LA RELIGIÓN Y LO SOBRENATURAL EN LOS QUADRINHOS BRASILEÑOS DE TERROR
TÚLIO VILELA

Origen:
Traducción de "A RELIGIÃO E O SOBRENATURAL NOS QUADRINHOS BRASILEIROS DE TERROR" · MUITO ALÉM DOS QUADRINHOS
Traductor:
Resumen / Abstract:
Notas: Imágenes adicionales obtenidas de la web 'Nostalgia do Terror' (http://www.nostalgiadoterror.com)

LA RELIGIÓN Y LO SOBRENATURAL EN LOS QUADRINHOS1 BRASILEÑOS DE TERROR

Los términos “horror” y “terror” son muchas veces empleados como sinónimos, relativos a un mismo género, aunque los estudiosos los consideren como dos géneros distintos. En ese sentido, ambos son vistos como “reacciones a la cosa, hecho, persona o circunstancia que asusta”, aunque el terror sea entendido como un “miedo racional de alguna forma de aceptar la realidad, mientras que horror es el supremo miedo irracional de lo absolutamente antinatural o de lo sobrenatural.” (MacNALLY y FLORESCU, citado por LUCCHETTI, 1993, p. 167). Sin embargo, aunque comprendiendo y reconociendo esta distinción, hemos decidido, en el texto, incluir ambos géneros con el mismo nombre de "terror" por entenderlo más universal y también para evitar la utilización de un detalle excesivo que pudiera dificultar la comprensión de los lectores.

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Cubierta de varias revistas brasileñas de terror

El terror es uno de los pocos géneros en los que las historietas brasileñas consiguieron obtener éxito comercial. Se puede decir que es, también, el único en el cual los artistas de historietas brasileños (tanto nativos como naturalizados) consiguieron construir una especie de tradición. Aunque inicialmente inspirado en modelos extranjeros, principalmente norteamericanos, el terror ganó rápidamente personalidad propia, “abrasileñándose”. Las historietas nacionales de ese género consiguieron ser todo aquello que las historietas de superhéroes producidas en Brasil no consiguieron, pues éstas nunca tuvieron mucho éxito y, en la mayoría de las ocasiones, no consiguieron ser más que apagadas copias de los superhéroes norteamericanos (VERGUEIRO, 2000).

Las revistas nacionales de terror permitieron que varios artistas sobrevivieran exclusivamente de la producción de historietas, algo que en Brasil, para muchos, no dejaba de ser un sueño. Sobre eso, el artista Eugênio Colonnese, creador de Mirza, la Mujer Vampiro, afirmó:

(...) Zelão [José Sidekerskis, dueño de la Editora Jotaesse] imprimía 35 mil ejemplares y sobraban poco más de mil copias. No teníamos medios, estábamos en una pequeña editora de Mooca (barrio industrial de São Paulo, Capital). (...) En la época, hacía yo solo cinco o seis revistas por mes, [Rodolfo] Zalla otras seis. Nosotros entregábamos entre 250 y 300 páginas cada vez. Después de que dejamos de producir, se acabó. No es arrogancia mía: sin nuestro trabajo, se retiraron más de diez revistas de los quioscos. (...) yo compré mi casa haciendo sólo historietas. ¡Y se habla de la crisis de los quadrinhos! La gente trabajaba mucho. Teníamos mucha producción (...) (COLONNESE, 2002)

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Mirza, la Mujer Vampiro, de Eugênio Colonnese

Inicialmente, las historietas de terror editadas en Brasil traían sólo material de procedencia norteamericana y la colaboración de artistas locales se restringía a la eventual creación de cubiertas. La tradición de las historietas de terror brasileñas comenzó en 1959, cuando un grupo de pequeñas y medianas editoras paulistas (La Selva, Continental, Outubro, Cia. Gráfica Novo Mundo Editora, entre otras) pasó a invertir en la producción local de historias del género durante el periodo de ausencia de material norteamericano, pues, en Estados Unidos, los comic-books que publicaban historias de terror habían sido cancelados debido a la institución de una autocensura  creada por las editoras, el Comics Code Authority.

