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REYNOLDS, Eric (2002): “Spanish Comics Convention Scandalized by Live Sex Performance”, en The Comics Journal, # 243, Fantagraphics, Seattle (V-2002; en la sección “Newswatch”), pp. 15-17

 

 

 

 

 

 

[ Imagen: Primera página del artículo, pág. 15 de la publicación ]

The Comics Journal #243, p. 15 © 2002 Fantagraphics

Texto traducido:

“Escándalo en una convención de cómics española por un espectáculo con sexo en vivo”

Por Eric Reynolds

El Salón del Cómic de Granada, un modesto festival de cómics que tiene lugar en la meridional ciudad española de Granada a mediados de marzo, se convirtió en un repentino escándalo y en perfecto reclamo de las primeras planas de los periódicos de toda España cuando los promotores del festival montaron una cara ceremonia de entrega de premios previsiblemente con vistas a honrar al festival y a sus invitados. Tal propósito resultó cuestionable desde el momento en que el escenario fue ocupado por una actuación que incluía sexo en vivo y una recreación de los ataques contra el Wolrd Trade Center, entre otras controvertidas actividades.

El acto tuvo lugar en un auditorio de El Sacromonte, en la parte histórica de la ciudad conocida por su herencia mora que precedió a las Cruzadas españolas [según Reynolds]. Los asistentes tomaron asiento frente a una impresionante panorámica de La Alhambra (uno de las atracciones turísticas más grandes de Europa), visible a través de una cristalera sita tras el escenario. El antiguo fuerte moro tenía un fulgor anaranjado sobre el cielo nocturno, y servía como escenario para lo que todos esperábamos que sería una presentación de buen gusto de varios premios relacionados con los cómics.

Aunque habían circulado rumores entre algunos de los expositores y los invitados al festival sobre lo polémico que podría resultar el espectáculo, pocos tenían idea de hasta que punto llegaría a serlo. «Nos llegaron rumores sobre algún tipo de espectáculo sexual para la gala de entrega de premios –declaró la dibujante escocesa Lorna Miller, creadora del cómic alternativo Witch-, pero si hubiese sabido exactamente lo que nos tenían reservado, no habría ido.»

La ceremonia comenzó de manera bastante normal, con un maestro de ceremonias entreteniendo a la multitud con bromas sobre la industria española del cómic como anticipo a la entrega de premios. Pronto, sin embargo, al presentador se le unió Alejandro Casasola, el fundador y director del festival, y ambos presentaron premios a varios funcionarios y políticos locales que eran responsables del respaldo y financiación del festival.

Una diferencia capital entre muchos festivales de cómics europeos y las convenciones americanas es el patrocinio público. En Europa, muchos festivales artísticos –como el VII Salón Internacional del Cómic de Granada- están subvencionados con dinero del Estado y sus puertas están abiertas al público libremente. El relativamente pequeño festival granadino, que se desarrolla en la calle bajo dos carpas sitas en el corazón de la pequeña ciudad, incluye apenas varias docenas de expositores y un puñado de destacados invitados (entre ellos, el creador de Hate Peter Bagge y el dibujante italiano [sic] Miguelanxo Prado).

No obstante, gracias a su situación privilegiada y el acceso libre se consiguió un total de 50000 visitantes durante los cuatro días que duró el evento, una cifra comparable a la de asistentes a la Convención Internacional de San Diego, reconocida como una de las más grandes convenciones de cualquier tipo en los EE UU (a diferencia de las de Granada, las entradas a la convención de San Diego cuestan de 45 dólares para arriba).

Habían circulado rumores por el Salón de Granada de que los organizadores del festival se sentían cada vez más frustrados en sus relaciones con las autoridades locales. La opinión general era que el interés de las instituciones por el Salón se estaba debilitando a pesar de un crecimiento sostenido durante sus siete años de existencia. Nuestra fuente refirió al Journal que la financiación para montar el festival de este año había llegado a última hora, forzando a los organizadores a endeudarse para poder cubrir los costes antes de la inauguración. Entre las instituciones que aportaron financiación al Salón de Granada estaban el Ayuntamiento de la ciudad y el Instituto de la Juventud de la Junta de Andalucía, y representantes de ambos estuvieron presentes en la entrega de premios para aceptar el agradecimiento público que formuló Casasola, y para comentar el valor cultural que este tipo de festivales aportaba a la ciudad y a la cultura juvenil en general.

