HUMOR FEMENINO SIN FEMINISMOS
NANI

Resumen / Abstract:
Ser mujer y caricaturista o como es mi caso, dibujante de tiras cómicas, es bastante curioso. Por eso cuando estuve en la Habana invitada al IX Encuentro de Historietistas y luego me pidieron que escribiera un artículo para la revista, me aconsejaron que contara un poco mi historia. Y así lo hice; he intentado resumir la sucesión de hechos que me llevaron a decidirme por dedicarme a este oficio y, aunque no han sido demasiadas las peripecias que he tenido que pasar, creo que este escrito puede aportar algo a nuevas generaciones de mujeres que quieren emprender este camino. / To be woman and caricaturist or like it is my case, author of humoristic comic strips, is quite curious. For that reason when I was invited in Havana to the 9th Comics Authors Meeting and they requested me that I wrote an article for the magazine, they advised me that I told my history. And I made so; I have tried to summarize the succession of facts that took me to opt to be devoted to this occupation and, although the incidents that I have had to overcome was not too many, I believe that this writing can contribute something to new generations of women who want to undertake this road.
Notas: Texto publicado en el número 23 de la Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta en septiembre de 2006.
Palabras clave / Keywords:
Feminismo/ Feminism

HUMOR FEMENINO SIN FEMINISMOS
 

 

 

 

Cada vez que asisto a un encuentro de caricaturistas, a una feria del libro o acto similar donde se trate el tema del oficio del caricaturista, surge la misma pregunta: ¿por qué no hay mujeres caricaturistas? Y al igual que otras colegas con las que he hablado, me quedo un poco muda, y pienso: «entonces, ¿yo qué soy?». Por eso a lo largo de este escrito voy a contar, porque yo he optado por esta opción.

 

Nunca pensé que un oficio tan bonito como dibujar y contar historias tuviera algo que ver con ser hombre o mujer; por eso desde muy pequeña, a los siete u ocho años –mi madre dice que antes– me propuse que lo que quería hacer en la vida era dibujar tiras cómicas.

 

Leía y redibujaba todo lo que caía en mis manos. En Colombia, mi país natal, al igual que en otros países del continente americano, los diarios tienen una página entera dedicada a publicar tiras cómicas de forma diaria.

 

Viendo estas páginas aprendí de manera casi inconsciente los trucos de la narración visual; recibí influencias de tiras clásicas americanas como «Lorenzo y Pepita», «Snoopy», «Olafo», «Educando a Papá» entre otros. Todos ellos dibujados por hombres, dedicados a hombres lectores de diarios y cuyos protagonistas eran hombres o animales masculinos y en donde la mujer jugaba casi siempre un papel secundario o accesorio.

 

Al llegar a la secundaria tuve la suerte de entrar en el extinto Colegio Nacional Sergio Arboleda, famoso en aquella época por su profesor de dibujo Jaime Villamarin. Al amparo de este Quijote de la educación, creamos el periódico del colegio que tuve la oportunidad de dirigir por tres años; algunas veces era periódico impreso y otras periódico mural; pero una sola misión perduraba en los dos formatos: publicar mis tiras cómicas relacionadas con los sentimientos de los estudiantes dentro del centro educativo; algunas de ellas incluso casi me cuestan la expulsión.

 

Este ejercicio me enseñó a comunicar mis ideas, a dibujar con claridad y a no pasarme demasiado, con un humor que no era ni masculino ni femenino: era el humor de un estudiante cualquiera de secundaria.

 

Pensé que mi destino ya estaba resuelto, al tener gran aceptación entre mis compañeros. Tomé la decisión de estudiar Bellas Artes y seguir avanzando en línea recta hacia mi futuro.

 

En un país como Colombia, donde la educación es un lujo, la opción que tenía para lograr mi cometido, era entrar en la Universidad Nacional de Colombia, única universidad pública, en ese entonces con la titulación en Bellas Artes.

 

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Figura 1.  

