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THE AGE OF CARICATURE

The Age of Caricature. Satirical Prints in the Reign of George III
Diana Donald

Edición: Yale University Press, New Haven and London, 1996

248 pp.    |    b/n  y color   |    28 × 21,5 cm.    |   

ISBN: 0-300-06605-8 (hardback)   |   0-300-07178-7 (paperback) 

[ Cubierta del libro, "Very Slippy Weather", obra perteneciente a la serie Caricature Shop,  de autor anónimo, en la que se observa a un prohombre británico satirizado y, tras él, un comercio dedicado a la venta de láminas de humor gráfico. Publicada por P. Roberts en 1801 ]

 

El origen de una sintaxis, comentario por Manuel Barrero


El siglo XVIII en Inglaterra fue, según la autora, profesora de Historia del Arte y Directora del Departamento de Historia del Arte y Diseño de la Universidad Metropolitana de Manchester, la «primera gran era de la caricatura y el humor gráfico» en el Reino Unido. Diana Donald rompe con ésta obra, fundamental para comprender el origen del humor gráfico en el mundo (y también de sus sucesora como lenguaje, la historieta), y las razones, ideológicas y también gramaticales, que impulsaron a sus artífices primeros a evolucionar en ese sentido.

Donald aprovecha su repaso a la historia de la caricatura en su país para avanzar la hipótesis de que esta profusión de imágenes aportaron ideas al progreso de la concepción del cambio de roles en la mujer, Obra de Cruikshank que se cita al final del texto. Clic para ampliar.la llegada de la sociedad que nosotros conocemos como “de consumo”, el medrar de una clase política que se va alejando de la aristocracia paulatinamente, y sobre todo definiendo los valores “de clase” de la época georgiana.

Los satiristas de aquel tiempo plantearon toda una revolución gráfica, en cuanto a calidad, y social, en cuanto a la valentía demostrada al enfrentarse al hieratismo de las huestes políticas, sobre todo en sus revelaciones, relecturas de la verdadera cara de las reacciones británicas ante la Revolución Francesa, por ejemplo. Como conclusión de su estudio evidencia la autora que el humor gráfico posterior, ya en pleno siglo XIX, surgió frente a la política de urgencia de los radicales de la era postnapoleónica.

Ilustrado por Gillray, Rowlandson y otros, algunas de las imágenes presentadas, jamás antes vistas, son tratadas en el libro por esta historiadora cuidadosa con un extremado rigor, con el talante del investigador apasionado y con una seriedad extraordinaria, para lo cual cruza al mismo tiempo técnicas para el estudio de la historia, de la sociología y de la política, con el fin de arrojar luz sobre este aspecto de la cultura gráfica, destacado su importancia en la evolución cultural de un país.

Se demuestra en esta estimulante monografía que la profusión de estas imágenes con texto inserto y generalmente vinculado al pie, pero también integrado en el interior del recuadro delimitante (lo que nosotros conocemos como viñeta), fue mayor de lo hasta hoy reconocido por la generalidad de los estudiosos de la historieta. Las aspiraciones satíricas, pero también imbuidas de narratividad, de los pioneros del humor gráfico inglés, se vieron alimentadas por la necesidad de expresión política y de propaganda de un tiempo convulso en los países europeos desarrollados. Ese nuevo modelo de expresión y de comunicación se reveló sofisticado porque aprovechaba las posibilidades de las mejoras tecnológicas en impresión y el gran potencial de difusión que entre el pueblo no cultivado alcanzan las imágenes de corte caricaturesco. Así, en los 1700 ya se habían definido los elementos básicos para la sintaxis de la viñeta dibujada: enfoque de una “ventana” de la realidad que se encierra en un rectángulo, representación de la realidad con técnicas de dibujo figurativistas que van adoptando estilemas más sintéticos acudiendo a la exageración de los rasgos resaltantes hasta llegar a grados de iconicidad singulares, el uso de texto al pie de la imagen que se traslada a didascalias y, luego, a globos con textos que quedan vinculados al hablante con un rabillo o línea indicadora… El fumetto, o nube con texto, o globo, o bocadillo, no fue un invento de Richard Felton Outcault, evidentemente.Caricature Shop. Clic para ampliar.