Este apoyo vocal procedente de las autoridades locales, por débil que fuera, pronto se convirtió en miedo y luego en disgusto e indignación. Justo cuando el presentador del espectáculo iba a comenzar a entregar los premios del cómic, una docena aproximada de hombres (más una mujer vestida con una burka) irrumpió repentinamente en el auditorio pertrechados como terroristas afghanos, disparando lo que parecían ser armas reales y profiriendo airados gritos en español. Aunque estaba perfectamente claro desde el principio que los hombres eran actores interpretando a terroristas y disparando salvas, el sonido de las armas automáticas, sumado a la agudizada sensibilidad general frente al terrorismo, asustó claramente a más de uno de los presentes. «¿Has escuchado alguna vez cómo suenan [los disparos de verdad]?  Es estruendoso -comentó Miller, y añadió sarcásticamente:- «Me encanta cuando salgo a divertirme de noche y termino temblando como una loca tratando de no sufrir un ataque de pánico en toda regla.»

Los terroristas tomaron el escenario, encabezados por un actor con un inquietante parecido a Osama bin Laden. El miedo de Bagge se hizo mayor cuando los terroristas –que ya habían tomado al presentador entre bastidores, le habían dejado en ropa interior y habían atado a su pecho lo que parecía ser una bomba antes de traerle de vuelta- comenzaron a exigir los nombres de los premiados, con el fin de que fuesen llevados al escenario y tiroteados. Bagge se imaginó que, como invitado que era del festival, él iba a ser uno de los galardonados. Estaba en lo cierto.

«Uno de los “terroristas” me arrastró por la solapa, me apuntó a la cabeza con un lanzagranadas ruso y comenzó a proferir insultos en español contra mí –dijo Bagge-. Entonces fui atado por las muñecas junto a otros premiados y nos dijeron que nos matarían cuando el espectáculo terminase.»

Cada uno los premiados fue empujado hacia el podio y tuvo la oportunidad de decir unas palabras. Algunos pusieron reparos. Bagge fue el que más divirtió al público: Claramente confuso sobre lo que pasaba y con aquel lanzagranadas apuntándole a la cabeza, se encogió de hombros y soltó: «¿Gracias? [en castellano en el original]»

Otro de los premiados, el editor de la edición española del Maus de Art Spiegelman, se integró perfectamente en el espectáculo. Para aceptar el premio a la “Mejor Novela Gráfica Extranjera” [el nombre del premio era “Mejor Comic Editado”, según la organización], el editor fue conducido al podio por los terroristas y, mientras las armas le apuntaban, afirmó en castellano: «Los judíos se lo merecían».

En este punto, casi todo el auditorio había comprendido que lo que estaba teniendo lugar era una actuación, pero eso no sirvió para rebajar la incomodidad y la ansiedad que habían cundido entre la multitud. Bagge, a quien se le había advertido de que iba a ser una noche de polémica, no estaba preparado para lo que tuvo lugar. «Me descubro ante ellos porque no sólo me alucinaron, sino que me tuvieron cagado de miedo en varias ocasiones», dijo. Nos informó de que, desde el escenario «observé a miembros del público que huían o se encogían de miedo, aunque unos pocos brincaban mientras sacaban fotos y gritaban jubilosos.»

Antes del reparto de premios, los terroristas ilustraron su rechazo a la cultura occidental quemando imágenes de la Virgen María, de Federico García Lorca y de McDonald’s, entre otras cosas. Un momento particularmente escalofriante tuvo lugar cuando los terroristas derribaron la parte superior del podio. Éste recordaba una de las formaciones de Stonehenge, con una columna horizontal más corta colocada sobre otras dos verticales más altas. A nadie se le escapó que, al quitar la parte superior, recordaba a las torres del World Trade Center. Cuando el sosia de Osama lanzó sin darle mayor importancia un avión de papel contra las columnas, apenas rozó una de las columnas el liviano objeto, ambas estallaron en llamas espectacularmente. Esto hizo que surgieran muestras de asombro y disgusto entre el público, audibles pese a los alegres brincos sobre el escenario con los que los belicosos actores celebraban, burlones, su triunfo.

Sorprendentemente, la parte más controvertida del espectáculo estaba por llegar. Mientras los premiados eran atados todos juntos sobre el escenario, el personaje a lo Osama bin Laden estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas ojeando distraído unos cuantos tebeos que había tirados por allí. Su actitud inicial de disgusto y desaprobación fue transformándose lentamente en otra de moderado regocijo y finalmente de extrema euforia. El actor se levantó de repente, revelando cuál era en esencia la “moraleja” del espectáculo: Los cómics le habían hecho ver la luz sobre la civilización occidental.

«Osama, que había estado leyendo algunos de estos cómics que iba a quemar, de repente declara “¡Estos cómics son estupendos! ¡He estado equivocado todo el tiempo! ¡Viva la civilización occidental!», dijo Bagge.

La música comenzó a llenar el auditorio y la mujer de la burka atrajo la atención sobre sí por primera vez, al quitársela y revelar que se hallaba desnuda de pies a cabeza. Uno de los terroristas también se desnudó y, acto seguido, la mujer se arrodilló ante él y comenzó a practicarle sexo oral.

