TEBEOSFERA \ SECCIÓN 


NOSTALGIA / 6

 

LA RISA INFANTIL

[ Cubierta de La Risa  ]


por Manuel López


En la presente sección tendrán cabida textos sobre nuestras viñetas y tebeos, y sus artífices, elaborados no tanto desde el rigor y el espíritu científico como desde la añoranza y el cariño. Por ello han de tenerse como opiniones no necesariamente compartidas por otros; ni siquiera por la dirección de Tebeosfera, que no obstante estima que debe existir un lugar en las publicaciones teóricas para este tipo de enfoques, pues de lo contrario estos autores y viñetas podrían quedar relegados al olvido.


La Risa Infantil fue una publicación nacida en 1925 con una filosofía editorial popular y muy asequible (10 céntimos, como sus coetáneas TBO o Pulgarcito). Su editor, Tomás Marco, lanzó a continuación los tebeos Chiquitín, Periquito, Rin-Tin-Tin, en todos los cuales tuvieron cabida historietas servidas por agencia (inglesas, italianas, estadounidenses) mal traducidas e impresas. A partir de 1934 La Risa Infantil renovó sus contenidos, plagándolos de aventura, con Canellas Casals como director literario, y aguantó durante la guerra civil hasta 1938. Durante la posguerra renació como La Risa, y disfrutó de una segunda época durante los años cincuenta y de una tercera durante los sesenta. Sobre esta última etapa es sobra la que versa el presente artículo.


Cuando se escribe la historia de las publicaciones infantiles de humor se tiende a seguir una especie de línea recta en la cual sólo caben las más directamente celebradas en el mundillo, y tiende a obviarse una inmensa corriente, en absoluto desdeñable, de heroicas publicaciones desarrolladas -al menos en lo relativo a los años cuarenta / cincuenta- al margen de las emblemáticas Pulgarcito, Jaimito, TBO o Pumby. Se olvida, por ejemplo, La Risa que llegó a conocer tres épocas distintas.

Y es una lástima, porque La Risa Infantil fue una de las más populares publicaciones que han existido en el panorama del tebeo patrio. Sin embargo, una serie de circunstancias la han relegado a un olvido, creo yo que interesado, de forma concienzuda y absolutamente injustificada, como si el hecho de haber funcionado durante años (206 números) y al margen de Bruguera o Valenciana hubiese sido un pecado mortal absolutamente imperdonable. Un olvido sistemático que se traduce incluso en la práctica ausencia de reseñas escritas que acrediten su existencia. Hoy por hoy, encontrar un número suelto de La Risa Infantil o ya de La Risa es una tarea prácticamente imposible.

En La Risa de la Editorial Marco colaboraron un grupo de grandes autores como Ayné, Boix, Martínez Osete, Darnís, etc., nombres que ya forman parte de la historia de la historieta española por derecho propio. Entre la diversidad de temas que abordaron, el humor provocaría innumerables seguidores ávidos de ese momento de evasión que ofrece lo satírico y lo burlón, bordado de toques costumbristas y localistas muy allegados a lo que fueron las primeras historietas gráficas aparecidas en las primigenias publicaciones humorísticas del panorama historietístico autóctono.

En la España franquista la desvalorización y desprestigio de la historieta por parte de los demás sectores de la cultura fue algo vergonzante. Esta intelectualidad, o pseudointelectualidad, sobre todo la relacionada con la literatura, consideró al medio "bastardo", "infantil" (lo que revela un profundo desconocimiento del mismo) y "marginal", indigno siquiera de ser tenido en cuenta.

Los dibujantes y guionistas nacidos en este suelo tuvieron que luchar contra eso y, además, con las limitativas presiones gubernamentales y de las editoriales y aún así, fueron alcanzando niveles cada vez mas estilizados de realización y un estilo propio, español, que convino en cautivar a cientos de miles de personas.

