TEBEOSFERA \ LIBRIS


LOS CARICATURISTAS, ILUSTRADORES Y GRABADORES DE LAS REVISTAS VALENCIANAS DEL SIGLO XIX

2. LOS CARICATURISTAS E ILUSTRADORES

(de Adelante a Brel)

[ Imagen sin título de Salustiano Asenjo, de El Juguete, nº 14, 10 de agosto de 1871, p.108. Escenas de costumbres. Haga clic sobre el resto de imágenes de la página que admitan ampliación ]


Presentación e índice

Introducción

anterior siguiente Los grabadores

       Seguidamente presentamos, siguiendo un orden alfabético, los artistas que han aparecido en la obra gráfica de la prensa valenciana del siglo XIX. Incluimos en un mismo apartado a caricaturistas e ilustradores, es decir a aquellos creadores de imágenes. La razón de esta circunstancia responde a dos hechos principales. Por un lado el artista gráfico de la época no distinguía esta especialización, dedicándose por igual a cualquiera de los dos tipos de imágenes. La segunda razón responde a postulados metodológicos, por lo que es sumamente difícil delimitar en ocasiones la frontera entre la imagen humorística y la netamente descriptiva. Por todo esto es imposible adscribir a alguno de estos artistas en alguna de estas dos modalidades por separado, agrupándolos conjuntamente como creadores de imágenes a diferencia del técnico grabador que imprimía los bocetos que llegaban a sus manos.

ADELANTE

 

Seguramente se trata de un pseudónimo con el que el ilustrador firma su obra publicada en la revista Almanaque de El Alabardero (1894). Dado el carácter liberal y crítico de la revista, se entendería que el uso del pseudónimo fuera para protegerse de la censura. Su obra recurre a una gran minuciosidad en los detalles que enriquece la imagen y que la hace reconocible, utilizando el elemento crítico en las situaciones en las que introduce a sus personajes más que en deformidades o exageraciones de los mismos. Socialmente se centra en una crítica política sobre los prohombres del momento y su ineptitud.

 

SALUSTIANO ASENJO AROZARENA

 

Nació en Pamplona en 1834 y murió en Valencia en 1897. Se le considera valenciano de adopción ya que llegó con muy pocos años, al ser trasladado su padre como profesor de retórica y poética en la enseñanza secundaria.

       Estudiará en la Academia de Bellas Artes de San Carlos en Valencia, donde en 1855, con 21 años, es nombrado profesor de Teoría y catedrático en 1859, a los 25 años,1 aunque según el barón de Alcahalí esto ocurre en 1871 a los 37 años.2

       Junto a la labor docente se dedica a la pintura, fundamentalmente a la pintura de historia, realizando los cuadros “Alegoría de la conquista de Valencia” para el Marqués de Dos Aguas, “La Toma de Tetuán”, “Don Rodrigo y la Cava”, que se encuentra en la Diputación de Navarra y por la que obtuvo una pensión para ir a Roma -a la que renunció por motivos docentes-, “La muerte de Sócrates” premiado en la exposición de Bellas Artes de Valencia celebrada en el año 1855 o “Belisario”.[3] También cultivó el retrato con obras como: “Retrato de Sarasate”, “Retrato de Gayarre”, “Retrato de Hilarión Eslava” y “Retrato de Juan Sala Bañuls” que se encuentra actualmente en el paraninfo de la Universitat de València.

       Fue condecorado y recibió premios y menciones honoríficas como el diploma de la Academia de San Carlos, la Encomienda de Carlos III o la Cruz de Isabel la Católica. Fue también un investigador sobre Historia del Arte, disciplina sobre la que escribió varios artículos.

       Su faceta de caricaturista es la más desconocida, pese a ser uno de los ilustradores más lúcidos de su tiempo. Su estilo no deja de ser impecable en cuanto a detalle y dibujo, no en vano es un pintor profesional y profesor de la Academia de San Carlos, sino que además será uno de los ilustradores que realizará una obra con más contenido social y político. Ejemplo de ello es su trabajo para la revista Papel de estraza, en donde su gran sensibilidad y compromiso social le llevan a realizar unas obras de gran contenido, más allá de la queja simplista, llegando a una crítica profunda, en donde se analizan en clave marxista las verdaderas causas de los problemas que se están denunciando [ver figura que encabeza esta página]. En este sentido no exageramos si consideramos a Salustiano Asenjo como el mejor de los ilustradores de revistas Valencianas del siglo XIX, por encima de Ramón Cilla o Folchi, mucho más conocidos por haber trabajado en revistas madrileñas y catalanas de mayor difusión e importancia.