Lo intenté tres veces y, con el bolsillo desfalcado por las inscripciones, el futuro roto y la pregunta en mi cabeza: «¿por qué?». Opté por estudiar Biología, en otra universidad pública, la distrital; entrar allí fue más sencillo, pues se regían por un examen nacional en el que yo tenía buen puntaje.

 

Creyendo haber abandonado mi destino, mi mano derecha me traicionó y terminé dibujando un manual entero de anatomía comparada, carteles de taxonomía. Mi tesis fue un álbum ilustrado de la flora de uno de los páramos más importantes de Colombia: el Sumapaz (Fig. 1).

 

De este álbum se editaron 4000 ejemplares financiados por el Sistema de Parques Nacionales y se regalaron entre los visitantes del páramo hasta hace poco.

 

 

Al salir de la universidad encontré grandes dificultades para ejercer como bióloga o profesora, por lo que me presenté en una empresa de tarjetería y empecé a dibujar felicitaciones de cumpleaños y de navidad, pero esta vez me pagaban.

 

Un buen día, en un centro comercial de Bogotá, había una exposición de la Escuela Nacional de Caricatura. Me gustaron los trabajos expuestos y pensé que ahora podía pagarme un curso de lo que tanto me gustaba. Aquel precio fue devuelto con creces. Tuve la fortuna de conocer a quienes me pondrían de nuevo en la senda del sueño perdido, entre ellos el maestro Calarcá, Turcios –que es hoy mi esposo–, Orlando Cuellar y Grosso, quien me dio la primera oportunidad de publicar en su revista El Bus (1991).

 

A partir de entonces la buena estrella vino a vivir a mi lado. Las casualidades y los encuentros han marcado mi carrera y siempre voy recogiendo lo que en otras épocas sembré sin tan siquiera proponérmelo.

 

Por ejemplo en el diario El Espectador, en 1991, me encontré con un antiguo compañero, Henrry Rodríguez, del Colegio Sergio Arboleda, que en seguida me dio la oportunidad de publicar ilustración y opinión.

 

En este mismo diario y después de al menos dos años, la directora de la revista Espectadores 2000, María Antonieta Cano, me propone crear una tira cómica. Aquí surge el gran dilema: ¿qué es lo que quiero contar?, ¿a quién me voy a dirigir?. Pensé que al ser una de las pocas mujeres en el medio colombiano podría optar por hablar justamente de eso, de la mujer (Fig. 2).

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Figura 2.

No podía utilizar los mismos estereotipos que había visto siempre en las tiras cómicas de mi infancia. Por lo tanto la protagonista sería una mujer, y sería imperfecta; ni guapa, ni deseable, ya que había visto cómo las mujeres normales éramos prácticamente anuladas por la sociedad de consumo.

 

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  Figura 3.

Así nace «Magola» (Magola es un nombre típico colombiano): una chica narizona, recta como una tabla de planchar, con el pelo oscuro, con eventuales gafas y que no se depila las piernas (Fig. 3).

 

El argumento inicial de la tira «Magola» estaba constituido por todas esas ideas machistas que con estoicismo había aguantado en varios ámbitos, como el de estudiante, el familiar o el del trabajo.

 

Tomaba las frases típicas machistas y les daba la vuelta, las ponía en boca de Magola y esto gustó bastante. Los medios de comunicación se ocuparon de mi trabajo por un tiempo e hicieron que «Magola» se afianzara en su pequeño espacio del diario.

 

Entre tanto me casé con Turcios y al año tuvimos un niño. Lo que para muchos marcaría el final de mi carrera como dibujante fue por el contrario un impulso. Al estar en mi casa cuidando de mi hijo tenía tiempo para producir más tiras, y al mismo tiempo contar la experiencia del embarazo y la crianza que encajaba perfectamente con el tema de la tira, por lo que recibí muchas cartas de lectoras que se sentían identificadas plenamente.

