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UN PERSONAJE COMO TEX WILLER, UN “CASO” ITALIANO, por G. Brunoro

[ Primeras viñetas protagonizadas por Tex. ]


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Un héroe y su historia

En el comienzo de sus aventuras, Tex se presenta al lector como un cowboy -o mejor, como “un hombre del Oeste”- obligado a huir por un quebrantamiento de la ley (mucho tiempo después se sabrá de la injusticia que le condujo a esta situación). Pero demuestra desde su primera aparición su cáracter de defensor de los más débiles, de los abandonados, de los indefensos, combatiendo delincuentes de todo tipo con diligencia y fiereza y no poca agresividad. Así se nos presenta desde el principio de sus aventuras, cuando se tropieza con los Rangers de Texas, a quienes se une automáticamente –no por placer sino por un sentido natural de la justicia- y con quienes combate contra los bandidos. Por ello se integra y se alista al cuerpo de Rangers, que es donde conoce a Kit Carson, quien sería para siempre su más fiel compañero de aventuras. Continúa por ese camino, por los escenarios y argumentos habituales de los western (paisajes sugestivos, saloons turbulentos, cabalgatas agotadoras... y en ese plan), la lucha de Tex contra cuanto le parece injusto, lo cual que termina por demostrar su inocencia y acabar finalmente rehabilitado.

Será el destino, de nuevo, lo que le lleve junto a los Navajo, donde por una impredecible casualidad se ve casado –al principio perplejo, pero luego convencido y feliz- con la bellísima Lilyth, hija de un jefe de tribu. Entre los Navajo, Tex logra su rango y el reconocimiento como jefe honorario, con el nombre de Águila de la Noche; y cosecha también la amistad de Tiger Jack, otro de sus fieles compañeros de por vida. Las vueltas de la vida le llevan luego a renunciar como Ranger, tras haberles apoyado en numerosas causas y haber logrado con ellos numerosas victorias, para retirarse a vivir un par de años junto a los Navajo. Allí, con su amada esposa, tiene un hijo: Kit, que también será durante muchos años otro de sus compañeros inseparables de aventuras. Pero luego su esposa, estando Tex ausente, le es arrebatada por una epidemia de viruela. Se descubre en seguida, sin embargo, que esa enfermedad había sido propagada a propósito por un grupo de renegados blancos con el fin de diezmar a la población india. De ahí nace otra serie de aventuras que lleva a Tex a vengar el horrible crimen.

Todo esto sucede en los comienzos de la serie, en los primeros años en la vida de papel de Tex, más o menos en tres años (frente a sus 55 actuales). No obstante son suficientes acontecimientos suficientes para que el lecto asuma una estructura y un espesor argumental que le sedujeron para siempre. Tanto fue así que en hubo que justificar esa evolución del personaje, construirle un pasado (“Il passato di Tex”, 1966). He aquí la historia: Tex, de la quinta de 1838, resulta ser hijo de Ken Willer, un modesto ganadero que regenta una granja entre México y Texas. Es el hermano mayor de Sam, ambos pertenecientes a una familia trabajadora, felices a su modo, con la cual vive también el buen anciando Gunny Billy, quien desempeña del doble papel de ayudante de la familia y de “educador” de los chicos. Por lo tanto es a él a quien se confía la instrucción del impetuoso Tex, tanto en lo referido la monta de animales, como sobre disparar un arma al modo tradicional.

Por desgracia, la tragedia rompe repentinamente esta tranquila laboriosidad, anunciada por la precoz muerte de la madre a raíz de una enfermedad. La granja es asaltada por ladrones de ganado, primero muere el padre de Tex y luego Gunny Billy cuando intenta vengarlo, y años más tarde muere el hermano Sam en un desafío con uno de los malhechores. El resarcimiento es lo que empuja a Tex desde ese momento a ser un justiciero fuera de la ley, que es lo que el lector desconocía cuando leyó la primera viñeta de la primera tira.

Supuesta complejidad estructural.

