TEBEOSFERA \ SECCIÓN  

NO SÓLO SON TEBEOS / 5

 

por MANUEL BARRERO


De tebeos y bibliotecas.


De tebeos y bibliotecas

Uno de los lugares donde la baja estima que como cultura tiene la historieta es más patente son nuestras bibliotecas. No nuestras tebeotecas privadas, estructuradas en anaqueles y meticulosamente ordenadas, o bien distribuidas en cajas de cartón provistas de etiquetas garabateadas. Me refiero a las bibliotecas públicas o universitarias.

La presencia de tebeos en estos lugares es errante y arrinconada, relegada en la mayoría de los casos a las secciones infantiles / juveniles, donde se ubica la literatura dirigida a los más chicos o al lado de manuales didácticos o libros ilustrados. La historieta masiva es la principal protagonista si la hay: Astérix, Tintín, Blueberry, Lucky Luke, Hazañas Bélicas, etcétera, mientras que cómics de otro calado, procedentes de los catálogos de Norma, Glénat, De Ponent, Planeta-DeAgostini, abundan menos. Y es más posible disfrutar de unas Memorias de Amorós (Ikusager) por hallarse relacionado su sello editor con la Historia que por tratarse de un excelente tebeo, de una lectura que dignifica.

Los culpables de este vacío en los estantes somos todos, en suma, que desde que el país es país hemos mimado poco a nuestros narradores gráficos, más seducidos por la imagen extranjera. A nuestra historieta hemos acabado por vestirla de burla y desconsideración, tachándola de producto puente entre la fertilidad imaginativa del niño y la mentalidad regida por la madurez normada del adulto. Así, las instituciones siguen desconfiando de las historietas, a las que aún ven como productos infantiloides, armazones de subversión o canales de pornografía. No ven en ellos cultura o cimientos de formación. Con el paso del tiempo, la ocupación de puestos de responsabilidad en nuestra sociedad por personas eminentes que demostraron sin rubor su inclinación por los tebeos (casos como Gubert, Gasca, De Cuenca) pudiera haber generado una mayor aceptación del medio, pero la industria implosionó y los criterios de selección del público eligieron el camino fácil del entretenimiento importado, con lo que lo nuestro quedó de nuevo relegado al baúl y, lo que es peor, medido con la misma vara que se aplica a la historieta barata.

Los teóricos y estudiosos no ayudaron a convencer a las instituciones. El interés académico por la historieta siempre fue escaso, o si se considera suficiente (dos centenares de trabajos de investigación académica en el ámbito universitario), deslavazado, azaroso. El envalentonado investigador raramente proseguía ligado a las viñetas -Altarriba y otros pocos fueron excepción- y lo prosaico no dejaba tiempo ni lugar para atender el asunto documental. Y está claro que sin su apoyo no se puede incentivar el interés de estamentos, funcionarios, fundaciones o gobernantes. Despertar el aletargamiento intelectual existente sobre historieta (y también librarla del concepto que se tiene de ella como algo exclusivamente marginal y genérico) es labor colectiva, para lo cual es absolutamente necesaria la cooperación, coordinación y conexión de todas las entidades individuales y colectivas que se hallan implicadas con el cómic: estudiosos, editores, autores, medios de información, centros de documentación, bibliotecas...

La alusión anterior al altruismo grupal es algo utópico, claro. Los motivos que mueven a políticos y funcionarios raramente son de carácter intelectual; los intereses que persiguen los intelectuales y académicos están más cerca de la vanidad que del altruismo por lo común; y los diferentes investigadores del medio que en España somos, nos conducimos por lo general según afanes singulares, por motivos nostálgicos o cegados por rencillas y enemistades.

Las posibilidades de la historieta como instrumento pedagógico, de incorporación a la lectura, de aprendizaje de valores de variada índole, hace aconsejable su preservación y mimo en las bibliotecas, y todos los proyectos encaminados a su acopio, catalogación, promoción y difusión cultural deben gozar de nuestro beneplácito y apoyo.

Imaginemos que pudiésemos abordar la utopía...

¿Qué fondos?

