TEBEOSFERA \ SECCIÓN  

NO SÓLO SON TEBEOS / 3

 

por MANUEL BARRERO


La historieta y el humor gráfico en la Universidad. Trabajos académicos.


La investigación científica sobre historieta suele estar bastante apartada de los intereses del aficionado medio español al cómic. No han sido muchos los estudiosos del medio (y del humor gráfico) que usasen de los canales propiamente académicos, escuelas, colegios universitarios o facultades universitarias, para estudiar algún aspecto de los cómics o del humor gráfico en nuestro país. A continuación se avanza un primer estudio sobre la evolución de la investigación sobre cómics y humorismo en las universidades españolas, y se adjunta un documento con cerca de 200 memorias de investigación (tesis, tesinas y otros) realizadas en nuestro país sobre estos medios.

INVESTIGANDO VIÑETAS EN ESPAÑA

El estudio de la historieta y el humor gráfico en España siempre se ha visto impulsado por afanes singulares y bríos puntuales, en vez de por trabajos colectivos y esfuerzos continuos. Es sabido que existen interesados particulares que han dedicado gran parte de su tiempo al desarrollo de algún proyecto de investigación que permaneció inédito; hubo bastantes estudiosos que desearon dedicar una parte de su vida a rescatar la memoria de la historietas, desde diferentes enfoques (semiótico, histórico, bibliográfico); también hubo muchos que escribieron sobre nuestras viñetas desde muchas diferentes perspectivas para publicaciones especializadas o ajenas al medio (sobre todo en la última década del siglo XX); y también hubo bastantes que desarrollaron un proyecto de investigación que convirtieron en memoria escrita para ser defendida ante un tribunal académico.

Bastante, sí. No ha de resultar sorprendente el adverbio, si bien hasta hoy han sido recordados muy pocos; y es así porque también fueron pocos fueron los estudiosos que se han preocupado por catalogar los trabajos de esta índole, llamémosles académicos, siendo los que más demostraron interés: Luis Gasca, autor de una primera aproximación bibliográfica a los textos sobre historieta (publicada en Cuadernos para el diálogo), Antonio Altarriba, quien publicó una relación bibliográfica que daba cuenta de tesis y tesinas en 1989 (Altarriba, 1989: 142), y Jesús Cuadrado, quien incluyó 37 registros de este tipo en la entrada “Universidad” de su excepcional Atlas de la Cultura Popular Vol. I Tomo II (Cuadrado, 2000: 1254). Otros estudiosos, universitarios, también han indagado sobre la catalogación de tesis y tesinas (Jones y Baró i Queralt, 1996), poniendo así a nuestro alcance el conocimiento de su existencia, muchas veces vedado para el meramente curioso e incluso para el estudioso con verdadero deseo de saber. Quien redacta estas líneas, que ya había apuntado su interés en 2001 (Barrero, 2001: 79) se ha dispuesto a ampliar el conocimiento en este campo concreto de la documentación sobre historieta y humor gráfico.

         De todos es sabido que los tebeos y los chistes gráficos (o caricaturas, tal y como eran llamados en el pasado) no han despertado el entusiasmo de los investigadores y estudiosos de nuestra cultura. Al menos de los que habitan en aulas y paraninfos. Sí, sin embargo, por otros, por hombres que en privado dedicaron largo tiempo a recuperar esa parcela de la cultura arrinconada por la cultura oficial durante la década de 1960-70. Es entonces cuando varios individuos y colectivos, desvinculados totalmente de la Universidad (por otra parte aún no consolidada en el ámbito periodístico), comienzan a publicar textos, fanzines y revistas en torno a la historieta y el humor, siendo el pionero de esa actitud Luis Gasca, fundador del fanzine Cuto en 1967. Posteriormente, en la publicación de Antonio Martín Bang! (1969) se conformaría un núcleo de teóricos de la historieta en España entre los que se contaban Antonio Lara, Pacho Fernández Larrondo, Mariano Ayuso, Ignacio Fontes, Romà Gubern, Enrique Martínez Peñaranda, Federico Moreno Santabárbara, Ludolfo Paramio, Luis Vigil..., del cual surgieron los primeros estudios monográficos sobre la historieta en nuestro país. Entre esos primeros trabajos destacaban los textos historicistas y con enfoques semióticos desarrollados con un rigor que no proseguiría en lo sucesivo para el segundo caso, con la salvedad del esfuerzo demostrado por Altarriba y otros en la publicación Neuróptica, patrocinada por la Universidad de Zaragoza, la magnífica obra de Gubern y Gasca El discurso del cómic, o las alusiones de Zunzunegui en Mirar la imagen y Pensar la imagen.

