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1940, Filipinas

Entintador fundamental de los cómics de fantasía heroica, definidor del llamado "canon Conan" durante los años setenta y también dibujante de sus aventuras durante los ochenta.

 
 

 

Ernesto Chua inició su carrera, primero de modo autodidacta y luego junto a Tony de Zúñiga, quien le permitía terminar los fondos de sus viñetas. En 1969 ya trabajaba regularmente para el mercado de “komiks” de su patria, para series de corte dramático o histórico al lado de autores ya consagrados como Néstor Redondo, Alfredo Alcalá y Romeo Tanghal.

En 1971 viajó a los EEUU a buscar fortuna, al igual que otros compatriotas suyos. Salió adelante en calidad de ayudante de Zúñiga, quien consiguió introducirle en la industria, primero tímidamente, colaborando en la serie de DC Comics Ghosts, cabecera de terror nacida en septiembre de 1971 que por aquel entonces solía dar una oportunidad a los neófitos. Pronto consiguió el aprecio de los directivos de la empresa, hasta tal punto que durante los años setenta llegó a oficiar como Artista Jefe de Portadas de DC, en sustitución de Carmine Infantino. Para esta editorial colaboró brevemente durante la década de los setenta en series como Weird War Tales, Adventure Comics, Sandman, Jonah Hex, Secrets of the Haunted House, Tales of Ghost Castle, Teen Titans, Unexpected, Witching Hour; y realizó historietas completas para la excéntrica Secret Society of Supervillains, para la mítica Swamp Thing, para los títulos del Hombre Murciélago Batman, Detective Comics, The Joker y para Claw the Unconquered, héroe bárbaro creado por David Micheline, que contaban con guiones de Len Wein y Dennis O’Neil. También, centenares de portadas

Con posterioridad a su primera etapa en DC, Ernie dio el salto a Marvel, donde prestó sus lápices y sus tintas para multitud de series: Captain Marvel, Chamber of Chills, Doc Savage, Daredevil, The Incredible Hulk, What if?, Dr. Strange, Spider-Woman, Nightmask, Power Man and Iron Fist, Fantastic Four, The Mighty Thor, Marvel Team-Up, Dracula Lives!, Namor, Marvel Two-in-One o Marvel Premiere. Como portadista apareció en Ghost Rider, Peter Parker the Spectacular Spider-Man, Master of Kung Fu, V, Captain America, y muchas series mas.

Pero por lo que más se le recuerda es por su participación en series de Fantasía Heroica, como John Carter Warlord of Mars o Kull the Conqueror y, sobre todo, Conan the Barbarian. Precisamente, su primer trabajo para Marvel fue la adaptación de el relato de Robert E. Howard “The Valley of the Worm” entintando los lápices de Gil Kane para el número 3 de la serie Supernatural Thrillers. A los escasos meses, el número 27 de la serie Conan the Barbarian ya incluía en sus créditos el nombre de Chua, y el filipino proseguiría llenando de negro los lápices de John Buscema hasta el número 43 de la serie.

El autor filipino estuvo ligado a Conan ya desde que comenzó su andadura en Marvel pese a que no conocía al personaje (ni siquiera en su dimensión literaria) antes de entintar una página protagonizada por él. Sus primeras colaboraciones se concretaron en los números de la colección Conan the Barbarian  que van del 27 al 37, donde se necesitaba a un entintador rápido y eficaz que diese volumen a los bocetos de John Buscema. El reto que tuvo que afrontar Chan entonces fue la reciente marcha de Barry Smith de la serie, ocurrida tres números antes. Los lectores protestaron abiertamente por aquel repentino cambio de equipo creativo, lo cual se comprobó con el descenso de las ventas de la cabecera manifiesto a partir del número 30 y que no aumentaron hasta pasado un año.

Su mejor etapa en la serie del cimmerio comenzó en la etapa en que oficiaba como soldado en Turán y concluyen con la saga de la Reina de la Costa Negra. Chan ayudó a construir en la memoria de todos los aficionados algunos de los más atractivos pasajes de la vida del cimmerio, donde aprende que las labores de guerra y las labores del amor. Lo logró por que su trabajo de entintado allí ha sido su obra más limpia, en la que se supeditó por completo a la base de lápiz de un Buscema de quien ha reconocido aprender casi todo lo que sabe y con quien ha trabajo con mayor preferencia por decisión propia.