       Como ilustrador, además de caricaturista, realizará ilustraciones cómicas y descriptivas para la revista El Museo Literario (1863) donde seguirá reflejando la sociedad que le rodeaba. Será en esta revista donde publica la que podríamos considerar primera historieta valenciana (“Viaje por el país del amor”), publicada en dos entregas correspondientes al 8 de mayo y al 25 de junio de 1864, con un estilo particular tanto en el dibujo, detallista y expresivo, como en el verso, en dos estrofas de rima consonante, que juegan un gran papel en la definición humorística de la historieta. [clic aquí para ver la historieta en página aneja]

Lo que resulta sorprendente en Asenjo es el cambio que realizará en su obra gráfica cuando, en la década de los setenta, entre a trabajar para la revista El Juguete (1871), una publicación de carácter burgués y moralizante contraria a sus trabajos posteriores. Aquí, si bien el estilo a pluma detallista y equilibrado se sigue manteniendo, el tema va a dar un giro de 180 grados: los personajes representan a la burguesía preocupada por la educación moralista de sus hijos, que cumplen con todos los preceptos morales y que tienen una clara vinculación religiosa [ver figura que encabeza este epígrafe]. Este cambio es difícil de entender a no ser que, desde un punto de vista pragmático pensemos que Asenjo es un profesor del siglo XIX, esto es, un trabajador bastante mal remunerado que además no ha conseguido una gran fama como pintor, y por ello, es de suponer que no obtuviese dinero en demasía por la venta de sus cuadros. En este sentido, el recurso a realizar grabados para determinadas revistas le puede suponer un sobresueldo muy útil e incluso necesario hasta el punto de servir con sus imágenes a una causa que, a tenor de su obra posterior, no le fuese excesivamente agradable.

Como ilustrador de cabeceras realizó, al menos, la de El Saltamartí (1861), según indicación de Navarro Cabanes.4

Salustiano Asenjo también aparece en la lista de grabadores y dibujantes de aucas que dejó escrita Rafael Gayano Lluch,5 quien destaca el amor que se le tenía en Valencia y, en su condición de docente, su labor de formación de auqueros prestigiosos.

1 Noticia dada por Anónimo, Almanaque Las provincias para 1898, Imprenta Doménech, Valencia, 1899, p. 162

2 Barón de Alcahalí, Diccionario biográfico de artistas Valencianos, Imp. Doménech, Valencia, 1897, p. 53 y 54.

3 Boix, Vicente, Noticia de los artistas valencianos del siglo XIX, Imp. Manuel Alufre, Valencia, 1877, p. 17.

4 Navarro Cabanes, Josep, Catalec bibliografic de la prensa Valenciana, edición facsímile, París-Valencia, Valencia, 1993, p. 52.

5 Gayano Lluch, Rafael, Aucología Valenciana. Estudio folklórico, Biblioteca Valenciana de Divulgación Histórica, Valencia, 1942, p. 79.

 

LUÍS BAGARIA

 

       Nació en Barcelona el 22 de agosto de 1882 y murió en La Habana en el año 1940.

       Es un caricaturista catalán que muy pronto trabajó en diferentes revistas de toda la geografía española, de ahí que llegue a ser uno de los caricaturistas más conocidos de España. También se pueden ver sus ilustraciones en Valencia Cómica (1889), donde se dedicará a reflejar distintos tipos sociales dentro de una clave humorística y desenfadada. Por ello, se puede decir que su obra no alcanza esa profundidad social que algunos otros impregnan en sus ilustraciones. Sin embargo, se le puede considerar como un humorista locuaz de gran inventiva y gran perspicacia.

       Por lo que respecta al estilo se le ha definido como un ilustrador de líneas rotundas y curvas, de extraordinaria agilidad y poderío de dirección, que estiliza los personajes al máximo, circunstancia que lo acerca de lleno al sentido formal de la caricatura en la que ésta ha de representar a un determinado personaje con los mínimos rasgos posibles.

 

BARBERÁ Y GROS

 

Es otro de los artistas desconocidos, tal vez como en el caso anterior porque no fuera un “profesional” y tan sólo se tratase de un periodista más de las publicaciones valencianas.
Su obra se restringe a la revista El Papagall (en su 4ª época, 1868), donde plasma una serie de caricaturas en grabado a la fusta, lo cual hace que técnicamente no sean muy perfectas. Por lo que se refiere al contenido, éste se centra en una crítica muy general sin aspiraciones de profundidad.