Pese a que el colectivo de autores ligados a Bang! persistieron hasta el comienzo de la década de los años ochenta, no hubo un acuerdo común sobre ciertos planteamientos básicos y generales sobre el medio (sobre cuestiones históricas, sobre cuestiones ideológicas, sobre la segregación del medio en géneros y públicos, sobre el abandono de lecturas y análisis tendenciosos...) y la atención prestada al medio por los investigadores afines a las diferentes academias españolas se iría mitigando, a fuer de considerar el análisis de los tebeos como moda pasajera e inútil, no siendo hasta comienzo de los años noventa que aparecen nuevos estudiosos jóvenes interesados por aplicar un mínimo rigor científico en el estudio del humor gráfico y la historieta. En los últimos seis años, esta avalancha de nuevos teóricos ha generado un incremento de casi el 25% de textos sobre historieta con respecto del total de monografías teóricas y didácticas habidas hasta la fecha. Es este, por otra parte, un crecimiento engañoso, porque muchos de esos textos no son aproximaciones a la historieta con conocimientos históricos rigurosos, o desde la semiología u otras parcelas de las ciencias sociales: se trata de trabajos sobre colecciones, personajes, autores, humorismo político, miradas nostálgicas y, también, en ocasiones, plagios detestables. El aumento responde simplemente a dos factores: A la revolución tecnológica ligada a la informática y los hipermedia, que permite agilizar ficheros, fotocomponer fácilmente imágenes y publicaciones, y acceder a la información. También, al empuje de una afición apasionada por los productos provenientes de EE UU y Japón, generadora de una demanda de textos y prensa teórica sobre ambas industrias y cosmologías.

Por supuesto, existen trabajos elaborados con rigor y excelentemente escritos por los nuevos teóricos del medio que medraron durante la década de los 80. Pero hay que señalar que son escasos los que proceden del ámbito universitario.

CÓMICS Y UNIVERSIDAD

Centrándonos en el caso de los trabajos de investigación de variada índole, memorias de licenciatura y tesis doctorales relacionadas con los tebeos y el humor gráfico, hay que remontarse a fecha muy temprana para hallar el primer esfuerzo investigador elaborado con / desde presupuestos académicos en España y sobre historietas: el de Adela Ramírez y Morales y su memoria de graduación titulada Historia del Periòdic Infantil a Espanya, presentada en la Escuela de Bibliotecarias de Barcelona en 1935. Luego encontramos un vacío, una espera de 20 años, hasta los cincuenta, para atender al surgimiento de un renovado interés por estudiar las viñetas en las escuelas oficiales de periodismo (privadas o confesionales), siendo elaboradas allí al menos una cincuentena de memorias sobre prensa humorística, humor gráfico, prensa infantil y sobre los tebeos del Movimiento (y con ellas obtuvieron su título autores como A. Lara, L. Paramio o L. Conde).