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Algunas de las editoriales brasileñas  de 1959 que fomentaron la producción local de historietas de terror

 

Como las revistas de terror ya gozaban de gran popularidad en Brasil durante la década de 1950, la solución que encontraron los editores brasileños (que deseaban seguirse lucrando con las altas ventas) fue encargar a los artistas locales, tanto brasileños como extranjeros allí establecidos, que produjeran nuevas historias del género. 

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Cubiertas de varias revistas de terror editadas en Brasil durante la década de 1950

A aquellos que defienden una política de mercado protegido para la historieta nacional, la explicación del éxito de las historietas de terror brasileñas les parece simple: libre de la competencia del material norteamericano, las historietas brasileñas encontraron mercado y condiciones para desarrollarse. Dentro de esa óptica proteccionista, el psiquiatra Fredric Wertham (1895-1981), autor del libro La seducción de los inocentes, donde afirmaba que las revistas de historietas eran una de las principales causas de la delincuencia juvenil y que estimuló la cruzada contra los cómics en Estados Unidos en la década de 1950, habría sido, involuntariamente, un “benefactor“ de la historieta brasileña.

Analizada con más cuidado, sin embargo, esa explicación no es satisfactoria. La cancelación de las revistas de terror en aquel país favoreció la producción de historietas brasileñas, pero no determinó el éxito de nuestras historietas de terror. El hecho de que las revistas de ese género vendieran bien en Brasil antes de 1959 no era garantía de éxito para el material que comenzó a ser producido localmente a partir de aquel año. La gran aceptación de esas revistas indicaba una probabilidad de éxito en la nueva empresa, pero no una certeza absoluta. Existía el riesgo de que a los lectores no les gustasen las historias producidas en Brasil y prefiriesen las anteriores, creadas en Estados Unidos.

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Cubiertas de varias revistas de terror editadas en Brasil durante la década de 1960

Hay que recordar que las revistas de terror editadas en Brasil a partir de 1959, además de contener las historietas producidas en este país, muchas veces también incluían reediciones de historias norteamericanas antiguas.  Y, al contrario de lo que muchos piensan, hubo momentos en que las revistas de terror creadas por artistas nacionales compitieron en los quioscos con revistas semejantes, que traían material importado, como aconteció durante la década de 1970 e inicio de la de 1980, cuando el éxito de Kripta, publicación que incorporaba material de la extinta editora norteamericana Warren Publishing, estimuló el lanzamiento de una revista concurrente, Spektro, que incluía material producido por artistas brasileños. Así, como se verá a continuación, las razones del éxito de las historietas brasileñas de terror necesitan ser buscadas en otros aspectos de la producción brasileña, como el impacto de la censura en las historietas editadas en los dos países y la estrecha relación que las historias de terror producidas localmente tenían con las características culturales de Brasil.
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Portadas de varias revistas brasileñas de terror de la década de 1970

Una comparación: censura en Estados Unidos y en Brasil

Un factor que favoreció la producción nacional de historietas de terror fue el hecho de que estas hubieran de afrontar, en comparación con el caso norteamericano, menos problemas con la censura gubernamental, a pesar de, que en Brasil, las historietas, de un modo general, también fueron objeto de persecuciones y críticas por grupos de padres, profesores y religiosos. En la década de 1960, inclusive, un grupo formado por las mayores editoras brasileñas de la época (Empresa Gráfica o Cruzeiro, Editora Abril, EBAL y RGE) resolvió imitar el Comics Code y creó el Código de Ética de los Quadrinhos. Así, en esa época, las revistas de historietas publicadas por esas editoras traían en una esquina de la cubierta un sello con el siguiente aviso: “Aprobado por el Código de Ética”.  Sin embargo, si comparáramos la trayectoria del Código de Ética de las editoras brasileñas a la del Comics Code de norteamericano, notaremos algunas diferencias fundamentales.