La lectura atenta de esta monografía resulta de gran interés para el estudioso del humor gráfico y de la historieta, no ya por cuestiones de avances en el lenguaje, también en cuanto a su dimensión industrial: obras como la de Rowlandson “Caricature shop”, dan a entender que en 1801 ya existían locales especializados en la muestra pública de humor gráfico, que su difusión era cuantiosa y que su producción iba dirigida a una pequeña “masa poblacional”, y por ende a su venta. Es decir, existía ya una “protoindustria” de imágenes satíricas, una mínima estructuración del tejido de un medio de comunicación nuevo, que todavía ha de necesitar unos años hasta que autores de especial sensibilidad e ingenio demuestran ser conscientes de hallarse ante un medio nuevo (en la década de los 1830, con la figura de Topffer). Otra imagen de 1801, de Giles Grinaguin, demuestra que existía un concepto de “profesionalización” mínima del caricaturista, o al menos un concepto de gremio profesional, cuyos integrantes venían siendo identificados con sufridores de las consecuencias que acarreaban los mensajes dibujados y difundidos.

Ya en 1750 se fueron consolidando y cosechando renombre empresas impresoras de caricatura y de grupos de imágenes seriadas que incluían globos con textos en su interior, Sumpter, M. Darly… Destacó sobre todos Townshend’s, editor de la imagen que se reproduce junto a este texto: “The Recruiting Serjeant of Brittannianiais Happy Porospect”, obra de M. Darly datada en 1757, Recruiting... Clic para ampliar.que también contiene esos elementos icónicos que nosotros denominamos bocadillos, los balloons o globos. Estos elementos no constituyen una singularidad gramatical en una sola plancha satírica, vuelven a verse en bastantes más imágenes satíricas de los 1750 y los 1760, en obras mayoritariamente sin firmar. Es curioso que en los 1770 no haya muchos ejemplos, o al menos no los menciona la Donald, quien salta a los 1780 para retomar la discusión sobre viñetas con personajes cada vez más caricaturizados, más en movimiento, y con globos cada vez más evidentes. Desde 1782 los dibujantes de este nuevo tipo de modelo de expresión encontraron una fuente inagotable de inspiración en el gobernante Charles James Fox, tipo de aspecto vulgar, muy presto a la caricaturización de sus rasgos, los cuales asociaban a su gestión política. Otros factores y hechos sociales que impulsaron a los caricaturistas a elaborar trabajadas láminas fueron los tocados capilares femeninos puestos de moda entre 1778 y 1799, y por supuesto los latidos de la anatomía política de la época.

En la década de los 1790, se imprimieron muchas láminas caricaturescas con bocadillos en su interior, como ejemplifica la obra de William Dent “Road to Ruin” y otras del editor S.W. Fores. Mas, en este época es Gillray quien más destaca (y de hecho es tenido por el más grande caricaturista inglés), quien es muy dado a utilizar el recurso del bocadillo o balón con texto en sus viñetas de humor. De 1792 data su “The Loss of the Faro-Bank”Obra de Gillray comentada. Clic para ampliar. (publ. H. Humphrey) donde  se mofa de la obesidad de Lady Buckinghamshire. También extraordinaria es la obra del mismo autor “March to the Bank”, que da fe de la presión del gobierno británico sobre el pueblo, con lo cual la autora de este estudio concibe la idea, nada peregrina, de que esta colección de imágenes satíricas arrojan una de las panorámicas más preclaras sobre el Londres de su tiempo, o al menos sobre la situación de la población de clase media, la burguesía naciente, del final del siglo XVIII.

En el ámbito de la sátira gráfica, todo goza de un impulso nuevo con la guerra de propaganda que se concitó en la década de 1790 y que enfrentó al pueblo de las islas británicas contra los intereses imperialistas de sus vecinos los franceses. Algunas joyas de este tiempo son “Taking Physick”, de Gillray (1792), “French Liberality”, ridiculización que W. Dent hace de las ansias expansionistas galas, “Opening of the Budget”, otra vez de Gillray (1792) o “Manchester Heroes”, de George Cruikshank, editada por S.W. Fores en 1819, que aunque es más tardía que el resto resulta una evocativa representación de los primeros intentos de manifestación feminista [la imagen es la primera inserta en el presente comentario].

