CANCIONES DESDE LA AMÉRICA PROFUNDA
CARLOS A. DEL BOSQUE(Universidad de Alcalá (UAH))

Title:
Songs from Deep America
Resumen / Abstract:
Reseña del cómic de Frank M. Young y David Lasky La familia Carter (Impedimenta, 2017). / Review of the comic book by Frank M. Young and David Lasky La familia Carter (Impedimenta, 2017).
Palabras clave / Keywords:
Música/ Música
  • Música no para todos los públicos.
  • A.P. Carter en busca de material.
  • La industria discográfica en plena expansión.
  • Rumbo a Bristol.
  • Ralph Peer grabando a la Familia Carter.
  • Sara, A.P. y Maybelle: The Carter Family.
  • Hillbillies en la gran ciudad.
  • Tiempos difíciles a pesar de todo.
  • La popularidad que no tardaría en llegar.

CANCIONES DESDE LA AMÉRICA PROFUNDA

 

El mero hecho de que una editorial española decida publicar en castellano una novela gráfica dedicada a un icono musical tan poco conocido por estos lares como la familia Carter ya es motivo suficiente de enhorabuena. Si a eso le sumamos, además, el exquisito gusto mostrado en esta nueva edición al reproducir la versión original prácticamente en su integridad —más adelante señalaremos un par de diferencias esenciales—, el resultado se convierte en una oportunidad tan atractiva como irresistible para disfrutar de una obra realmente especial y única, premiada en 2013 con el prestigioso Will Eisner Comic Industry Award en la categoría de “Mejor trabajo basado en la realidad”.

Pero empecemos por el principio: ¿Quiénes fueron la familia Carter? Como los propios autores confiesan en el prólogo, ellos mismos tuvieron que responder una y otra vez a esa cuestión durante los alrededor de diez años que dedicaron al proyecto antes de verlo culminado, y aunque en su lógico afán por simplificar la respuesta acabaron saltándose una generación para relacionar los lazos familiares de los Carter con el legendario Johnny Cash, una figura mucho más conocida por el gran público que emparentó con el clan al casarse en 1968 con June Carter, lo cierto es que tampoco resulta necesario complicarse demasiado para referirse a la que es, sin ningún género de dudas, la formación con más proyección e influencia de todas cuantas hicieron su aparición en aquellos benditos tiempos en que la música country, como más tarde sería conocida, daba sus primeros, tímidos pasos. Miguel Ángel Sánchez lo resumió de manera impecable en su ya clásica Guía esencial del country (Editorial La Máscara, 1996): «La importancia de la Familia Carter es innegable. Ellos recogieron toda la tradición de la música montañesa y le asimilaron las armonías de los salmos de iglesia, las melodías folk y la instrumentación adecuada, sintetizándolo en un todo armonioso donde la voz y la instrumentación no están supeditados la una a los otros, sino que ambos por igual son importantes e imprescindibles. La música country había nacido».

Si todavía quedan dudas, baste aquí recordar a modo de empujón adicional que el escritor Nolan Porterfield (1936-2020) popularizó la denominación de “Big Bang de la música country”, con todo lo que eso implica, para referirse a las históricas sesiones de grabación que tuvieron lugar en Bristol (Tennessee) en el verano de 1927 y en las que la Carter Family —además de artistas como Jimmie Rodgers, otro gran pionero indiscutible del género— registró sus primeros temas. Seguirían muchos más, a lo largo de una abrupta pero prolífica carrera que dejó como legado imperecedero una nutrida colección de melodías que forman ya parte, por derecho propio, del gran cancionero popular estadounidense.

Aclarado este primer punto, ¿qué es lo que nos ofrecen Frank M. Young y David Lasky en La familia Carter. Recuerda esta canción? Pues bien, de entrada, un apasionante viaje en el que todas y cada una de las ilustraciones que pueblan sus cuidadas viñetas se encargan de transportarnos, en el grueso de la acción, a unos Estados Unidos a caballo entre los años veinte y treinta del siglo pasado, cuando la música entraba en los hogares a través de la radio y las tiras de prensa constituían una de las principales formas cotidianas de entretenimiento para gran parte de la población. Precisamente, elementos como el hábil manejo del color, la clásica distribución de los paneles, los curiosos pero pertinentes interludios temáticos o la fisonomía de los distintos personajes, recrean magistralmente el poso añejo característico de todas esas comic strips, diarias y dominicales, que hacían furor en la época que aquí se representa, lo que supone un estímulo adicional para acercarse a la obra que se ve solo empañado, en la edición que nos ocupa, por el minúsculo tamaño del texto.

