BREVE HISTORIA DE LA CARICATURA EN CUBA (2). DESPUÉS DE 1959
ARES

Resumen / Abstract:
El autor realiza un recorrido por un parte de la historia del humorismo gráfico en Cuba apoyándose en los principales hechos y autores que la conforman. Desde 1959 hasta hoy organiza cronológicamente los hechos y las situaciones que los condicionaron, y brinda un trabajo que según sus palabras «dista aún de ser completo», pero tiene «la intención de aportar una armazón estructural a la que han de sumarse más elementos puntuales y de juicio estético y coyuntural». / The author realizes a trip on a report of the history of the graphic humor in Cuba resting on the principal facts and authors who shape it. From the year 1959 until the present he organizes chronologically the facts and the situations that determined them offering a work that according to his words «is still far of have being finished», but has «the intention of contributing with one structural framework that have to join more punctual elements, aesthetics and relating to the moment judgment».
Notas: Artículo publicado en 2006 en el número 22 de REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA. A la derecha, logo de la Bienal de San Antonio de los Baños (1979).

BREVE HISTORIA DE LA CARICATURA EN CUBA (2). DESPUÉS DE 1959

El primero de enero del año 1959 la entrada del Ejército Rebelde en La Habana con Fidel a la cabeza marca el inicio de una nueva etapa en la historia de Cuba. Un cortejo de transformaciones revolucionarias moviliza al país en un cambio nunca suscitado en la isla anteriormente. Por primera vez el pueblo se erige como dueño de sus destinos, y se desencadenan junto a las nuevas leyes revolucionarias la reacción de la burguesía criolla y el gobierno estadounidense.

En el panorama del humorismo gráfico se reflejaría el carácter de esta situación histórica, y a nuestro juicio dos hechos que ocurren en los primeros años de la revolución se nos presentan como manifestación de tal coyuntura histórica: ellos son la desaparición de Zig-Zag y el surgimiento de El Pitirre.

Zig-Zag

El Zig-Zag, la publicación humorística que había alcanzado un notable éxito en la década del cincuenta, comienza a entrar en franca contradicción con el nuevo período revolucionario por el que transitaba el país. Sus directivos y algunos de sus creadores tenían una postura que por momentos criticó aspectos de la dictadura batistiana, pero que no estaba de acuerdo con el cambio radical que tomaba la situación del país y con las medidas revolucionarias que se sucedían una tras otra.

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Humorismo contrarrevolucionario de Antonio Prohías.  
Ya en el número del 1 de mayo del año 1959 comienzan a realizar caricaturas que el creador Nuez ha calificado de insidiosas. En realidad, como mismo sucedía en muchas publicaciones de la seudorrepública, Prohías y Silvio recibían botellas de grandes sumas de dinero del gobierno. El propio Silvio era propietario de edificios de apartamentos. Cambó era considerado millonario, y sintieron todos ellos el peso de las medidas tomadas por la revolución que afectaban sus intereses personales.

Prohías quien en aquel momento era el presidente de la Asociación de Caricaturistas Cubanos, comienza a desplegar en sus caricaturas todas sus concepciones anticomunistas. La estrategia de Zig-Zag de rejuego con las figuras de la política comenzó a entrar en crisis con los nuevos líderes revolucionarios. Varios de los creadores que vivieron esta época han hablado también de los vínculos de Prohías con la embajada de Estados Unidos en La Habana y el hecho de que se le acusó de ser agente de la CIA. Este mismo autor realizó caricaturas que aparecieron con coletillas, una idea surgida en el Colegio de Periodistas y que consistía en que el sindicato colocaba debajo de los artículos o caricaturas en este caso, su desacuerdo con el contenido del texto.

En los primeros años de la revolución abandonarían el país varios de estos creadores. Estas y muchas otras causas conllevarían finalmente a la desaparición de esta publicación en los primeros años de la revolución y con ella, una manera de hacer el humor que en ella representaba.

 

El Pitirre y dos personajes

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Viñeta de Roberto Hernández Guerrero (Guerrero) publicada en El Pitirre.  
Antes de que ocurriera la desaparición de Zig-Zag, el 31 de enero de 1960 había surgido una novedosa publicación en el panorama del humorismo gráfico cubano, El Pitirre, como suplemento humorístico del periódico La Calle. Bajo la dirección de Fornés se congregaron en él, algunos de los más jóvenes caricaturistas de entonces: Chago, Posada, Nuez, Frémez, Guerrero, Muñoz Bachs, Sergio, Fresquito Fresquet. Según el propio Fornés, él reconocía la existencia de una manera novedosa de abordar el humor gráfico en Cuba, que se hacía evidente, entre otros espacios, en los salones de humoristas que se realizaban en el país en la década del cincuenta.

