TEBEOSFERA \ SECCIÓN

HISTORIAS FRONTERIZAS  /  5

 

por ANTONIO SANTOS  


SUPERMAN ROJO – Tómate la fluoxetina, niño, o vendrá Superman.

«Con cierta frecuencia, DC COMICS, a través de ELSEWORLDS (u OTROS MUNDOS, que desarrolla historias fuera del continuun de sus series), nos sorprende con historias realmente BUENAS y POTENTES de SUPERMAN. En esta ocasión, la pararrealidad va de: “¿Cómo se comportaría el mayor boy scout del mundo si hubiera caído y sido criado tras el Telón de Acero?”»

 SUPERMAN ROJO (en inglés: SUPERMAN: RED SON). Guión: MARK MILLAR. Dibujo: DAVE JOHNSON y KILIAN PLUNKETT. Tinta: ANDREW ROBINSON y WALDEN WONG. Color: PAUL MOUNTS. Portada de Dave Johnson. A destacar las páginas de bocetos del apéndice y, entre otros, el cameo de SEAN CONNERY como LEX LUTHOR. Traduce: C.M. MIRALLES. Rotula: A. BADOSA. Editada por NORMA EDITORIAL. Libro de cómics de 164 páginas que recoge los 3 números originales de plomizo color pesimista cuya estimulante lectura cuesta 16 €. ISBN: 84-8431-886-9.

           Aunque es de Norma, no se descuajaringa.

            Esa época parece felizmente superada.

¿De qué va?.-

            ¿Parábola, paradoja, especulación? sobre los efectos que tendría sobre el mundo que el Último Hijo de Krypton hubiese sido amamantado por el marxismo más recalcitrante y explotado por la propaganda del mayor genocida del siglo XX, IÓSIF STALIN, asumiendo la Presidencia del Politburó al fallecimiento de éste. Narración en retrospectiva y primera persona efectuada por un norteamericano intuyendo lo que pensaría un ruso hiperpoderoso criado en Ucrania entre 1938 y 1953, intentando evitar todo tipo de cliché y propaganda antisoviética.

Dejemos algo claro: Superman, el Moisés que nos hacen pasar por Jesús.-

            Cunde la idea de que Superman debe identificarse con Jesucristo. Muchos ven en la analogía de la caída de la nave de Kal-El la de la estrella fugaz que guió a los Reyes Magos (figura a reivindicar frente a la del imperialista Santa Claus) hasta el portal de Belén, éste como la granja de los humildes JONATHAN y MARTHA KENT, trasuntos de María y José, obviando la cesta que contenía al pequeño Moisés (la nave espacial) y la huida de la catástrofe genocida (la destrucción de Kripton) encarnada en la orden del Faraón, siendo el espacio el curso del Nilo.

            Lo ven tan todopoderoso, guapo, sexualmente neutro, que su imagen calza simétricamente con la de Jesús. A falta del suficiente conocimiento sobre la imagen concreta que el credo judío (que profesaban SHUSTER y SIEGEL) tenga sobre el Mesías, considero inadecuado asociar / trasuntar a Superman con el Carpintero de Nazaret.

            Porque Superman, nos cuentan casi desde siempre, no viene ni a salvar ni a liderar. Sólo a ayudar (por salvación entiéndase abrir las puertas del Paraíso a un grupo determinado, de amorfo volumen y procedencia). El mismo Superman, como KINGDOM COME constata una página tras otra, no quiere ser líder, sólo ser inspiración, código de conducta moral, predicando con su ejemplo y su conducta noble y leal, honesta. Desde su Fortaleza Polar (vecina a la de DOC SAVAGE) nos trae los Mandamientos de Urbanidad, pero no se encarama al globo del PLANET predicando un Sermón del Rascacielos interminable.

            Insisto: Superman no vino a nosotros para salvarnos. Sólo para darnos herramientas y conocimientos que nos ayuden a salvarnos  a nosotros mismos.

            Entre medio, y por exigencias del guión, propina alguna galleta a supervillanos de mejor o peor catadura y enjundia, baja gatos de los árboles y rescata niñitas atrapadas por los díscolos rieles de algún feroz tren atacante.

Superman no es un manual del talante: es un cómic de ACCIÓN. De vez en cuando (y por la salud económica de su serie) debe haber un poco.