Gráficamente, La familia Carter. Recuerda esta canción guarda natural similitud con Oregon Trail: The Road to Destiny (Sasquatch Books, 2011), obra previa de sus autores, pero al mismo tiempo, quizá por compartir temática musical, el tratamiento de los protagonistas presenta también ciertas reminiscencias con las célebres ilustraciones de artistas pioneros del blues, el jazz y el country que Robert Crumb realizara en los años ochenta del siglo pasado y que, para deleite general, fueron recopiladas en R. Crumb’s Heroes of Blues, Jazz & Country (Abrams ComicArts, 2006). Teniendo en cuenta que la editorial responsable de publicar en primer lugar tanto ese volumen en particular como la obra de Young y Lasky sobre la familia Carter es la misma, no resulta casual que ambos libros incluyan un exclusivo CD recopilado para la ocasión por, respectivamente, Yazoo Records y Arhoolie Records.

Esto nos lleva a la principal diferencia entre la edición original y la versión española de La familia Carter. Recuerda esta canción, ya que, en este último caso, en lugar del formato físico se ha optado por una lista de reproducción virtual, accesible gratuitamente —previo registro, eso sí— a través de Spotify. Algo muy práctico y ágil, no cabe duda, para usuarios previos de la plataforma, ya que, además, incluye treinta y ocho cortes, frente a los once del CD, pero un recurso tristemente inservible para quienes, por uno u otro motivo, aún nos resistimos a engrosar el número de usuarios del gigante sueco del streaming.

En cuanto al desarrollo de la narración en sí, capítulos cortos y bien conectados cuyos títulos se corresponden casi totalmente con los de algunas de las canciones popularizadas por la Carter Family —y en el caso de la lista de reproducción ofrecida por Impedimenta, también con gran parte de los temas incorporados a la misma— van desgranando poco a poco una historia que, después de cinco cortas tiras cronológicamente independientes que sirven para poner en situación al lector, nos introduce en las vicisitudes cotidianas de los Carter, una típica familia blanca de la América rural, en concreto de la región de los Apalaches, en cuyo seno nació y creció Alvin Pleasant Carter, más conocido como A. P. Carter. Su temprana vocación musical, que conjugaba buenas cualidades vocales y compositivas con una poco usual inquietud —transformada en auténtica obsesión— por recopilar viejas tonadas en serio peligro de desaparición en unos tiempos en los que el imparable desarrollo de la industria discográfica era visto con recelo incluso por músicos profesionales (que le pregunten a James C. Petrillo), le llevaría a conocer a una joven llamada Sara Dougherty, también cantante e intérprete, entre otros, de un peculiar instrumento conocido como autoarpa.

Sara y A. P. contraerían matrimonio en 1915, y once años más tarde también se convertiría en una Carter, al casarse con un hermano de A. P., la prima de Sara, Maybelle. Destacada guitarrista, con un estilo complejo y distintivo que le permitía tocar los bajos y la melodía de una canción alternándola al mismo tiempo con el acompañamiento rítmico, Maybelle se uniría a Sara y A. P. en las citadas sesiones de Bristol, con las que daría comienzo en la práctica la carrera artística de The Carter Family bajo los auspicios de Ralph Peer, comisionado por la Victor Talking Machine Company para encontrar nuevos talentos que comercializar discográficamente. La popularidad de los discos del trío convertiría en auténticos clásicos temas como “Wildwood Flower”, “Can The Circle Be Unbroken”, “Wabash Cannonball”, “The Wandering Boy” o “Worried Man Blues”, muchos de ellos acreditados a A. P. Carter a pesar de tratarse de creaciones anteriores, mientras que la leyenda de los Carter encontraría natural continuidad con una segunda generación formada por los y las descendientes de los miembros originales.

Pero nada más lejos de nuestro ánimo que destripar aquí una historia que merece la pena descubrir y disfrutar con todos sus matices, por lo que solo señalaremos la destreza mostrada por Frank M. Young y David Lasky al introducir sutilmente en las viñetas los numerosos conflictos éticos, dilemas morales e incluso choques culturales que salpican el recorrido vital de sus protagonistas.

Como necesario colofón final a una obra de estas características, los autores incluyen una interesante selección bibliográfica en la que destaca tanto el imprescindible nombre de Charles Wolfe como, también, los de Mark Zwonitzer y Charles Hirshberg, autores de Will You Miss When I’m Gone? The Carter Family and Their Legacy in American Music (Simon & Schuster, 2002). Referencias que, junto a una visita a The Carter Family Channel en YouTube, contribuirán a saciar la curiosidad de quien, tras la lectura de la novela gráfica de Young y Lasky, esté interesado en profundizar con el necesario fundamento en la trayectoria de la familia Carter y cumplir, así, con el subtítulo de esta fantástica, y más que recomendable, novela gráfica.

Creación de la ficha (2023): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Carlos A. del Bosque (2023): "Canciones desde la América profunda", en Tebeosfera, tercera época, 24 (22-XI-2023). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 27/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/canciones_desde_la_america_profunda.html