El primer paso a dar por los interesados en fundar tebeotecas, pues así llamaremos en lo sucesivo a las secciones de bibliotecas dedicadas a los tebeos, es discernir qué obras deben ser escogidas para nutrirlas. Desde Tebeosfera se aboga, en primer lugar, por el respeto debido a los catálogos de tebeos españoles, colecciones de fichas, diccionarios y obras de índole teórica, que en nuestro país existen varios. Estos son:

1. Catálogo del tebeo en España, 1915-1965. Editado por el Colectivo Noveno Arte, Barcelona, 1980. Catálogo mínimo de Josep Maria Delhom y Joan Navarro, con prólogo de Antonio Martín.

2. Catálogo del tebeo en España, 1865-1980. Del Círculo del Cómic y del Coleccionismo / Cuto Edicions, Barcelona, 1989. Libro de Josep Maria Delhom, con epílogo de Luis Conde Martín. Constituye una segunda edición, con más entradas y bastantes correcciones, del anterior.

3. Guía del tebeo español, 1865-1989. Fanedición de El Boletín, Barcelona, 1991. Libro a modo de cuaderno de Carlos González y Jaume Palañá.

4. Catálogo general del Cómic español, 1865-1993. Editado por el Equipo El Boletín, Barcelona, 1993. Libro de José Antonio Ortega Anguiano.

5. Catálogo del tebeo español en fichas (tómese como título). Autoedición, Madrid, 1983. Fichero confeccionado por Saturnino Beitia y Armando Hilera (1360 fichas, cada una con la portada del primer número de cada serie en su anverso, y con algunos datos de consulta en su reverso).

6. Catálogo de los años oscuros del tebeo español. Otra fanedición, de Ediciones PLG, Madrid, datada en 1996 aproximadamente por Jesús Cuadrado. Folleto de Pablo López, sobre los tebeos del período 1865-1950.

Se recomienda el manejo del catálogo del cordobés Ortega Anguiano, por ser el más completo. Así mismo, existen varios diccionarios sobre historieta publicados en castellano, sobre los cuales se erige sin discusión como imprescindible el firmado por Jesús Cuadrado: De la Historieta y su uso, 1873-2000, editado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez / Sinsentido. Ambos nomenclátores anteriores, fundamentales, han de manejarse con tiento, sin embargo, pues presentan las erratas y errores propios de las obras de ese grueso calibre. Actualmente se están preparando, al menos, dos nuevos catálogos generales sobre tebeos españoles, más ambiciosos y completos que el de Ortega, presuntamente más contrastados, y cuando nos lleguen serán una magnífica herramienta para seleccionar colecciones y asesorar los fondos de una nutrida tebeoteca del cómic español.

Es conveniente para el biblioteconomista y el gestor de las utópicas tebeotecas disponer de estos manuales y diccionarios, y me aventuro a aconsejar que no estaría de más que hubiese un mínimo fondo de monografías teóricas sobre historieta en nuestros templos del saber. Para la presente edición de Tebeosfera se ha desarrollado una investigación, un rastreo más bien, sobre los fondos bibliográficos de estas características que se hallan localizados en las bases de datos digitalizadas de las bibliotecas españolas. Se ofrece como anexo al presente artículo ese listado, donde se orienta sobre una bibliografía teórica básica que contempla también los diccionarios y catálogos comentados anteriormente. Es probable que otras bibliotecas dispongan de otros títulos cuya catalogación aún o se haya incorporado a la red, mas sirve esta guía ahora para aquellos interesados en transitar bibliotecas con el fin de saber sobre tebeos. Es un archivo de extensión pdf que pesa 278 Kb.

Con respecto a los cómics aconsejados para nutrir una tebeoteca, es evidente que todos tenemos una idea más o menos clara de qué cómics nos apetecería hojear sentados en silencio en estas salas. Sobre todo los más jóvenes, que no pueden incorporarse a determinadas lecturas debido a su precio elevado, a la dificultad de su localización, o a su naturaleza. Los bibliotecarios que demuestran interés por incorporar historieta a sus estanterías  se hallan por el contrario en dificultades para elegir sabiamente los cómics que puedan interesar a sus administrados, qué tebeos solicitar y a quién. Necesitan, en la mayoría de los casos, un asesoramiento. También aquí se aporta un primer documento elaborado con ese fin: una asesoría elaborada para una biblioteca sevillana en abril de 2002; consejo elaborado con imperfecciones pero adecuado para surtir una biblioteca básica hoy. Las imperfecciones son debidas a que se han elegido títulos que pudieran ser adquiridos actualmente (habrá clásicos de la historieta que no se hallan en la lista), títulos de calidad media / alta (habrá muchos cómics de alegre consumo que no se indican), y títulos más manejables por los bibliotecarios (se prefieren los tebeos encuadernados a modo de libro o tomos con lomo, lo cual es un condicionante impuesto por los razones de manejabilidad y catalogación) [descargar asesoría en pdf, de 121 Kb.]