 

ANTONIO BERGÓN

En la imagen: “He aquí un apreciable tenor cómico de zarzuela”, de El Museo Literario, nº 7, 17 de febrero de 1866. p.68. Caricatura musical.

Estudió en la Academia de Bellas Artes de San Carlos en Valencia, donde fue compañero de Salustiano Asenjo, Miguel Casañ y José Brel, entre otros.    

Era ilustrador pero también litógrafo, motivo por el que es citado por algunos investigadores.1 Por lo que atañe a este apartado, Bergón ilustró la revista El Museo Literario (1863) en donde abrió una galería de personajes célebres, haciendo gala de un estilo realista. Al margen de los retratos también desarrolló la ilustración de escenas, centrándose en temas más o menos banales que complementan los textos que aparecen en la publicación. Al igual que Asenjo, también colaboró en El Juguete (1871), como da constancia Trasoyeres.2 Asimismo realizó incursiones en el campo del dibujo de humor en la revista Valencia Cómica (1889), pero nunca llegó a tocar los temas sociales o políticos por lo que su obra se centrará bien en retratos “serios” o bien en grabados humorísticos.

       Gayano Lluch lo define como «litógrafo que adquirió mucho renombre en la confección de viñetas auqueras, aunque, en ésta, se esmeró tanto, que perdieron el sabor que tenían de antiguo.»3

1 Boix, op. cit., p. 19.

2 Tramoyeres, op. cit., p. 94.

3 Gayano Lluch, op. cit., p. 79.

 

TEODORO BLASCO SOLER

 

Dibujante, discípulo de Rafael Esteve1 y de Tomás Rocafort. Realiza los grabados para la Historia de Napoleón publicada por Cabrerizo. Es también un dibujante de estampa religiosa, con ejemplos como los de “El Santísimo Cristo con San Vicente Ferrer”, “Santa Filomena”, o la “Purísima Concepción”.

Individuo de mérito en la Academia de San Carlos de Valencia, la de San Luis en Zaragoza y también del Liceo Valenciano y de la Sociedad Económica de Amigos del País2 y de la Sociedad de Amigos de las Artes de París. Fue nombrado grabador de cámara en 1847 y teniente director de la Academia de San Carlos y profesor de grabado en dulce desde 1850.

Las exposiciones de 1845 y 1846 lo sitúan como un pintor profesional al que, en contadas ocasiones, la prensa recurre para ilustrar sus páginas. Son unas ilustraciones que se englobarán dentro del romanticismo por sus paisajes lejanos y exóticos. En un tono netamente descriptivo sin referir ningún elemento que se pudiese considerar crítico o humorístico.

Como teórico del arte publicó un tratado sobre grabadores en El fénix (1846) y, según Gayano Lluch,3 fue un auquero culto y popular, al cual se le debe la ilustración con viñetas el Telémaco de Fenelón.

Murió en Valencia el año 1854.

1 Barón, op. cit., p. 66-67.

2 Boix, op. cit., p. 19.

3 Gayano Lluch, op. cit., p. 77.

 

JOSÉ MARÍA BONILLA

En la imagen: “La col”, en El Sueco, colección de poesías, p.36. Caricatura anticlerical..

Nació el 16 de agosto de 1808 y murió el 7 de agosto de 1870. Llegó a ordenarse sacerdote, aunque pronto abandonó la vocación y estudió derecho y pintura.

Como pintor, destacan sus cuadros copias de la “Santa Isabel” de Murillo, la “Virgen” de Rafael y una serie de retratos de sus contemporáneos.1 Participó en diversas exposiciones regionales, especialmente en la de Valencia de 1867 en donde recibió una mención honorífica

Fue también escritor sobre todo de obras poéticas y teatrales, destacando Dión triunfante en Siracusa y los reyes de Esparta.

Empezó su andadura en la prensa escribiendo para el Diario Mercantil de Valencia abarcando varios géneros: poesías, folletines, artículos de teatro y crítica teatral, artículos de costumbres...2 Pronto lo abandonó para formar sus propias revistas donde poder dar cauce tanto a sus ideales políticos como artísticos. Así, en 1837 fundaba El Mole3 revista que sacó a la luz su espíritu crítico y de sátira política. En 1838 fundó El Desengaño, en 1839 El Cisne, periódico literario y artístico, en el cual, junto a los variados artículos que publica, empieza su papel de ilustrador y pintor de escenas.