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A la izquierda, cubierta de la revista House of Mystery, con el sello del Comics Code norteamericano. En el centro, los sellos americano y brasileño. A la derecha, portada de Gasparzinho con el citado sello.

Mientras el Comics Code fue adoptado por casi todas las editoras norteamericanas y consiguió efectivamente perjudicar aquellas que publicaban títulos de terror, el Código de Ética fue adoptado por un número reducido de editoras, entre las que no se incluía ninguna de las diversas pequeñas editoras que se especializaron en la publicación de revistas de terror; además, todo parece indicar que la no adopción de ese código en nada perjudicó las ventas de esas revistas. Otra diferencia fundamental es que, mientras el Comics Code existe hasta hoy en día, aun habiendo pasado por algunas reformulaciones que lo flexibilizarían, el Código de Ética brasileño fue inmediatamente rechazado por las propias editoras que lo crearon. Además de eso, a pesar de todas las semejanzas en cuanto al contenido, el Código de Ética era menos rígido que el Comics Code en el cual fue inspirado, por lo menos, en lo que se refiere a temas relacionados con lo sobrenatural. Veamos, por ejemplo, lo que decía uno de los artículos del Comics Code en su forma original:

Escenas que abordan –o instrumentos asociados a– no-muertos, tortura, vampiros y vampirismo, almas en pena, canibalismo y licantropía son prohibidas. (SHUTT, 1997, p. 50)

 Ahora, comparemos ese artículo con uno de los del Código de Ética adoptado en Brasil:

De ninguna forma, en la cubierta o en el texto, deben ser expuestas historias de terror, pavor, horror, aventuras siniestras, con sus escenas horripilantes, depravación, sufrimientos físicos, excesiva violencia, sadismo y masoquismo. (SILVA, s.d., p. 103)

Mientras el texto extraído del Comics Code es sólo uno de los artículos que tratan de elementos conectados al género de terror, el extraído del Código de Ética es el único de los artículos que trata específicamente de esos elementos. Observemos, todavía, que mientras el artículo del Comics Code es bastante específico en relación a cuáles serían esos elementos, el del Código de Ética es mucho más vago, utilizando términos más genéricos y subjetivos. Finalmente, ¿qué debe entenderse por “terror”, “pavor”, “horror”, “historias siniestras” y “escenas horripilantes”? ¿En qué punto la violencia mostrada en una historieta pasa del límite considerado aceptable por los censores y se hace “excesiva”? Otra brecha que puede encontrarse en el artículo mostrado del Código de Ética es el hecho de referirse sólo a la cubierta y al texto de las revistas, y no al arte interno.

Ni aun el Régimen Militar, que, como se sabe, implantó una fuerte censura sobre todos los medios de comunicación en nuestro país, consiguió impedir la producción nacional de revistas de historietas de terror, como podemos concluir por el extracto de una entrevista a Rubens F. Luchetti, uno de los principales guionistas brasileños que colaboró en esas publicaciones:
(...)La Censura nunca nos incomodó, aunque en la época, 1969, la represión (...) fuera muy grande. Sólo era obligatorio que las revistas de Terror estuvieran envueltas en una funda de plástico. En algunos casos, aparecía solamente el título de la publicación, una vez que el resto quedaba cubierto. Ante cualquier desobediencia de esa norma, los ejemplares eran retirados de los quioscos. (LUCCHETTI, 2001, p. 18)


Considerando lo expuesto, pueden plantearse dos cuestiones dada la trayectoria de las historietas de terror nacionales:

1.    ¿Por qué los cómics de terror sufrieron tanta persecución en Estados Unidos, un país que, al menos en teoría, posee una tradición democrática, mientras en Brasil encontraron menos problemas con la censura, a pesar de que una buena parte de ellos fueran publicados en plena dictadura militar, instalada en 1964?
2.    ¿Por qué el terror está entre los poquísimos géneros en los que la historieta brasileña consiguió destacar, tanto comercialmente como en términos de originalidad?