Era inevitable que tras el nacimiento de la crítica de cómics, un personaje con estas vitalidad y robustez en el mercado fuera objeto de análisis. En efecto, apenas agotado el primer “arrebato” que surge de las premisas nostálgicas, según las cuales parecía que solamente el cómic norteamericano fuese digno de atención por parte de los críticos en aquellos días, el objetivo fue enfocado sobre Tex. Surgieron entonces algunos textos interesantes e innovadores. Como es natural, una historia larga y articulada –y seguida con pasión durante decenios- acabó por adquirir “otros” valores que no podían escindirse de su contexto, aunque hubiera que obviar las intenciones de sus autores: ¿Cuáles son las conclusiones generales que surgen de la trama de Tex?, ¿puede reconocerse la frontera que separa amigos de enemigos?, ¿qué se puede decir de la relación de Tex con los indios; y cómo interpretar su relación con las mujeres?, ¿qué se extrae de su actitud mostrada por y con los militares?, ¿se le pueden atribuir al protagonista inclinaciones o “colores” políticos...? Estos son algunos de los argumentos más debatidos que han centrado las disertaciones entre los críticos en torno a la saga de Tex, Libro de Tex de Bargioni y Lucottisobre todo tras la publicación por Gammalibri, en 1979, de un intrigante texto de Rudi Bargioni y Ercole Lucotti titulado Tex Willer: Analisi semiseria del più popolare fumetto italiano, donde sus autores desarrollaban en breves pero densos capítulos, y de manera muy eficaz y maliciosa también, los cuestionamientos planteados anteriormente.

Una de las preguntas que surgen espontáneas a propósito de un héroe aventurero es si en sus correrías denota actitudes cercanas al racismo. La impresión que da Tex es que sus motivaciones en el momento de actuar no son jamás preconcebidas sino que siempre responde a un impulso de repartir tortazos. Tex toma partido instintivamente por el más débil y llegados a este punto ya carece de importancia alguna saber si el otro implicado es negro, blanco o indio, campesino o un “intelectual”, u otra cosa. Su primer impulso es siempre el de interceder en defensa de alguien que esté sufriendo una injusticia, independientemente de cómo lo haga.

En este sentido, se le podría achacar cierto paternalismo al personaje, ya que parece querer siempre ejercer el deus ex machina, queriendo arreglarlo tras otorgarse ese derecho sin que nadie se lo haya dado. Mirando las cosas desde la perspectiva del género, puede entenderse como un héroe romántico, siempre dispuesto a salir en defensa del débil y en contra del villano, cruzando su camino con todo aquel dispuesto a cometer una injustica contra una mujer o un niño, o contra una ciudad. Y de nuevo en este caso no importaría si el que comete la injusticia es blanco, un piel roja, un negro u otra cosa, Tex actúa en virtud de la razón. En conclusión, Tex, nacido un poco como híbrido entre el fuera de la ley y el justiciero, conserva cierta carga de agresividad si bien la reconduce hacia actividades de carácter positivo. Y aquí podría encuadrarse, de modo subliminal, la carga de bondad de un personaje que el lector deja fluir en su interior de modo catártico, como un vengador de injusticias sufridas o padecidas en la realidad, según un viejo mecanismo de proyección que se ha demostrado que genera la relación de los lectores de cómics con los héroes dibujados.

Es por ello que resultaría justificado, por consiguiente, cierto maniqueismo en estos personajes, tal y como recurrentemente aparece en el transcurso de las aventuras de Tex. Como, por ejemplo, en sus tres compañeros: su hijo Kit, el fiel Tiger Jak y el amigo de siempre Kit Carson, ineluctablemente “buenos”. Asímismo, durante sus aventuras irá hallando otros amigos, personajes colaterales que se van alternando con los anteriores, que militan también de la parte de los “buenos”: el trampero Gros-Jean, el Chaqueta-Roja Jim Brandon, Pat MacRyan, el revolucionario mejicano Morales, y no olvidemos al padre de su esposa india Lilyth, es decir, el gran jefe navajo Flecha Roja, ni al estudiante de esoterismo y de lo sobrenatural El Morisco, consejero de Tex debido a sus dotes para la magia (que, para mantener la coherencia, se trata de magia blanca, ergo positiva). Al frente de lo cual se sitúa en posición simétrica el grupo de los inevitables “villanos”: Mefisto, el tenebroso experto en magia negra que aparece desde el principio y es durante mucho tiempo uno de los enemigos habituales de Tex; como el resto de sus hijos, el maléfico Yama, quien a la muerte de Mefisto hereda su papel; a cierta altura interviene la bruja india Zhenda; y en un determinado momento el crudelísimo El Muerto [en castellano en el original], y algunos más. Todos son ejemplos de un tangible maniqueísmo, una estructura inevitable que se suele hallar en cualquier cómic de aventuras para mantener constante la tensión de la intriga.

