CUALQUIER TIEMPO FUTURO SERÁ PEOR
ANTONI SEGARRA

Resumen / Abstract:
Notas: Texto que sirvió como prólogo para el libro recopilatorio de obras variadas de Carlos Giménez LOS CUENTOS DEL TÍO PABLO. Se reproduce aquí con permiso del autor. Las imágenes que ilustran esta página son las mismas que ilustraban el texto originalmente, recogiéndose también las que le flanqueaban; la última de ellas fue un cartucho explicativo sobre el origen de uno de los personajes.

CUALQUIER TIEMPO FUTURO SERÁ PEOR

www.tebeosfera.comEl libro que usted tiene un sus manos es una recopilación de algunas de las historietas realiza­das por Carlos Gimé­nez entre los años 1997 y 2005. Si hubiese que buscar un denominador co­mún de todas ellas,

 

éste sería, sin dudarlo, el del retrato de una sociedad y un tiempo que, a los ojos del autor, son merecedores de una crítica severa a causa de la desmesurada ambición de unos y de la credulidad de los demás.

 

Carlos Giménez es un autor con múltiples facetas. Es un dibujante de historietas a las que pueden adjudicarse fácilmente uno de los primeros números en el ranking sea cual sea el género utilizado. No sólo por sus dibujos sino principalmente por su capacidad de saber adecuar la narración a un ritmo y a un montaje que, casi siempre, son ejemplares. Baste recordar al efecto las adaptacio­nes de clásicos de la literatura, como las que hizo de Edgar Allan Poe en El extraño caso del señor Valdemar, de Gustavo Adolfo Bécquer en El miserere, de Jack London en La ley (publicadas las tres, posteriormente, en el álbum Sabor a menta), además de Koolau el leproso del mismo escritor o la de Brian Aldiss en Hom. Sin olvi­dar sus aportaciones a la ciencia ficción como fueron la citada en último lugar además de Delta 99, Dani Futuro y Érase una vez el futuro.

 

Pero antes que nada Carlos Giménez es un narrador, un cronista que es un buen observador de la sociedad en la que le ha tocado vivir y sufrir, que él ha retratado magistralmente en diversas series. Series que abarcan desde sus recuerdos de infancia -la serie Paracuellos- hasta los análisis hechos en plena madurez como los de las series España una, grande y libre o Sabor a menta, amén de un gran número de historietas de una, dos o tres páginas publicadas en distintas revistas.

 

Y, en medio, el paso por su adolescencia -Barrio- y su juventud -Los Profesionales-.

 

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Porque dos de las mejores cualidades de Carlos Giménez son precisamente el ser un gran observa­dor y ser un magnífi­co narrador. Si a ello se le añaden una fuerte capacidad crí­tica desde una pers­pectiva ideológica de izquierdas, unos sólidos convencimientos morales y éti­cos y una ambición pedagógica, no nos puede sorprender que sus historietas sean un manual imprescindible para conocer a fondo la sociedad española que protagonizó la transición política desde la dictadura, que vive hoy en el sopor que proporciona el relativo bienestar económico que ha alcanzado la clase media.

 

Carlos Giménez es tan riguroso y duro en su análisis que a veces llega a ser cruel. Por unos motivos básicos, por­que le duele ver el conformismo a que está sometida una gran parte de la población, porque le horrorizan la falta de escrúpulos y de moral que utilizan los que alcanzan algún tipo de poder y porque todo lo anterior sucede por la inmensa estupidez de una masa crédula seguidora de consignas tan grandilocuentes como vacías que han sus­tituido, mediante los actuales medios de comunicación de masas, las antiguas "verdades" que expresaban el refra­nero popular o los pulpitos de las iglesias.

