TEBEOSFERA  \  EDITORIAL  edición 021030  ( octava )

TEBEOSFERA VINCULA

Ha sido nuestro deseo desde la primera edición de esta revista electrónica vincular documentos con el aficionado, coligar pasión y afición, hermanar rigor con amenidad y también contactar estudiosos y fans entre sí: al friqui con el catedrático, al humorista con el historietista, y a las culturas viñeteras españolas con las latinoamericanas. La presente edición, la octava, es un ejemplo de este deseo de vinculación trasatlántica, pues se trata de una edición monográfica sobre la historieta en Argentina, posiblemente uno de los países que mejores cómics ha producido en la historia.

Acicate para nuestro deseo de dedicar casi al completo esta edición a los cómics de allá ha sido la triste situación por la que Argentina atraviesa desde diciembre de 2001. Ya conocemos todos aquellos acontecimientos, las razones que los desencadenaron y el posterior hundimiento paulatino de la clase media argentina (hacia la pobreza) y de la casta dirigente argentina (hacia la corrupción). Cada vez fueron a peor, y sin embargo la atención mediática ha ido descendiendo. Sobre todo con la efeméride del 11-S, el mayor espectáculo de pornografía (letal, que no genital) habido en la historia.

Mientras que se fue definiendo el “Eje del bien” (Bush y sus súbditos, que no aliados, Blair, Aznar, Berlusconi) contra Iraq, han pasado otras menudencias: En Nigeria no saben si coronar a una mujer (una miss) por guapa o cargarse a otra (Amina Lawal) por madre. En España, ora Garzón ilegaliza bien como mete la pata restringiendo libertades de manifestación. En el norte de Europa, las izquierdas gana puestos (la de Persson en Suecia, la de Schröeder en Alemania), y también en Brasil (Lula), mientras en África se desconoce si los exterminios pararán algún día (en Burundi, 183 cadáveres sin nombre; en Costa de Marfil, otro golpe militar rutinario)...

Los muertos se nos amontonan en los rincones del mundo, en la tele, en las conciencias. Algunos muertos de este mes de septiembre llamaron más la atención. Como Martin Kamen, el que descubrió la técnica del Carbono-14 que nos permite saber más sobre el tiempo en el que éramos aún (¿aún?) bestias. Como Uzi Gal, que inventó un famoso subfusil con el que murieron miles más. Como el matemático uruguayo José Luis Massera. Como los que van a morir en Oriente Próximo y Medio bajo las espadas alzadas en la Cruzada que capitanea el cateto imperial, víctimas “para nuestro espectáculo” al decir de Haro-Tecglen. Así las cosas, ni Bush ni la comunidad internacional parecen preocuparse por Latinoamérica estos días, y no se puede obviar lo que pasa en Paraguay (donde seguidores del golpista Lino Oviedo batallan contra el gobierno de Luis González Macchi, y el guaraní se ha devaluado demasiado), lo que ocurre en México (indígenas y zapatistas siguen disconformes con la Ley Indígena), las protestas en Venezuela, el recalcitrante terrorismo en Colombia, los problemas peruanos o uruguayos. Los que se despeñaron en Guatemala y en Argentina por un barranco...

Con respecto al país del tango, estuvo más atenta la prensa al hallazgo de una grabación sonora de Lorca o a la presencia de Antonio Banderas rodando una película sobre la represión, Imagining Argentina, que a la muerte de una de las fundadoras de Madres de la Plaza de Mayo, María Adela Gard. Paradójico.

Ay, Argentina ¿Qué fue de la inmensa pampa, rural y fertilísima, del siglo XIX? ¿dónde quedaron aquéllos valores de renta per cápita que superaban los de Francia, Japón, Alemania e Italia? ¡Qué estabilidad, crecimiento y riqueza tuviste hasta el golpe de estado de Uriburu en 1930! Y pese a la represión militar, ¡qué ímpetu intelectual, creativo, productivo, qué inercia! No es de extrañar que durante la primera mitad del siglo XX hubiese tan buena historieta en ese lugar del mundo. La riqueza agrícola e industrial no cesó durante los años cuarenta y cincuenta (en 1948 había más teléfonos en Argentina que en Japón o Italia), pero sí que es verdad que la economía comenzó a rebelarse frente a la política, la cual pasó a definirse como coartada de los corruptos y guarida de facinerosos. El peronismo fracasó y propició la crisis que fue engordando entre 1969 y 1982, siendo así que el último gobierno de Menem se ha visto como el último tiempo de euforia porteño. Luego todo fue crisis y un declinar que arrastró a todos a la miseria, De la Rúa incluido.

El Dow Jones y el IBEX 35 no mienten: el día 6 de mayo de 2001, las curvas cayeron estrepitosamente. Comenzaba el colapso de la economía argentina, que llevó a más de la mitad de la población a vivir bajo el umbral de la pobreza, a la congelación de las cuentas, al “corralito”, a la inseguridad jurídica, a los secuestros “express”, a la falta absoluta de prestaciones sociales. Eso ha convertido a parte de los argentinos en nuevos delincuentes, pero también ha convertido a la mayoría de los argentinos en héroes que hacen frente a la desesperanza con un optimismo perplejo; sin bocado pero con aliento, sin objetivos pero con deseos inagotables de vivir. Una suerte de “esperanza invencible” a la que aludía Ernesto Sábato cuando recordó el 12 de septiembre, en la Cátedra de las Américas, el continente devastado en que se ha convertido Sudamérica.

