TEBEOSFERA \ TEBEOTECA \ OBRAS \ PRENSA TEÓRICA \ FANZINE / REVISTA TEÓRICA

U

[ U, el hijo de Urich  # 13. Imagen de J. Muñoz 

Reflexión de Javier Mora Bordel sobre la publicación teórica U, tomando como alícuota los números 13 y 22. 

LA MEMORIA VIVA.

 En este estudio global sobre U y sus méritos, que si tienen defectos ellos sabrán mejor que nadie cuales son, vamos a tratar de sumergirnos en uno de los apartados que más reputación y prestigio han reportado a dicha publicación: la entrevista.

La política editorial de U ha partido siempre de una premisa clara y evidente, el monográfico de autores o, aunque en menor medida, de temas o asuntos. Esto que puede parecer poco novedoso en un principio sí lo es, y con toda justicia, pues que una publicación periódica cumpla a rajatabla con este interés demuestra, al menos, una voluntad no demasiado frecuente por estos lares. Y si no comparadla con el resto de revistas especializadas que actualmente inundan el mercado. Encontraréis en U, antes que el interés por el día a día, la voluntad por documentar el pasado, por hacer Historia de la historieta , sí todo con mayúsculas, como una parte más de la memoria colectiva, pasada por alto en gran medida por culpa nuestra.

Para ello los instrumentos empleados son varios como el análisis de un mismo tema o autor por distintos comentaristas (es el caso del # 3, manga para no iniciados) o la composición, generalmente con fines biográficos, mediante la unión de extractos de las más diversas procedencias (destaca el # 10 dedicado a Beto Hernández). Pero es quizás en este contexto donde la entrevista cobra más fuerza, donde adquiere un peso indiscutible, pues deja de ser sólo un rápido, por las prisas o el límite de las páginas, "intercambio de ideas" para convertirse en el testimonio directo de algunos de los hombres que han hecho de la historieta lo que es hoy. Al menos así no serán tantas las palabras que se lleve el viento.

 Caminar sobre las aguas.

"Ya has visto las entrevistas de U. Son entrevistas río. Sí. Me tengo que sumergir en mi historia, a ver..." (U # 13, entrevista a José Muñoz por David Muñoz).

   Desde la publicación del especial con el que inició su andadura U en agosto de 1996, hasta el último número aparecido a la fecha (el # 23, invierno 2002), podemos encontrar numerosos ejemplos de dossieres únicamente constituidos por entrevistas: Gallardo (# 2), Max (# 4), Entrialgo (# 6), Ibáñez (# 8), Carlos Giménez (#9), Víctor Mora (#16), Torres (#21), Bernet (el ya referido #23)... monográficos (si no tenemos en cuenta las secciones "fijas" como El Chivato o El amigo americano, por ejemplo) sobre distintos autores nacionales, resumen de las numerosas tendencias de nuestra historieta y que ha respondido unas veces el momento álgido de alguno (Entrialgo) y otras a la recuperación de aquellos a quienes el público de este tipo de publicaciones no tiene habitualmente en mente (Giménez o Ibáñez).

Sin embargo no son las únicas. Dos dossieres se diferencian con respecto a este grupo: el de Muñoz (#13) y el de Altuna (#22), autores argentinos aunque asentados en nuestro país (en el caso de Muñoz a dos aguas, con Milán) y por tanto la materia a la que harán referencia sus respectivas entrevistas será a la historieta de su país de origen. Pero no es por esto que las hemos destacado. Ambas, quizás por ofrecer un conjunto cerrado menos amplio que el nacional, nos ofrecen mayores facilidades a la hora de enfrentarnos a la verdadera intención de este artículo que no es otra que tratar de sistematizar el modelo de entrevista de U.

