TEBEOSFERA \ SECCIÓN  

ARGENTINA EN CUADRITOS / 6

por LAURA VAZQUEZ


EL SILENCIO DE LA INDUSTRIA EDITORIAL ARGENTINA EN LA PRODUCCIÓN DE REVISTAS DE HISTORIETAS.


La historieta argentina forjó su identidad durante la llamada Época de Oro, período comprendido entre las décadas de 1940 y 1960. Hacia mediados de los cincuenta «se editan más de 165 millones de ejemplares anuales de revistas de historietas, la mitad del total del material que se lee en el país».1 Algunas editoriales durante ese lapso publicaron en sus revistas historietas de consumo masivo: Editorial Columba (1922), Editorial Abril (1943), Acme Agency (1950), Muchnick Editores (1950), Editorial Codex (1951), Editorial Frontera (1957), entre otras. A partir de los setenta, algunas de estas empresas desaparecen de la escena editorial. La crisis tomó su forma más significativa con el cierre en 1963 de Editorial Frontera, creada por el guionista Héctor Germán Oesterheld.2

< Revista Hora Cero # 1 – Abril 1957

Revista Frontera # 11 – Febrero 1858

Suplemento Semanal Hora Cero # 51 (VIII-58)

Revista Hora Cero Extra # 4 – Octubre 1958

Revista LD-1 #1 – Noviembre 1968

 

LA HISTORIETA MODERNA NACIONAL

Recordemos que en el número uno de la revista Hora Cero Suplemento Semanal, el 4 de setiembre de 1957 se publicaba “Una cita con el futuro: el Eternauta; memorias de un navegante del porvenir”. Este es el título completo con el que Oesterheld presentaba la mítica historieta El Eternauta, ilustrada por Francisco Solano López. La historia se publicó semanalmente hasta el número 106 del Suplemento Semanal, fechado el 9 de septiembre de 1959.

Ya sabemos que la primera vez que nevó en la ciudad de Buenos Aires fue el 22 y 23 de junio de 1918. Y los lectores saben que la segunda fue un día cualquiera del invierno del 1967, en las páginas de El Eternauta. La nieve caída en una ciudad como Buenos Aires puede resultar un hecho inverosímil. Sin embargo, allí está Oesterheld para recordarnos que los hechos históricos son cíclicos y que una excepción (la nevada del 18) siempre es más que la confirmación de una regla.

En el prólogo de su primera edición, Héctor Germán Oesterheld subraya a propósito de su obra:

«Siempre me fascinó la idea del Robinson Crusoe. Me lo regalaron siendo muy chico, debo haberlo leído más de veinte veces. El Eternauta, inicialmente, fue mi versión del Robinson. La soledad del hombre, rodeado, preso, no ya por el mar sino por la muerte. Tampoco el hombre solo de Robinson, sino el hombre con familia, con amigos. Por eso la partida de truco, por eso la pequeña familia que duerme en el chalet de Vicente López, ajena a la invasión que se viene. Ese fue el planteo. Lo demás... lo demás creció solo, como crece sola, creemos, la vida de cada día».3

Puede argumentarse, por lo tanto, que Frontera es la cuna de la historieta “moderna” nacional, ya que sus revistas Hora Cero y Frontera marcaban un alejamiento del maniqueísmo presente en las revistas contemporáneas. Por primera vez en la historieta nacional se producen tramas en donde se cuestiona la validez del acto heroico tal como se entendía hasta el momento.

Las historias de Oesterheld fueron dibujadas por maestros como Pratt, Solano Lopez, Roume, Breccia, Pavone, Haupt, Moliterni, Del Castillo.4 En una entrevista Francisco Solano López, uno de los más activos partícipes de la editorial asegura:

«Realmente no sé si los cinco o seis que participamos de la experiencia de Frontera conocíamos los códigos y valores de Oesterheld. Lo que te aseguro es que todos y cada uno creíamos que el género tenía más por dar. El público que leía historietas era mirado mal por la sociedad culta y la sociedad no culta. Las dos miradas se equivocaban, no entendían al lector. En mi caso, por ejemplo, recuerdo que mis tíos me miraban con ojos de asombro y me decían: “¿y además de qué trabajas querido?5

 En la vereda de enfrente estaba la Editorial Columba que edita los álbumes Intervalo, Fantasía y D’Artagnan.