Hoy, mientras Lavagna muestra su rebeldía ante las obligaciones del país con el FMI (y el plazo termina en pocas semanas), se intenta recomponer el sistema financiero y resolver los problemas estructurales. Pero el país podría quedarse sin programas de asistencia social si no devuelve los dineros que debe al BIP. Podría ser peor, aunque otros consideran que, por haber tocado fondo ya, la Argentina comienza a emerger lentamente de nuevo desde sus cenizas.

Posibilidades tienen, pues es el pueblo argentino admirable. Como lo han demostrado los argentinos que se han prestado, generosamente solícitos, a atender las peticiones de Tebeosfera: a ceder textos, a contestar preguntas, a redactar nuevos escritos, a reflexionar y reseñar. Gracias a ellos (y a nuestros colaboradores habituales, claro), podemos ofrecer al lector una panorámica de la historieta argentina desde sus inicios hasta hoy.

Para recorrer esa senda adecuadamente se recomienda esta ruta:

1. Léase en primer lugar el comienzo de la entrevista a la que amablemente se ha prestado Carlos Trillo, famoso guionista pero también historiador de los cómics de su patria y que en la primera tanda de nuestras preguntas profundiza sobre los inicios de la historieta. A continuación, se recomienda leer los trabajos sobre Oski, uno firmado por el humorista Kloster y el otro por el estudioso Reggiani. Luego convendría acompañar a nuestro colaborador uruguayo Héctor en su repaso a Patoruzito, mítica revista juvenil.

2. Vuélvase a Trillo, a la segunda parte de su entrevista, donde se repasa la edad dorada de los cómics argentinos. Allí se cita Hora Cero, revista fabulosa de la cual además hemos tenido la fortuna de obtener un texto cedido por Accorsi, editor de Comiqueando, que también nos ha pasado entrevistas inéditas en España practicadas a autores que medraron durante los cincuenta y sesenta: Solano, Muñoz, Wood. Y como quiera que las figuras de Oesterheld y Breccia son capitales para conocer la historieta argentina de este tiempo, se les ha dedicado atención en la edición presente. De Breccia rescatamos la entrevista modélica que le practicaron A. Martín, C. Giménez y L. García para Bang!; publicamos una sentida carta de su amigo de la edad provecta Darío Mogno; y también va dedicado a Breccia el texto académico de esta edición, concretamente a su obra “La gallina degollada”. De esta etapa es importante también detenerse en el humor gráfico contestatario y reflexivo de Quino, de quien analizan toda su obra nuestros colaboradores Lombilla e Hinojosa. Y es conveniente, asimismo, pararse a rememorar los logros teóricos de los estudiosos argentinos del cómics, para lo cual contamos con un documento cedido por uno de sus máximos exponentes: Oscar Steimberg, que nos habla de los logros de los sesenta y setenta.

3. Trillo, en la tercera parte de su entrevista, nos habla de la época más triste para la historieta argentina, la de la represión más brutal. Es conveniente leer atentamente sus respuestas para luego saltar al documento impresionante que Mora Bordel ha elaborado sobre la figura de Oesterheld. Laura Vazquez ejercita una nueva lectura política de El Eternauta, obra capital de aquel entonces, también posible de relacionar con el ahora argentino. Convendría aquí disfrutar de más entrevistas extraídas de Comiqueando: a Altuna, Sasturain, Meglia, el mismo Trillo. Y desde luego es ineludible la lectura del excepcional repaso que nuestra colaborada Ana von Rebeur hace del humor gráfico argentino, deteniéndose en la afamada publicación HUM®.

4. De los años ochenta nos habla también Carlos Trillo, así como los entrevistados por Accorsi: Alcatena, Enrique Breccia, Giménez. Y en este momento sería ideal disfrutar con las reseñas que Nájera y Azpitarte nos ha elaborado sobre obras de Altuna, Trillo, Maitena y Fontanarrosa. Luego cabría introducirse en dos repasos a los últimos 20 años de la historieta y el humor gráfico en Argentina que han elaborado en exclusiva para Tebeosfera la estudiosa Laura Vazquez y el humorista gráfico Diego Puglisi, respectivamente. Estupendos trabajos ambos.

5. Para terminar, remito a todos a la cuarta entrega de la entrevista a Carlos Trillo, enormemente instructiva y sincera, a las reseñas que se ofrecen de obras de Zentner y de la editorial La Productora, uno de cuyos representantes, Diego Agrimbau, ha elaborado un texto impagable sobre la evolución de la historieta argentina en la última década que nadie debería perderse. Y para ilustrar esta etapa, quién mejor que un autor de los noventa como Rubén Meriggi, a quien le dedicamos ficha por haberse prestado amablemente a firmar nuestra portada con un motivo que creemos que representa la presente edición: el gaucho, icono del folclor local y de la Argentina fecunda, dispuesto para el “cacerolazo”. Orgullo siempre, combatividad inextinguible. Algo que queda patente en la quinta parte del cuestionario que responde Trillo, con la que el navegante de Tebeosfera puede concluir su lectura.

Pese al carácter monotemático de esta octava edición, no faltan las secciones dedicadas a otros asuntos, en esta ocasión con otro descacharrante texto científico de F.F. Belmonte, un "No sólo son tebeos" dedicado a los cómics en las bibliotecas, y la nueva sección in memoriam, que este mes dedicamos al fallecido teórico Emilio Cegarra.

Con estos contenidos Tebeosfera desea seguir enlazada con el interés del lector español y latinoamericano, al tiempo que surgen nuevas conexiones y «links» con otros autores o estudiosos de otros países. Es lo que nos guía, vincular culturas y viñetas.

Gocen navegando.


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