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IMAGINARIO

Imaginario

Guión y dibujo: Horacio Altuna

Edición: Ediciones B: Los Libros de Co & Co, número 1 Barcelona, 1ª edición III-1993

Libro de cómic    |    24.5 × 32 cm.   |   encuadernación en cartoné, con sobrecubierta y lomo, cosido   |   62 pp., color (52 de historieta; 10 de prólogo, firmado por Juan Sasturain)     |    PVP facial: no consta.

ISBN: 34-406-3629-6
Deposito legal: Co-582-1993

Portada del libro

[ Portada, de H. Altuna ]


COMENTARIO, por Paco Nájera


Altuna: fondo y forma

Aunque sólo sea por ver algunos documentales que pasan por la tele, uno ya atisba a comprender el porqué un tipo de fauna y flora se dan en unas latitudes determinadas. Lo que nadie me ha explicado aún es porqué en este difícil campo de la historieta hay países –y me estoy refiriendo a nuestra querida Argentina, tan vapuleada por la historia- que dan tantos y tan buenos creadores. En todo caso, Altuna, sin duda, es uno de ellos y a él van dedicadas estas líneas.

Fogueado en trabajos de agencia, colaboraciones en prensa y tebeos comerciales de todo género, Altuna no tardará mucho en empezar a despuntar con trabajos más arriesgados y de una mayor implicación personal, aún cuando trabaje con un guionista como Carlos Trillo. Con él creó para el diario Clarín de Buenos Aires, El Loco Chávez, una tira diaria que se publicó durante diez años y donde ya podemos encontrar una buena parte de las claves, de las constantes, de su obra. Desde entonces, ese modo de hacer y esas inquietudes irán perfilando y conformando un estilo propio complejo  e inconfundible.

Su trayectoria, sobradamente conocida, le trae a Europa y a España. Ya en plena madurez artística, Horacio se da al color y la autoría de sus guiones. Uno de estos trabajos es el que nos ocupa: Imaginario. Obra creada allá por el 87-88 fue, es y sin duda será de plena actualidad, por el tema tratado y por el tratamiento que de él hace su autor.

Nuestra época viene marcada, como todos sabemos, por un desarrollo impresionante de las comunicaciones y por el reinado de la imagen, moneda de cambio, fetiche y en ultima instancia valedora de lo real. No es casual por tanto que Altuna llame a este trabajo IMAGINARIO. A través de sus páginas, un reportero, Beto, cámara al hombro tomará instantáneas de la realidad para ser ofrecidas por TV. Un trabajo con el que ganarse la vida. Hasta ahí, normal. Sin embargo este recorrido que podía derivar fácilmente en lo anecdótico e intrascendente, un reality show más, se torna en una cruda radiografía de nuestra época, pese a que el autor sitúa estas historias en un tiempo y lugar indeterminados: Beto, currante de una cadena de televisión es casi teledirigido a los puntos calientes donde poder captar imágenes que hagan subir la audiencia de su empresa, en dura competencia siempre con otras cadenas de televisión. En esa labor el protagonista es conducido, con un ritmo estresante, en busca de la noticia, en un trepidante discurrir de la historia en la que se entrecruzan y solapan varias subtramas que harán aún más caótico el devenir del reportero. Este, reducido a una simple marioneta manejada desde los estudios se afana en cumplir con lo que de él se espera, pese a su escepticismo.

He aquí un diálogo muy ilustrativo:

Beto.- Se ponen en pantalla gilipolleces, que hacen gilipollas, para que se las crean millones de gilipollas.

Luna.- la directora: Pues esa es la fórmula universal del éxito, mi amor. El diablo es ahora productor de televisión y su prioridad es estupidizar a la gente. Tu alma ya la compró.

El guión se afana en corroborar esto. En cómo en aras de la audiencia se busca la noticia más morbosa o bien se fabrica, llegado el caso; Todo se sacrifica al Dios audiencia, sinónimo de negocio,  de poder y de alienación. El lienzo falso de la Gioconda, una constante en segundo plano a lo largo del relato, robado y encontrado ilustra lo expuesto.

Gráficamente Altuna fabrica un relato río lleno de perdedores que pueblan calles y antros abarrotados, frescos de la vida cotidiana en una gran urbe, con sus miserias, que no sólo sirven de telón de fondo al sin vivir del protagonista, sino que pugnan por chupar cámara –haciendo uso del argot del oficio- y recabar la atención del lector. Donde la mayor parte de los dibujantes encuentran las mayores dificultades, y sortean con trucos, o sencillamente naufragan en los fondos, Altuna exhibe unos recursos y una maestría envidiable. Encuadres arriesgados, bocadillos que transgreden la ortodoxia de la lectura y juegan caprichosamente con ella, un habilidoso Parte superior de una página de Imaginariouso de los planos deudor del mejor cine, una documentación abrumadora, un uso acertadísimo del color... Viñetas que cumplen su cometido de hilvanar la narración pero que tienen, también, un valor por sí mismas. Tal es la cantidad de información en ellas contenida. El trazo, cuando usa, como en este caso, el color, es funcional, de líneas finas y tramas manuales.

Todo ello forman una amalgama de personajes, de situaciones aparentemente caóticas pero que en la práctica arropan la narración y el sentido último de lo relatado.

A la búsqueda de imágenes impactantes Beto ignora el verdadero drama que subyace a lo largo del relato. Reside en las gentes que pueblan las viñetas, perdedores que lejos de diluirse entre otros muchos casos similares forman un mosaico que se muestra incesante impertinente al lector. La verdad, en suma, la verdad ignorada que nunca cobra protagonismo en la cámara y que cuando lo tiene es desvirtuada. Un canto escéptico pero lúdico que invita, como no, a la reflexión. Cincuenta y dos paginas no son demasiado. En el caso de Altuna dan para mucho. Para muchísimo, diría yo. La sola descripción de una de sus viñetas, por vía literaria, llevaría muchas paginas al mas avezado escritor. Todo eso y más en un tebeo. Casi ná.

Por ultimo, déjenme contarles una anécdota. Cuando Horacio Altuna estuvo invitado en La Massana Còmic, expuso el story-board de la película Gringo viejo. Contaba cómo su director, el también argentino Luis Puenzo, rodó varias veces una escena dibujada por él para intentar captar todos sus detalles y lo mas fielmente posible la atmósfera y los encuadres salidos de su lápiz... No creo que haga falta añadir mas.


VÍNCULOS:

Reseña de El Loco Chávez, por Koldo Azpitarte

Altuna, biografía
Texto sobre El Loco, por Marco Pesce


[ Ficha: Paco Nájera. Publicada en Tebeosfera 021005 ]