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SMALL FAVORS 

Small Favors # 1 al 4

 

Guión: Colleen Coover (con ayuda de Paul Tobin).
Dibujo:
Colleen Coover.
Editorial: Eros Comix / Fantagraphics, Seattle, 2000-2002

Edición en comic books de 32 páginas c/u |  Blanco y negro | 26 × 17 cm. | grapa |  3,50 dólares c/u

 

Small Favors Book One

 

Eros Comix / Fantagraphics, Seattle Julio 2002 [ recopila el material comprendido en los 4 primeros números de la serie regular ]

Edición en rústica |  blanco y negro |  26 × 17 cm. |  128 páginas | 14,95 dólares

© 2003 Colleen Coover

[ Portada del número 1 © C. Coover ]


COMENTARIO, por César Ramírez Flores 


                                                   «Mi psiquiatra me preguntó si creía que el sexo era sucio, a lo que respondí que si se hace bien debe serlo.»
- Woody Allen en Toma el dinero y corre

Más allá de las innegables connotaciones cómicas de la mencionada cita, hay que reconocer que quizás no le falte su parte de razón al bueno de Woody. La suciedad es uno de los elementos inherentes al acto sexual, pero no el único.

El sexo puede ser instintivo, necesario, placentero... y en última instancia divertido, aspecto fundamental que a veces se deja a un lado en ciertas representaciones artísticas de uno de nuestros comportamientos humanos favoritos. Claro que es tan difícil encontrar dos definiciones del término diversión que coincidan como lo es hallar dos copos de nieve idénticos.

Colleen Coover es consciente de esa carencia y haciendo uso de sus modestas armas (hace tiempo que los comic books dejaron de ser un medio para acercarse al gran público) intenta potenciar el aspecto lúdico de un género, el erótico, bastante dado a ofrecer historias de valor meramente funcional, y no creo que sea necesario explicar en qué consiste dicha funcionalidad.

Pero el reto que afronta Colleen no termina ahí, sino que además se propone realizar un tebeo para adultos que guste por igual a ambos sexos, lo cual en estos tiempos se antoja como una acuciante necesidad. El hecho de que tenga que ser precisamente una mujer la encargada de acometer semejante tarea podría dar lugar a un jugoso (e interminable) debate que, no obstante, escapa a la finalidad de esta reseña.

La puesta en práctica de dichos planteamientos ha dado lugar a un comic book llamado Small Favors plagado de virtudes (y también defectos, sí) que supone un soplo de aire fresco para las estancadas aguas del cómic erótico.

Small Favors cuenta con un sencillo y a la vez ingenioso argumento que sirve como pretexto para narrar multitud de anécdotas a caballo entre lo cómico y lo puramente sexual. A saber: Annie es una joven de aspecto ligeramente masculino dotada con una libido desbordante que le lleva a practicar una intensa actividad masturbatoria, así como a desarrollar fantasías sexuales en las que siempre se ve implicada alguna bella muchacha. Un día, Annie es tragada por la tierra (literalmente) y da con sus huesos en un habitáculo subterráneo donde le esperan la Reina de Su Conciencia y sus guardias de elite. La Reina le comunica que debido a su impúdico comportamiento se ve obligada a asignarle una agente, Nibbil, que vigile la pureza de sus actos. El problema es que Nibbil resulta ser una cándida chica de frondosa melena rubia (y no más de 25 centímetros de estatura) que se siente atraída por Annie desde el primer momento, así que los planes de la Reina se ven irremediablemente trastocados.

A través de las historias narradas en la serie somos testigos de la llegada de Nibbil a la casa de Annie, de sus poderes para aumentar de tamaño, de los juegos que ambas practican juntas, etcétera... un delicioso menú que contiene a partes desiguales sexo y comedia, y que, debido a su rápido consumo, puede dejar insatisfecho a los paladares más exigentes.

Dejémoslo claro, el punto fuerte de Small Favors radica en su preciosista dibujo. La influencia de autores como Jaime Hernández se hace más que patente viñeta a viñeta deleitando al lector con una notable economía de trazos y un uso acertado de blancos y negros. Además, la calidad de los lápices crece a ojos vista (especialmente a partir del número tres) puliendo la tosquedad inicial a la horaPortada del álbum recopilatorio de los cuatro números de plasmar rostros y evolucionando hacía un acentuado estilo cartoon que confiere a la obra cierto grado de perversidad que resulta de agradecer.

El guión es harina de otro costal.

Por una parte, nos encontramos con unas historias sembradas de humor e ingenuidad hasta tal punto que, haciendo uso de la imaginación, si sustituimos la temática sexual de las mismas por cualquier otra no desentonarían para nada en un cómic infantil al uso.

Los argumentos giran en torno a situaciones de escasa complejidad (Annie está preparando la comida y Nibbil le importuna, Nibbil piensa en los regalos que le gustaría recibir por su cumpleaños...) y se resuelven con la máxima sencillez, incluso en una única página, transmitiendo la sensación de que las protagonistas disfrutan en todo momento y haciendo partícipe al lector de ello.

Aunque suene poco ocurrente, y tal vez ridículo, podríamos etiquetar a Small Favors como un cómic feliz. La misma felicidad que Nibbil manifiesta cuando, con estrellitas en los ojos, exclama: “Oh... ¡¡¡Ella piensa que soy bonita!!!”

Sin embargo, este pretendido espíritu naif puede jugar en contra del cómic al exigir una complicidad en su lectura de la que quizás algunos no participen. Y es que sus páginas se disfrutan con tanta rapidez como se olvidan, y, aunque resulte un tanto paradójico en este caso, uno echa a faltar algo más de cuerpo entre viñetas.

Ahora bien, ¿es Small Favors un tebeo de autor o una obra de consumo? Una pregunta de difícil respuesta, siendo fácil encontrar argumentos que defiendan cualquiera de las dos opciones. De lo que no hay duda es que se trata de una serie espléndidamente dibujada, inteligentemente concebida, destinada a cubrir un hueco en la industria que resulta, por qué no decirlo, sangrante, y, ante todo y sobre todo, divertida. Muy divertida.

Un consejo: no le perdáis la pista al trabajo de Colleen Coover. Intuyo que en un futuro no muy lejano nos deparará más de una grata sorpresa. Y si os apetece introduciros en su universo de chicas bonitas, personajes de cuento de hadas y sano escapismo, nada mejor que conseguir ahora mismo el tomo que recopila los primeros números de su obra principal. Seguro que en cuanto tengáis a Annie y Nibbil rondando por vuestro cuarto agradeceréis el consejo.


[ © 2003 César Ramírez Flores. Publicada en Tebeosfera 030131 ]