Bibliotecas en acción

Existen varios proyectos en España orientados a insistir en la importante presencia de los cómics en nuestras bibliotecas. El primero y más esperanzador de los proyectos surgió a finales de 2001 en el llamado Centro de Documentación de la Historieta de Barcelona, cuyo núcleo de historiadores, editores y estudiosos contempló como uno de sus objetivos la fundación de una tebeoteca en su sede oficial, cedida por Ficòmic [ leer texto divulgativo sobre su fundación ]. Las personas responsables del proyecto de catalogación y / o coordinación de una posible tebeoteca serían Breixo Harguindey y Jordi Coll (éste como responsable de la “fanzinoteca”). Pero hasta la fecha de hoy no han hecho público ningún tipo de avance.

Por más que organicen estimulantes exposiciones que rescatan el tebeo y el humorismo clásico, acompañadas de deliciosos catálogos, tampoco desde la Biblioteca Nacional están laborando en proyectos orientados a la fundación de una tebeoteca que preserve la memoria de nuestra historieta. O sea: los proyectos centralizados, de alcance nacional, no existen. Únicamente se están dando pasos hacia delante en ámbitos comunitarios, provinciales y partiendo de afanes particulares, si bien orientados a un bien común. Estos son, a saber, los desarrollados por una bibliotecaria en la Comicteca de Murcia, por universitarios de la Politécnica de València y de la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de Madrid, y por particulares ligados al portal electrónico culturagalega.org.

La denominada Comicteca de Murcia es un proyecto de la bibliotecaria Concepción María Artacho ya presentado en varios festivales de cómics españoles (Barcelona, Granada, La Coruña). Difundió sus objetivos en las diferentes mesas redondas organizadas en esos festivales, de uno de los cuales –Granada, III-2002– nos ha brindado un apunte el autor y teórico Enrique Bonet, presente en la mesa:

«La mesa redonda se planteó en torno a tres preguntas formuladas por Concha Artacho. A partir de esas preguntas, cada uno de los asistentes intentó ofrecer su punto de vista y aportar su experiencia sobre el tema. Yo asistí, en principio, como persona ligada al medio de la historieta en varias facetas (fundamentalmente, como dibujante y colaborador en revistas de estudio y crítica de historietas), pero también como profesional de la documentación y la información (trabajo como informador-documentalista en la Universidad de Granada).

1. ¿Existen de verdad los servicios de información para la difusión y conocimiento del cómic? ¿Qué hacen las editoriales, revistas, concursos, internet, bibliotecas, etc.?

Los servicios de información y documentación especializados (es decir, enfocados específicamente a cubrir una faceta determinada del conocimiento o de la creación, como el cómic) son servicios "de calidad", nacidos para el apoyo o mejora de otros servicios o actividades: apoyo a la investigación, a la difusión, a la docencia... Por tanto, como servicios secundarios, su propia existencia será justificable si previamente existe una actividad importante en torno a ese campo del conocimiento o la creación.

   De momento no existe en España nada que podamos identificar como un sistema especializado de información sobre la historieta, pero ello no es más que la consecuencia lógica del estado de nuestro mercado, de la escasa valoración que el tebeo sigue teniendo en círculos académicos y culturales y de su poca repercusión en los medios de comunicación. Lo que hasta ahora tenemos son, en su mayoría, colecciones de tebeos en bibliotecas públicas, normalmente encasilladas en la sección infantil, y casi siempre -por lo que conozco- con muy escaso criterio selectivo. Por supuesto, la Biblioteca Nacional, y muchas de nuestras Hemerotecas (muy especialmente, las de Madrid y Barcelona), conservan verdaderos tesoros bibliográficos en este terreno, en su mayoría a disposición de los investigadores -aunque no sin esfuerzos-, pero en ningún caso su función va más allá de la conservación y catalogación de estos fondos...que ya es bastante.