En efecto, son las Escuelas oficiales de periodismo privadas y las de la Iglesia las que posibilitan las investigaciones pioneras sobre nuestra prensa infantil y juvenil, los estudios preliminares sobre humor gráfico y las primeras memorias de graduación (que no de licenciatura) en periodismo sobre prensa infantil y juvenil. Durante los años 1961 a 1970 eclosiona en estas escuelas el interés por el medio, acaso contagiado por los estudios en el campo de la semiótica que provenían de Argentina e Italia y que conferían carta de validez a las publicaciones con historietas, o quizá por el interés propio de recuperar una parte de la cultura española muy denostada hasta entonces y que ahora podía ser valorada en su justa medida por personas que, nacidas a caballo entre la Guerra Civil y la posguerra, podían contemplar los tebeos con ánimo científico. Lamentablemente, muchos de los trabajos que allí se realizaron no han quedado debidamente catalogados, al contrario de cómo sí lo han sido en los centros actuales de formación de periodistas y otros profesionales de la comunicación.

Desde los primeros años setenta, y partiendo del trabajo de Blanco Giménez / Ramírez Domínguez, comenzaron a leerse tesis y tesinas en las facultades de Filosofía y Letras, de Ciencias de la Información, y en otras, sobre cómics y medios relacionados. Recordemos que sería el decreto 2070/1971 de 13 de agosto promulgado por el Ministerio de Educación y Ciencia el que permitió la integración de los estudios de Periodismo y demás medios de comunicación en la moderna Universidad española. Nacen entonces los centros de Madrid, Navarra y Salamanca. Luego el de Barcelona. Le seguirán en el tiempo Valencia, País Vasco, Valladolid, Santiago de Compostela, Almería, Málaga, Burgos..., contándose entre las últimas en ser fundadas las Facultades de Ciencias de la Información de Sevilla o la de La Laguna en Tenerife (en 1989 ambas). En centros como los últimos mencionados, el número de tesis doctorales es escaso y por consiguiente son pocas las que puedan estar dedicadas a la historieta o el humor gráfico, habida cuenta de que no serían defendidas las primeras tesis doctorales hasta los primeros años noventa. En varios otros puntos de España, las lecturas de memorias de licenciatura y de tesis doctorales han ido aumentando con el tiempo casi en progresión geométrica; como ejemplo disponemos del estudio desarrollado sobre las memorias y tesis leídas en Cataluña en el ámbito de la comunicación, que arroja valores de: hasta 1959, una tesis doctoral, 1960-1969, 2 tesis y una memoria de licenciatura o tesina, 1970-1979, 14 tesis y 27 tesinas, 1980-1989, 114 tesis, 12 trabajos de investigación y 107 tesinas, 1990-1996, 154 tesis, 50 trabajos, 18 tesinas (Jones y Baró, 1997). Del total de las 285 tesis doctorales, los 62 trabajos de investigación y las 153 memorias de licenciatura revisadas solamente hubo 4 tesis estrictamente sobre cómics, y 1 trabajo de investigación, y 2 memorias de licenciatura o tesinas.

Es un bajo porcentaje si lo comparamos con los trabajos científicos desarrollados en otros ámbitos del saber, pero aún así es conveniente conocer de su existencia, y para la presente ocasión se han identificado cerca de 200 trabajos científicos de índole académica sobre historieta, entendiendo como tales las tesis doctorales (que sirven para la obtención del grado de Doctor), las memorias de licenciatura (también llamadas tesinas por algunos, que sirven para obtener la categoría de Licenciado en Grado y que afianzan la categoría de Licenciado), las memorias de graduación (para la obtención del grado de Titulado) y algunas de las memorias de investigación integradas en Programas de Doctorado con vistas a la acreditación de la suficiencia investigadora de los doctorandos.

Hay que advertir que algunas de estas investigaciones españolas versan sobre libros infantiles ilustrados, sobre cuestiones relativas a la suspensión de la credulidad o a la percepción de la imagen desde una minusvalía o sobre temas lejanamente relacionados con la historieta y el humor gráfico. Es un ejemplo más de que la investigación académica sobre los tebeos en España muestra síntomas de pobreza y parcial dedicación. Además, hay dejar claro que faltan aquí trabajos de investigación relativos a la historieta y al humor gráfico, algunos que se hallan en desarrollo, los que no fueron convenientemente catalogados en las bases de datos, los desarrollados en escuelas de periodismo, colegios universitarios y otros institutos que se hallan sin catalogar.