El camarada Superman.-

            ¡Si GIOVANNI GUARESCHI resucitara! ¡Hasta Superman, el icono americano por excelencia (lo cual es paradójico, tratándose de un inmigrante) cantando La Internacional con un pañuelo rojo fuego en torno al cuello, como un PEPPONE cualquiera! ¡Vivir para ver!

            La presunta originalidad (que, ojo, abunda) de la trama urdida por Mark Millar trabaja sobre el supuesto del ¿Y SI…? el ingenuo kryptoniano en vez de caer en el Quinto Pino de los EE UU lo hubiese hecho en el de la URSS, poco antes de la II Guerra Mundial, en un sano y saturado ambiente de propaganda leninista / estalinista.

            Ya se preconfigura un Superman malvado, granítico, distante, glacial, de Politburó, aficionado a la Stolichnaya, debido a su crianza e influencias. Se nos hurta la figura humana bajo la propaganda y los clichés, la cual desesperadamente Millar trata de mostrar (el hombre bajo el escudo), ciñéndose a la mitología de Superman, un hombre bueno y noble, asexuado pese a su nítida masculinidad heterosexual (algo mal visto y decadente hoy día, como ciertos programas esdrújulos de la TV predican) que lamenta profundamente los errores humanos, a quienes ve con un enorme potencial para el Bien pero irremediablemente seducidos por el Reverso Tenebroso.

            El Superman de EE UU jamás aceptará gobernar por mucho que se lo exijan circunstancias y tentaciones (idea expuesta en TIERRA-X y planteada al CAPITÁN AMÉRICA). Pero Millar otorga al Superman de URSS el poder global, como algo natural para un ser de su constitución y, a partir de aquí, especula.

            Su Superman, sin identidad civil, el granjero anónimo ucranio, causa crisis de ansiedad en la próspera América de IKE EISENHOWER de 1953, aún conmocionada con la ideal del Sputnik trazando misteriosas órbitas espías sobre sus cabezas tocadas con Stetsons de ROY RODGERS. (A este respecto, conviene visionar EL GIGANTE DE HIERRO, fabulosa película de animación cuyo espíritu está parcialmente capturado en esta obra.)

            Este Superhombre se revela al mundo en un frío celofán comunista, como legado de otro HOMBRE DE ACERO, como fue descrito Stalin, para el mundo del mañana / mañana, trastocando toda la seguridad y tranquilidad pseudofascista del 53. Un mundo familiar y tranquilo se troca en un futuro desconcertante, amenazador.

            Durante la primera parte del capítulo 1, Superman es reluctante a suceder a Stalin, un cargo ambicionado por uno de los hijos ilegítimos del Padrecito, PYORT ROSTOV (que cuando conozca a BATMAN se habrá cambiado a ROSLOV), todo un Caín roído de envidia que atentará sucesivamente contra los Presidente del Presidium de modos insidiosos; el reencuentro de Superman con el tierno amor de su adolescencia, LANA LAZARENKO, le convencerá que lo que más necesita este mundo no es amor, sino su autoridad superior.

            Van desfilando los clásicos del panteón Superman: LOIS LANE, LUTHOR, PERRY WHITE, JIMMY OLSEN, en posiciones del tablero muy trastocadas. El papel de semicomparsa de Lois es extrañamente apropiado y destaca por el segundo de infidelidad que tiene, sucedido en su primer encuentro con el monstruo soviético Superman, únicamente ocurrido en su mente. Su naufragante matrimonio con Lex Luthor la absorbe más.

            Millar reconstruye imparablemente y logra grandes aciertos. El de Batman es espectacular. En esta HiperRusia edificada por el benevolente gobierno del Camarada Presidente Superman, a base de persuasión y fluoxetina (y no talante), Batman no es el reverso tenebroso de Superman (todos conocemos los antecedentes y premisas de su origen), sino un trasunto de V de V DE VENDETTA, con un interesante uniforme de murciélago cosaco vengador y una brutalidad expeditiva (resulta memorable la viñeta sado donde apresa a WONDER WOMAN con su lazo mágico, practicándole un tosco bondage.)

            La paliza que Batman propina a Superman, eco de la dibujada por FRANK MILLER en EL REGRESO DEL SEÑOR DE LA NOCHE, resulta igualmente sorprendente.

