a dibujar lo que estaba escribiendo. Todo el mundo lo hizo lo mejor que pudo pero es una situación que nunca es deseable.

 

T: ¿Qué tal se te da dibujar? ¿Eres bueno?

MW: No, soy horrible. Nunca me atrajo el dibujo cuando era pequeño. Claro que tampoco pensé que fuera a ser guionista, pensaba en ser editor y lo fui durante unos años. Lo de escribir surgió como una manera de ganarme la vida después de dejar las labores de editor.

 

T: ¿Qué prefieres ser, guionista o editor? 

MW: Editor, de lejos. La razón por la que trabajo en los cómics no es que tenga un profundo deseo de contar historias, no tengo esa necesidad interior como escritor, sino que amo a estos personajes, me aterraría que desaparecieran y me satisface mucho estar colaborando a que sigan siendo lo que son. Creo que puedo contribuir igual siendo editor o guionista y además, después de casi veinte años trabajando en los cómics he descubierto que aunque me gusta mucho escribir disfruto aún más enseñando a jóvenes guionistas, explicándoles lo que sé sobre estructura, ritmo y argumento. Por eso me gusta tanto ser editor.

 

T: Como guionista, pudiendo crear historias con tus propios personajes, hacerles evolucionar hacia donde quieras, hacerles morir... ¿por qué te interesa escribir por un tiempo algo que no es tuyo y en lo que no tienes la última palabra en cuanto a qué puedes hacer y qué no?

MW: Justo por lo que acabo de comentarte, disfruto escribiendo esos personajes de la manera en que a mí siempre me ha gustado leerlos. He escrito cómics como Empire, con Barry Kitson, en el que los derechos son nuestros pero, aún habiendo disfrutado al escribirlo de la libertad que me da, para mí no es tan estimulante como escribir la JLA o Los 4 Fantásticos. Además he descubierto que no hay ningún tipo de historia que no pueda contar con esos personajes. Así que eso es lo que me motiva.Empire, 1

 

T: Hablemos entonces de las dos grandes editoriales, Marvel y DC. ¿Crees que hay personas con cargos importantes dentro de las editoriales que saben mucho sobre dinero y negocios pero nada acerca de historias y personajes, de cómics en definitiva?

MW: Ocurre a veces pero creo que cada vez menos. Va por ciclos, en los noventa la Marvel estaba dirigida por gente que no sabía lo que era una historia en un cómic. Joe Quesada, que la dirige ahora, sí sabe lo que es. Dan Didio y Paul Levitz en DC también. Lo cierto es que los cómics siempre han sido y siempre serán un negocio pero aparte de eso, el hecho de que ciertos personajes como Superman, Batman y Spiderman se hayan convertido en parte de la cultura americana da a las compañías la responsabilidad de respetarlos y no sólo hacer dinero con ellos. Claro que para mí es muy fácil decirlo, no dirijo ninguna compañía, pero respeto la labor de los que sí lo hacen. Esto siempre ha sido un negocio, estoy seguro de que Charles Dickens o William Shakespeare también se enfrentaban con la misma situación. Cuanto más sepas del negocio en el que estás más fuerza creativa podrás tener porque sabrás lo que puede hacerse y lo que no.

 

T: ¿No crees que tener cuatro guionistas simultáneos para un personaje es una mala idea?

 MW: Sí, a veces lo es. Creo que en general tener tres o cuatro colecciones simultáneas de un personaje, como ocurre con Superman o Batman, es una mala idea. Pero también puedo entender que si publicas varias colecciones y todas van razonablemente bien lo sigas haciendo. Creo que aún así sería interesante que hubiera un solo guionista para todas las series del personaje, claro que entonces si eliges a la persona equivocada tendrías un enorme fracaso en todas ellas. Pero desde luego como guionista sería muy interesante escribir todas las colecciones de Superman o Batman.

 

T: ¿Alguna vez has editado algún personaje con más de un guionista?

 MW: Déjame pensar... no, me parece que no. Pero si lo hiciera simplemente me preocuparía de que todos fuéramos coherentes con lo que es realmente el personaje. Es más fácil con personajes que son ya iconos, como los dos que mencioné antes. Con otros algo menos explorados como los X-Men podría ser algo más problemático porque hay más espacio para la interpretación que cada uno haga, pero Superman es Superman.

 

T: Estuviste trabajando un tiempo en exclusiva para la editorial Crossgen. ¿Cuál es el atractivo de firmar un contrato en exclusiva con una editorial?