Alrededor del año 1841 empezó a tener graves problemas con la censura y con los tribunales eclesiásticos, ya que empezó una crítica radical contra la Iglesia. Esto motivó su traslado a Barcelona, huyendo del estamento eclesiástico. Allí fundó la revista El Popular, revista que continuó con la misma línea editorial que comenzó en Valencia.

En 1843 se trasladó a Madrid, donde fundó La Cotorra, junto a Villegas y Ribot, para, un año más tarde, cuando los problemas con la Iglesia pasaron a un segundo plano, regresar a Valencia. En estos años fundó La Donsayna (1844), revista en la que trabajó con el pseudónimo de Nap y Col, La Cantárida (1851), El Sueco (1862) y El Tabalet (1847).

Por lo que respecta a su papel de ilustrador, su obra se desarrolló fundamentalmente en la revista El Cisne, publicación de variedades que introdujo profusamente la ilustración como complemento a sus textos. Esta faceta hay que situarla dentro del periodo romántico, ya que se centra en paisajes, lugares exóticos, descripción de lugares lejanos, modas y retratos románticos... Esto contrasta con el tipo de ilustraciones que publicó en otras revistas que fundó, como El Tabalet, El Sueco o La Donsayna, donde su tono crítico y ácido alcanza cotas muy altas dentro del panorama de la caricatura valenciana.

Esta circunstancia se puede deber a dos motivos: el primero es estrictamente intelectual. Habría que situar su obra crítica como romántica desde el momento en el que un romántico bien “elude” el mundo que le rodea (la corriente escapista en el espacio o el tiempo del Romanticismo), o bien el rechazo a la sociedad lo aboca hacia una crítica a la misma por medio de panfletos o caricaturas. La segunda razón para explicar esta dicotomía tan acusada se puede encontrar en que, como cualquier artista, se pueda ver abocado muchas veces a aceptar trabajos aunque no sean consecuentes con su modo de pensar, tal y como pudo ocurrir con Asenjo. El hecho de que fuera un abogado con clientela en Valencia, y por lo tanto sin aparentes problemas económicos, no contribuye mucho a la hora de decidirse por esta última posibilidad.

1 Boix, op. cit., p. 19 y 20.

2 Barón, op. cit., p. 69.

3 También fue fundador de las restantes épocas de la publicación, entre 1837 y 1870 (6ª época).

 

BOTELLA

 

Otro de los desconocidos ilustradores. Su obra se centra en el anuario Almanaque “Las Provincias” donde, con otros ilustradores como Cilla, realizó una serie de pequeños grabados que acompañaban textos más o menos humorísticos. Es de suponer, por tanto, que el tema de su producción se viese totalmente restringido con lo que no podemos llegar a hacernos una idea de cual pudiese haber sido el tema profundo de su obra. Además, el hecho de que en esa misma publicación insertase un retrato de gran calidad técnica nos puede hacer una idea de su buen hacer como ilustrador.

 

JOSÉ BREL

En la imagen: José Brel; “1864”, de Almanaque de Valencia para 1864, p.1. Portada

Nació en Valencia en 1835 y murió en esta misma capital en el año 1894.

Fue discípulo de la Academia Bellas Artes de San Carlos en Valencia,1 donde fue compañero de estudios de Salustiano Asenjo, Antonio Bergón y Miguel Casañ, entre otros. Como pintor acudió a las exposiciones de 1855 con un “San Vicente” de Ribalta y a la exposición del Rey, con medalla de plata en 1867,2 además de diversas pinturas para el palacio del Marqués de Dos Aguas. Todo esto nos puede estar indicando que sólo llegó a la ilustración en prensa por encargo de pago y sin ser ésta su vocación. De hecho la obra encontrada es muy reducida y se circunscribe al anuario Almanaque de Valencia para 1864 en donde realizó unas pequeñas ilustraciones, bastante simples, a los textos que la integran.

También realizó alguna cabecera de revista, como por ejemplo la de El Panorama (1864).

1 Barón, op. cit., p. 75.

2 Boix, op. cit., p. 20


Presentación e índice

Introducción

anterior siguiente Los grabadores

[ © 2003 Enrique Peláez-Malagón y Jordi Giner, para Tebeosfera 031223 ]