Al fundarse la publicación, Fornés consideró medular que esta manera de expresión tuviera espacio en ella. El nombre surge a partir de un refrán popular cubano que sentencia «por muy alto que vuele el aura, siempre el pitirre la pica». La idea de este nombre fue del caricaturista Humberto Valdés Díaz (Val), quien además se encargó del di seño de la viñeta representativa. El Pitirre tuvo un formato tabloide de 16 páginas y una frecuencia semanal, y en el se establecería una ruptura con las líneas del dibujo tradicional. Predominaron como características generales la síntesis gráfica, la ausencia de textos en los dibujos, la ruptura en los conceptos del diseño y la utilización del collage, entre otras.

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  René de la Nuez en El Pitirre.
El reconocimiento del sentido vanguardista de esta publicación ha sido reconocido por muchos, no solo por creadores cubanos, también por humoristas de reconocido prestigio internacional que hallaron en El Pitirre muestra de lo mejor del humorismo gráfico de esos años. Algunos de ellos dejarían sus huellas también en la publicación, como es el caso de Harry Reade, Naranjo, Rius, Oski y Siné.

Se mantuvo editándose hasta finales de 1961, cuando desaparece de la escena del humor gráfico cubano. Refiriéndose a las causas que determinaron este hecho, Fornés dijo: «No las sé. Creo que hayan sido las mismas que determinaron la supresión de las tiras del “Sabino” mío y el “Salomón” de Chago años después en el periódico Revolución. Siempre que hay un cambio, una innovación, viene esta acompañada de cierta incertidumbre para el receptor. Algunas tiras tal vez no fueron comprendidas, y esto hizo suponer a alguien que si él no lo comprendía, era porque estábamos tratando de decir algo que en aquellos años no se podía decir en Cuba».

Las referencias de Fornés a «Sabino» y «Salomón» en esta apreciación suya son importantes pues estos personajes aparecerían luego de la desaparición de El Pitirre en las páginas del periódico Revolución.

«Sabino», que ya se había publicado antes del triunfo de la revolución, se reconoce hoy como un personaje fundamental de la caricatura cubana, esencialmente por el tipo de humor en que lo movió su autor, razón por la que algunos consideran a Fornés como el padre del humor blanco en Cuba.

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El «Salomón» de Santiago Armada (Chago).  
«Salomón», personaje creado por el artista Chago Armada, aparece por primera vez en 1961 en un suplemento del diario Revolución, y estuvo publicándose en él hasta 1963. Después de esta fecha su autor mantendría la existencia de «Salomón» en diferentes soportes y técnicas aún sin publicarlo.

Se trata en este caso de un personaje sin paralelos en la caricatura cubana, que se mueve dentro del humor filosófico. Con «Salomón» Chago se apartó de cualquier clase de estereotipos y convencionalismos e hizo variar la apariencia del personaje de manera habitual, e incluso el ambiente en el que este se mueve y la estructuración de los cuadros de esta historieta.


Palante

Tras la desaparición de Zig-Zag, el 16 de octubre de 1961 aparece el primer número de Palante, como un semanario dirigido a cultivar las expresiones del humor general, el costumbrismo y la sátira política desde una posición de defensa de la revolución y la nueva sociedad. Su primer director y fundador fue el escritor venezolano de izquierda Gabriel Bracho Montiel. Una consigna popular en aquellos años: «somos socialistas palante y palante...» sirvió para definir el nombre de esta nueva publicación: Palante y palante, que con el transcurso del tiempo se reduciría a un simple Palante.

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  «Crisanto Buena Gente» de Humberto Valdés Díaz (Val) y «Subdesarrollo Pérez» de Arístide Pumariega.

Desde el punto de vista estético Palante tenía una deuda bien cercana con Zig-Zag. Varios de los creadores que comienzan a trabajar en ella habían dado sus primeros pasos en Zig-Zag, y se prolongarían en la nueva publicación códigos de dibujo y maneras de hacer el humor propios de su antecesora. De los creadores que habían trabajado en El Pitirre solo uno de ellos entra a formar parte de la plantilla de Palante: Fresquito Fresquet.

La evolución de Palante ha transcurrido con los años con desiguales niveles de calidad artística, que han estado influenciados por los diferentes momentos históricos por los que ha atra vesado, sus directores y otras razones. Convertida hoy en la decana de las publicaciones de humor gráfico cubanas, Palante, de manera general, ha sido una publicación en la que ha predominado el humor costumbrista, la sátira política, y ha sido en gran medida un cronista de incontables momentos históricos del proceso revolucionario y la vida cotidiana: la campaña de alfabetización, la crisis de los cohetes, las agresiones yanquis y nuestras respuestas, las proezas laborales, las celebraciones históricas o las vicisitudes del período especial.