         Porque un servicio de información especializado en historieta no debería únicamente recopilar, conservar y ordenar tebeos. Debería ofertar al investigador, y al aficionado en general, toda una serie de servicios en torno a sus propios fondos y facilitar el acceso a cualquier información sobre el mundo de la historieta que el usuario demande. Debería, por supuesto, constituir un fondo de historieta ordenado y sistematizado con criterios rigurosos y desde el conocimiento de la propia historia del medio; debería  elaborar bases de datos, clasificaciones y listas de materias, repertorios bibliográficos, índices de autores, boletines; debería recopilar todas las obras de referencia y bibliografía especializada sobre el tema; debería permitir el acceso a bases de datos, catálogos, sitios web y fuentes de información externas, además de orientar al usuario y dirigir su búsqueda hacia las fuentes de información más pertinentes para su demanda... A partir de ahí, un centro de este tipo puede servir también como dinamizador de actividades para la difusión de la historieta o como impulsor para la creación y para la conservación de originales.

         Ahora mismo, para obtener algo parecido a los servicios que un centro de este tipo podría ofrecer, tenemos que acudir a alguno de los ingentes trabajos de investigación surgidos desde el esfuerzo de iniciativas particulares (por citar algo: los trabajos de Antonio Martín, el inmenso Diccionario de Jesús Cuadrado, el Catálogo de José Antonio Ortega) o a los sitios web que, en mayor o menor medida, intentan recopilar toda la información posible sobre autores y obras. Iniciativas imprescindibles y maravillosas, pero lamentablemente carentes en su mayoría de apoyos oficiales, y por ello, con difícil continuidad.

    La experiencia de la Comicteca de Murcia -englobada dentro de la Biblioteca Regional de Murcia- que se presenta en este Salón del Cómic es encomiable, y un ejemplo a seguir para otras Comunidades Autónomas que podrían implantar dentro de sus sistemas públicos bibliotecarios iniciativas similares. Pero, por muy loable que sea su trabajo, y aunque en un futuro se convierta en un centro de referencia a nivel nacional, su función es básicamente la de preservar y difundir el cómic murciano, y en ningún caso puede sustituir lo que debería ser un centro de documentación o información sobre historieta de rango nacional. El proyecto del Centro de Documentación de la Historieta con sede en Barcelona, surgido a raíz de la iniciativa de un amplio grupo de profesionales y estudiosos catalanes y con el apoyo expreso de Ficómic, de momento no deja de ser eso, un proyecto, del que poco podemos opinar hasta que no conozcamos más detalles sobre sus objetivos, alcance, financiación, etc. Ojalá este proyecto sea capaz de despegar y consiga aglutinar el interés de los profesionales y aficionados y, sobre todo, el apoyo público imprescindible para que un centro de este tipo nazca con visos de permanencia y buenas perspectivas de crecimiento.

2.¿Para que existan, la solución seria la interrelación entre todos los servicios de información?

   La interrelación y cooperación entre los servicios, creo yo, sólo podría darse en buenas condiciones entre servicios dependientes de entidades y organismos públicos (entre servicios e iniciativas privadas o de grupos hablaríamos de "competencia", más que de cooperación), y siempre que existiera una distribución más o menos clara de funciones y competencias.

3.¿Qué mecanismos o instrumentos existen para conocer los gustos o necesidades del usuario?

   Sobre esta pregunta apenas intervine porque por falta de datos para opinar.»

Es cierto que el esfuerzo de Artacho se circunscribe primordialmente a lo local. Es natural si la procedencia de los fondos es localizado; mas se trata de una iniciativa a considerar como de alcance nacional puesto que no sólo pretende fundar un núcleo documental sobre historieta y originales donados [ léase a este respecto al bloque de noticias publicado en esta misma edición], también se halla trabajando duro -con la inestimable ayuda de Paco Olivares y Juan Álvarez- por la localización de otros bibliotecarios interesados en proyectos similares y por generar un manual de catalogación que contenga una clasificación temática de tebeos para las bibliotecas españolas. Artacho ha concluido la escritura de ese protocolo de catalogación, un avance del cual fue elaborado para el sitio web de la Biblioteca Regional de Murcia y que en estos momentos está siendo remodelado a los efectos de su publicación definitiva.