Todos y cada uno de estos dossieres siguen una línea clara y manifiesta, el devenir guiado de la biografía, en la que el entrevistador, partiendo de una detallada labor documental, hace que el entrevistado retome su vida y milagros desde sus raíces hasta el momento presente en el que se encuentran sentados ambos frente a frente. De este modo el autor es presentado siempre como hijo de su tiempo, alguien inmerso en el estado cultural de su época (en el caso de España, como ya señalamos antes, al ser tan numerosos y diversos narrativamente los autores presentados sería interesante sintetizar en otro artículo esta afirmación como muestra de la evolución de nuestra historieta; queda pendiente) y que como tal responderá rechazando o renovando los tropos imperantes o vigentes. Así sus orígenes, su condición social, su implicación política, sus influencias artísticas (no sólo de la historieta  come el hombre) serán parte del detonante que dé lugar a la obra impresa de cada cual, o lo que es lo mismo, un determinismo historicista será el que presida el modo y forma de preguntar siempre tratando de encontrar una explicación a la creación ajena... En todo caso, sabiendo las fuentes, será más fácil seguir la corriente para saber a dónde nos lleva.

Antes de proseguir, una advertencia: Tres serán las etapas de nuestro viaje, como tres son las constantes implícitas a toda narración (principio, nudo y desenlace) o vida (infancia, madurez, vejez). En este caso adquieren valor específico lo que hemos estimado oportuno llamar como formación, profesionalización y consolidación. Sin más preámbulos, entremos ya en materia.

 "La vida...".

"Yo aprendí mucho en esa época. Lo demás vino por añadidura, pero los dibujantes argentinos son todos buenos narradores, no hay excepciones (...) no hay ninguno que digas: y esto qué es, que es lo que pasa ahora cuando se endiosa a algunos dibujantes que no saben narrar" (U # 22, entrevista a Horacio Altuna por Óscar Palmer)".

¿Alguien sabría decir el momento exacto en el qué sintió por primera vez qué quería hacer tebeos por encima de todo y fuera como fuera? Esa bien podría ser la premisa argumental de la que parte todo, o en otras palabras, que resume más acertadamente la inquietud de lo que sería este primer bloque formal de preguntas y respuestas: hallar la clave. ¿Y por qué? Supongo que por el hecho de que estamos habituados, gracias al machacón estructuralismo educativo, a buscar un origen, un núcleo para todo; porque nos empeñamos en encontrar ese momento del que decir: "Hey, ahora me doy cuenta de que fue por esto y por aquello". Sin embargo a veces las cosas no son tan fáciles de sintetizar, y más en materia del alma, como observamos en estas entrevistas que hemos tomado como referencia directa (hablando de núcleos...). Los casos son diferentes, lógico, aunque partan del mismo punto, ambos son voraces lectores de tebeos desde su niñez: el epicentro de Muñoz se encuentra a los diez años cuando la obra de Pratt le abre los ojos; la iluminación de Altuna es por el hambre que a los veintitrés años, completamente arruinado, le lleva a dedicarse a ese algo que lleva haciendo desde chico y que se le da bien.

Puede ser un buen comienzo pero siempre cabe la duda de pensar si a lo mejor la raíz de todo es mucho más profunda de lo que se cree. Por eso supongo que en U, aunque se busque el punto de partida, no se toma como una obsesión. Lo que se persigue es algo más (aunque gire en torno a...): descubrir, o mejor describir, la formación de un conocimiento que eclosionará en la siguiente etapa y que sí puede ser algo más, tangible. El pensamiento aunque es algo que se nutre del tiempo, a medida que crecemos, se va convirtiendo cada vez más en un grado, en experiencia firme que nos ayude a levantarnos con cada caída, porque eso sí, y de eso no se libra nadie, en esto de la vida sólo se aprende a base de palos. Y unas veces vendrán dados de fuera (será conocimiento motivado por el contexto) y otras por nosotros mismos (por nuestras propias inquietudes). Unas veces serán preguntas relacionadas con la turbulenta situación de la Argentina de los cincuenta y sesenta o con la inmensidad del espacio abierto, la pampa, que les rodeará por siempre aunque lo abandonen; otras lo serán con respecto a las influencias ejercidas por aquellos a quienes tanto han admirado desde pequeños (Breccia, Pratt, Solano López...) o por el primer contacto con un mundo editorial en el que no cabe la fantasía.

 "Son los ríos...".

"La utopía socialista es un grandísimo dibujo, es una grandísima pintura, es una grandísima escultura, es una expresión de belleza pura, abstracta, que es demasiado para nosotros, pero yo lo que quería era pensar con mis manos, no solamente pensar con la cabeza, y no había demasiada sensibilidad estética entre la muchachada sindical, no la había, o sea, me decían: "Che Muñoz, sabés lo que es el arte", "¿qué?", decía yo, "Cagarte de frío", eso eran los diálogos" (U # 13).   