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  Las «Criollitas» de Luis Wilson.

Palante alcanzó en cierta etapa de su ya larga historia momentos relevantes en el quehacer humorístico de nuestro país, con ediciones que se nos presentan hoy como antológicas por su desenfado en el abordaje de temáticas nacionales e internacionales. Resulta ciertamente difícil enumerar a todos los creadores que han estampado en ella sus obras. Nombres como los de Wilson, Ñico, Nuez, Blanco, Guerrero, Alben, Alexis, Pitín, Val, Betán, Perfecto Romero, Felo, Pecruz, Miriam, Évora Tamayo, Cardi, Mitjans, Delga y Rosen, entre otros, y un sinnúmero de colaboradores conforman esta extensa lista.

En el transcurso de su vida como publicación Palante ha cambiado varias veces su tamaño y diseño, ha pasado por cinco locales diferentes y ha tenido siete directores. La caricatura de humor, política, costumbrista y personal, las historietas y tiras cómicas, la fotografía y la literatura humorística han encontrado siempre espacio en sus páginas. En este sentido es importante destacar que quizás uno de los grandes aciertos de esta publicación está relacionado con la diversidad de personajes que han surgido a lo largo de su existencia. Tal es el caso de «Crisanto Buena Gente» (Val), «¡Ay Vecino!» (Blanquito), «Las Criollitas» (Wilson), «Subdesarrollo Pérez» (Arístide Pumariega), «Holmos» (Alben y Évora) y «Matojo» (Lillo) por enumerar solo algunos.

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Humorismo de Humberto Valdés Díaz (Val).

De sus creadores unos han logrado dejar huellas con más intensidad que otros pero todos ellos han aportado a Palante parte de lo que es. Wilson creando sus Criollitas, personajes femeninos de curvas pronunciadas que se han convertido con los años en el símbolo de la mujer cubana, bella e independiente; Blanquito con su «¡Ay Vecino!», tira cómica de personajes desnudos que dialogan de balcón a balcón creando las más diversas situaciones; Arístide Pumariega con sus caricaturas políticas y su «Subdesarrollo Pérez», símbolo del kitsch, el bicho cuyo pensamiento rezagado le convierte en traba pata el avance del país; Val con sus excelentes caricaturas personales, sus increíbles dibujos sobre la colonización y su «Crisanto Buena Gente», un blandengue tolerante y justificativo, el típico indolente de nuestra sociedad; Lillo con sus dibujos de humor blanco y su Matojo, un personaje que desde las páginas llegó hasta el cine y se convirtió en símbolo de la niñez cubana; Alben y Évora regalándonos su «Holmos», simpática parodia de Sherlock Holmes; Ñico con sus dibujos de texturas y su «Mejor amigo», en dialogo habitual con un perro a los que suma la mujer y luego su nieta Carla; Pecruz, con sus dibujos de la Cuba prerrevolucionaria y sus multitudes de la revolución; Pitín, con su línea sencilla pero acertada y sus buenas ideas; José Luis, habilidoso en sus ideas, rápido y oportuno; Miriam, decano símbolo de la mujer cubana en la caricatura, y muchísimos más creadores y personajes.

Como línea general la tendencia de la publicación ha sido establecer un tipo de humor sin ambigüedades, donde los mensajes son claros, directos, sin rebuscamientos desde el punto de vista estético. A nuestro juicio en reiteradas muestras de la producción gráfica de esta publicación asume el mensaje político adecuado, pero con un apego excesivo a un discurso que le depara matices de oficialidad y que a veces distorsiona el mensaje humorístico.

 

Dedeté

Tras la reorganización de la prensa cubana en 1965 dos publicaciones cubanas se habían aglutinado, La Tarde y Mella, surgiendo el periódico Juventud Rebelde, como órgano de la juventud comunista cubana.

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  Viñeta de José Luis López Palacios (José Luis).

Desde sus inicios una de las particularidades de este nuevo diario fue tener un suplemento de humor gráfico. El primero de ellos fue El Sable, que surge el 15 de noviembre de 1965. En un principio dirigido por el escritor Marcos Behemaras, en El Sable estuvieron presentes las firmas de Behemaras, Virgilio, Urra, Ardión, Chamaco y Posada, quien sería también su director.

En El Sable cohabitan dos corrientes estéticas: una en las obras del dúo Behemaras (guión) y Virgilio (eficaz dibujo) que estaban más cercanas a la estética del cómic humorístico americano, y la otra que respondía a la influencia de la desaparecida publicación El Pitirre.