Es posible que el interesado pueda echar de menos a trabajos de otra índole, pero que no han sido considerados acá, a saber:

a)     Las lecciones impartidas en los Cursos de Prensa Infantil y Juvenil en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid durante los años sesenta y setenta, que fueron elaboradas por autores como Beneyto, Altabella, Maíllo, Vázquez, Martín, Sarto... y que calificaban para la obtención de un Diploma en Publicaciones Infantiles y Juveniles necesario entonces para trabajar como editor en ciertas parcelas profesionales.

b)     El centenar largo de conferencias leídas, en ámbitos académicos o no, pero avaladas por una investigación sólida previa, comenzando –en lo tocante al humor gráfico- por la de Francisco Tomás y Estruch, “La caricatura en el periodismo español”, leída en la Sociedad Barcelonesa de Amigos de la Instrucción en el lejano 1892 y –en lo relativo a la historieta- por la de A. Viña, “Conferencia sobre TBO”, pronunciada en el Curso de Altos Estudios de Salou, Tarragona, en 1957.

c)     Las catalogaciones de prensa española, como las de Givanel i Mas (Bibliografía catalana. Premsa (1792-1925), Institució Patxot, Barcelona, 1931) o la firmada por Joan Torrent y Rafael Tasis Història de la premsa catalana, Bruguera, Barcelona, 1966), y muchas otras, que pueden dar pistas para una catalogación de nuestra prensa humorística e infantil / juvenil, así como de nuestros tebeos, más amplia que la existente.

d)     Trabajos de investigación desarrollados en el ámbito universitario no acogidos a programas de doctorado u otros de índole similar y cuya extensión y calidad aconsejaría su inclusión entre las memorias de licenciatura. Un ejemplo lo constituye el trabajo Utilización política de la historieta, de Fernando Guijarro Arcas, asesorado por Romà Gubern, y presentado en la Universitat Autònoma de Barcelona en V-1978.

e)     Otros trabajos de investigación puramente académicos no relativos a la historieta o el humor gráfico pero que podrían servir al estudioso del medio por tratar asuntos relacionados con su gramática o con su contexto histórico e industrial. En este grupo se encuadrarían las tesis de Rojas Friend, A.J. titulada Prensa e ilustración en las Islas Canarias (1750-1810), la de Catalá Doménech: La escena metafórica (las transformaciones de la imagen en la era de la visión tecnologica), la de Luis Muñiz Hernández titulada El sentido del humor y la comunicación: diálogo y comprensión, o bien la de Fatma Larouz que llevó el título Elementos humorísticos en el lenguaje político y social en la prensa española de los años noventa, por citar algunos ejemplos.

Finalmente sí que han sido incluidos, en un bloque aparte, algunos proyectos de investigación académica desarrollados con fines didácticos, por entender que han supuesto un esfuerzo desarrollado por uno o un grupo de estudiosos en un ámbito netamente académico, si bien su objetivo se orientara hacia diversas áreas pedagógicas.

Es probable que en un futuro nos propongamos en Tebeosfera incrementar el número de trabajos de investigación existentes, que estimamos en –aproximadamente- el doble de los que aquí figuran (de muchas memorias de licenciatura no quedó depósito siquiera; muchos otros trabajos no han sido convenientemente catalogados). Para ello esperamos la colaboración de la comunidad universitaria interesada en la historieta y el humor gráfico, y de todos los interesados y estudiosos que lo consideren de importancia.

EXHORTO A LA INVESTIGACIÓN

Tesis, tesinas, memorias... ¿Qué las diferencia? ¿Cómo se elaboran? ¿Sobre qué investigar? Son dudas habituales entre quienes no han estado relacionados con las comunidades universitarias o académicas en general.