 MW: No tengo la menor idea. Sólo he trabajado en exclusiva en el caso que comentas, un año trabajando para Crossgen y fue el año más largo de mi vida. No me gustan esos contratos. Tanto en Marvel como en DC me los han ofrecido más de una vez pero siempre me he negado. Supongo que parte del atractivo es que durante ese tiempo dispones de seguro médico por trabajar para esa compañía y tienes garantía de que te va a llegar trabajo pero lo cierto es que nunca he tenido que buscar nuevos proyectos, de hecho durante ese año me llegaron algunos proyectos interesantes que no pude aceptar porque tenía el contrato en exclusiva. Estoy seguro de que hay gente a la que le puede convenir pero yo prefiero tener libertad. En el momento en el que firmas una exclusiva las altas esferas te pueden decir: “Bueno, ahora trabajas para nosotros y queremos que hagas estos cambios en tu trabajo” y tienes que hacer lo que ellos dicen. Soy muy protector con mi trabajo porque nunca sabes qué es lo que te van a ofrecer en el futuro y como guionista lo único que tienes para convencerles de que eres bueno es tu obra, todo lo que lleve tu nombre. Por eso creo que debes tener la libertad de irte cuando creas que se están tomando decisiones editoriales equivocadas.

 

T: Como dices, nunca te ha faltado trabajo. Supongamos que soy un completo desconocido que quiere ser dibujante de cómics, en ese caso puedo enviar muestras de mis dibujos a las editoriales. Pero ahora supongamos que soy un completo desconocido que quiere ser guionista. ¿Qué debería hacer para que me dieran mi primer trabajo?

 MW: Eso es difícil, es duro empezar en los cómics si quieres ser guionista porque no hay una manera fácil de enseñar tu material. La mejor forma y con la que puedes tener más éxito es encontrar un dibujante y colaborar con él. Aunque hagáis historias cortas que publiquéis vosotros mismos, imprimiéndolas o fotocopiándolas, al menos tendrás algo que puedas mostrar. Así es como Brian Michael Bendis se abrió camino en la industria, con cómics auto publicados. Creo que en estos momentos es la mejor manera de hacerlo porque los editores no encuentran energías al final del día para ponerse a leer un voluminoso guión para un cómic, simplemente no tienen tiempo.

 

T: ¿Tienes la impresión de que los premios suelen ir al guionista o dibujante “de moda” y no a los que año tras año están haciendo un trabajo excelente?

MW: Puede ser pero no me preocupa. No le doy mucha importancia al tema de las nominaciones y los premios porque en realidad lo que me interesa es escribir buenos guiones mes tras mes y que los lectores disfruten. Además hay que tener en cuenta quién está organizando esos premios. Por ejemplo no me interesa en absoluto si estoy o no nominado para los premios de la revista Wizard, que es El Diablo, y por favor ponlo muy claro: la revista Wizard es El Diablo para la industria de los cómics. Por otra parte la atención de los premios americanos siempre se ha dirigido a lo que es nuevo y atractivo, es una lástima pero no suelen premiar a los profesionales que están mes tras mes, año tras año trabajando dentro de su campo. Es algo contra lo que no se puede hacer nada, sólo sentarte cada mes e intentar escribir lo mejor que puedas. En realidad ni siquiera basta con ser el nuevo chico de moda, en Estados Unidos los premios Eisner suelen ser para los creadores independientes y los Harvey suelen ser para Fantagraphics (risas) y hay más casos así. Los premios Wizard siempre son para los X-men, de una forma u otra. Guionista favorito: el que esté escribiendo X-Men, dibujante favorito: el que esté dibujando X-men, personaje favorito: alguno que salga en X-Men. Así que todo eso de los premios está bien pero realmente no significa mucho.

 

T: Para ir finalizando la entrevista me gustaría que nos hablaras sobre ciertos temas relacionados con los superhéroes que siempre son muy comentados por los aficionados.

MW: Por supuesto.

 

T: La continuidad...

MW: Es El Mal, es un invento diabólico.

 

T: Bueno, iba a preguntarte si te gustaba o no y por qué, pero ya veo que tienes una opinión muy clara.

MW: Verás, la coherencia es buena. Es bueno que los personajes tengan ciertas características coherentes que los identifiquen. ¿Tú ves Los Simpsons? Viven en una casa, Ned Flanders es su vecino, Moe tiene un bar... para mí eso es la continuidad. No se preocupan de algo que pasó hace tres o cuatro años, simplemente es un entretenimiento y funciona, y nunca cambian las características básicas de la serie. ¿Te imaginas qué mala sería la serie si de pronto Bart fuese al instituto y Lisa se fuera a estudiar una carrera? No serían Los Simpsons. Pienso que ocurre lo mismo con Superman o Spiderman, sin cambiar ninguna de sus características básicas puedes contar cualquier tipo de historia que quieras siempre que sea coherente. Y para mí eso es mucho más importante que lo que hoy llamamos continuidad, que es que algo que le ocurrió al personaje en 1968 no te deja contar hoy una historia genial. Reutilizar hechos pasados puede ser bueno, no lo niego, pero estar atado por ellos es haber convertido la continuidad en un invento diabólico.