French Liberality. Clic para ampliar.La consulta de monografías como la de Donald se hace fundamental para todo aquel que pretenda profundizar sobre el humor gráfico de un modo serio. Y también en el conocimiento de las raíces de la historieta, como evolución natural que de la caricatura resulta, no en vano en este libro de Donald hallamos una suerte de protohistorieta en el frontispicio a Humours of a Country, obra de 1734 adjudicada a Etching. Al hilo de esta reflexión, deseo traer aquí la cita del investigador Alejandro Romero en el foro de Tebeosfera habilitado por el portal de internet humoralia.org, sobre la existencia varias otras obras de estudio sobre el origen del medio, como la antología de J.L. Rodríguez de la Flor, El negociado de incobrables, consagrada la vanguardia del humor español de los años veinte, L’ecriture comique (1984) de J. Sareil, Comedy: the mastery of discourse (1993) de S. Purdie, el valioso Handbook of the Humour Research (1983) compilado en dos volúmenes por P.E. McGhee y J.H. Goldstin, o la publicación periódica Journal of Humour Research, que desde 1987 es editada en Berlín por Walter de Gruyter y que trata el asunto con enorme rigor. Todas estas obras versan sobre el humorismo en general, no necesariamente gráfico, y el mismo Romero apuntó un listado de algunas obras específicas sobre el estudio del humor gráfico inglés que convendría disponer cerca para complementar la lectura del libro de Diana Donald: The cartoon History of Britain (McMillan, 1971), de M. Wynn Jones; The ungentlemanly Art: A History of American political cartoons (1975), de S. Hess y M. Kaplan; The History of ‘Punch (Cassell, 1895), de M. H. Spielmann, y A History of ‘Punch (Collins, 1957), de R.G.G. Price.


INDIZACIÓN


Introduction: The Laughing Audience
    The caricature print trade in the reign of George III 1
    The roots of Georgian caricature 2
    The 'sphere of decorum': Social attitudes to caricature 15
    The distribution of satirical prints 19
1: 'The Miserable Tribe of Party Etchers'
    lntroduction: The historical enigma
    The satirist as hireling
    High art, low art and the low artist
    New ideals of satire
    Hogarth and the social caricaturists
    Gillray's commentators and critics
    The 'melancholy lesson' of Gillray
2: Wit and Emblem: The Language of Political Prints
    Rejection of the emblematic tradition in eighteenth-century polite culture
    Modern accounts of the 'progress' of satire
    Emblem and caricature in earlier eighteenth-century satire
    'Wilkes and Liberty': A new satirical language
    Wilkesite prints and political ritual
    Emblematic forms as the language of the common people
    Political crisis and the clímax of Wilkesite propaganda
    The reform of political satire in the 1780s
    The new style of satire and political rhetoric
    The influence of antiquity
    Parody and burlesque
    The triumph of polite culture
3: 'Struggles for Happiness': The Fashionable World
    The world, the flesh and the devil
    Luxury and the fate of the nation
    Concepts if fashion
    The social concourse: Manners and morality Aristocracy under attack: The revolutionary era
4: The Crowd in Caricature: 'A Picture of England'?
    'Here Tyranny ne'er Lifts her purple Hand':
    The crowd in the street
    'Billingsgate Triumphant': Street sellers as a popular symbol
    The political crowd before 1789
    France and England: Rowlandson's social panoramas The decline of an eighteenth-century genre
5: 'John Bull bother'd': The French Revolution and the Propaganda War of the 1790s
    First rections to the French Revolution 143
    'Mr Chairman Reeves says, that they will not only prosecute, but they will convince men'
    John Bull: The problem of 'the people'
    Presages if the millennium: the reaction to Pitt's 'Terror'
    'Treasons in Embryo': The vilification of the Opposition Whigs
    'The pen and pencil must assist each other':
    The crisis of 1798
    The London Corresponding Society alarmed: The demise of 1790s radicalism
Epilogue: Peterloo and the End of the Georgian Tradition in Satire
Notes

 


[ © 2003 Manuel Barrero, para Tebeosfera 030430 ]