En teoría podría ser prorrogada la cuestión del maniqueísmo a la vista de la actitud de Tex frente a los índios. La posición tradicional –y tradicionalista- sobre este particular es, como bien se sabe, la de la irónica expresión: «El único indio bueno es el indio muerto.» Pero, en este sentido, Tex ha sido un poco un precursor incluso con respecto al cine norteamericano (que en los años cincuenta y sesenta acabó por cambiar esta postura) ya que por una parte se encuentra en Tex la representación directa de los indios –de los Navajo en especial-, que si bien son salvajes mantienen un código de conducta reglado en una estructura social a su manera civilizada. Por otra parte, está el mismo Tex, que convive con los índios en una relación pacífica “de iguales”, llegando a ser un jefe paritario ad honorem que acepta las leyes sin prejuicios racistas de ningún tipo ni rechazos apriorísticos. Si un indio es “malo” lo es como individio, no por que eso sea una característica de su raza, a la que no se considera nunca inferior. Es más, los “malos” en general pululan mezclados entre los blancos. Se vuelve entonces, quizá bajo otras perspectivas pero siempre bajo la misma luz, a la consideración de que Tex peca de “colonialista”, mostrándose paternalista –como se ha dicho ya antes- pero nunca racista.

Otro de los puntos álgidos de las discusiones en torno a Tex siempre ha sido el papel femenino, incluso en el ámbito privado, y el peso de la mujer en la base argumental de las historietas. Según han citado Bargioni y Lucotti, no se pone en duda que «las mujeres en el mundo de Tex sean brujas o vírgenes la mayoría de las veces, fieles al estereotipo de lo que el hombre desea, indias o blancas necesitadas invariablemente de atención y de protección. También hay algunas que se apartan de la norma, que son algo más que diáfanos rostros de jovencitas virginales, squaws temblorosas a punto de ser sacrificadas, o venenosas brujas o exhuberantes magas generadoras de muerte.» Mas, en años posteriores de estudio algo fue cambiando, si bien no mucho en realidad, para lo cual sería conveniente profundizar en el ensayo de Antonio Carboni y Antonio Vilanovi: "Il caso Tex, non a caso una storia lunga decenni"  (en Tex / Glamour International Production, Florencia, 1994).

Interesa saber también cómo el personaje se relaciona con los militares. Sus relaciones cordiales o enfrentamientos es un argumento corriente en un ciclo narrativo dada su calidad de Ranger. Es probablemente una consecuencia de su individualismo el que muchas veces Tex prefiera eludir las órdenes; en cambio, en otras ocasiones, su intolerancia emerge entre el sarcasmo de algunos diálogos o ciertos discursos enjuiciadores: «Tanto di guadagnato per tutti, quando i generali si annoiano». Si a todo esto añadimos las frecuentes reclamaciones de Tex sobre las ventajas de la paz, sobre los méritos del pacifismo, se añade la certeza de que en el fondo de su ánimo Tex ha de ser considerado un pacifista –personalmente “brOkhlahoma, edición primera en MaxiTex núm. 1utal”, pero sin duda un pacifista desde el punto de vista ideológico- y un convencido antimilitarista.

Last, but not least [en inglés en el original]: quizás lo más interesante, dentro de los juicios emitidas sobre Tex, ha sido la vieja y tendenciosa pregunta sobre los valores políticos “de y en” Tex. Siempre ha resultado excitante rebuscar las connotaciones políticas, ocultas o manifiestas, de la ideología del personaje. En el transcurso de los años ha ido convirtiéndose en una gran preocupación y una suerte de secreto a voces. Y se ha tratado con exagerada importancia, casi como un fenómeno por una parte del público, cuando se publicó una carta de un lector en la edición del 28 de enero de 1992 de Il Manifesto, diario respaldado por la clase política izquierda italiana, donde se discutía por un lado la incongruencia del testimonio de Sergio Bonelli sobre la campaña de abonos para el diario y por otra parte, se argumentaba como en el álbum con la historieta “Oklahoma”, escrito por Giancarlo Berardi, por entonces recién publicado, Tex se quitaba por fin la máscara mostrándose claramente, a través de su comportamiento, como símbolo de una ideología más de derechas que de izquierdas. ¡Cielos! La imprevista polémica se difundió de forma virulenta, invadiendo otros periódicos y ocasionando un abanico de comentarios que rebuscaban en precedentes episodios. [1]