Ya están las cartas echadas sobre la mesa; las inquietudes han sido expuestas. Falta por ver cómo se desarrolla este planteamiento inicial a lo largo de esta serie de vidas contadas como respuestas. La clave ahora, dado que las preguntas vienen por si solas, será engarzar unas con otras. Dar un sentido, una coherencia que demuestre la compenetración, la conjunción de los elementos. Y eso no es nada fácil. Tenemos cuatro líneas maestras perfectamente válidas (si alguno va a decantarse de entrada por los tebeos que espere un poco) porque todas llevan al mismo punto, la madurez. Por contexto o por formación profesional, nuestros autores adquieren al mismo tiempo su punto de ebullición como personas y como creadores pues en ellos si que la máxima arte igual a vida es inseparable. Su forma de ver el mundo y sentirlo, es decir, las enseñanzas adquiridas a lo largo de estos años clave, se expresan, encuentran su válvula de escape a través de sus creaciones. Y viceversa: su vida se conforma cada vez más de un trabajo que actúa como escudo, como crisálida de papel con la que combatir los avatares.

Concretemos. Primero a través de los ejes contextuales: por un lado en plena dictadura militar, la militancia para volverse activa debía ser pasiva, es decir, encontrar una válvula que mostrarse a las claras la disconformidad pero que les permitiera seguir viviendo  literalmente (de un plumazo te borraban del mapa sin más historias), y ese medio fue el cómic, fue el Loco Chávez, fue Alack Sinner. Por otro, los espacios abiertos se habían convertido de repente en prisiones, en jaulas sin barrotes, pero jaulas al fin y al cabo. Altuna estaba encerrado física y mentalmente por imposición gubernamental como cualquier otro ciudadano de a pie argentino. Muñoz, en danza por Europa desde 1972, lo estaba en la añoranza y la impotencia. Y es bien sabido que cuando los pies no pueden moverse lo hace el corazón. En su arte, encontraron la libertad de acción, las alas, que la vida, por imposición o por amargura o por ambas cosas, se había encargado de cortarles de tajo.

En segundo lugar siguiendo los estados profesionales los cuáles no sólo nos  conducirán hasta el cómic en bruto, si no que nos mostrarán ese paso adelante con el que la obra de nuestros autores alcanzará las cotas de personalidad y originalidad que les ha hecho ser clásicos en vida de esta profesión. Y todo esto será en parte fruto de los sentimientos removidos por el exterior que les condiciona: por un lado, los maestros de la juventud a los que soñaban con emular, quedan atrás. En esta situación la creatividad debe eclosionar, encontrar la forma de expresión que manifiesten los constantes cambios vitales de esta etapa. Los héroes confiados en la suerte ya no sirven, han sido vencidos. Y sus sustitutos serán unos personajes más cercanos al autor: tan desengañados y desubicados del mundo, tan serenos con la sonrisa forzada por no llorar, como ellos mismos . La realidad ficcionada de El Eternauta se ha sobreimpuesto y en esta tesitura los personajes, o los creadores tan rotas están las barreras, tendrán suficiente con sobrevivir ya sea en la ficción (esas ansias que animan tanto a los personajes de El último recreo de Altuna o de Encuentros y Reencuentros de Sampayo) o en la realidad. Por otro, su relación con la industria que les ha explotado sufrirá un vuelco. Los primeros conatos de la fama, pues fruto de sus reivindicativas obras numerosos lectores se sentirán identificados o simplemente atraídos dada su calidad, les labrarán un nombre dentro de un medio en el que la reputación la tenían ganada hacía mucho. Ya sea como autores de éxito o de culto, podrán compartir los sentimientos manifiestos o no de su rabia; plantar las semillas de la rebeldía en definitiva.