Un factor que puede ayudar a responder a esas dos cuestiones son las diferencias culturales entre brasileños y norteamericanos, principalmente en lo que se refiere a la religiosidad. El terror lidia esencialmente con lo sobrenatural, lo místico, lo irracional; por lo tanto, las creencias religiosas dominantes en una sociedad pueden influir en la creación y en la recepción de historietas que tratan con elementos de ese orden: la vida después de la muerte, apariciones, almas en pena, no-muertos, brujería, vampirismo, licantropía, etc.

 

Fundamentalismo religioso versus sincretismo religioso

Es habitual decir que Estados Unidos es un “país protestante” mientras que Brasil es un “país católico”. Tal clasificación ya da una idea aproximada de cuan diferentes son los dos países, aunque esté lejos de ser fidedigna: en el primero, además de los protestantes propiamente dichos, los llamados “protestantes históricos” (grupo que incluye luteranos, calvinistas y metodistas), encontramos un gran número de sectas e iglesias que nacieron dentro del protestantismo (testigos de Jehová, adventistas, mormones, entre otros), mientras en el segundo, además del catolicismo, también encontramos una fuerte presencia de las religiones de origen africano y del espiritismo, pudiéndose afirmar que Brasil es a la vez la “mayor nación católica” y la “mayor nación espiritista” del mundo.

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En el principio era el verbo, de R. F. Lucchetti y Nico Rosso
Buena parte de esa difusión del espiritismo en Brasil se debe a los libros del médium brasileño Francisco Cândido Xavier, también conocido como Chico  Xavier. La influencia de los libros del médium puede encontrase en algunas historietas brasileñas, como, por ejemplo, en “En el principio era el verbo”, de Rubens F. LUCCHETTI y Nico ROSSO (1971 apud LUCCHETTI, 2001, p, 57-60), que muestra el aborto desde el punto de vista del espíritu de un niño abortado: tanto en el tratamiento del tema como en el mensaje que transmite, la historia guarda semejanzas con textos realizados mediante escritura automática sobre espíritus deseosos de reencarnarse, pero que son frustrados por madres que abortan.

Mientras el sincretismo es una característica distintiva de la sociedad brasileña, en la norteamericana hay una fuerte presencia del fundamentalismo religioso, común a varias iglesias cristianas, especialmente las pentecostales. El moralismo de la sociedad norteamericana está íntimamente conectado a los grupos religiosos que poblaron las Trece Colonias, embrión de los actuales Estados Unidos. Y ese moralismo que se encuentra entre los fundamentalistas religiosos norteamericanos fue uno, si no el principal, de los factores que desencadenaron la ola de persecución a los cómics, especialmente a las revistas de terror nacionales, pues estas contenían varios elementos condenados por esos grupos, como el adulterio, la brujería y otros asociados a la presencia del Mal. La persecución promovida por los fundamentalistas religiosos norteamericanos contra la industria del entretenimiento es permanente, cambiando sólo los blancos.

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Catacumbas, de Sidney Silva y Rubens Cordeiro, en Calafrio nº 44 (1990)
Un tema recurrente en las historias de terror brasileñas es la aparición de fantasmas, o sea, de los espíritus o almas de personas fallecidas. Se trata de un tema intrínsecamente conectado a las creencias en una vida después de la muerte y en la inmortalidad del alma. Tanto las iglesias cristianas tradicionales como el espiritismo, por ejemplo, afirman que las personas vivirán nuevamente después de la muerte, pero discrepan en cuánto a la manera de como esa nueva vida se iniciaría y en cuánto a la inmortalidad del alma (GUIA, 1995; CONSOLO, 2002, KARDEC, 1987). Los inmigrantes japoneses que vinieron a Brasil también contribuyeron a difundir la creencia en la reencarnación, presente en las religiones e iglesias traídas para acá por esos inmigrantes, entre las que se encuentran el budismo (SAMMOGINI, 2002) y Seicho-No-Ie.