La desaparición de El Sable da paso a un nuevo suplemento que aparece en 1968: La Chicharra, que conservaría algunas características de su antecesor. Se incorporan a esta publicación Manuel Hernández y Juan Padrón, quienes de algún modo van dando inicio con su quehacer a lo que ulteriormente sería el suplemento DDT, que surge el 14 de febrero de 1969.

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Ilustración de Manuel Hernández Valdés (Manuel). A la derecha, personaje de «Gugulandia» de Hernán Henríquez (Hernán H.).

El nombre a esta publicación le viene del insecticida diclorodifeniltriclorohetano, y sus siglas DDT sirven para expresar las intenciones de sus autores de criticar las lacras y acabar con los insectos de la sociedad.

Dedeté desarrolló una línea de trabajo envidiable que evolucionó in crescendo. Entre las características que llegaron a definir el perfil de esta publicación podemos señalar el abordaje de un humor con una buena carga de crítica social respaldada por un altísimo nivel de realización

El Dedeté también requiere ser mencionado como proyecto gráfico por su novedosa utilización del diseño. Tras la mano de Tomy y Torres en el se jugó con los espacios, la magnificación de determinados dibujos, el manejo estético de las portadas. No por gusto la revista Interpress Graphik dedicaría espacio en sus páginas a enfatizar el alto nivel en este sentido alcanzado por la publicación.

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Elegancia formal de Tomás Rodríguez Zayas (Tomy).

El reconocimiento que marca el clímax cualitativo en la publicación es la obtención en 1985 del premio Forte dei Marmi a la mejor publicación de sátira política del mundo, en un evento al que se presentaron publicaciones de humor con una trayectoria de muchísimos años como es el caso de Punch.

En Dedeté se conjugaron el valor de la publicación en sí y la agrupación de una serie de firmas que están reconocidas dentro de lo mejor del humorismo gráfico cubano: Manuel, Carlucho, Juan Padrón, Tomy, Torres, Hernán H., Janer, Ajubel, Ardión, René, Lázaro Fernández, Simanca, Tonel, Félix Ronda, Ares...

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Inquietante humorismo de Carlos Villar Alemán (Carlucho).  
Cada uno de sus creadores dejaría una marca, una manera de hacer que conformaría el todo de este proyecto satisfactorio del humorismo gráfico cubano. El talentoso Manuel, con su aparente desgarbo capaz de entregarnos dibujos incomparables e ideas imposibles de igualar, es quizás una de las firmas imprescindibles del humor gráfico cubano del siglo XX; Carlucho, con su línea sobria esquivando cualquier parlamento con un toque de universalidad, con obras en la década del ochenta que son inolvidables; Tomy, en su posición intermedia entre la gráfica y la caricatura con su trazo cubista y sus experimentaciones expresivas; Juan Padrón, un humorista sin parangón en Cuba con sus vampiros y verdugos; Ardión, con su dibujo naíf apropiándose de cualquier recurso para su discurso, llano y cómico; Ajubel, un dibujante extraordinario con ideas que dejaron marcados a más de uno en nuestro país; René, adaptado a los códigos de la publicación, gran dibujante y de ideas populares; Janer, con su «Mundo perdido de las babosas», una tira cómica de mucha gra cia; Hernán H., el colaborador de siempre presente, regalándonos uno de los personajes de historietas mejor concebidos en toda la historia del género en nuestro país, «Gugulandia»; Simanca, llegado joven, con sus reminiscencias de la academia y su dibujo pleno de texturas; Tonel, con su humor que nos habla de filosofía; Lázaro Fernández, el más antiguo de los colaboradores, con sus dibujos limpios, técnicos y universales; Félix, desenfadado y plástico, y Ares, con sus gordos pensantes de todo traje.

 


Melaíto
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  Viñetas de Adalberto Linares Díaz y Alfredo Martirena Hernández.
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Hasta estos años los proyectos de publicaciones de humor realizados fuera de la capital fueron escasos o nulos. En el período posterior a 1959 puede hablarse quizás de las publicaciones que realizara Anto Morales en la oriental provincia de Guantánamo, con sus «Antografías y otros intentos», siempre de un carácter muy artesanal, aunque no por ello desdeñables como parte de la historia de nuestro humor gráfico.

A finales de la década del sesenta se estimula la creación de varios suplementos de humor gráfico en las provincias del interior. Comienzan a aflorar estos en diferentes regiones del país, recibiendo la mayoría la colaboración de los caricaturistas de la publicación humorística Palante, quienes acudían a sus redacciones con el objetivo de colaborar con el desarrollo de los creadores y publicaciones locales. El Chinchín, Bangán, Almiquí serían algunos de sus nombres. Todas ellas tendrían una vida efímera, y por razones de diversa índole no lograron sobrevivir como proyectos, excepto una: Melaíto.