Visto este juego de ecos y llamadas interrelacionadas que se presenta a ojos del entrevistador cabe preguntarse por lo menos cuál sería el mejor camino. ¿Seguir el contexto? Si os fijáis entonces haríamos más preguntas sobre la repercusión de la dictadura que de otras situaciones significativas para nuestros autores, como podría ser la llegada a España de Altuna o el definitivo asentamiento de Muñoz en Milán. ¿Tirar por la estética? Las vivencias de nuestros autores marcan tan estrechamente su obra que darle menos importancia sería dejar en el tintero numerosas interpretaciones. Un complicado panorama en principio pero cuya solución es bien simple: la justa medida. Lo que pasa es que, como todo lo sencillo, lo difícil es llevarlo a cabo, y eso es algo que tanto Muñoz como Palmer saben hacer con suficiencia.

"Que vienen a dar en la mar".

"El asunto es que después de los 25 años, cuando un muchacho empieza a tener otro tipo de preocupaciones y necesidades en la vida diaria, debería sentirse reflejado y tener una lectura que le acompañe en la edad, que no se quede en lo que ha estado leyendo hasta ahora. Eso es lo que no se da, y eso es lo que yo entro a echar en falta dentro del mercado" (U #22, Altuna).

         Y después de la tormenta llega a la calma. O al menos esa es la impresión que da cada vez que uno llega al final de una entrevista de U; como si los autores hubieran perdido fuelle con el irremediable paso del tiempo, como si ya no fuera éste su sitio. Es fácil de constatar el hecho por varios rasgos. Uno que la extensión de este periodo actual de su obra, en los dos casos que nos ocupan, no es tan extenso como las etapas anteriores; dos, que las anteriores cuestiones que tanto nos han preocupado apenas si tienen cabida. Son otros los intereses que mueven las pesquisas. En cierta manera es como si la labor documental hubiera tocado a su fin y diera paso al hombre que queda como resultado de tanta Historia, de tanta historieta , de tanta huella de la vida. El hombre reflexivo que ha terminado de formar su mente, el proceso que hemos tratado de explicar, y espíritu, aunque bien sabemos que hasta el día de nuestra muerte tendremos algo pendiente por saber, y que esta preparado para enseñar: para hablar y educar a todos aquellos que quieran escucharle.

Así mostrará abiertamente sus impresiones sobre la situación actual del medio en el que se ha dejado tanto, además de exponer su situación actual en el mismo. En el primer caso se muestra una actitud desalentada. Ambos, esta vez me refiero a entrevistador y entrevistado, asumen que cualquier tiempo pasado fue mejor y lo demuestran con creces. Y es lógico: de una etapa de ebullición, de despegue, de interés manifiesto de los distintos sectores sociales, donde parecía que se podía llegar a algo; se ha sufrido un retroceso, un estancamiento decadente en el que un  producto comercial como es el tebeo ha cambiado su fisonomía demasiado radicalmente. Se ha pasado, en una década y pico, de las revistas de –distinto a “para”– adultos, que se suponían asentadas en el mercado, al tebeo adolescente, que se supone asentado y aunque ya veremos; se ha transmutado al álbum de historietas en el prestige recopilatorio de comic books; y lo que sí es verdaderamente preocupante, se ha dejado de pretender cultivar a lectores para entretener a fans, en parte, por la renuncia de parte de los autores actuales a dejar de contar historias como artistas para hacerlo como si fueran el mismo fan, ilusionado eso sí, al que antes aludíamos. No hay más pretensión, en este círculo vicioso.

Nuestros autores son una muestra más de estos cambios rituales del mercado de la historieta de fin de siglo y principios de milenio. Y por desgracia se presentan como víctimas. Aunque aún tienen cierta vigencia, sobre todo Altuna gracias a sus chicas de Playboy, ya no son partes fundamental del eje historietístico nacional (ni aquí ni en Argentina, su nación de origen, como reconoce Muñoz). Se han convertido en autores "fantasmas", a los que no se reconoce ni se les reconoce, en historietistas enterrados antes de tiempo bajo la pila de las miles y miles de páginas de relleno, de pega, que inundan nuestro  mercado.

Aunque todavía iniciativas como las planteadas por U nos ofrecen una última oportunidad de sacudirnos de encima el olvido y desenterrar los restos de aquello que siempre debió permanecer en nuestra memoria. Aprovechémosla. Es lo único que puedo decir.

Javier Mora Bordel


VÍNCULOS.

Comentario de Manuel Barrero

Indizaciones de Urich / U, el hijo de Urich / U, por F.J. Alcázar


[ Ficha: J. Mora Bordel, para Tebeosfera 020430 ]