El tema de la reencarnación fue aprovechado en la historieta brasileña. Un ejemplo es la historia Catacumbas o una historia de terror en la Copa de Italia, de Sidney Silva y Rubens Cordeiro (1990): durante la Copa del Mundo en Italia, un turista brasileño en Roma conoce una joven que se presenta como una estudiante de arqueología que visita las ruinas de las catacumbas donde se reunían los antiguos cristianos, pero descubre que era, en realidad, un fantasma que, junto con otros, buscaba venganza contra un tribuno romano que siglos antes los había condenado a muerte, y cuya reencarnación era el turista brasileño.

 

Esa historia también es acorde con la visión espiritista, según la cual, los fantasmas no son nada más que los espíritus de personas “desencarnadas”, que pueden incluso materializarse para ser vistos por nosotros, pudiendo ser tanto bondadosos cuanto apenas intencionados, siendo capaces de interferir en nuestras vidas. Una visión semejante puede también encontrarse en la cultura japonesa. Acerca de esto, la investigadora Sonia Luyten, en su estudio sobre el manga japonés, observa que:
(...) En Japón, por ejemplo, la superstición popular incluye especies de fantasmas como las almas de personas que se suicidaron o de niños que fueron abortados, o simplemente de antepasados. En el mundo de los manga y anime lo sobrenatural no es visto como algo horrible, terrorífico o ridículo sino como algo que puede ser usado, respetado y hasta puede ser gracioso. (LUYTEN, 2000, p. 226)

Sin embargo, esta visión no es compartida por los protestantes y evangélicos, grupos dominantes en la sociedad norteamericana, pues, para ellos, sólo existen tres explicaciones para la aparición de fantasmas: fraude, alucinación y, la única de orden sobrenatural, la acción del Diablo. Según la visión de esas iglesias, el único intermediario entre los seres humanos y Dios es el propio Jesús, cualquier otra fuerza o entidad sobrenatural está conectada al Mal. Por otro lado, el espiritismo y las religiones afro-brasileñas admiten la existencia de incontables entidades intermediarias entre el hombre y Dios. El catolicismo también niega la reencarnación como hacen los protestantes, pero estimula el culto a los santos, que son intermediarios entre el ser humano y el Creador. En ese sentido, se puede decir que ese casi “politeísmo” que caracteriza la Iglesia Católica y que la distingue del Protestantismo contribuyó para que el catolicismo fuera más “plástico”, favoreciendo, en Brasil, el sincretismo con las religiones indígenas y africanas. Todos esos elementos acabaron sirviendo de fuente de inspiración para la historieta brasileña de terror

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Cubierta de varias revistas de terror editadas en Brasil en los años 1980-1990

 

Cómic de terror en los Estados Unidos y en Brasil: algunas diferencias

Mientras en Estados Unidos una de las principales fuentes de inspiración para la historieta de terror fue la propia literatura, principalmente  de autores como Edgar Allan Poe,  Ambrose Bierce y Ray Bradbury, en Brasil, una de las principales fuentes de inspiración fue la propia oralidad de la cultura popular, los “causos ”[2] contados de generación en generación en los pueblos del interior. Eso tal vez explique una diferencia que puede ser percibida entre la mayoría de los cómics de terror creados en Estados Unidos y la mayoría de los creados en Brasil: mientras los cómics norteamericanos acostumbran contener textos (recordatorios, diálogos...) mucho más largos y densos, una verborragia que recuerda la prosa literaria tradicional, las historietas brasileñas acostumbran llevar textos más cortos y sintéticos. Otro elemento presente en las historietas brasileños de terror conectado a esa oralidad es el hecho de que un gran número de historias sean presentadas como siendo la reconstitución de supuestos hechos verídicos, como se puede ver, por ejemplo, en varias historias de una página, escritas por Sidemar de Castro y dibujadas por Rodolfo Zalla, como “La despedida” y “El fantasma poeta” (CASTRO, ZALLA, 1991, 1992). En el caso de esas dos narrativas, percibimos la intención de conferir una correcta historicidad y veracidad a los relatos: ambas transcurren en épocas y localizaciones bien definidas, citando lugares o personas reales.
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“La despedida” y “El fantasma poeta”, de Sidemar de Castro y Rodolfo Zalla

