LA TUMBA DE DRÁCULA Y LA RENOVACIÓN DEL COMIC DE TERROR EN LOS SETENTA
ALEJANDRO CAVEDA

La Tumba de Drácula y la renovación de los comic de terror en los setenta.

Una mano sarmentosa de largos dedos como garfíos y de uñas verdosas y curvas como picos de águila, levanta el pesado aldabón que gime por la herrumbre y golpea dos veces, produciendo un profundo y lúgubre eco que se pierde en la infernal noche. Justo se abre la puerta para que una capa negra que en su revoloteo deja ver un forro de color sangre, desaparezca en la impenetrable oscuridad interior con el fantasmal cuerpo que envuelve. ¿Acaso Drácula entra en su mansión para regresar a su tumba? ¿O tal vez es otro vampiro?
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Portadas de la primera colección de The Tomb of Dracula, de Marvel Comics.

1. El regreso del Señor de los No-Muertos

Cualquier lector perteneciente a la nostálgica generación Vértice no dejará de reconocer con un placentero estremecimiento las líneas precedentes, con las que la extinta editorial anunciaba la edición española de la marveliana Tomb of Dracula, una serie que con el tiempo se ha convertido en eso vulgarmente llamado “Obra de culto” tanto en España como en su país de origen, y cuya leyenda se ha ido acrecentando con el tiempo de reedición en reedición.

Se ha dicho en numerosas ocasiones, hasta convertirlo en un tópico, que la editorial Marvel vivió un momento de efervescencia durante los años setenta que la llevó a abrirse a nuevos géneros y conceptos más adultos. Como sucede con todas las premisas dogmáticamente asentadas, conviene matizarla. Y es que Marvel, ya en sus orígenes como editorial Atlas, había coqueteado con géneros tales como el terror, el western, el suspense o la ciencia ficción. De hecho, Stan Lee y sus colaboradores construyeron en buena medida el actual Universo Marvel tomando préstamos de estos y otros conceptos, eliminando los aspectos más polémicos para el Comics Code y reciclándolos en historias de superhéroes orientadas hacia un público juvenil hambriento de aventuras.

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La segunda serie en importancia del conde que publicó Marvel, la de magacines Dracula Lives!

Sí es cierto, no obstante, que muchas cosas cambiaron con la llegada de la década de los setenta. Una generación de nuevos artistas, guionistas y editores repobló el staff de la Marvel, trayendo con ellos aires de renovación. De su mano llegaron personajes icónicos, como Shang Chi, el Castigador, Conan o Starlord, entre otros. Dentro de esa renovación, los magazines en blanco y negro como Savage Tales, Marvel Preview, Unknown Worlds o Deadly Hands of kung Fu –entre otros– fueron la punta de lanza del cambio, ya que su orientación a un público más adulto les hacia menos sensibles a las presiones de la censura. Pero no nos equivoquemos: el mayor desafio al Comics Code vino de manos del propio Stan Lee y a través de las páginas de una colección tan poco sospechosa de ser subversiva como The Amazing Spider-Man; hablamos de la famosa Trilogía de las Drogas (1971), cuyo éxito fue fundamental en el paulatino repliegue del antedicho organismo, lo cual permitió mayor libertad creativa y artística en los comics, no sólo en los magazines en blanco y negro, sino también en sus hermanos pequeños de 24 páginas. Así, géneros como la ciencia ficción, la fantasía heroica o en especial el terror volvieron a recuperar su antiguo protagonismo. Para el recuerdo quedan colecciones como Chamber of Chills, Creatures on the Loose, Monster on the Prowl, Fear, Vampire Tales, Tales of the Zombie, Monsters Unleashed, Werewolf by Night o, como no, Dracula Lives! y Tomb of Dracula, donde vieron la luz en viñetas personajes hoy míticos como el Motorista Fantasma, el Hombre Lobo, el Hombre Cosa, el Hijo de Satán, Blade o el mismísimo conde.
 
En concreto, el Señor de los Vampiros seria el protagonista absoluto de dos de estos títulos: el magazine para adultos en blanco y negro Dracula Lives! (trece números entre 1973 y 1975) y Tomb of Dracula (setenta números entre abril de 1972 y agosto de 1979), en las cuales se publicaron algunas de las mejores historias protagonizadas por el vampirizado noble rumano.
 
2. La Tumba de Drácula
 
www.tebeosfera.comDracula Lives! y The Tomb of Dracula eran básicamente distintas en sus planteamientos. Mientras que el primero –como ya hemos apuntado– era un magazine en glorioso blanco y negro orientado para un público más adulto y con historias de contenido más “fuerte” y, en general, autoconclusivas, La tumba de Drácula era un comic book mensual, en color, con tramas que frecuentemente se continuaban de un mes a otro.
 