 

T: Hace unos años Grant Morrison y tú inventasteis un concepto cuyo fin, según algunos, es librarse de la continuidad. Existen muchas opiniones e incluso cierta confusión sobre ese concepto. ¿Puedes explicarnos qué es el “Hipertiempo”?

MW: Sí, es tan simple como esto: todas las historias existen. Todo lo que ha ocurrido es cierto. Cojamos un papel. Supongamos que tenemos un punto que representa el nacimiento de Superman. Supongamos que trazamos una línea recta desde ese punto, que representa la línea temporal del Superman de John Byrne. Podemos tener otra línea temporal que comienza en el mismo punto, sigue a la de Byrne durante un tramo y después cambia de dirección, creando una nueva línea temporal. Esta nueva línea puede continuar separada de la primera o puede cruzarse con ella en algún punto para después volver a separarse. También puede surgir de ella una tercera línea. El papel en el que estamos dibujando es el Hipertiempo y todo lo que dibujemos en él existe. Todas las historias son ciertas. Tienen vida por sí mismas, son casi como un ser viviente. Y no estoy hablando sólo de cómics, hablo de cualquier medio. Si yo creo en algo como lector y significa algo para mí, es estúpido que venga alguien y me diga “todo eso no ocurrió, así es como pasó realmente”. Todo lo que ha ocurrido, ha ocurrido. Eso es el Hipertiempo.

 

T: O sea que el Superman de John Byrne ocurrió y Superman: Legado también. No sólo eso, sino también las películas de Christopher Reeve y la serie Smallville.

MW: Sí. He oído razonamientos que dicen que el Superman de Christopher Reeve no es el auténtico porque es de una película y no de un cómic. Vale, pero hay más gente que conoce ese Superman que gente que haya leído un cómic de Superman en toda su vida, así que ¿por qué es uno más correcto que el otro?

 

T: Ya, ¿porque una persona lo dice?

MW: Exacto, todas las versiones son válidas, son interpretaciones válidas. Recuerda al Rey Arturo o a Robin Hood. Cada mito tiene un gran número de interpretaciones y lo importante es el espíritu del personaje.

 

T: ¿Crees que Superman puede convertirse en uno de esos personajes que, quizás en algún momento del futuro, todo el mundo conocerá pero casi nadie sabrá cuándo o quién lo creó, o en qué medio apareció por primera vez?

MW: Es posible, podrás irte a libros de historia y descubrirlo si quieres, pero cada persona tendrá su propia versión favorita. Y creo que eso está bien, si un personaje es lo suficientemente fuerte, sobrevivirá.

 

T:  ¿La idea básica del Hipertiempo fue tuya?

MW: De Grant Morrison y mía. Creo que fui yo quien le dio ese nombre después de que ambos hubiésemos estado dándole vueltas al concepto, fue una colaboración. Grant es uno de los tíos más inteligentes del medio.

 

T: Se suelen distinguir varias etapas en la historia de los superhéroes: la Edad de Oro, la Edad de Plata, la Edad Oscura... ahora estamos en un momento en el que muchos dicen que estamos redescubriendo el “sentido de la maravilla”, la capacidad de maravillarnos con los superhéroes. ¿Qué opinas de esta nueva Era? ¿Qué nombre le pondrías?

MW: Espero que sí, que estemos recuperando esa capacidad de sorprendernos. Respecto al nombre afortunadamente todos se eligen con posterioridad, nadie la llamaba la Edad de Plata en aquellos años. No sé como se llamará esta pero para mí lo importante es que esté definida por, no ya el sentido de la maravilla, sino el sentido de la fidelidad hacia todos estos personajes. No hay sentido de la maravilla en un personaje como Lobezno, es un personaje genial pero está definido más por su oscuridad que por otra cosa. Pero mientras los guionistas y los editores nos muestren quién es realmente ese personaje, esa es la Edad en la que estoy interesado.

 

T: Sabes que somos muchos los que pensamos que esta nueva Era comenzó con tu etapa en Flash, ¿no?

MW: Bueno, eso es muy amable, estoy muy agradecido a los que opinan eso. Si ese acaba siendo mi epitafio por mí está bien. Y sería curioso, porque Flash fue el que inició la Edad de Plata. Supongo que corre tan rápido que es normal que siempre llegue el primero (risas). Gracias, es un comentario realmente amable.