Melaíto, fundada el 20 de diciembre de 1968, surge inicialmente como un suplemento de información sobre la zafra azucarera del periódico Vanguardia, en la antigua provincia de Villa Clara. De esta manera se editaba durante varios números hasta convertirse luego en una publicación con un contenido netamente humorístico.

Fundadores de Melaíto fueron los caricaturistas Douglas Nelson, Pedro Méndez y Roland. Ellos recibieron en los inicios un notable apoyo del equipo de Palante, quienes le visitaban con frecuencia y aportaban ideas. Nuez, Arístide Pumariega, Guerrero, Blanquito, Pecruz y Alexis son algunos de los que se sumaron al desarrollo de este suplemento.

Varios caricaturistas han formado parte de la plantilla de esta publicación entre los que resaltan las firmas de Panchito, Ajubel, Linares, Polo, Martirena y Janler. Caracterizada por un humor costumbrista que con frecuencia provoca la carcajada, Melaíto ha sobrevivido con éxito hasta hoy, y alrededor de ella se ha aglutinado el mejor equipo de caricaturistas del interior del país. Ellos han mantenido una línea de trabajo en la que se descubre una coherencia general en su discurso gráfico y el contenido de su humor sin grandes desbalances en su manera de decir y de hacer la caricatura.

 

La Bienal Internacional de San Antonio de los Baños. Las décadas del setenta y ochenta

En 1979 se realiza por primera vez la Bienal Internacional de Humorismo de San Antonio de los Baños organizada por la UNEAC y la UPEC en el poblado de igual nombre, que cuenta con una larga tradición en el humorismo gráfico cubano.

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Sobre estas líneas, el logo de la Bienal de San Antonio de los Baños. Abajo, típico gigantesco personaje de Arístides Hernández Guerrero (Ares).
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Este evento es el primero de su tipo que se realizaba en América Latina. Surgió como consecuencia del desarrollo y el reconocimiento que había alcanzado ya la caricatura cubana. En su primera edición se presentaron 1 015 obras enviadas por 368 participantes de 34 países, el mayor número de Cuba y la Unión Soviética. De manera paralela se crea el Museo del Humor de San Antonio de los Baños, cuya función sería atesorar los valores patrimoniales del humorismo gráfico cubano y las obras que participaban en la bienal. Esta institución hoy cuenta con una colección de miles de obras y una numerosa bibliografía relacionada con el humor gráfico. 

La bienal tomaría como su logotipo al Barbudo, este personaje que fue con cebido por Nuez, quien ya lo colocaba desde la década del cincuenta en las viñetas de «El Loquito». Es este otro de los personajes emblemáticos del humor gráfico cubano, pues representa al primero de los símbolos del pueblo cubano en nuestra caricatura, que se presenta como dueño de su destino y actúa desde el poder. Ha estado presente en la prensa cubana desde el inicio de la revolución hasta hoy.

Durante las décadas del setenta y ochenta sigue presente este personaje diariamente en las páginas de Granma, y es este un período de auge en la caricatura cubana. Los creadores del patio divulgaban habitualmente sus trabajos en los medios impresos de humorismo gráfico y revistas con una amplia resonancia en el público. Se mantenía la presencia habitual de las publicaciones de humor gráfico a las que se sumaban como espacios numerosas revistas como Bohemia, El Caimán Barbudo, Mujeres... las publicaciones de la Editorial Pablo de la Torriente –Cómicos, El Muñe, la revista Pablo– que aún siendo esencialmente para historietas brindaron un amplio espacio para el humor gráfico. Otras publicaciones infantiles también incluían en sus páginas obras de nuestros humoristas gráficos, quienes de igual modo participaban habitualmente en eventos internacionales de caricatura, con un número importante de galardones, mientras los salones nacionales de humor gráfico se mostraban abundantes y con la participación de las firmas más importantes de la caricatura del país.

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  El humor amargo de Lázaro Fernández (Lázaro) y una ilustración de José Luis Posada.
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La lista de caricaturistas participando de estas publicaciones es extensa y siempre deja espacio para omisiones involuntarias, pero no pueden dejar de mencionarse aparte de los ya citados en Palante, Dedeté y Melaíto los nombres de Abela (nieto), Acebo, Agramonte, Alba, Alexis, Betanzos, Boligán, Castillo, Cecilio Avilés, Delga, Emilio, Felo, Garrincha, Grant, Guille, Jeréz, Lázaro Miranda, Lumat, Migue, O. Tejedor, Peroga, Posada, Quiala, Quintana, Ro ger, Romero Pino, Tamayo, Testón, Toledo, Tomaso, Urgellés, Villamil y Virgilio.