De forma oral, se difundieron muchas de las leyendas de nuestro folclore, bastante influenciado por la religiosidad popular. Dos figuras de ese folclore que se mostraron bastante apropiadas como materia prima de narrativas de terror y que fueron aprovechadas por nuestros guionistas de historietas son el hombre-lobo y la mula-sin-cabeza. En ambos casos, es posible percibir la presencia del catolicismo, herencia de la colonización portuguesa: bastante diferente de los hombre-lobo del cine de Hollywood, el hombre-lobo brasileño es, según el folclore local, el séptimo hijo hombre que no fue bautizado en la Iglesia,  mientras la mula-sin-cabeza es, en la verdad, una mujer que sufre la maldición de transformarse en la criatura en ciertas noches, como castigo por ser amante de un padre. Los hombre-lobo y, en más pequeña frecuencia, la mula-sin-cabeza son figuras recurrentes en nuestra historieta, no sólo en los de terror sino también, en los infantiles, principalmente en las historias del pueblerino Chico Bento y del fantasma Penadinho, creaciones de Mauricio de Sousa.

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El terror en las histórias folclóricas de Chico Bento
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Penadinho, la versión de Mauricio de Sousa del terror

Es posible, entonces, concluir que la fuerte presencia de lo sobrenatural en nuestras historietas, inclusive las infantiles, es un indicio de que este tema es enfocado en nuestra cultura más como lo hacen los japoneses (tal como es descrito en el texto de Sonia Luyten (2000)), que como es visto por la mayoría de los norteamericanos.

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Portada de la revista O Homem-Aranha (1973), con Morbius, el Vampiro Viviente, publicada en Brasil por EBAL

Otra gran diferencia en cuánto a la evolución de las historietas de terror en Estados Unidos y en Brasil está ligada a sus relaciones con el género de la ficción científica. Una de las principales características de los cómics norteamericanos (especialmente después de la implantación del Comics Code) es que lo “extraordinario” posee, en la mayoría de las veces, una explicación “científica” o “pseudo-científica” (accidentes nucleares, radioactividad, mutaciones genéticas, vida extraterrestre....), y, raramente, una explicación de origen mística, espiritual o sobrenatural.

Ejemplo de ello es que uno de los primeros vampiros que aparecieron en un comic book con el sello del Comics Code estampado en la portada fue Morbius, el Vampiro Viviente, en la revista Amazing Spider-Man (1971), que, a pesar de chupar sangre, nada tenía que sobrenatural, siendo su vampirismo el resultado de un experimento científico malogrado.
 

Gran parte de los cómics de terror producidos en Estados Unidos contienen elementos de ficción científica, especialmente los publicados en el final de la década de 1960 y en la de 1970 por la editora Warren Publishing, mientras que esto no ocurre en las historietas producidas en Brasil. Entre las razones que ayudan a explicar esa diferencia, podemos destacar las siguientes:

1)    El género de la ficción científica, sea en la literatura, en el cine o en los cómics, se consolidó en Estados Unidos, mientras que la creación de obras de ese género es casi inexistente en Brasil, limitándose a fanzines y a algunos pocos autores. Una explicación para eso es que, mientras en aquel país el desarrollo científico y tecnológico es una de las principales causas del poderío económico y militar del país, en Brasil el acceso a ese conocimiento y al uso de la tecnología está restringido a una pequeña parcela de la población, la mayoría es excluida en razón de las condiciones socio-económicas y del sistema educacional deficitario. Eso tal vez explique por qué, al contrario de nuestras historietas de terror, nuestras historietas de superhéroes nunca se consolidaron, pues este género es, en buena parte, un subproducto de la ficción científica.
2)    Las implicaciones religiosas están conectadas al tema de lo sobrenatural. En la ótica puritana, la dominante en Estados Unidos, lo extraordinario es mejor aceptado cuando se reviste de un revestimiento científico, pues lo sobrenatural es casi siempre asociado al Mal, excepto en la forma de milagros y ángeles. Según esa misma óptica, vivimos en un mundo regido por leyes naturales, creadas por Dios. En Brasil, la distinción entre lo natural y lo sobrenatural es tenue, pues la interferencia de fuerzas espirituales (santos católicos, orishas[3], espíritus de personas fallecidas...) en el mundo material es vista como algo corriente y aceptado por un gran número de personas.