Conspirando contra el pérfido Camarada Superrojo.-

            Desde las entrañas atemorizadas de los EE UU, la CIA planea incansablemente atentados contra Superman, y como no podía ser menos, la mente tras las tentativas es la de Luthor, científico chiflado hiperactivo infelizmente desposado con Lois Lane (a esto, Millar se apunta al revisionismo que la figura, otrora encarnada por GENE HACKMAN, está padeciendo, ganándolo para el Bien). Esta estrategia deprime social y económicamente a EE UU, último bastión (cómo no) de la libertad, que corre un serio riesgo de desmembración.

            Millar resucita a JFK y MARYLIN MONROE, caracterizados como obsesos corifeos de Luthor, y que más parece un intento de demoler un mito semisacralizado (en plan LADY DI) encarnado en la figura de Jack Kennedy. Todas estas maniobras inducen a sospechar que se tratan de soterradas jugadas de Luthor para encumbrarse en la Presidencia de EE UU y Superman constituye una tortuosa excusa para acaparar un poder casi omnímodo.

            Mientras, el resto del planeta acepta la dirección mundial del ser capaz de oír una petición de auxilio a 3.000 kilómetros de distancia, reduciendo toda disidencia con lobotomías y chips, originando los denominados ROBOTS DE SUPERMAN, perfectamente felices e ignorantes. Da al mundo horarios orwellianos de sueño y actividad, regulando (por no decir imponiendo) hasta su ocio. Erige el Comunismo de los Mil Años.

            En contra a lo que leemos en la excelente PAZ EN LA TIERRA, la maldad anidada en nuestro ADN amarga y decepciona intensamente a Superman, tornándolo oscuro y gris, pesimista, casi indolente, impulsado por los esqueletos de sus ideales bondadosos, sacrificados en nombre de la seguridad y la estabilidad.

            Mediante una argucia del infatigable y obsesionado, envidioso, Luthor, el mundo es finalmente liberado de las garras del igualitarismo y el futuro, siempre descrito en retrospectiva, quizás con voz átona, se presenta idílico, regentado por un beatífico Luthor de los 800 años y su linaje que, apoyados en un Comité de Sabios (como el que pretende enmendarnos la programación de la TV), convierten la Humanidad en un poder intelectual, quizás justo, digno de la gloria de PERICLES.

            Pero ningún paraíso es totalmente perfecto.

            Y la Utopía debe transformarse en Ucronía.

Mentiras arriesgadas.-

            Las que expone el prologuista del tomo, TOM DeSANTO, en el cual nos informa que el arduo guión de Millar fue concebido en 1995 (¡la de revisiones y mutilaciones que habrá sufrido!)

            Defiende que: «En manos de un escritor menor, habría caído en tópicos propagandísticos “americano-bueno”, “soviético-malo”. Gracias a Dios, Mark Millar no lo es. (…en referencia a que:) En vez de que el bebé Kal-El cayese en los brazos amantes de Mamá y Papá Kent en Estados Unidos, cae en los brazos amantes de Iósif Stalin en la Unión Soviética.» (Dudo que Stalin amase a alguien que no fuese él mismo.)

            DeSanto dice que leyó tres veces el cómic y aún seguía “pillándole” guiños y cameos (por otro lado, abundantes), del tipo de ver a Martha Kent, ferretera, haciendo el agosto con planchas de plomo que impidan al tal Superman ver las intimidades americanas con su opción visual de rayos x; ¡ay, si el difunto y ultrapatriótico Jon Kent levantase la cabeza…! DeSanto está tan ocupado viendo cameos que obvia ciertos e interesantes contextos ideológicos contenidos en la obra y que la hacen aún más poderosa.

            Su prólogo (un tanto peregrino, casi hecho por compromiso) induce a formarse la idea de que Millar narrará una pararrealidad en que el vástago de JOR-L fue metido en una fría institución pavloviana y dogmatizado hasta la nausea por el aparato propagandístico (en plan KURT RUSSELL en SOLDIER) y que el único y ciego amor de Superman, aparte del doctrinario marxista / leninista, corresponde, filialmente, al Padrecito Stalin. Eso hubiese sido maniqueo, un cliché que se intentaba evitar.

            Por alguna razón, Millar no nos informa sobre la identidad de los granjeros ucranios y DeSanto da por sentado que en Rusia no hay un alma émula de la de los Kent que criase bondadosamente al niño caído del cielo, cayendo en un cliché.