 

De mi propio bolsillo decido hacer un libro, una pequeña edición recopilatoria de tiras cómicas publicadas en el diario El Espectador: «Así es Magola» (1996). Fue, además de la inversión más inteligente y más sufrida, la puerta que me abrió el camino hacia España (Fig. 4).

 

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Figura 4.  

En 1996 llega al diario El Espectador una convocatoria para exponer en Alcalá de Henares. Envié mi libro, sin presentir que sería una de las pocas mujeres que contestaría a aquel llamado de la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares. Es así cómo en 1997 viajo a España con el fin de dar una pequeña charla sobre mi experiencia.

 

La sorpresa fue enterarme en ese momento que éramos muy pocas, y que casi ninguna latina se dedicaba a hacer tiras cómicas. De hecho, en el encuentro no conocí a ninguna mujer, pero tuve la gran satisfacción en recompensa de departir con grandes del humor español, como mi querido maestro Forges, Mingote, Ricardo Martínez, integrantes de la revista El Jueves como el gran Kim, Vizcarra, Fer y otros autores del humor internacional, como Mordillo (Argentina), Sciammarella (Argentina), Ruz (El Salvador) , Varela (Portugal), Banegas (Honduras) y Tomy (Cuba), entre otros. De este encuentro surgen muy buenos proyectos y una amistad que se renueva cada año en los encuentros de Alcalá.

 

A mi regreso a Colombia ya llevaba muchos planes trazados, entre ellos participar en la revista A las Barricadas, un suplemento que circuló con la revista Interviú y en la que participé por invitación del maestro y director Forges, quien se constituiría en algo así como mi padrino profesional.

 

Con esta y otras ideas, y la presión de una fuerte recesión económica en Colombia, decidimos emigrar con destino a España en noviembre de 1998, amparados por un premio de la revista Semana (Colombia), que ganó mi esposo Turcios (primer puesto de caricatura política; el premio consistía en dos billetes de avión, hotel y siete días en París). Prácticamente, con lo puesto y nuestro hijo de cuatro años a cuestas, partimos rumbo a París con la intención de no regresar; tampoco teníamos a dónde. Antes de partir lo vendimos todo, lo regalamos, lo donamos o lo dejamos al cuidado de familiares y amigos.

 

Estuvimos siete días en París. Nos estrenamos en los metros, en los trenes y museos... Toda una aventura de dos inconscientes que no sabían ni jota de francés. De allí partimos rumbo a Alcalá de Henares, que nos esperaba con las muestras anuales de humor gráfico.

 

Entre tanto mis tiras de «Magola» se seguían publicando en Colombia, esta vez en el primer diario de Colombia, El Tiempo, en donde tuve una experiencia no muy afortunada y donde se publicaron tiras en desorden o con faltas de ortografía (fantasma que me persigue aunque ahora con menos ahínco).

 

Al estar tan lejos, sin internet y sin poder comunicarme adecuadamente, aquello podemos decir que fue un desastre. La tira se publicó durante un año y luego fue sacada por reincidencia de errores.

 

En España comenzaría mi andadura en la revista Interviú, en la que permanezco hasta ahora y donde he tenido la oportunidad de hacer tira cómica a color, historieta e ilustración (Fig. 5).

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Figura 5.

 

Como inmigrantes las cosas no fueron sencillas; compaginar las necesidades del día a día, aprender cómo funciona el país y sobrevivir con un niño pequeño, nos ocupaba el ciento por ciento del tiempo. Afortunadamente todo se fue dando, y al terminar el primer año en España, tanto Turcios como yo ya teníamos trabajo, aunque seguíamos indocumentados. Yo logré entrar en la revista Interviú y Turcios en el diario La Razón, en donde permanece hasta hoy (www.turcios.net).