A pesar de que el humorista era un ser casi marginado, salvo honrosas excepciones, las revistas de humor florecieron y se multiplicaron como los hongos sin esperar tiempos mejores. El humor cumplió una gran misión social, como catarsis de los negros nubarrones que se cernían sobre el ciudadano medio, era la válvula de escape que transformaba la desesperanza en esperanza o, al menos, en serenidad. De estos años han quedado excelentes logros en el campo de la historieta humorística. Estas historias suelen ser de corta extensión, una página o menos, excepcionalmente dos o tres páginas. Si en ocasiones sus temáticas eran sencillas anécdotas de ambiente cotidiano, los dibujos alcanzarían un estilismo y gracia peculiares.

La Risa, una de las muchas revistas humorísticas para niños, se convirtió en el gran éxito comercial de la Editorial Marco. Este interés popular puede entenderse por diversos cauces: ofrecía a los lectores un amplio contenido de historietas, su precio era bajo, y contaba con un excelente elenco de autores. La Risa, sin caer en la vulgaridad, conseguía distraernos y expansionarnos.

De unos años a esta parte se han reeditado una gran cantidad de tebeos, de grandes tebeos. No se trata de una gran producción que haga que nos demos cuenta del gran potencial que tiene como medio la historieta clásica. No, se trata de algo mucho más sutil, que se sitúa en un estadio menor, subterráneo casi. Pero el hecho es que se están recuperando muchos tebeos buenos y lo que es mucho más importante, de muy diversas temáticas. Recuerdo cuando yo compraba tebeos. Recuerdo cuando los tebeos era nuestro único plato de esparcimiento y diversión. Puede parecer una tontería, pero somos muchos los lectores que, todo sea dicho, esperamos con avidez el que alguien se decida a reeditar esos semanarios. Eran unos tebeos estupendos y pusieron el listón muy alto, y muy pocos artistas actuales pueden rebasarlo o como poco igualarlo.

EL TALENTO DE BOIX Y OSETE PARA EL HUMOR

Fue en La Risa donde pudimos disfrutar del mejor trabajo de uno de los más dotados artistas del tebeo español, cuyo estilo fue evolucionando y perfeccionándose, a la vez que desarrollaba un lenguaje gráfico muy personal: Emilio Boix.

Si nos adentramos en la narración, en la composición de sus páginas, ahí es dónde brilla su genio. Las páginas de Boix son narrativas en toda su extensión, con un absoluto dominio del lenguaje gráfico, sorprendiendo en cada número. La lectura de las historias de Boix ha sido mucho más estimulante de lo que recordaba. El dibujo puede parecer simple, infantil, pero estamos delante de un autor con una gran capacidad de síntesis y con un gran talento humorístico

Sus páginas desencadenan una serie de situaciones graciosas que logra arrancarnos una risa sana, de estas que tan a menudo nos hacen tanta falta. Queremos más tebeos como éste.

Boix fue creador de personajes, entre otros, como Hipo, Monito y Fifí, y Cartapacio y Seguidilla. Dos de las más representativas de los años dorados de nuestra historieta y que a la vez, mejor resume el espíritu de su obra. De su mano, las historietas de Bob-Ayna y Pat-Acón, Nicrostato Mochales y Nicomedes Camueso se convirtieron en una de las series más divertidas y frescas del momento, con un enfoque cinético que nos recuerda los mejores logros del cine mudo. Son unas historietas muy frescas, los golpes de humor son muy frecuentes en las situaciones absurdas.

El talento de E. Boix está en este momento en su apogeo, se divierte con los personajes y transmite esa impresión a los lectores, manteniendo el alto nivel de calidad que caracterizó todos sus trabajos, sorprendiéndonos por su capacidad en entretenernos con una narración fluida, engarzada con chanzas, y a la que imprime constantes cambios de ritmo a los que su estilo se ajusta como anillo al dedo. No en vano fue uno de los dibujantes estrella de la editorial.

Sin embargo, lo más atractivo de sus historietas es su frescura y absoluta falta de pretensiones, tan sólo busca entretener y lo consigue, lo que la convierte en una lectura más que recomendable.

Juan Martínez Osete, o: Martínez, Martos, O'set, Osete o Acosta, fue uno de los más prolíficos autores de nuestra historieta, un verdadero comodín todo terreno.