 Estas revistas no igualan la calidad argumental y gráfica de las ediciones de Frontera pero no por ello deben ser descalificadas. Las publicaciones de Columba han sido las más populares de la historia de la historieta nacional pero, llamativamente, casi no son mencionadas en la escasa bibliografía sobre el tema.

         Con la caída de Frontera y a partir de mediados de los sesenta, la historieta deja de ser territorio privilegiado del escapismo para avanzar en direcciones estéticas y temáticas nuevas. La convivencia de registros de la “alta cultura” y de registros de la “cultura menor” o “media” se pone en escena en estos años, momento en el que las referencias a los transgéneros y a los saltos y juegos estéticos ocupan los debates académicos y artísticos. Estas nuevas formas del relato gráfico y textual estallarán a comienzos de la década del ochenta consolidándose hacia mediados de la misma, con una publicación de Ediciones de la Urraca, la mítica revista Fierro

Estas exploraciones «condensan desde diferentes vertientes, el denso y complejo proceso de cambio que se ha venido operando en las costumbres sociales, el arte, las ciencias, la política, la tecnología, etcétera» (Rivera: 1992). Pero precisamente en el momento en que la historieta nacional rompe con ciertos patrones de producción convencional (siendo imposible no vincular algunas obras con cierta cultura punk, el movimiento del pop art, la política y el psicoanálisis lacaniano) el consumo en términos de ejemplares vendidos por revista decae, imprevisiblemente.

Hay que tener en cuenta que a mediados de la década de los sesenta las grandes editoriales sacan del mercado las revistas semanales de historietas para reemplazarlas por la fórmula editorial de los mensuarios. Esta estrategia editorial tiene en cuenta el nuevo posicionamiento de los lectores en el mapa de los consumos culturales. Si a finales de la década la historieta irrumpe en un nuevo escenario (el campo artístico y el campo intelectual) también por esos años, se produce en retroceso en su contacto con los sectores populares.6

[ Ensayo dividido en tres partes:    1   |    2    |    3  ]

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NOTAS: 

1 Trillo y Saccomanno: “La historieta y el humor argentinos: algunos datos para una historia”. Artículo escrito para la Bienal de Córdoba, 1979.

2 Al separarse de la Editorial Abril en donde se había iniciado como guionista, Oesterheld funda la Editorial Frontera que edita dos revistas: Hora Cero y Frontera. Casi la totalidad de las historietas publicadas en las revistas llevan el guión de su editor.

3 Oesterheld fue secuestrado el 27 de abril de 1977 y fusilado en 1978 por la última dictadura militar argentina, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional. Oesterheld estuvo prisionero en los cuarteles militares de Campo de Mayo y La Tablada. El, sus cuatro hijas y sus yernos son parte de los 30.000 hombres y mujeres desaparecidos entre los años 1976 y 83, en la República Argentina.

4 En una entrevista Carlos Trillo subraya a propósito del hito que supuso Editorial Frontera y el contexto en el que estuvo implicada: El ´57 marcó un gran cambio, una nueva fundación. El humor avanzó sobre los diarios, se incorporó como suplementos dominicales, ocupó espacios que nunca volvió a perder. Y la historieta tuvo el problema de los precios. Hacia 1960, o 1961, algunas grandes empresas de cómics de Inglaterra hicieron ofertas imposibles de rechazar a los mejores dibujantes argentinos y eso debilitó a Hora Cero y Frontera y llevó a la Editorial Columba a masificar su producción disminuyendo la calidad de sus historias. A Hora Cero eso la mató. A Columba le produjo una larga primavera en las ventas (sobrepasando los 100.000 ejemplares de tirada su cinco revistas en circulación) porque, seguramente, se dirigía a un público menos preparado y al que no tenían ni la más remota intención de mejorar mostrándole cosas de mayor calidad. (Entrevista y ficha: Manuel Barrero para Tebeosfera 021005 En: www.tebeosfera.com/Documento/Entrevista/Trillo/1)

5 Entrevista realizada a Francisco Solano López por la autora de este artículo para su tesis doctoral en curso.

6 El caso paradigmático es Mort Cinder, historieta dibujada por Alberto Breccia y guionada por Héctor Oesterheld. Mort Cinder apareció el 20 de julio de 1962, en el número 714 de la revista Misterix, de la hoy extinta editorial Yago. Su publicación fue por entregas y en forma discontinua hasta el número 800, del 13 de marzo de 1964.


© 2004 Laura Vazquez, para Tebeosfera 041015. Las imágenes corresponden a sus autores y editores y han sido facilitadas para esta edición por Carlos R. Martínez ]