En 1974, Chan abandonó Conan the Barbarian a la altura del número 37. No era intención de Marvel retirar a Chan a causa del rechazo de los lectores, como lo prueba su vuelta para entintar a Rick Buckler en el número 40, o su incursión en la serie hermana Kull the Destroyer, para cuyo número 15 trabajó sobre los lápices de Mike Ploog (y sólo para este ejemplar por quedar en suspenso unos meses la serie del Tigre de Atlantis). Volvió a trabajar al lado de Buscema para los números 41 a 43 de la serie, siendo sustituido a la altura del 44 por otros entintadores como The Crusty Bunkers, Dan Adkins, Dick Giordano, Pablo Marcos, Tom Palmer y Steve Gan. En ese caso, su ausencia fue motivada por su vuelta a DC, donde se le ofreció la recién inaugurada serie de bárbaros Claw the Unconquered.

Chan aceptó sin dilación la oportunidad de convertirse en autor completo (al lápiz y a la tinta) de un comic book. Su trabajo en Claw the Unconquered, siempre sobre guiones de David Micheline y que se inició con la historieta titulada “The Sword and the Silent Scream” (de V-VI de 1975), no pasó de ser un refrito de Conan incluso en su aspecto. La capacidad creativa de Chan era tan parca que sólo aventuró a dibujar una raída capa de piel de oso sobre la espalda de su personaje para diferenciarlo del cimmerio, cosa que no consiguió. El éxito de ventas de aquella serie fue moderado con los números que dibujó y entintó Ernie, los dos primeros; para los números 3, 5 y 6 únicamente entintó los lápices de otro (el número 3 fue relativamente famoso en su día debido a la inclusión de una viñeta con desnudo), y en el resto de los ejemplares, hasta el 12 y último (fechado en 1978 debido a un espaciamiento producto de las malas ventas), no apareció su nombre sino los de Keith Giffen, Ricardo Villagrán, Oscar Novelle, Bob Layton y otros.

Por el contrario, durante el período en el que Chan no visitó las páginas de Conan, la serie había experimentado un aumento de ventas causado por la aparición de un personaje muy del gusto de los lectores: Bêlit, la Reina de la Costa Negra. A finales de 1976, Chan, que ya había conseguido la ciudadanía americana y el nuevo apellido, fue requerido como sustituto del entintador de la serie del bárbaro entonces, S. Gan, y quizá desalentado por su experiencia con Claw aceptó volver a entintar los lápices de Buscema. El equipo formado por Thomas, Buscema y Chan se anunció como fijo a partir del núm. 70 de Conan the Barbarian y se instauró como definidor de su estética para la afición, de modo semejante a lo que se dispuso para la revista The Savage Sword of Conan, singularizada por las tintas más fuliginosas de Alfredo Alcalá y Tony de Zúñiga.

Los hitos se sucederían a partir de ese momento: creciente interés por el personaje de Bêlit, al que Chan dotó de una voluptuosidad y majestad impresionante, éxito del personaje de color Zula, que se convertirá en favorito de la afición, y definitiva plasmación del “canon Conan” en su etapa juvenil. Todo ello gracias a que en Chan emergió una personalidad más acentuada, se alejó de la impronta subyacente de Buscema hasta alcanzar un estilo propio muy definido que se concreta en un sombreado rotundo, la eliminación de los ángulos, la  limpieza formal en el acabado de los fondos y un entintado grueso y vigoroso. Y ese su estilo deviene marca de la serie. Tal es así que cuando Buscema se alejó momentáneamente del título, su sustituto Howard Chaykin contempló como su estilo quedaba por completo enmascarado bajo el pincel rotundo del filipino. También puede que ese imponerse a la base de lápiz respondiese a un mandato de la editorial, la cual deseaba mantener cierta homogeneidad gráfica en todos los comic books de Conan.

A mediados de 1977 Chan, ya ineludiblemente asociado a los personajes bárbaros, fue llamado a participar en la serie Kull the Destroyer, comenzando por el núm. 21 de la misma. Aceptó gustoso el encargo dado que le ofrecieron los lápices y no la tinta, y suponía un modo de quitarse el mal gusto que le dejó su trabajo en Claw. Su participación en la serie del rey de Valusia duró lo que ese volumen del comic book, hasta el número 29. La única ausencia en esta colaboración ocurrió a la altura del número 26, coincidiendo con el tiempo en que tuvo que hacer frente a un nuevo reto en su carrera: la portada y una historieta para The Savage Sword, o sea, una pintura y un trabajo destinado a publicarse en blanco y negro. Chan materializó el guión de Christy Marx, “Hija de la Brujería”, con un especial romanticismo, sorprendiendo a todos en el dibujo, por vez primera, de un Conan más principesco que bárbaro, delineado según los cánones griegos.