Numerosos libros de autores y publicaciones vieron la luz en estos años impresos por diferentes editoriales. Se mantenía la aparición de nuevos valores dentro del humor gráfico. Unos en los salones Chispa Joven, que organizaban la Unión de Jóvenes Comunistas, y Palante, otros colaborando con los medios impresos, y algunos agrupados en los talleres de historieta de la Editorial Pablo de la Torrienteo en el Taller Juan David del periódico Tribuna de La Habana.

La Bienal Internacional de Humorismo de San Antonio de los Baños gozaría en estos años de sus mejores momentos logrando la participación de importantes firmas del humor gráfico cubano e internacional. Es en este período en el que se realizó el Salón Internacional de la Deuda Externa, organizado por Dedeté, que logró reunir en nuestro país a uno de los mejores jurados internacionales que hemos tenido en un evento de esta índole.

Exposiciones como «Humor línea» y «Concepto» o la presencia de la caricatura en la televisión y el cine de animación nos permiten evaluar a grandes rasgos el alto nivel alcanzado por la caricatura cubana en estos años.

 

Período especial

El desmoronamiento del bloque socialista conformado por los países de Europa del este, significó un duro golpe a la economía cubana que estaba estructurada en los estrechos lazos económicos con estos países. Sumado a esta situación, Estados Unidos arreció aún más su política de bloqueo con el objetivo de ahogar económicamente al país, y convencidos de la desaparición de la revolución cubana al quebrarse su relación con los antiguos países socialistas.

Ante esta nueva situación los daños a nuestra economía se hicieron sentir en todas las esferas de la sociedad. La escasez de papel conllevó inevitablemente a la desaparición de numerosas publicaciones, mientras otras sufrieron una abrupta caída en su tirada y en el número de páginas.

Palante, de una tirada de 250 000 ejemplares semanales, pasó a una tirada de 60 000 al mes. El Dedeté que editaba 300 000 ejemplares quincenales, pasó a ser la contraportada del periódico Juventud Rebelde, convertido a su vez en un semanario dominical, mientras Melaíto, que circulaba en las provincias centrales y ya comenzaba a distribuirse en la capital, desaparece como publicación impresa.

Muchas de las revistas que contenían espacios para el humor gráfico desaparecieron. De igual manera comenzaron a escasear los materiales necesarios para el trabajo de los humoristas gráficos.

Esta nueva situación generó un impacto impredecible en el humorismo gráfico en la isla. Uno de los aspectos de esta coyuntura es la salida del país de varios de nuestros más activos y reconocidos creadores de esos momentos, en diferentes instantes de este período, como es el caso de Ajubel, Boligán, Carlucho, Simanca y otros. Ellos buscaron en otras latitudes mejores condiciones para mantener su actividad creadora. Otros aun dentro de nuestras fronteras comienzan a buscar nuevas formas de expresión dentro de las artes plásticas con mayores posibilidades que el humorismo gráfico, como es el caso de Torres o Manuel, quienes optaron con gran acierto por la cerámica.

La depreciación del peso cubano en su cambio frente al dólar estadounidense desestimuló la participación en los salones nacionales de humor gráfico, y la imposibilidad de tener el mismo grado de apoyo gubernamental desde el punto de vista económico también afectó a estos eventos e incluso a la Bienal Internacional de San Antonio de los Baños, que estuvo a punto de desaparecer como evento.

El numeroso grupo de creadores que se mantienen trabajando en el país comienzan un proceso de readaptación a las nuevas condiciones. Es interesante como ejemplo el caso de Tomás Rodríguez (Tomy), quien con una obra caracterizada por la utilización de técnicas ajenas al dibujo de humor, buscó en otras vertientes naturales la solución a la ausencia de materiales al utilizar incluso el azúcar como mascarilla en sus trabajos.

También se convirtió la caricatura personal en medio de sustento económico para algunos creadores que se dedicaron a realizarlas en centros turísticos, como Francisco Blanco, Lázaro Miranda, Alben y Ñico. Las ferias y otros eventos masivos fueron lugares propicios para esta gestión de la caricatura personal. Uno de los que más partidos ha sacado a esta modalidad es el caricaturista Narciso, quien además comenzó a realizar carteles humorísticos artesanales que el público ha comprado en cantidades insospechadas, mientras en San Antonio de los Baños otro grupo de creadores, entre los que se encontraban Villamil y Boligán, utilizarían por un tiempo una vidriera de su localidad como publicación conocida como El Cartón, y cambiarían sus caricaturas periódicamente.

