Tras Canoe Bay, Patrick Prugne nos recuerda que Francia poseyó un inmenso imperio en la América del Norte cuya capital fue la Nueva Orleans, fundada en 1712. Desde el Canadá hasta el golfo de México, desde los Apalaches hasta las Rocosas, la Luisiana francesa equivalía a veintiuno de los actuales Estados norteamericanos. La historia de este territorio, al que el rey de Francia había dado su nombre, está plagada de tramperos, misioneros y militares perdidos en la inmensidad del Nuevo Mundo.