 

En los primeros meses de exilio voluntario tuve mucho tiempo para pensar, para extrañar todo: mis cosas, mi gente, mi tierra... pero también para crear. Me di a la tarea de escribir el libro «La verdadera historia de Eva» con la esperanza de publicarlo en una editorial española; sin embargo, por intermedio de quien manejaba mi material en ese tiempo en Colombia, Orlando López, fui contactada por la Editorial Oveja Negra; Leila Cangrejo viajó a España y se llevó mi libro sobre Eva y el boceto para la primera recopilación de tiras cómicas bajo un sello editorial. En 1999 se publica el libro «Hogar dulce encierro», y en el mismo año un poco más tarde el libro «La verdadera historia de Eva». Ya tenía sello editorial, distribución a nivel latinoamericano, ISBN y todas esas cosas que en un tiempo me parecían tan lejanas (Figs. 6 y 7).

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Figuras 6 y 7.

Por la reactivación que para mi material supuso el lanzamiento de estos libros volví a publicar mi trabajo en el diario El Espectador, esta vez para el suplemento El Goce: se trataba de historietas de media página y en colores.

 

En España estuve publicando una temporada en el diario El Mercado, en la revista Desnivel, por la Editorial Bruño y en el diario de Alcalá; trabajé para agencias de publicidad. Colaboré activamente con las muestra de humor de la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares en la organización de varios eventos; hice campañas de equidad de género para el Centro Asesor de la Mujer, es decir un poco de todo.

 

En el 2003 gané el primer puesto en el Concurso Internacional de Humor Gráfico y Lactancia Materna, de la Liga de la Leche de Euskadi-España; con la consecuencia de que se publican varios artículos en Colombia y España sobre este premio. El resultado final es que me vuelven a llamar del diario El Tiempo de Colombia para publicar mi tira de forma diaria, y esta vez con mi situación mucho más definida en España, con una computadora en mi casa y un control total sobre mi material. Retomé la invitación con más profesionalidad y compromiso. Estuve publicando por etapas, de un año más o menos, cada una, del 2003 al 2004. En el 2004 un descanso de dos meses, y retomo del 2004 al 2005. De este trabajo se publica el libro «Sobreviviendo en pareja» también bajo el sello editorial Oveja Negra (Fig. 8).

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Figura 8.

 

Este mismo trabajo, mucho más pensado y cuidado, es el que presento al diario Metro en diciembre del 2004. Es aceptado y se publica de forma diaria hasta hoy.

 

Este material tiene que ser en muchos casos traducido a términos españoles, y en algunas ocasiones salen temas de actualidad netamente de España, tiras que no son publicadas en Colombia; por lo tanto, empiezo a tener dos grupos de tiras: las que sirven para ser publicadas en América Latina y las que se publican en España.

 

En el 2005 viajo a la Feria del Libro de Bogotá para presentar mi nuevo libro «Sobreviviendo en pareja». Como complemento presento una exposición del material en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y varias conferencias, entre ellas, una en la Universidad Tadeo, otra en la Universidad Nacional de Colombia y otra en el marco de la Feria del Libro. Hago varias entrevistas para diarios, televisión y radio. Esto repercute a otros eventos y a través de internet, tales como la Feria del Libro de Guadalajara, en donde estuve con una exposición sobre mi último material en la Universidad de Guadalajara y con una conferencia en la Feria del Libro (diciembre de 2005). Tuve la oportunidad de conocer a quien hoy es mi gran amigo: el maestro Rius (México). De él aprendí a ser más informal en mis charlas y a disfrutar verdaderamente de lo que hago sin dejar de tomármelo en serio; también conocí a Juan Acevedo (Perú) y a el maestro Aragonés, ante quienes simplemente me quito el sombrero, por su sencillez y su grandeza, cualidades que a veces son incompatibles.

 

En febrero del 2006 asisto al IX Encuentro Internacional de Historietistas en La Habana, Cuba, donde conozco a Guillo de Chile y vuelvo a encontrarme con colegas cubanos como Tomy, Ares y Martirena. También tengo el placer de conocer grandes dibujantes, historietistas y animadores cubanos como Miriam Alonso (Palante), Manolo Pérez, Luis Castillo, Maikel, Juan Padrón, Jerez, Joseph y algunos nombres que se me escapan.

