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SOMBRAS

Sombras

Autor: El Cubri (Cava y Arjona)

Guión : Felipe Hernández Cava

Dibujo : Pedro Arjona

Edición: Edicions de Ponent: Mercat #14

Cartoné   |   96 páginas   |   b/n   |  17 euros

ISBN: 84-89929-63-7

[ Cubierta del libro. Inmersa en el texto, cubierta de la anterior edición por La Torre: Papel Vivo, # 31. Imagen de Arjona ]


SOMBRAS, comentario por Jorge García


A finales de los años 70, el colectivo El Cubri (formado por el guionista Felipe Hernández Cava y los dibujantes Saturio Alonso y Pedro Arjona) decidió abandonar los derroteros narrativos que había seguido hasta entonces.

Desde su fundación en 1972, el equipo se había mantenido al margen de las corrientes “historietísticas” de su época, por un lado, colaborando con organizaciones antifranquistas en trabajos de propaganda que forman ya parte de la historia de nuestra clandestinidad; por otro, mezclando el “realismo social” de la literatura española con propuestas mucho más radicales a nivel formal como el cine de Jean-Luc Godard. A este respecto, y a propósito del álbum El que parte y reparte se queda con la mejor parte (1975), el teórico Ludolfo Paramio sostuvo que las páginas de El Cubri se caracterizaban por “su persistente voluntad de realismo” y la prescindencia de toda limitación formal, lo que las situaba en un lugar de innovación permanente. A partir de 1978, esa posición preeminente fue discutida por algunos críticos que acusaban al grupo de plegarse a los dictados de lo comercial en la medida en que empezaba a cultivar géneros tan convencionales como el western o la “serie negra”. Sin duda, lo mejor de esa incursión de El Cubri en la narrativa tradicional cristalizó en Sombras, doce piezas cortas que vieron la luz en los sitios más dispares (desde las revistas Cairo y Cimoc hasta el catálogo de la exposición Museo Vivo), siendo parcialmente recopiladas en 1983 por Ediciones de la Torre. Hoy por fin podemos leerlas reunidas (y revisadas) en un solo volumen.

Se ha repetido hasta el hartazgo que estas ficciones nacen como homenaje a los clásicos del cine y la literatura de “serie negra”. En cambio, no se ha hecho tanto hincapié en que sus artífices interpretan esas claves dentro de un contexto muy particular: el del “desencanto” de las agrupaciones de izquierda “rupturista” tras el varapalo electoral sufrido en junio de 1977. Desde entonces, esas organizaciones parecían condenadas a nutrir con sus efectivos las filas de los partidos parlamentarios de izquierda, especialmente el PSOE, cuyo número de afiliados pasó de apenas 5.000 a 125.000 entre 1975 y 1982. En la historieta española, esta desilusión se tradujo en títulos como Nova-2 (1981) de Luis García o estas Sombras, dos obras que, casualmente, han sido reeditadas casi a la par.

Hija de la Transición, Sombras escondía una intencionalidad política. Cuando pocos se atrevían a remover el pasado para evitarle tensiones innecesarias a la incipiente democracia y, simultáneamente, el transfuguismo se convertía en una práctica cotidiana, El Cubri situó la reivindicación de la memoria y la dignidad personal en el corazón de su trabajo. Sin embargo, esta lectura ideológica no agota en absoluto los contenidos de una obra que bebe de muchas fuentes. En principio, claro, de las propias del género, especialmente del cine, tanto en los diálogos como en la puesta en escena. Pero también del universo del jazz, no sólo por el homenaje explícito a algún que otro tema (como el viejo estándar “In a Sentimental Mood”) e intérprete (pienso en Erroll Gardner tocando el piano en “My ideal” de Sonny Rollins, una de las mejores piezas del álbum), sino por la manera tan especial de articular cada plancha para que el encuadre, ritmo y montaje sugieran esa “melodía silenciosa” de la que tanto ha hablado Hernández Cava y que tiene en la elipsis una de sus señas de identidad.

Por su parte, y desde la primera imagen, el trazo de Arjona adopta la contención como estrategia estética y narrativa, estilizando al máximo todo signo gráfico y prescindiendo de cualquier gratuidad en la composición. Esta sobriedad tiene su contrapunto en el sofisticado empleo de la iluminación, especialmente en las últimas entregas de la serie. En ellas, el timbre expresionista del dibujante alcanza, en mi opinión, una de sus cumbres creativas, sólo equiparable a esos dos monumentos artísticos que son Paisa (1982) y Luis Candelas (1984). En octubre de 1983, el propio Arjona manifestó a la periodista Ana Salado: “Si eres riguroso, no puedes dibujar todo del mismo modo. Es igual que los grandes directores americanos, por ejemplo, que en cada película buscan el estilo correspondiente. Creo que eso es fundamental. Por eso hay tantas historietas inacabadas, o repetidas varias veces, en un cajón”. Por cierto que este volumen nos permite contemplar una de esas “historietas inacabadas” a las que el autor se refería.

Parte de lo mejor de El Cubri se encuentra en la docena de composiciones que este álbum contiene. Ahora, gracias a Edicions De Ponent, los beneficiarios de ese legado somos todos los profesionales, críticos y aficionados a la historieta.


[ © 2004 Jorge García, para Tebeosfera 041015 ]