 

T: Hace algunos años Grant Morrison, Mark Millar, Tom Peyer y tú hicisteis una propuesta conjunta para encargaros de escribir las colecciones de Superman, pero nunca llegó a ver la luz. ¿Veremos vuestro Superman algún día? 

MW: No, eso ya pertenece al pasado y es una lástima. Era una buena propuesta, era una muy buena propuesta pero creo que su momento pasó. A veces me preguntan si el Superman de Legado se parece al que íbamos a hacer y lo cierto es que no. La situación social y cultural ha cambiado mucho en mi país en los últimos cinco años. Sin querer sonar demasiado sentimental, los acontecimientos del once de septiembre realmente nos han afectado mucho a todos, mi nación se ha convertido en un lugar en el que ya no pensamos que un héroe tenga que llevar una capa o una máscara, sino que los hay entre nosotros, son los bomberos, los servicios sanitarios, la gente normal que se preocupa por los demás. El Superman que nosotros planteamos en aquel momento era muy interesante y por supuesto mostraba esa lucha contra el mal que identificamos con el personaje pero no tenía esa conexión tan profunda con la gente de a pie, se sentía como un alienígena. El Superman de Legado es muy, muy humano. Creo que tras los acontecimientos de los últimos años a los lectores les interesa más que nada que nos centremos en por qué Superman hace lo que hace, que es algo que no tocábamos mucho en aquella versión, pero que se ha convertido en la idea base de Legado.

 

T: ¿El cambio ha sido causado por cómo piensas que han cambiado los lectores o por cómo ha cambiado tu propia visión del personaje? 

MW: Ambas cosas. Los lectores han cambiado y como respuesta mi visión también. Como guionista lo más fácil para mí sería mirar los tres últimos años de cómics, lo que los nuevos guionistas están aportando y los lectores disfrutan y decir: “no tienen ni idea de lo que están haciendo, el antiguo Superman era mejor”. Esa es la filosofía de algunos creadores que se convierten en dinosaurios, de pronto se dan cuenta de que están dando vueltas y no encuentran nuevos trabajos porque sus cómics ya no interesan a los lectores. Por eso para mí es muy importante intentar saber, me equivoque o no, qué va a interesar a los lectores. No necesariamente qué es lo que quieren, ya que yo creo en ser fiel a los personajes primero y preocuparse por los lectores después. No tengo ni una pista de lo que la audiencia de mis cómics quiere porque si pudiera saber lo que quieren no serían una audiencia. Pero aún así, debo intentar ser consciente de qué es los que esperan.

 Con Superman en particular tenía la sensación de que el personaje estaba perdiendo popularidad y creo que es porque los lectores lo ven como una representación de la América clásica, con barrios residenciales, vallas de color blanco, familias unidas... y esa no es la realidad, al menos hoy en día esa no es la vida de la mayoría de las personas. Para ellos, según he aprendido después de un montón de conversaciones con Devin Grayson, que está mucho más en contacto con la juventud actual que yo, una imagen como esa simboliza el poder establecido, el que intenta controlar su estilo de vida. Vivimos en un país en el que las estrellas deportivas son adictas a las drogas, los políticos mienten y las vallas de color blanco no siempre simbolizan algo bueno. Los niños son más listos ahora, saben que el poder establecido no es algo a lo que obligatoriamente haya que idealizar. El personaje de Superman en sus primeros años tenía mucho de activista social, de agente del cambio, y ese aspecto se había ido perdiendo con los años después de la II Guerra Mundial, en la que se fue convirtiendo en un símbolo del poder. Así que al plantearme Legado tuve que ser honesto conmigo mismo y pensar que lo que podría interesar de este personaje a los jóvenes de hoy quizás no fuera lo mismo que me interesaba a mí cuando tenía su edad. Esa es la razón por la que el Superman de Legado es distinto del que nosotros planteamos hace unos años y es también la razón por la que aquel Superman nunca llegará a hacerse.

 

T: Para acabar, dime un personaje que ahora mismo no estés escribiendo y que te gustaría escribir.

 MW: Shazam, el Capitán Marvel de la DC. Es la personificación del sueño de un niño hecho realidad: tener todo ese poder, esa sabiduría y esa libertad y aún así seguir siendo un niño. No hay nada planeado ni hablado en firme pero me veo fácilmente escribiendo Shazam durante una larga temporada. Ese es el personaje que me encantaría escribir.

 

T: Esperamos poder leerlo. Gracias por contestar a nuestras preguntas.

 MW: Ha sido un placer.


 [ © 2004 David Caro, para Tebeosfera, 041015]