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Figura 9.

 

Esta experiencia es muy provechosa, ya que para entonces ya estaba organizando, en compañía de Guiomar Cuesta, poeta colombiana y encargada del pabellón de diseño gráfico de la Feria del Libro de Bogotá, la primera exposición itinerante de mujeres caricaturistas; así que en Cuba entro en conversaciones para tener esa exposición en la Bienal de Humor de San Antonio de los Baños Cuba 2007. Juega los mejores juegos de y8 en el sitio web. Juegos y8 en línea juega a estos juegos, relájate, diviértete.

 

Y aquí retomo la gran pregunta: ¿por qué no hay mujeres caricaturistas? La exposición de mujeres caricaturistas se organiza para dar alguna respuesta. Hemos recibido trabajos de muchos países, y al final tuvimos que hacer una selección, de la cual resultaron 31 mujeres expositoras de 20 nacionalidades diferentes, con una gran coincidencia: la mirada femenina sobre la actualidad, pero ¿qué más se podía esperar? Hasta ahora el humor estaba incompleto. Vemos todos los días viñetas, tiras y chistes de hombres y de su particular visión sobre el mundo, pero y ¿lo que pensamos las mujeres?, lo que sentimos ¿en dónde está? Es verdad: no somos muchas y estamos perdidas por el mundo. Esperamos que esta exposición arroje respuestas sobre esa gran pregunta. Todas podemos contar por qué somos caricaturistas y cómo hemos llegado a publicar y a mantenernos en los medios, pero no tenemos ni idea de por qué otras mujeres no se enamoran de este oficio.

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Figura 10.

 

En mi caso, empecé haciendo un humor asexuado: pasé por el humor feminista y ahora creo que ya no lo soy. Ya no soy feminista. La actualidad reclama otra cosa. No podemos seguir cometiendo los mismos errores que cometieron los machistas y a riesgo de levantar ampolla y de herir susceptibilidades debo confesar que no odio a los hombres; conozco a muchos que han cambiado y que entienden perfectamente la perspectiva femenina no feminista; también reconozco que muchos de los comportamientos machistas de generaciones recientes han sido transmitidos por las mismas madres. Entonces, ¿para qué seguir ahondando en los mismos problemas?

 

Me gusta contar historias de mujeres y hombres imperfectos, encarnados en Magola y Alberto, su marido, y la mirada atónita de David, un niño pequeño que asiste perplejo al crecimiento individual de sus padres, y que intenta entender un mundo que está patas arriba. (Figs. 9 y 10).

 

Esa es la tira Magola. No sé si se puede clasificar dentro de la historieta o dentro del humor gráfico, o dentro de otras clasificaciones más sesudas y rebuscadas, extraídas de la biología, hoy tan lejana para mí. Sé que un individuo cuando se quiere expresar ante las injusticias de la sociedad escoge un medio, seguramente el que mejor se le da, o a veces el que el azar le tiene predestinado.

 

Actualmente estoy muy feliz de haber logrado al menos en parte mi cometido, de seguir trabajando para que la obra de otras mujeres se conozca y sobre todo y contra todo pronóstico, me satisface poder sobrevivir a punta de dibujar monitos.

 

 

 

La exposición de mujeres caricaturistas estuvo en abril en Bogotá, en mayo en Perú, en octubre en Alcalá de Henares, en noviembre en Portugal, en diciembre en México y  en abril del 2007 en San Antonio de los Baños.

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2015): Nani Mosquera. Edición de Félix López. · El presente texto se recupera tal cual fue publicado originalmente, sin aplicar corrección de localismos ni revisión de estilo. Tebeosfera no comparte necesariamente la metodología ni las conclusiones de los autores de los textos publicados.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
NANI (2015): "Humor femenino sin feminismos", en REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA, 23 (1-VII-2015). Asociación Cultural Tebeosfera, Ciudad de la Habana. Disponible en línea el 20/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/humor_femenino_sin_feminismos.html