La participación en eventos internacionales de humor gráfico que ya venía realizándose desde años anteriores se manifestó en esta etapa como una opción más de mostrar la obra realizada y obtener quizás alguno de los jugosos premios que algunos otorgan, por lo que el reconocimiento internacional al humorismo gráfico se mantuvo a pesar de las dificultades, hecho al que se uniría la colaboración desde Cuba con publicaciones extranjeras, esencialmente mexicanas.

Si desde el punto de vista individual la acomodación a la nueva realidad cubana se hizo desde varias opciones, las publicaciones también intentaron hallar salidas a las dificultades. Palante lanzaría una nueva revista en colores dirigida al turismo, de la cual se editaron varios números, pero que tuvo una vida efímera. Viendo reducida notablemente su tirada optó por la realización de un programa televisivo que se extendió por espacio de un año.

Una efímera colaboración distinguió la unión de Dedeté con la publicación mexicana La Piztola. A inicios de la década del noventa tras la desaparición del Dedeté como publicación periódica se editaron tres números de Lapiztola-Dedeté en México como aportación a los caricaturistas cubanos de la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, presidida en ese momento por Arturo Kemchs.

El más importante de estos números es el número 3 Edición Especial, en el cual se incluyen 183 premios internacionales del humor gráfico cubano, producto del trabajo de recopilación e investigación de Carlos A. Cruz Gómez quien organizó en Ciudad de La Habana en 1990 la exposición «Humor-ismo: un ismo con trascendencia para la plástica cubana».

Años más tarde se editaron nuevamente varios números del Dedeté con una tirada de 70 000 ejemplares financiados por el Fondo para el Desarrollo de la Educación y la Cultura del Ministerio de Cultura. El equipo de esta publicación, dirigido entonces por Lauzán, organizó también la Bienal del Dedeté que, aunque logró una participación que superó la de las bienales, solo tuvo dos ediciones.

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Dibujo de Alen Lauzán Falcón.  
Melaíto reapareció periódicamente en su provincia original con un número de páginas menor al de sus ediciones precedentes, pero conservando sus características originales y logrando mantener casi intacto a su grupo de creadores. 

Otra publicación aparecería con inestabilidad durante algún tiempo como un espacio más: Mi Barrio. Revista de Historietas para Todas las Edades. Coauspiciada por los Comités de Defensa de la Revolución y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, su primer número vio la luz en el mes de septiembre de 1996, y estuvo dirigida por Francisco Blanco. Incluyó principalmente historietas dirigidas a abordar las temáticas del barrio cubano, algunas realizadas por reconocidos historietistas y también trabajos de caricaturas e historietas humorísticas.

En este período definido como especial, se intentó reagrupar a los humoristas gráficos y reanimar los salones de humor tras la creación de la Asociación Cubana de Humoristas, dirigida inicialmente por Tomy y luego por Miguel Betanzos. Este último, incorporando a varios humoristas escénicos, intentó lograr cambios que reanimaran la escena del humor gráfico con logros que finalmente no resultaron definitivos. Estas y otras muchas variantes mantuvieron a pesar de las dificultades la existencia de la caricatura cubana.


La caricatura hoy

Actualmente la economía del país ha comenzado un período de recuperación evidente. Este hecho, y la visión renovada que ha tenido el gobierno cubano en relación con la cultura, ha tenido un impacto favorable en nuestro humorismo gráfico.

Paulatinamente se nota una recuperación de muchas de las publicaciones desaparecidas, y la aparición de nuevas, que incluyen el humorismo gráfico en sus páginas.

Sobre la caricatura editorial una mención especial merece el caso del periódico Juventud Rebelde, que con su reaparición nuevamente como diario ha brindado un espacio importante a esta vertiente del humor gráfico. Aunque de manera general ninguna de las publicaciones cubanas de humor gráfico ha logrado situarse nuevamente al nivel de calidad que lograron en sus momentos de máximo esplendor, han logrado sobrevivir como proyectos humorísticos a las adversidades por las que atravesó el país, y en sus páginas han comenzado a aparecer firmas de nuevos jóvenes caricaturistas que enriquecen el quehacer del humorismo gráfico cubano.

Palante, dirigida actualmente por Rosendo Gutiérrez (Rosen), aparece mensualmente y mantiene en su plantilla a autores de la talla de Wilson. Ha incorporado a nuevos creadores –Lacoste y más recientemente Pedreira–, mientras sigue contando con un grupo de colaboradores ya habituales en sus páginas.