Otro proyecto de similar alcance al de la Comicteca de Murcia es el desarrollado por Francisco Ruiz y otros colaboradores (los doctores Marina Segarra, Isidoro Gil y Alvaro Pons), que se hallan realizando un trabajo de catalogación específica de historieta trabajando con el fondo de la Biblioteca Valenciana. Previamente, este equipo ha realizado un estudio sobre el estado de la cuestión en diversas bibliotecas (incluyendo Angulema) y desde hace tres años labora en la recuperación digital de Patrimonio de Historieta Valenciana, concretamente con:

«1. La elaboración de una terminología específica de historieta adaptada a la complejidad editorial y que permitiera describir las publicaciones tanto a nivel físico como de contenido. Esta terminología es una fusión convenida de la que usan habitualmente tanto los teóricos como los aficionados a la historieta.

2. Para optimizar esa ordenación y partiendo de la terminología descriptiva y tipológica anterior, desarrollamos una sistemática de catalogación a partir de las reglas preexistentes en documentación pero realizando una adaptación a la historieta que nos permitiera una catalogación específica (diferenciada de los documentos textuales como lo realizado hasta el momento).»

Para desarrollar este proyecto tomaron contacto con la Biblioteca Valenciana y, desde entonces, han realizado una exposición antológica de José Grau en la Universidad Politécnica, han desarrollado una ponencia en un congreso de recuperación de Patrimonio Histórico, y han localizado una publicación de 1936 hasta el momento no catalogada (trabajo que será oportunamente difundido en Tebeosfera). En realidad aún se hallan trabajando en el proyecto de catalogación de fondos a falta de cerrar un acuerdo, no obstante ya han publicado un sitio web donde demuestran su interés por el tebeo valenciano: La Escuela Valenciana de Aventuras

Similar ímpetu que a los anteriores guía al coruñés Kike Benlloch y a algunos colaboradores del sitio web www.culturagalega.org. Este portal gallego desarrolla una gran labor en pro de la historieta: planifica actuaciones editoriales, desarrolla entrevistas, reportajes, contenidos exclusivos, ediciones facsímil-electrónicas, analiza la historia de los tebeos autonómicos, cataloga publicaciones, lleva a cabo una programación de noticias breves y extensas de modo regular... todo ello como un servicio libre y gratuito. Benlloch también se halla deseoso de desarrollar su propio protocolo de catalogación de cómics, para lo cual han entrado en contacto con el CDH y con la Comicteca de Murcia. [un texto sobre sus proyectos puede leerse aquí] Mas, de momento no han desarrollado su propio modelo de catalogación, que han prometido presentar como muy tarde en noviembre de 2002.

La ardua catalogación

Sería de desear que surgiesen otros proyectos parecidos en otras comunidades autónomas o desde otros núcleos universitarios instruidos en las artes biblioteconómicas. Es así porque una vez determinado el bibliotecario a la adquisición y ubicación de los tebeos, surge el grave problema de la correcta catalogación.