            No cae en tópicos. No, qué va. ¿Quién salva al mundo? Lex Luthor, cuya partida de nacimiento no es, precisamente, de Umbrete. Es un norteamericano el que nos salva del camarada Superrojo.

            De nuevo, el papel de Europa es nulo, tanto o más que el de Asia. En un mundo bruscamente trastocado por dinámicas superiores, nadie, excepto Luthor, es lo suficientemente listo como para clonar o intentar crear una supercriatura émula o rival de Superman.

            El episodio de Londres es revelador de lo que los americanos deben pensar, grosso modo, de Europa. Siendo justos, razones seguramente les dimos…

Soporte gráfico.-

            El trabajo de Dave Johnson y Kilian Plunkett como dibujantes y el de Andrew Robinson y Walden Wong como entintadores lo mínimo que puede que clasificarse es de correcto. Dibujan páginas y viñetas excelentes, desarrollan el guión apropiadamente, superándose en los momentos adecuados. Drenan de muchos lugares e influencias (parcialmente enumeradas por DeSanto). El color, aplicado informáticamente por Paul Mounts, da preeminencia a los grises y tonos sombríos. Huye del colorín esperanzado y la luminosa cuatricromía que usualmente destella en Superman. Da peso y solidez al dibujo, como una obra anclada permanentemente en la Europa postHitler, con los cielos aún cenicientos por una Stalingrado que sigue ardiendo, bombeando escorias a la atmósfera.

            En mi opinión, el guión contiene un elevado número de atractivos elementos para haber sido ofrecido a los lápices de otros dibujantes. No es que éstos lo hayan hecho mal. En absoluto. Pero, por algún motivo, el nombre de CARLOS PACHECO se me insinúa más adecuado aún, en potente competencia con los de ALEX ROSS (quien sí hubiese exprimido todo el potencial de la obra) o el de JOHN PAUL LEON, cuyo sombrío trabajo en Tierra-X se ajusta perfectamente al ambiente pesimista que mancha este cómic y que lo hubiesen convertido, de una novela gráfica remarcable (y que NO debe pasar inadvertida) en una obra maestra como 300 o Kingdom Come.

            Pero ¡celebrémoslo!; siempre pudo ser masacrado por AL MILGROM o ROB LIEFELD, insigne creador del bastardo del pelo blanqueado, culmen del calco y la falta de talento, SUPREME.

            Pensando en que esta obra pudo caer en las manos de estos dos (entre otros muchos), más valoro y aprecio el trabajo de Johnson y Plunkett, tanto, tanto, como para enmarcarlo…

Defectos.-

            O mejor, recortes. Su lectura desprende la sensación de haberse quedado a la mitad. Pende una vaga impresión de que la historia daba pero que para mucho más y que un cuarto capítulo se hace indispensable. Hay un eslabón perdido, un brutal esfuerzo de condensación que perjudica la trama.

Millar tampoco da nombre civil a Superman. Nos priva de la broma que constituiría que el humilde granjero llegado a la metrópoli moscovita lo hiciese bajo la identidad de Karl Marx…

            La versión de Batman descrita en esta obra merece más páginas. La oscuridad alojada en su mente y sus móviles las pedían. Este es uno de los más clamorosos ejemplos.

            Extraídos de la hagiografía de Superman y la DC, aparecen DIANA DE TEMISCERA (alias Wonder Woman, la única mujer con la cual Superman puede copular sin reventarla) como la novia cuyo amor no es correspondido (pues todos sabemos en qué triángulo, o cuadrado, anda liado el corazón de Clark Kent/Superman con él, Lana Lang y Lois Lane en los demás vértices), BARRY ALLEN, aquí el Hombre Más Lento del Mundo, OLLIE QUEEN (o FLECHA VERDE) y varios más, pero carentes de superpoderes, lo cual es significativo teniendo en cuenta la presencia de Wonder Woman y sus correosas hermanas Amazonas o la mención de la ATLANTIS de AQUAMAN. Estos reinos plantean una pregunta: dada su existencia y el poder que habita en ellos, ¿cómo consienten dos guerras mundiales?