Sumamente modesto, Martínez Osete siempre ha dicho que no había llegado a desarrollar un estilo propio. Afirmación que no compartimos ni mucho menos, sus dibujos son fácilmente reconocibles. Si bien es

cierto que en su trayectoria profesional existen varias etapas diferenciadas. Pero no es nuestra intención el tratar aquí esas diferenciadas etapas de Martínez Osete, sino de su colaboración con La Risa y concretamente en el campo del humor.

Ya en 1954 en la revista Hipo, Monito y Fifí, se había hecho cargo del personaje creado por Ayné: Narizán, además de los personajes de la cabecera y con otros de creación propia.  Juan Martínez Osete, en su colaboración en La Risa Infantil, se ocupó de la continuidad desde el número 74, además de la realización de un sin fin de historietas de aventuras, de los personajes Nicrostato Mochales, Nicomedes Camueso y Bob-Ayna y Pat-Acón que retomaría en 1965. También realizó otros muchos personajes para esta publicación: Lolita criada, Lucas y Tomás, Kolas, Pepe Panoli, y Dos de la Legión, etc.

Martínez fue uno de los historietistas más seguido y querido por los lectores de tebeos de la época, pero la mayoría de ellos centra sus preferencias en su creación aventurera, obviándose su obra humorística, con lo que se quedan en la superficie. Para nosotros, de lo mejor de este prolífico creador de historias aparece, precisamente, cuando aborda la historieta humorística.

Sus trabajos en Narizán y Bob-Ayna y Pat-Acón, nos revelan a un autor de una dimensión creativa como pocos de sus contemporáneos. Martínez fue un dibujante correcto, con un estilo muy marcado y personal y que además experimentó una evolución notable a través de los años.

OTROS DIBUJANTES DE LA RISA

J. Rizo: Fue otro de los grandes pilares de La Risa en su segunda etapa, a él se deben las multitudinarias portadas con un tema especifico: Cosas que pasan, Galletas Vitaminizadas, Domingos Playeros, etc.

José Ripoll: Todas sus historietas llevan la impronta de uno de esos oscuros profesionales a los que nunca se les ha reconocido su labor en la época dorada de nuestro tebeo.

Antonio García: Polifacético autor, que dibujo un sin fin de historietas y se ocupó también de algunas de las aventuras de Bob-Ayna y Pat-Acon. Antonio García fue uno de los más destacados artistas de cuantos colaboraron en la publicación

Aurelio Bevia (Belindo): Historietista multigenérico como lo denomina Jesús Cuadrado, fue uno de los destacados colaboradores del semanario.

Beaumont: El creador de Merche y de tantas series de éxito que le llevarían a dibujar uno de los personajes más celebrados de la historieta española: El Capitán Trueno.

Francisco Ibáñez: El genial creador de Mortadelo y Filemón y tantos otros celebrados personajes, fue uno de los más destacados colaboradores de la revista.

Miguel Ripoll Guayadol: Uno de los más extraordinarios dibujantes de nuestra historieta con el seudónimo "Tey" colaboró también en el semanario La Risa con un muy peculiar estilo, pero en el que se adivina al gran maestro de la historieta que fue.

Pedro Alférez, con el seudónimo de Peter, y Raf como Rafart, fueron, entre otros muchos, dos de los geniales historietistas que colaboraron con La Risa.

La Risa fue una publicación que estaba construida con capacidad gráfica suficiente como para mantener la atención del lector. La lectura de las páginas aquí reproducidas, nos ofrecen la posibilidad de participar en la aventura de una reconstrucción intensa y sugerente.

Hoy el cómic de posguerra sigue escribiendo su historia. Fortalecido, redescubierto, acorde con los tiempos donde las individualidades del pasado se convierten en clásicos y donde lo que se valora no es la a capacidad de impactar sino la narración.

La Risa cumplió sobradamente su objetivo: entretener al lector con una serie de historias de lectura fácil y correctamente presentadas. Al igual que muchas otras publicaciones, La Risa es un capítulo injustamente silenciado de la mejor historieta infantil española.


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 [ © 2004 Manuel López, para Tebeosfera, 040306 ]  [ Tebeosfera no está necesariamente de acuerdo con las opiniones y los juicios de quienes participan en esta sección ] [ los datos para la introducción de esta página han sido tomados de Historia del comic español: 1875-1939, de A. Martín ]