A partir de ahí, y durante 1978, el horario e trabajo de Chan se dilató. Prosiguió con sus tintas para Conan the Barbarian, al tiempo que embellecía a Buscema en los Conan King Size Annual y en las tiras de prensa del personaje que se publicaron diariamente en cientos de periódicos estadounidenses a partir del 4 de septiembre de 1978. Pero ello no fue óbice para que dejase de efectuar otras colaboraciones: volvió a The Savage Sword para ilustrar una de las más impresionantes historietas de Conan en el desierto, “Black Tears”, y también trabajó con los guionistas Chris Claremont y Bill Mantlo en la serie de fantasía  John Carter Warlord of Mars, que fue nominada mejor nueva serie de 1978 por los Premios Eagle.

En 1979 disminuyó la frecuencia con que Alcalá aparecía en The Savage Sword y Chan se había convertido en el filipino más asociado con el cimmerio. Obra suya fue el núm. 13 de la serie What if?, primero en el que se trató al personaje de Conan y para el que contribuyó como creador dado los cada vez más leves abocetados de Buscema. De hecho, Chan fue el responsable de que la joven que se hace cargo del bárbaro sacado de su tiempo tuviese el rostro de Dannette Couto, llamada a convertirse en la esposa de Roy Thomas y guionista de comics bajo el nombre de Dann Thomas. Durante ese año prosiguió sus labores en John Carter Warlord of Mars y en Conan the Barbarian, encargándose de la saga posterior a la muerte de Bêlit en la que Conan deambula por los Reinos Negros.

En 1980 tuvo lugar la marcha de Roy Thomas de Marvel y todos los productos ofrecidos bajo un logo bárbaro se resintieron. Ernie Chan permaneció en Conan the Barbarian hasta el número 118, siendo sustituido luego por Bob McLeod y otros entintadores. Sin embargo, su marcha no se debió a la dimisión de Thomas, puesto que Chan prosiguió ligado al bárbaro en la recién inaugurada King Conan, al menos durante la primera docena de números, y a The Savage Sword. El filipino había experimentado por entonces un cambio sustancial en su modo de trabajo. Su trazo se volvió menos cuidadoso, el pincel se tornó fosco y apostaba en exceso por los negros. Su dibujo, aunque seguía manteniendo similar espíritu básico, se volvió más tosco.

Permaneció Ernie al servicio de The Savage Sword durante los primeros años ochenta, siempre como autor del lápiz y la tinta, pero a Conan the Barbarian no volvería hasta que no posó allí los lápices Buscema, lo cual tuvo lugar a partir del número 150 de la serie. En la segunda mitad de los años ochenta fue requerido también para entintar los trabajos de otros: entre los número 119 y 150 de The Savage Sword trabajó sobre los bocetos de Gary Kwapisz y, más adelante, sobre lápices de Mike Docherty, dos recién llegados que emulaban el estilo de Buscema. En 1991, el director de la nueva andadura de Conan the Barbarian convenció a Roy Thomas de que volviese a hacerse cargo de los guiones de esta serie y de The Savage Sword. A ello también se apuntó Chan, que trabajó en la saga de Khoraja narrada en el comic book a la altura de su número 250, y en las sagas en que Conan viaja por mares desconocidos que se ofrecieron a partir del número 190.

En total, Ernie Chan ha contribuido con cerca de 12.000 páginas de historieta a Conan y suya es una de las imágenes más recordadas del bárbaro. Gran parte de las sagas míticas del personaje han pasado bajo el pincel de este filipino que nos aportó la figura de ese Conan barbilampiño, veinteañero y vitalista. Chan siempre fue un autor de trazo rotundo y vigoroso, muy físico; ideal para el cimmerio. Actualmente, asentado en California, trabaja para la industria de los videojuegos y en un estudio de animación para la televisión, pero no se ha olvidado de los cómics.

 
   

 

SUMARIO

R. E. HOWARD

CÓMICS

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S. KANE

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