El problema obedece a las dificultades que plantean las Reglas de Catalogación Internacional (RCI), extremadamente rígidas y que siguen relegando a la consideración de folletos a cualquier tebeo con formato de cuaderno o comic book. Es más: se considera a los tebeos un subconjunto dentro de los folletos, donde son etiquetados como "publicaciones seriadas", entendiéndose serie como un conjunto de obras independientes, numeradas o no, relacionadas entre sí por el hecho de que, además de su título propio, llevan un título colectivo que se repita en cada una de ellas. Pese a lo anterior, las reglas de catalogación indican que solamente debe constar información sobre el primer y último fascículo, o entrega, de la serie, dejando en el limbo las posibles variaciones o contenidos disimilares de los elementos que existen entrambos. Y más grave será que, además, de esos dos únicos ejemplares tomados como referentes, se tomen como fuente de información la portada, o sustituto de portada, u otros preliminares, sin acudir a los créditos. Si se sigue la ISBD a pies juntillas, los tebeos quedarán necesariamente mal catalogados, pues en historieta -a la hora de construir una mínima ficha- el área de descripción física NO puede tomar la mención de las ilustraciones contenidas como un elemento opcional. E incluirlos en "materiales especiales" plantea nuevas discusiones... Los problemas son múltiples, pero hay que insistir, hay que obstinarse más que nunca por publicar con Depósito legal y procurarse un ISSN si es seriado nuestro producto editado. La lucha de los editores profesionales por el respeto del ISSN ha ido dando sus frutos, pero poco ha variado eso el hecho físico de la manipulación de los tebeos en las bibliotecas, delicada por la naturaleza lábil de los tebeos y su complicado etiquetado (también difícil por cuanto son elementos de fácil sustracción). El único modo que los directores de bibliotecas tienen para solventar lo último es elegir libros de cómics antes que series de cuadernos, o bien encuadernar las colecciones de cómics flacos.

Mas, los problemas de catalogación no finalizarían ahí. Ahora cabe detenerse en cómo huir del «CDD-741.5»; o si es necesario hacerlo. Cómo identificar y clasificar los contenidos de las revistas de cómics, frente a los libros de cómics; o la gran variabilidad que presentan ciertos tebeos. Cómo organizar las nuevas signaturas...

El estudioso almeriense Jesús Castillo Vidal, autor de un tesauro sobre cómics elaborado a modo de trabajo de investigación desarrollado en el departamento de Departamento de Biblioteconomía y Documentación de la Facultad de Documentación de la Universidad de
Granada durante el año 1998, se ha venido preocupando de profundizar en los problemas de catalogación para la publicación electrónica http:www.absysnet.com, aportando una visión similar a la que Artacho publicará en breve. Castillo insiste (en un artículo en dos partes) en la importancia de los campos de control de autoridad, contrasta eficazmente ejemplos de catalogación elaborados en otros lugares, descubre la falta de claridad en la identificación del tipo de documento (T300, T245, T650 / los CDU 741.5, 82-36, 070.487) y denuncia la catalogación absurda de todo lo anterior conlleva poniendo un ejemplo concreto:

«La mina del alemán perdido (de Charlier / Giraud): 

840-34"19" : 087.5 (Literatura francesa del siglo XX, Narración tradicional. Leyendas. Sagas. Cuentos de hadas: Publicaciones para niños).»

También entra en el problema de las signaturas topográficas (de importancia dado que la asignación a “C” etiqueta como género al medio historieta) y se apoya la signatura “TBO”, que algunas bibliotecas ya incorporaron a sus catálogos. Finalmente, Castillo aconseja algunas direcciones de internet, iniciativas internacionales en su mayoría, que conviene leer para seguir trabajando en este sentido.

Ojalá surjan más bibliotecarios, estudiosos y agrupaciones interesadas en desarrollar esfuerzos para aclarar el panorama de la catalogación de tebeos y su incorporación a las bibliotecas. Sea en el ámbito comunitario, sea nacional.

Si nuestros niños hallan tebeos bien colocados en sus bibliotecas cercanas, desarrollarán una mejor consideración hacia ellos. Y dejarán, quizá, de pensar eso de que “sólo son tebeos”.


ANEXOS:

Listado de monografías teóricas existentes en bibliotecas españolas [ archivo pdf, de 278 Kb. ]

Asesoramiento para una tebeoteca mínima actual [ archivo pdf, de 121 Kb. ]


ENLACES:

La Escuela Valenciana de Aventuras

Culturagalega

Modelo de catalogación de Castillo Vidal: Primera parte :: Segunda parte


  Manuel Barrero es Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Sevilla. Trabajó desde 1989 hasta 2002 para el Departamento de Publicaciones Populares de la editorial Planeta-DeAgostini y, actualmente, prepara una tesis doctoral sobre la ilustración satírica, el humor gráfico y la historieta en Sevilla y en Andalucía, al tiempo que dirige y gestiona www.tebeosfera.com.


  [ Página web publicada en Tebeosfera 021005. Agradecimientos a Concepción M. Artacho, Kike Benlloch, Enrique Bonet, Jesús Castillo Francisco Ruiz ]