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EN EL CAMINO DE LA MADEJA

En el camino de la madeja

Guión y dibujos: Ken Niimura

Editorial: Astiberri Ediciones

[ Cubierta del libro © 2004 K. Niimura ]


Comentario por Manuel Barrero


Resulta extraño al lector habitual de tebeos el relato a modo de tira de cómic que ha realizado el avezado autor J.M. Ken Niimura: En el camino de la madeja, diseñado exquisitamente por Manuel Bartual y editado en régimen de coedición por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Las Rozas y por el sello vasco Astiberri. El cuadernillo condensa en sus apaisadas páginas ahuesadas fragmentos de la exposición Narraciones que el mismo autor disfrutó en la localidad madrileña de Las Rozas durante los meses de noviembre y diciembre de 2004.  

Todos sabemos ya quien es Niimura, el joven veinteañero con genes japoneses que tiene prisa por terminar Bellas Artes para seguir cosechando premios y publicando ilustraciones y cómics. Ya ha conquistado a varios editores (Amaniaco, H Studios, Astiberri) y tiene calidad suficiente para conquistar a muchos más, al menos en el apartado gráfico, donde cada día obtiene mejores resultados… si es que deja de experimentar y decide asentarse en una línea concreta.

En la exposición Narraciones pretendía Niimura mostar «una serie de páginas de cómic (…) un muestrario de las posibilidades de este arte en el terreno de la narración gráfica». Además, la exposición pretendía liberarse de las limitaciones de los formatos de la historieta para plantear viñetas con formas originales y libres, sólo en función del espacio real de que dispone la sala. Es este un error de planteamiento común pero que aquí el hispano japonés lleva a sus últimas consecuencias. Partir de la consideración de que la historieta es un arte es un defecto común entre muchos jóvenes autores y más aún entre estudiantes. El hecho de que como medio de comunicación de carácter escriptoicónico a veces nos dé obras que alcancen la categoría de obra de arte –siempre sujeto a discusión este parecer- no implica que haya que haya que considerar a todos sus artífices artistas, cuyo objetivo trasgresor podría ser desencorsetar formatos. Bien, sí: la reformulación y el desapego a veces es arte, por cuanto trasgrede. Proyectar Casablanca contra el terraplén de una duna en medio del desierto es también una forma de arte, que libera al cine de las limitaciones de la pantalla rectangular, pero deja de ser cine tal y como lo entendemos…

En el camino de la madeja muestra, no obstante, una larga comic strip de corte fabulístico sobre la base de un argumento lineal que parece que sólo pretende reformular formatos o técnicas, pero que se queda en simple ejercicio de estilo. Un niño sigue a una madeja perdida por su madre y siguiendo la pista del hilo visita un mundo surrealista, donde las dimensiones y las leyes físicas no cuentas, que le conduce de vuelta a su hogar, donde el final del hilo le descubre a su madre ahorcada. El sinsentido sirve para mostrar a un Niimura enamorado del contraste entre el lápiz graso y la tinta agresiva, que comparten espacios y texturas de manera armoniosa, pero en absoluto trasgresora.

El “tebeo” está bien editado, eso sí.


[ © 2005 Manuel Barrero, para Tebeosfera 050205. Astiberri hizo servicio de prensa con Tebeosfera ]