 

Carlos Giménez ridiculiza en este libro el papanatismo ante las avanzadas tecnologías impuestas por profesiona­les, más ávidos de enriquecerse que de servir al público. Los consejos, a menudo exagerados o poco factibles, que todo el mundo puede leer en distintos lugares sobre el modo de comportarse en situaciones extremas, son ridi­culizados en las distintas páginas de Flanagan. Saber guardar un arma de manera adecuada puede conducir a no disponer de ella cuando realmente se necesite, acce­der a un lugar protegido puede representar graves proble­mas de higiene. El súmmum de la absurdidad de este tipo de situaciones, en las que el ser humano debe enfrentar­se a un sistema tecnológico creado para defender los intereses de las grandes empresas, puede verse, a mi parecer, en la magistral historieta publicada en la revista El Virus Mutante. Información automática (página 88 del libro) que retrata lo que, seguramente, nos ha sucedido a todos alguna vez cuando hemos intentado arreglar un problema con una gran compañía.

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El ejercicio de la crítica abarca la mayoría de los ámbitos. Si el autor no tiene ningún recato en describir el comporta­miento de los representantes de las distintas religiones, y como es natural sobre todo la de la iglesia católica por ser la más cercana, en páginas siempre buenas y a veces mag­níficas (Como Cristo; El negocio de la fe; Reliquias milagre­ras; El nacimiento del niño Jesús; La mies es mucha, pero la competencia es dura; El fin de la sopa boba; La vida es sueño), tampoco se priva de una particular venganza sobre los grupos fascistas (Cantad, cantad malditos; Cómo llegué a ser un skin-head; El falangista Bautista) herederos de los que amargaron la juventud de Carlos y de la inmensa mayo­ría de los españoles.

 

Pero si la crítica a los poderes tradicionales a veces puede resultar facilona, el rigor de Carlos Giménez le lleva a criti­car a aquellos que con su estupidez permiten la persisten­cia de esta situación. Estupidez que lleva a considerar importantes una moral basada en la represión sexual y en el racismo (El beso en España; El virgo; Fotos); la moda (¡Cuidado con la moda!); los programas basura de las tele­visiones (Ya se han casad); los fenómenos pseudocientíficos substitutos de las religiones tradicionales (Sucesos para anormales) o el papanatismo ante las nuevas tecnolo­gías (La fiebre de\ vídeo). Sin dejar de dar su opinión sobre las ruedas de molino que los nuevos maestros del diseño y de la estética han conseguido hacernos tragar (Los par­ques duros; Dietas adelgazantes).

 

www.tebeosfera.comLas historietas de este volumen muestran también la pobre­za, el clima de opresión y la falta de muchas cosas básicas en la sociedad de la posguerra española. Basta leer episo­dios como Mitos de posguerra; El fútbol del subdesarrollo; Cromos y chapas; ¡OH, la bicicleta!; Verano, el río, para darse cuenta de que Carlos Giménez retrata fielmente un pasado en el que hubo que soportar el hambre, la falta de libertades y la explotación. Pero, y aunque sea una opinión personal que no se refleje en estas historietas, esas fueron las condiciones que a nivel humano propiciaron forjar una red de solidaridad entre los débiles y los oprimidos.

 

Creo oportuno insistir en el hecho que la crítica de Carlos Giménez está fundamentada en una doble culpabilidad. La de quienes abusan de su situación de privilegio para sacar provecho económico y social -y desde este punto de vista sus historietas de fondo religioso son plenamente ilustrati­vas- y la de quienes con su estupidez, su credulidad y su ignorancia permiten y perpetúan este abuso. No en vano el autor se queja reiteradamente de unas clases populares que se dejan encandilar una y otra vez por embaucadores de la peor especie. Y, todo hay que decirlo, de este grupo, las mujeres asumen la peor parte.

 

En definitiva, un libro fundamental para disponer de una perspectiva crítica medio humorística pero muy en serio, de nuestra gran masa social.

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Creación de la ficha (2009): y 2007, Toni Segarra
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ANTONI SEGARRA (2007): "Cualquier tiempo futuro será peor", en LOS CUENTOS DEL TÍO PABLO (2007). Asociación Cultural Tebeosfera. Disponible en línea el 18/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/cualquier_tiempo_futuro_sera_peor.html