Existe, en España, cierta tendencia a considerar a la comunidad universitaria una elite aparte, por distante, por engreída y, acaso, por pedante. Muchos, de entre quienes optaron por no proseguir su carrera académica u otros que trabajaron en el seno de la Universidad y fueron testigos de sus rivalidades y disfunciones internas, opinan asqueados sobre su funcionamiento, organización y objetivos. Razón tienen, en tanto que opinan; pero no difiere mucho la organización y funcionamiento de una estructura académica de la de cualquier empresa privada, y hasta pública. O, al menos, nada tiene que envidiar la Universidad, como cónclave de fruiciones y luchas intestinas, a las empresas editoras de cómics o ya a la comunidad de teóricos españoles. Y más por cuanto esta comunidad no existe como tal sino que parece haber devenido “mundillo” que aparenta ser un conglomerado de intereses particulares, a veces incomprensibles, y fatuos afanes individuales. Sería de desear que el conjunto de estudiosos de la historieta y del humor gráfico españoles formasen agrupaciones consistentes con objetivos comunes, que no agregados distinguidos y hasta enfrentados, y que condujesen parte de sus esfuerzos a través de asociaciones serias, colectivos comprometidos, fundaciones ilustres y estructuras académicas y universitarias.

Es importante dejar patente que lo que en la Universidad se hace adquiere trascendencia y alcance si viene avalado por un colectivo mínimo de autores que refrenden las tesis expuestas, y por una continuación, posterior, de quienes defendieron esas tesis e ideas en el seno de la propia Universidad: impartiendo cursos, escribiendo ensayos, dirigiendo nuevos estudios y memorias y creando grupos de investigación para el desarrollo de trabajos de envergadura. Hasta hoy, lo que en la Universidad se ha hecho sobre cómics y sobre humor gráfico no ha pasado de ser un rosario de esfuerzos solitarios, rara vez integrados en un programa definido de trabajo de una academia concreta, o de varias, a través de colectivos creados al efecto. Lara, Tubau, Ramírez, Gubern, Altarriba y otros se han prestado a participar en tribunales de nuevas tesis sobre historieta, pero eso no es suficiente. Hace falta generar más grupos de trabajo, estimular bastantes más cursos de doctorado sobre cómic y humorismo que incentiven nuevas tesinas o tesis; y publicar todos los resultados, en libros de actas, en revistas universitarias. O en revistas del ramo, o en libros.

Y los alumnos, de Ciencias de la Información, de Bellas Artes, de Historia del Arte, de Literatura, de Dibujo... han de presionar a sus educadores sobre la conveniencia de indagar sobre esta parcela de la cultura, la dibujada, insistirles sobre la idoneidad de la investigación, solicitar textos en sus bibliotecas (los mejores, los de Martín, Gubern, Vázquez de Parga, Ramírez, Gasca, Cuadrado... casi nunca escritos desde la Universidad, aunque pudieran haberlo sido). En suma, comprometerse a realizar trabajos con el rigor mínimo.

Lo cual que es difícil. Lo del rigor. Y lo del compromiso.

Emprender la aventura de realizar una memoria de investigación implica un adeudo con el tiempo, con el esfuerzo y con el bolsillo. Supone dedicar unos años a perseguir ciertos documentos e ideas. Para una memoria de licenciatura podría requerir unos meses, posiblemente un año. Para una tesis doctoral se necesitan dos años como mínimo, de trabajo y redacción; y una inversión de dinero que podría rondar los 7000 euros, o más, empleados en documentos, traslados, fotocopias, cuotas y otros gastos. Los pasos a seguir son:

a)     Obtener una diplomatura o una licenciatura, lo que implica de tres a cinco matrículas en una escuela o facultad de la comunidad universitaria. De tres a cinco años de tiempo, mínimo; de 3000 a 5000 euros de inversión.