Dedeté, dirigido ahora por Adán, cuenta entre sus creadores de plantilla con Tomy, Laz y Falco, su más reciente adquisición, con las colaboraciones de Ares y el joven Joseph entre las más habituales. Este grupo ha comenzado nuevamente a editar el Dedeté como suplemento dentro de las páginas del periódico Juventud Rebelde, y mantiene su página dominical y sus caricaturas editoriales.

Melaíto, dirigido como siempre por Pedro Méndez, mantiene casi intacta su plantilla, y sigue editando su publicación mensualmente y las caricaturas de sus creadores en las páginas del periódico provincial.

Es interesante ver cómo en otras provincias del interior del país varios periódicos locales han comenzado a incluir la caricatura dentro de sus páginas con ejemplos de notable calidad, y la aparición de suplementos y espacios para el humor gráfico como La Picúa en Cienfuegos o Tintaenpié en Camagüey. En este último caso, como en el de Melaíto, organizando incluso eventos competitivos de carácter nacional de notable calidad.

El desarrollo de las nuevas tecnologías ha abierto también un nuevo campo para los humoristas gráficos cubanos. El uso de internet ha permitido nuevas zonas para mostrar la obra, y además se ha convertido en un facilitador para el trabajo y creador de nuevas fuentes de trabajo para sus autores. Otros, algunos con más talento, han sabido aprovechar la computación para la realización de obras con un innegable valor estético y novedosas por su concepción. En internet hemos asistido al surgimiento de nuevas páginas web donde puede apreciarse lo mejor del humor gráfico cubano, y han aparecido también blogs y sitios web de autores individuales.

Con el desarrollo de una nueva infraestructura de impresión después de muchos años se han editado recientemente nuevos libros de historietas y humorismo gráfico, algunos de ellos incluso en colores.

Un hecho que resulta muy interesante a mi juicio es ver el estímulo que se ha creado en las universidades para la realización de tesis de grado que abordan el tema de la caricatura cubana, ya sea de autores en particular de publicaciones o de períodos específicos de este arte en nuestro país, lo cual responde, a mi juicio, a un reconocimiento cada vez mayor desde el punto de vista académico al humorismo gráfico. Como elemento por resaltar en este aspecto vale señalar la fundación en fecha reciente de la Cátedra de Humorismo Gráfico e Historieta del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

La caricatura cubana ha transitado por momentos difíciles de los cuales aún se resiente, pero ha demostrado como una arista más del pueblo cubano en general la capacidad de resistencia y de adaptación a situaciones inesperadas: aun le falta ir descubriendo nuevos caminos de expresión que estén acordes con las renovaciones que se dan en la gráfica y el arte universal; le falta el abordar con más sinceridad la realidad cubana cotidiana, apartarse de estereotipos que resultan ya arcaicos y seguir estimulando la aparición de nuevos valores.

Es mi opinión también que falta en Cuba a estas alturas una revista de humor que responda a estas aspiraciones, pues las publicaciones actuales, por diferentes razones, no son capaces de consolidar. Falta también la presencia en nuestra prensa de una crítica especializada sobre la caricatura que nos muestre nuestros errores y derroteros.

 

 

 

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Publicaciones periódicas

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Dedeté, colección, Archivo Juventud Rebelde.

El Muñe, colección, Editorial Pablo de la Torriente.

El Pitirre, colección, Rafael Fornés.

El Sable, colección, Archivo Juventud Rebelde.

La Calle, periódico, colección, Archivo Juventud Rebelde

La Chicharra, colección, Archivo Juventud Rebelde.

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Teleprogramas, Resumen artístico de 1957, colección privada, número extraordinario, diciembre de 1957enero de 1958.

Zigzag, colección, Museo del Humor.


Fuentes orales

Adigio (Adigio Benítez) Blanquito ( Francisco Blanco) Carlucho (Carlos Villar) Fornés (Rafael Fornés) Lauzán (Alen Lauzán) Manuel (Manuel Hernández) Nuez (René de la Nuez) Ñico (Antonio Mariño) Tomy (Tomás Rodríguez) Torres (Wilfredo Torres) Wilson (Luis Wilson).

 

 

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Creación de la ficha (2015): Arístides E. Hernández Guerrero (Ares). Edición de Antonio Moreno. · El presente texto se recupera tal cual fue publicado originalmente, sin aplicar corrección de localismos ni revisión de estilo. Tebeosfera no comparte necesariamente la metodología ni las conclusiones de los autores de los textos publicados.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ARES (2015): "Breve historia de la caricatura en Cuba (2). Después de 1959", en REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA, 23 (14-VI-2015). Asociación Cultural Tebeosfera, Ciudad de la Habana. Disponible en línea el 28/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/breve_historia_de_la_caricatura_en_cuba_2._despues_de_1959.html