            Esta obra trata de la injerencia de un superpoder en nuestra cotidianeidad. ¿Por qué debemos esperar a Superman? ¿Por qué las aguerridas amazonas no influyeron? ¿No hubiese ganado aún más interés la obra mostrando a Superman como la superrespuesta de un hombrecillo hosco y genocida a un mundo controlado por seres mitológicos? Ike no se corta: encarga a Luthor un clon aberrante (BIZARRO) como contestación a Superman.

            Desgraciadamente, la misma edición de Norma no logra más que una calificación de correcta. Es fría y eficaz, tan desapasionada como la idea con la que trata Millar de impregnar su obra de gris o el mismo y opacado Superman desencantado del género humano. Es un mero producto y como tal lo venden. Una nota de parte de alguien (Norma debe tener en nómina competentes escritores que se hubiesen ocupado), un punto de vista extra, se hubiera agradecido y se reclama.

Resumiendo.-

            Debemos creer de Superman Rojo (título desafortunado; Norma masacró la deliciosa paradoja contenida en el título original inglés, de doble filo) es, como expone DeSanto, una reflexión / panfleto crítico sobre muchas cosas y abotargado de detalles y talento. Ciertamente, su prólogo parece más una confesión estilo Pilatos (de lavarse las manos respecto a la política actual norteamericana) que un ensalzamiento de una encomiable obra.

            Es mejorable con muy poco trabajo: sólo desarrollar ciertos aspectos. Contiene páginas memorables. Para el lector poco exigente, esta obra abunda de hallazgos y alicientes; el buen rato está supergarantizado. Es prolija y retrata a un Superman digno, en la cúspide de su poder.

            El lector más exigente no puede negar los grandes momentos que contiene. Y este lector, más meticuloso, convendrá en reiterar el que hay algo, una especie de ausencia o subdesarrollo, en la trama que privó de peso al trabajo final. Este cómic no es aquél pin-up que cruzó a Superman con Hulk, y que tan derrochado quedó, de gran choque de titanes a curiosidad simpática sin pretensiones.

            Es perfectamente digerible por el lector no habitual de Superman; es más, DEBE leer este Red Son. Superman tiene mucha mala prensa, motivada por el insistente tratamiento de boy scout grandullón que se sonroja ante una minifalda en vez de mostrarlo como un buen hombre, honesto y cargado de nobles principios. Este Superman es un adulto que tomó decisiones y resultaron erróneas. Pero es que, ante el binomio libertad o seguridad / confort, el Hombre siempre elegirá lo segundo.

            Para los mansos, la fluoxetina ya les va bien para sofocar sus disidencias. Para los bravos, una lobotomía y un chip serán el bálsamo adecuado.

            A la sombra de este Superman: Red Son, aparentemente, se ha desarrollado ATOMIKA, que inspira la sensación de que Rusia está de moda también en los cómics, dispuestos a verlos como un lugar más y no como una madriguera de estereotipos y malvados, algo que hiciera exclamar: ¡Gracias a Dios que tenemos a los americanos para comprender lo malos que son los rusos! De momento, nos debemos conformar con la visión americana, esperando que, alguna vez, nos llegue algo desde la Madre Rusia.

            Entre otras, queda esta pregunta por formular: ¿los rusos hubiesen llamado “Superman” a Superman o tendría otro nombre, algo barroco y utilitario a la vez?

La página.-

            La 24. Pero otras muchas hacen méritos.

La viñeta.-

            Wonder Woman esclavizada por Batman.

Las frases.-

            ¿Quién te piensas que eres, volando por ahí, llevando nuestra bandera? ¿Cómo te puedes llamar un símbolo de todo lo que creemos cuando ni siquiera eres de este planeta?

            Vencer al extraterrestre, chicos. ¿Qué se podría comparar a salvar el mundo de Superman?

Lo mejor.-

            El uniforme de Superman. Digno de un supermarxista.

Lo peor.-

            El leve maniqueísmo emboscado en ciertos conceptos.

ad para asumirlos.


 J. Antonio B. Santos (Sevilla, 1967), historietista -Coronel Calavera, Blitzteam-, faneditor -Edisiones Gaspasho-, organizador de festivales -I Semana de la Historieta en Sevilla-, y escritor de ciencia ficción laureado -ex aequo en el premio UPC de ciencia ficción 2003-, prepara historietas para editores británicos y americanos, así como guiones para largometrajes u otros medios.


 [ © 2005 Antonio Santos, para Tebeosfera 050205 ]