b)     Realizar la memoria de diplomatura o de graduación, lo cual implicaría una inversión no elevada de dinero y un año de tiempo máxime.

c)     El licenciado, si quiere ser doctor, ha de matricularse en Tercer Ciclo para realizar unos cursos de doctorado y desarrollar una memoria de investigación. Con ello obtiene la “suficiencia investigadora” que le capacitará, a ojos de los académicos, para afrontar una tesis doctoral. Esto implica dos años de tiempo, cuanto menos, y una inversión en gastos de matriculación, y otros, de aproximadamente 900 euros. El licenciado puede provenir de otra facultad distinta a aquella en la que desea desarrollar su investigación, y podrá ser aceptado siempre y cuando demuestre méritos curriculares ante los directores de programa y los doctores que podrían dirigir su investigación.

d)     El doctorando habrá de invertir dinero nuevamente en el desarrollo de la investigación que convertirá en tesis doctoral, pero esto dependerá del objetivo que se proponga (si los documentos obran en su poder o en su localidad, si la tesis implica o no desplazamientos, si ha de lograr reproducciones o hacer uso de herramientas costosas, etc.)

e)     Concluida la investigación, el aspirante a doctor defenderá públicamente su tesis, tras un atento seguimiento por parte de su director del texto redactado tras la investigación, ante un tribunal integrado por autoridades en la materia, preferiblemente. Tras lo cual, es conveniente que busque la publicación de su texto, su difusión, nuevas publicaciones en otras revistas y libros, universitarios o no, que refuercen –o que renueven- su tesis, o impartir sus ideas a través de la docencia, y formar grupos de investigación o respaldar otros dentro del seno de la Universidad o bien en otros ámbitos, incluso privados.

Nadie dijo que fuese fácil. Pero rechazar de pleno la posibilidad de dirigir o enfocar esfuerzos para desarrollarlos en el ámbito universitario es pecar de intransigente, en cierto modo: si nosotros mismo nos atrincheramos en la endogamia, difícilmente recuperaremos la dignidad de la historieta como medio frente a la opinión generalizada de intelectuales, bienpensantes, o frente a la prensa o el público en general. Tanto para un aficionado como para un universitario del ámbito de la comunicación o de la historia o del arte sigue siendo enormemente importante, y más hoy, seguir estudiando la interrelación texto / imagen.

Incentivaba esta actitud de la comunidad universitaria quien firma estas líneas, en la conferencia leída en mayo de 2001 en la Facultad de Ciencias de la Información de Sevilla (Barrero, 2001: 89). Allí se intentó reavivar el interés por este apartado de nuestra cultura de los jóvenes investigadores, a poder ser, para derrocar los tópicos que sobre el medio historieta existen (el hecho de ser juzgados como detonantes de conductas agresivas, o de ser considerados únicamente productos infantilizados, o de ser validados con el pop art, o de insistir en su adscripción a debates politizados o a la mera trasgresión); con el objeto de generar un corpus teórico básico sobre nuestros tebeos de utilidad para el común de investigadores y desde la formación de grupos de trabajo; con el fin de elaborar nuevos enfoques historicistas y semióticos; con la meta de promover nuevas memorias sobre historieta usando enfoques pluridisciplinares que contemplen también la sociología, la memética o la pedagogía, por ejemplo. Y todo ello, por descontado, siempre presidido por el rigor y por una mínima metodología científica que contemple la estadística.