Se volvió por ello a las encendidas intervenciones de los lectores que ya hubo en Linus y en Alterlinus durante los años setenta. Se recordaba cómo en 1977, en “Città futura”, se podría ver en Tex a un defensor de las juventudes comunistas dada la metáfora utilizada por el Partido Comunista Italiano: «di lotta e di governo» [de lucha y de gobierno], cuando en calidad de jefe de la tribu india, él se mostró de acuerdo con los “nuevos movimientos”, cuando al mismo tiempo y en calidad de Ranger bajo mandato gubernamental había sido capaz de «farsi Stato». En mayo de 1984, el mismo Il Manifesto dedicada al asunto un número íntegro de su suplemento La Talpa... Aunque el enredo pudiera parecer lioso, en realidad todo aquello demostró la inconsistencia de la polémica: Tex no puede ser ni un comunista criminal ni un reaccionario fascista. En cierta ocasión, Sergio Bonellí comentó: «¡Por una vez, por fin, Tex se ha apartado de sus características elementales para convertirse en un socialdemócrata!».

Tex es un personaje que puede ser objeto de todas las interpretaciones posibles y diversas, en el seno de los aspectos míticos y utópicos que proveen los cómics. Naturalmente, no se llegó a establecer si Tex era de derechas o de izquierdas; resultó evidente, por enésima vez, que en realidad aglutina en sí mismo, según las circunstancias en las que actúa, todos los colores políticos. Nunca será posible añadirlo a una adscripción política definida, porque Tex es solamente una poderosa máquina narrativa serial que, como tal, tiene que obedecer a ciertas reglas y a ritmos narrativos que gobiernan el comportamiento del personaje. Podríamos extraer comportamientos en apariencia rígidos y atribuirlos a determinadas ideologías –políticas o no- pero sólo una vez aislados del contexto.

Fin de la pista, pero sigue la aventura.

Nos es imposible añadir conclusiones unívocas, pero podemos añadir otras consideraciones igualmente concluyentes.

Tex nace durante loa años de éxito de las películas del Oeste clásicas: en 1948. No es casual que por entonces se rodaba una película “canónica” como Il fiume rosso [Red River, el primer western de Howard Hawks]. Pero las películas del Oeste irán cayendo en decadencia y renaciendo luego, hasta nuestra época, mientras que en el cómic habrá una lenta y unidireccional agonía. Del triunfo –de las decenas de series de los años cuarenta y cincuenta, y no solamente en Italia– llegamos a la extinción del "genero" en los años noventa, permaneciendo sin embargo Tex en su sitio sin vacilar. Hemos sido testigos de que su éxito no fue un hecho casual, sino la consecuencia de un gran ejercicio de profesionalidad, especialmente desde los puntos de vista creativo, figurativo y editorial. Así entonces, Tex es una de las pocas series de aventuras del Oeste, en el mundo entero, que todavía se mantiene viva, e Tex, 1975, edición de Mondadoriincluso con signos de vitalidad creciente, sea en referencia al número de publicaciones diferentes (los citados Texones, los Mini texones, y así sucesivamente hasta incluso los Almanaques West), sea como merecedor de respecto por parte de la crítica. Sea, por fin, como personaje con resonancia más allá de lo nacional a la vista del reclutamiento a su servicio de autores con fama europea y norteamericana: algo de lo que ningún otro de los pocos héroes del Oeste que hayan sobrevivido hasta hoy puede jactarse.

Tex es, cierto, un personaje -para el público de tebeos italiano es "el" personaje– pero también es posiblemente ante todo un fenómeno. Sin ninguna duda un fenómeno de costumbres, pero quizás sea también, quién sabe, un fenómeno en el sentido más común, banal y corriente del término: casi un fenómeno de barraca. Y es esta confianza en su excepcionalidad, la que alimenta la sensación de que Tex seguirá mucho tiempo aun cabalgando.


[1] Nota del editor: El mismo diario ha demostrado esa actitud analítica en busca de la progresía o no de ciertos personajes de cómic como por ejemplo cuando estimó que Nathan Never era «el más feminista de los héroes italianos» (Il Manifesto, 6-VIII-1994).


VÍNCULOS:

Texto sobre Tex, de Agustín Riera
El Tex de Font, por Norman Fernández
El Tex de Ortiz, por Norman Fernández
El Tex de Joe Kubert, por Manuel Barrero


ENLACES:

Sitio oficial

Sitio no oficial

Revisión de todas las series de Tex, con mención de todos los títulos de las historietas

Completísimo sitio de Tex en Brasil

Textos teóricos sobre Tex


[ © 2003 Gianni Brunoro. Traducción de Nathalie Stano, para Tebeosfera 030131 ]