TEBEOSFERA \ OBRAS \ TEBEO  |  serie / libro de cómics

THE LEAGUE OF EXTRAORDINARY GENTLEMEN

The League of Extraordinary Gentlemen,

artículo por Eduardo Matínez-Pinna, parte 3

 

[ Artículo dividido en tres partes. Leer:   1   |    2    |   3 ]

 

[ Ilustración de la cubierta del número 6 de la edición española en comic books, en la que se aprecia el montaje que Moore pergeña con afán imitativo de las portadas de publicaciones británicas de principio del siglo XX. Arte: Kevin O'Neil ]


[ parte 3 ]

Descripción de un escenario. Tributo a la experimentalidad. Kevin O’Neill.

Ya desde el primer número del serial, en su página 2, el guionista muestra (gracias al  grafismo de su dibujante) una síntesis de lo que serán las tablas que sustentan la acción de la narración, al retratar una reconocible Dover (acantilados blancos) con estructuras de ingeniería pesadas, propias para la construcción del hipotético túnel que uniría Albión (Gran Bretaña) con el continente (Calais). Esta concesión a lo fantástico no solo afectará al decorado irreal de lugares reales (Londres y París principalmente) sino que actuará como un personaje más dentro de la motivación argumental, sustentada por el robo de la cavorita (Verne) y que sirve como un McGuffin “hitchcoquiano” para montar toda la tramoya épica.

El áspero, tosco, y en general poco digestivo dibujo de O’Neill otorga a la obra un aspecto irreal, al servicio del despliegue narrativo del guión. Composiciones naif y abigarradas, ajenas a la perspectiva, con estructuras que alternan desde las imposibles (nave submarina de Nemo con aspecto de Kraken) a las tópicas, como Pigalle en París o el museo británico (que esconde un sarcófago de Ayesha, otro de los personajes de Haggard, cuyo destino se cruza con el de Quatermain en una novela titulada She and Allan).

La ornamentalidad de O’Neill encuentra su máximo exponente en las cubiertas, destacando especialmente la del número 6, realizada a modo de “aleluya” en imitación de las cubiertas de los tebeos británicos de comienzo del siglo XX. Este es otro de los reconocidos homenajes de su autor, al establecer un nexo entre la literatura victoriana de finales del siglo XIX, con uno de los precedentes del cómic, tal y como se entiende actualmente. Esta diagramación con viñetas cargados de textos es una tradición gráfica en el Reino Unido, iniciada a mediados del siglo XVIII, y presentes en publicaciones específicas y prensa hasta la tercera década del siglo XX.

Esa tendencia a emular los dibujos victorianos, excesivamente figurativos y conceptualistas, resta frescor a la obra, aunque la ubique en corrientes de modernidad que una narración tan convencional como la escrita por Moore no demanda en absoluto. Quizá para paliar esa tendencia hacia el lado oscuro de la experimentalidad y la vanguardia, la diagramación de la obra sigue las pautas más ortodoxas y propias del comic book. Narración geométrica con splash pages de presentación, que sustentan el título del episodio, y de finalización, que llevan las escasas y originales acotaciones que la obra presenta. Entre ambas se sitúan la variedad típica de viñetas, desde pequeñas y homogéneas que mantienen un ritmo rápido, a panorámicas en donde se insertan pequeños paneles que deceleran el ritmo, y dan detalles a modo de “zoom” cinematográfico. La coloración digital contribuye a separar los efectos diurnos y nocturnos, reafirmando el efecto plano y sin sombras de los dibujos sustentados sobre paneles que no presentan motivo principal, dando un efecto gélido a la composición. Para completar el infortunio, la figuración de personajes se hace pomposa, caricaturesca, excesivamente expresiva, consiguiendo un efecto anacrónico entre lo vanguardista y lo decimonónico, que pone la parte gráfica de la obra en los límites de la artificiosidad.

El mecanismo de precisión montado por Moore en la creación de LEG, encuentra su rincón más débil en los dibujos de O’Neill, por otra parte muy personales, y que gracias al espléndido guión se les puede valorar al alza. Queda como una simple especulación el suponer cuál sería el destino de la obra con una figuración más académica, o si se quiere más luminosa, firmada por talentos como Sprouse, Shanower, McGuinness, Allred, Hester o Cho. Autores que probablemente hubieran tenido pocos inconvenientes en ilustrar a un Moore dueño de su mejor capacidad narrativa. Un guionista que, pese a llevar el lastre que suponen sus obras pasadas, y magistrales (son cientos las páginas de comentarios escritas sobre ellas) continúa en progresión. LEG saca el oficio de un Moore casi olvidado. El de contar historias divertidas.

Disquisiciones finales.

La liga de los caballeros extraordinarios es un cómic de “mestizaje”, una especie de tercera vía, consecuencia directa de la hibridación del “espíritu de obra de autor” que siempre ha latido en Moore, con un producto ligero, apto para casi cualquier tipo de público y lo suficientemente comercial como para su distribución en el mainstream. Pero ese mestizaje no solo alude al carácter creativo de la obra, además se expande hasta su comercialización. Siguiendo este razonamiento America´s Best Comics, casi responde a un concepto de mecenazgo, en el que una entidad comercial solvente (Wildstorm, o DC) subvenciona la creatividad de un autor.

A diferencia de sellos como LEGend o Bravura, ABC, manifiesta un vínculo económico hacia una editora dependiendo de ella para su canalización en el circuito mayoritario. El mecenazgo se salda, cuando su producto estrella, LEG, adquiere tal éxito de crítica y público que avala la realización de nuevas historias, miniseries que difícilmente se podrían clasificar como secuelas. Y no solo eso. Su potencial prestigio valida la obra para hacerla merecedora de una adaptación cinematográfica, que afianza su completo éxito de ventas. Pese a que la cinta resulta vacua, plena de insoportable corrección política, aniquiladora del espíritu del cómic, y ominosamente virtual. Una completa desdicha como trabajo y una brillante promoción mediática para la historieta.

Gracias a La liga de los caballeros extraordinarios, Moore consigue prestigiar ABC (por otra parte sello con más continente que contenido) se reubica en la industria del cómic, y se descarga de una traba, que si bien lo situó como uno de los autores más prestigiosos del medio, también inhibió su maduración. Con esta obra vuelve a lustrar su oficio de narrador, permitiéndole una progresión largo tiempo retenida. Y aunque pierde buena parte de su aureola mítica, resulta rejuvenecido, permitiendo a sus lectores disfrutar de un Moore que vuelve a ser el mejor.


ENLACES:

Artículo de A. Pineda sobre From Hell

Artículo de D. Agrimbau y L.V. Vazquez sobre From Hell

Artículo de J.M. Hinojosa sobre V de Vendetta

Artículo de E. Martínez-Pinna sobre The League of Extraordinary Gentlemen

Artículo de F. López Jiménez sobre Swamp Thing

Artículo de J.C. Neves sobre Big Numbers

Artículo de A. Pineda sobre A Small Killing

Biografía de Alan Moore


VINCULOS:

LEG review
LEG anotations


 [ © 2003 Eduardo Martínez-Pinna, para Tebeosfera 031019 ]