Proponía entonces algunas ideas sobre las que trabajar en el ámbito de la comunicación y relativas a los cómics: «¿Es posible un nuevo acercamiento semiótico de la historieta, y desde qué planteamientos? ¿Puede ser, o haber sido, la historieta un medio usado por los agentes sociales para la persuasión y / o socialización de las masas, o pueden serlo sus signos característicos? ¿Qué ideologías se hallan inmanentes en las escuelas, corrientes, autores, editores... del mundo de los tebeos? ¿Cómo han cambiado en su estructura narrativa los cómics estadounidenses durante los últimos veinte años, y los franceses, y los portugueses? ¿Cómo podríamos aplicar perspectivas psicobiológicas y sociológicas sobre el análisis de los efectos de los tebeos sobre el conocimiento de la realidad? ¿Qué criterios y actitudes imponen los cómics; son desestabilizantes de la emotividad del lector? ¿Sabe el lector medio distinguir entre la ficción y la realidad cuando lee cómics? ¿Cómo ocurre la evolución de lo grotesco a lo cómico, porqué la caricatura y el feísmo interesan particularmente al adolescente? ¿Incorporan los lectores de tebeos representaciones simbólicas procedentes de las historietas que legitimen y estructuren su realidad cotidiana; depende esto del medio en la medida en que sí ocurre con la televisión? ¿Qué funciones tiene el arrastre de imágenes y secuencias de imágenes, así como sus arquetipos de comportamiento asociados, sobre el público que las interpreta, y hacia que otros discursos apunta? ¿Podemos, con los cómics, reafirmar la tesis de Marc Augé de que las imágenes producidas y difundidas por los media configuran cosmologías equivalentes a las que funcionan en los pueblos primitivos?»

Y, también, se exhortó a la comunidad universitaria a que renovase su interés por un medio que forma parte del lenguaje global que es el entretenimiento, cuyo conocimiento y memoria corre peligro de sucumbir ante la desidia de periodistas poco formados, investigadores desatentos y ante el implacable paso del tiempo, que desintegra documentos y recuerdos.

Que nos deja sin historia de la cultura popular.

De nuevo se exhorta, aquí, a derribar prejuicios y a acoger, con las reservas pertinentes, por supuesto, los trabajos de investigación realizados (ca. 160 memorias de investigación académicos, ca. 25 memorias de investigación pedagógica), que pueden ser consultados en las facultades, que pueden ser solicitados por préstamo interbibliotecario, que pueden ser rescatados por los editores de textos teóricos. Y que pueden ser incrementados en número por nuevos afanes, aunque sean singulares, nuevos bríos, aunque sean puntuales, pero que podrían, al menos, ser. Existir.

Que no sólo son tebeos, que también son objeto de estudio y alimento del intelecto.


ANEXO: Relación de aprox. 200 trabajos de investigación de índole académica sobre historieta y humor gráfico en formato pdf - DESCARGAR  


BIBLIOGRAFÍA:

Altarriba, A. (1989): “Bibliografía sobre cómic”, en Neuróptica 2. Estudios sobre el cómic, Excmo. Ayuntamiento de Zaragoza, 1984, pp. 142-169

Barrero, M. (2001): “Cómic, periodismo y cultura de entre siglos ", en Comics, Comunicación y Cultura, Universidad de Sevilla / Diputación de Sevilla, 2001, pp. 79-91

Cuadrado, J. (2000): De la Historieta y su uso. 1873-2000. Sin sentido / Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Madrid, pp. 1254-1255

Jones, D.E., Baró i Queralt, J. (1996): Tesis doctorals i treballs de recerca universitaris sobre comunicació als Països Catalans, 1954-1956: aproximaciò bibliométrica, en http://www.bib.uab.es/pub/analisi/02112175n20p157.pdf.

__ (1997): Bibliografia Catalana de la Comunicació, 1796-1996, Generalitat de Catalunya / Departament de la Presidencia, Barcelona; también en: http://www.union-web.com/tesis/listates.html


  Manuel Barrero es Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Sevilla. Trabajó desde 1989 hasta 2002 para el Departamento de Publicaciones Populares de la editorial Planeta-DeAgostini y, actualmente, prepara una tesis doctoral sobre la ilustración satírica, el humor gráfico y la historieta en Sevilla y en Andalucía, al tiempo que dirige y gestiona www.tebeosfera.com.


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