Durante el transcurso de diez o quince minutos, la pareja fue progresando hasta llegar a la cópula, lo cual escandalizó a gran parte de los presentes. Llegados a este punto, todos los funcionarios y políticos locales habían abandonado asqueados el lugar junto a otros miembros del público.

Con la pareja fornicando aún a todo meter, el espectáculo encauzó su último acto: «De repente la gente relacionada con el cómic éramos aceptados por Osama, así que los terroristas nos desataron –dijo Bagge- y entonces un coro de go-gós se sumó a los terroristas y todos comenzaron a cantar el tema de la versión española de “The Making of the Band” [se refiere a “Operación Triunfo”], todo ello mientras los fornicadores, aún en medio del escenario, se disponían a hacerlo al estilo perro.»

Ya fuese a causa de la polémica o a pesar de ella, Bagge se sintió impresionado. «La conjunción de todos aquellos elementos fue de una total brillantez. Fue la farsa más alucinante que he visto en mi vida; espero que Scott Shaw! (maestro de ceremonias de los Premios Eisner) esté tomando nota», bromeó.

Otros no se lo pasaron tan bien. «Sí, fue impactante –dijo Miller- Pero sólo en el sentido en que todo lo de mal gusto resulta impactante. Es fácil impactar. ¿Y sabes a quién es más fácil impactar con sexo y violencia? A cualquiera que haya experimentado las dos cosas a la vez sin desearlo.»

El disgusto de Miller fue compartido por las autoridades, que denunciaron el espectáculo como «vulgar, repugnante y ofensivo» y se reunieron para discutir la retirada de financiación del festival de cómics a resultas del espectáculo. «Queremos desvincularnos por completo de todo esto», declaró un político a un periódico local.

Casasola se apoyó en una intención artística para defender el espectáculo ante los medios locales, declarando que «los cómics tienen que ver con la provocación, con la trasgresión y con romper las normas», pero algunos cuestionaron los motivos de Casasola. Una fuente que desea permanecer anónima declaró al Journal que las razones de Casasola eran más políticas que artísticas: «no tenía nada claro el futuro del festival y ésta era su manera de despedirse a lo grande, con un escándalo, y vengarse de los políticos con los que había tenido problemas».

Tras la gala, algunos especularon con que Casasola había llegado incluso a desviar parte de la financiación de este año hacia la ceremonia de entrega de premios, para colmo de males de los políticos locales; sin embargo, Casasola y otros lo niegan. La producción, que fue dirigida por el conocido director español independiente Bajo Ulloa, también incorporó a actores de prestigio nacional en los papeles de Osama bin Laden y del maestro de ceremonias; a su vez, la pareja de fornicadores eran afamadas estrellas de cine porno en España. El elevado caché de algunos integrantes del reparto y del equipo hace pensar que el espectáculo fue una producción muy cara, tanto que Casasola, que no obtiene dinero del festival y que vive de su trabajo como detective privado [así lo afirma Reynolds], no podría haberla costeado sin hacer uso de la subvención del festival.

Si bien algunas autoridades eclesiásticas locales habían solicitado a los ciudadanos que orasen por quienes asistieron [en realidad, reprobaron también], aún faltaba alguna reprimenda pública de cierta dureza a Casasola por parte de la administración local. No se presentaron cargos y, en contra del aluvión de especulaciones que siguió a la ceremonia según las cuales se retiraría inmediatamente el apoyo al festival del año siguiente o Casasola sería inmediatamente destituido de su cargo, tras varias conversaciones todavía no se ha tomado decisión alguna y existe la posibilidad de que no solamente continúe el festival el año que viene, sino que también podría ser Casasola quien lo dirigiese.

«Debo decir que Alejandro [Casasola] es el tipo con más pelotas que he conocido –ha dicho Bagge-. Estábamos atados juntos en el escenario mientras aquella locura tenía lugar y se mostraba asombrosamente indiferente para ser un tipo que probablemente iban a crucificar por aquello. No tiene ni idea de cómo reservar un vuelo o sobre cómo montar una exposición (una exposición concertada de la obra de Bagge en el festival no se celebró debido a fallos de la organización), pero sí que sabe montar un espectáculo de mil demonios.»


  VÍNCULOS:

Texto original de Eric Reynolds en The Comics Journal # 243

Argumentación de la organización sobre la trascendencia de la gala.

Réplica de Manuel Barrero a los argumentos de la organización

Comentario de Manuel Barrero sobre la gala de entrega de premios

Comentario de Manuel Barrero sobre el Segundo Encuentro en Sevilla

Debate entre J. Barony y M.A. Alejo sobre la gala

Dossier de prensa sobre el Salón [ en formato rtf, 77 Kb. ]

Ficha del VII Salón Internacional del Cómic de Granada 


  [ Traducción y notas de Manuel Barrero y Jesús Jiménez Varea, para Tebeosfera 020831. Este texto se traduce y reproduce en Tebeosfera con el permiso de su autor, Eric Reynolds ]