La forma en que muchos brasileños ven lo sobrenatural está ejemplificada en la siguiente historieta, que muestra el habla de una madre-de-santo[4] al final de la historia “¡El extraño hijo de Laura!”, escrita por Ota (nombre artístico de Octacílio D´Asunción) y dibujada por Rubens Cordero (1988).

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“¡El extraño hijo de Laura!”, una madre-de-santo en la visión de Ota y Rubens Cordeiro (1988)
 
“Hermanas”, por Bill Dubay y Alex Niño (1980): el terror en las visiones de un niño, entendidas como alucinaciones infantiles

Podemos notar que, según el personaje, las fuerzas ocultas deben ser utilizadas solamente para practicar el bien, lo que indica que, según ella, tales fuerzas también pueden ser utilizadas para el bien y no solamente para el mal. Tal visión es contraria a la defendida por las iglesias protestantes y pentecostales, para quienes las fuerzas ocultas pertenecen al Mal, y, por lo tanto, sólo pueden ser utilizadas para malas acciones. En varias historietas brasileñas de terror, es común que los personajes, al enfrentarse con problemas de orden sobrenatural, luego recurran a la ayuda de un centro espiritista o de una madre-de-santo, mientras que en varios cómics norteamericanos, los personajes, al enfrentarse a situaciones semejantes, acostumbran recurrir primero a un terapeuta, pues juzgan que el problema es de orden psíquico o mental, y tan sólo después de que eso resulte inútil recurren a un exorcista. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la historia “Hermanas”, escrita por Bill Dubay y dibujada por Alex Niño (1980), en que los padres no consiguen entender las extrañas visiones de la hija pequeña, tomándolas inicialmente por fantasías o alucinaciones. A buen seguro, esa diferencia de comportamiento entre los personajes de las historias brasileñas y los de las historias norteamericanas es un indicio bastante seguro de las diferencias culturales entre las sociedades que las produjeron, especialmente en la relación con lo sobrenatural: el brasileño sería más crédulo o “abierto de mente”, mientras el norteamericano sería más escéptico o intolerante.


Necesidad de nuevos estudios

Por sus peculiaridades las historietas de terror brasileñas merecen nuevos estudios y pueden ser un ejemplo a ser seguido por la actual generación de autores brasileños, que hoy parece preferir plagiar los mangas y los comic-books de superhéroes. Hoy, con los cambios de gustos del público y la caída de la popularidad de las revistas de historietas de un modo general, las historietas de terror nacionales probablemente no repetirían en los quioscos de periódico el éxito del pasado.  Sin embargo, antologías de antiguas y nuevas historias podrían ser vendidas en librerías y algún parque de atracciones podría valerse de las historietas como material promocional para alguna instalaciones del tipo “Noches del Terror”, del parque de atracciones Playcenter, en la ciudad de São Paulo. Y ya que Hollywood busca inspiración en los cómics para nuevas producciones, nuestros cineastas podrían aprovechar esa fase de renacimiento del cine nacional para adaptar para la gran pantalla las historietas creadas por Flávio Colin, Rodolfo Zalla, Eugenio Colonnese, Rubens Lucchetti, Júlio Shimamoto y otros.
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Plancha de Flávio Colin Plancha de Eugenio ColonnesePlancha de Júlio Shimamoto

 

Referencias:

CASTRO, Sidemar de; ZALLA, Rodolfo. A despedida. Mestres do Terror, São Paulo, Editora D´Arte, n. 56, p. 82, 1991.
CASTRO, Sidemar de; ZALLA, Rodolfo. O fantasma poeta. Mestres do Terror, São Paulo, Editora D´Arte, n. 59, p. 84, 1992.
COLONNESE, Eugênio. Entrevista com Eugênio Colonnese. Max Almanaque Mirza, a Mulher Vampiro, São Paulo, Editora Escala, n. 1, p. 250, 2002.  [Entrevista concedida a Worney Almeida de Souza]
CONSOLO aos enlutados. Despertai!, Cesário Lange, Sociedade Torre de Vigia de Bíblias e Tratados, v. 83, n. 9, p. 19, maio 2002.
DUBAY, Bill; NIÑO, Alex. Irmãs. Superalmanaque de Kripta, Rio de Janeiro, Rio Gráfica e Editora, n. 2 p. 20-27, 1980.
GUIA para Estudo das Escrituras. In: O Livro de Mórmon: outro testamento de Jesus Cristo. Salt Lake City: A Igreja de Jesus Cristo dos Santos dos Últimos Dias, 1995.
O HOMEM-ARANHA. Rio de Janeiro, EBAL, 1973.
KARDEC, Allan. O Evangelho segundo o Espiritismo. 97.ed. Brasília; Rio de Janeiro: Federação Espírita Brasileira, 1987.
LUCCHETTI, Marco Aurélio. Lucchetti e Rosso: dois inovadores dos quadrinhos. São Paulo: Escola de Comunicações e Artes, Universidade de São Paulo, 1993. [Dissertação - Mestrado em Ciências da Comunicação]
LUCCHETTI, Marco Aurélio (org.) No reino do terror. Vinhedo: Editoractiva Produções Artísticas, 2001.
LUYTEN, Sonia Bibe. Mangá: o poder dos quadrinhos japoneses. 2. ed. São Paulo: Hedra, 2000.
OTA; CORDEIRO, Rubens. O estranho filho de Laura!, Calafrio Especial, São Paulo, Editora D´Arte, n. 2, p. 15-27, 1988.
SAMMOGINI, Alexandre. Budismo: com uma filosofia simples, que busca a paz, harmonia e o fim do sofrimento, o budismo conquista cada vez mais adeptos no Ocidente. Made in Japan, São Paulo, Editora JBC, n. 61, p.18-25, out. 2002.
SHUTT, Craig.  Código de guerra: A Comics Code Authority ainda existe, mas será que alguém ainda se importa? Wizard, São Paulo, Editora Globo, n.8, p.48-51, mar. 1997.
SILVA, Sidney; CORDEIRO, Rubens. Catacumbas ou uma história de terror na Copa da Itália. Calafrio, São Paulo, Editora D´Arte, n. 44, p. 3-16, 1990.
SILVA, Diamantino da. Quadrinhos para quadrados. Porto Alegre: Editora Bels, s.d.
VERGUEIRO, Waldomiro. Brazilian superheroes in search of their own identities. International Journal of Comic Art, v. 2, n. 2, p. 164-177, Fall 2000.

 

 Notas:

[1] ‘Quadrinhos’ es el término utilizado en los países de habla portuguesa para referirse a la historieta. Dada su idiosincrasia, se ha respetado este término en el título, pero para facilitar la lectura del artículo se ha sustituido por ‘historieta’ o ‘cómic’. (Nota del T.)
[2] ‘Causos’: Historias orales fantásticas. (Nota del T.)
[3] ‘Orishas': divinidades hijas, manifestaciones directa de Olódumàrè (Nota del T.)
[4] ‘Madre-de-santo: Santera (sacerdotisa) que tiene ahijados de santo (Nota del T.)
Creación de la ficha (2010): Túlio Vilela. Traducción y Edición de Félix López.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
TÚLIO VILELA (2010): "La religión y lo sobrenatural en los quadrinhos brasileños de terror", en MUITO ALÉM DOS QUADRINHOS. ANÁLISES E REFLEXOES SOBRE A 9ª ARTE (27-III-2010). Asociación Cultural Tebeosfera. Disponible en línea el 19/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/la_religion_y_lo_sobrenatural_en_los_quadrinhos_brasilenos_de_terror.html