Aunque el equipo creativo por excelencia de la serie era el tándem formado por Marv Wolfman y Gene Colan, lo cierto es que el primero no se incorporó a la colección hasta su número 7, siendo Gerry Conway el responsable de ponerla en marcha al resucitar al conde en pleno siglo XX (más concretamente, en los setenta, es decir, en una cronología contemporánea a la de la propia colección), seguido por Archie Goodwin y Gardner Fox. Sin embargo, Wolfman hizo suya la serie desde el primer momento, imprimiendo un nuevo y majestuoso rumbo a las aventuras del aristócrata transilvano.
 
Wolfman es uno de los profesionales que dejaron una huella indeleble en la Marvel de los años setenta, bien como editor, bien como guionista, en series como Nova, Fantastic Four o The Amazing Spider-Man. Cuando se hizo cargo de The Tomb of Dracula se encontraba ya con una serie de premisas establecidas y un sólido plantel de protagonistas y secundarios (como Frank Drake, Rachel van Helsing o Quincy Harker). Wolfman enriqueció la trama con nuevos personajes como Blade o Hannibal King, al tiempo que “marvelizó” la serie, alternando episodios autoconclusivos con sagas más extensas en las que se combinaba el terror clásico con historias de corte más superheroico, de tal manera que el conde acabó cruzando espadas con personajes de la casa de toda la vida, tal que Spiderman, Estela Plateada o el Dr. Extraño, al tiempo que algunos villanos de la serie acabaron apareciendo en otros títulos de la editorial, como es el caso del Dr. Sol, al que pudimos ver en Nova, primero, y en Fantastic Four después. 

Esta imbricación del personaje en el Universo Marvel, si bien se alejaba de sus raices literarias, evitó que este se quedase en el paro tras el cierre de la colección en 1979, y así pudimos seguir viéndole dar quebraderos de cabeza a Blade o a la Patrulla X hasta que el Dr. Extraño se encargó de erradicar a los vampiros de todas las series de la casa en 1985. Tomb of Dracula dejó, no obstante, un interesante plantel de secundarios (como Blade, Hannibal King o Frank Drake) que a través de diversas series y números especiales se han convertido en parte fundamental de dicho universo. Irónicamente, ha sido el éxito cinematográfico del cazavampiros afroamericano el que ha traido de vuelta a los vampiros, en general, y al finado conde, en particular, del limbo de los personajes olvidados, y así hemos podido ser testigos de nuevos enfrentamientos entre Drácula y su hija rebelde a través de proyectos como la reciente Legion of Monsters en 2007.

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Drácula, magistralmente dibujado por Gene Colan

Volviendo al principio, otro de los puntales de la colección –además del talento literario del propio Wolfman– es sin duda el genio artístico de su compañero, el dibujante Gene Colan, el cual sí estuvo en la misma desde el primer número. También conocido por sus trabajos en Daredevil o Captain America, Colan demostró con el tiempo que su elección para la serie que nos ocupa no pudo ser más acertada. Es Colan uno de los artistas que mejor han sabido reflejar sobre el papel el cuerpo humano en movimiento, amén de impregnar todas sus páginas con una atmósfera densa y misteriosa, haciendo gala de un erotismo soterrado que tan adecuado resulta en una obra como esta. Su dominio de la anatomia humana, su estilo dinámico y su talento para recrear ambientes y situaciones plagadas de niebla, sombras y peligro fueron fundamentales para el éxito de la serie.
 
Como detalle anecdótico, Colan se inspiró en los rasgos del actor Jack Palance para su interpretación personal del conde Drácula, en lo que no deja de ser una curiosa premonición, ya que Palance acabó, en efecto, metiéndose en la piel del personaje en la película Drácula de 1973, aunque sin el éxito ni la repercusión que sí ha tenido la serie de cómic.
 
3. Drácula en castellano
 
 Curiosawww.tebeosfera.commente –o no tanto, si tenemos en cuenta lo anteriormente señalado– La tumba de Drácula ha conocido en España un éxito similar al de su país de origen, ya desde su primera edición en la primera mitad de los setenta, de manos de la extinta y añorada editorial Vértice, que publicó la colección bajo la cabecera Escalofrio presenta, dentro de la cual también se publicaron historias de Dracula Lives! y otras revistas de terror del momento, como Vampire Tales, Tales of the Zombie o Monsters Unleashed, aunque con el tiempo el conde se hiciera con el protagonismo absoluto de la serie. Esta primeriza edición presentaba todas las virtudes y defectos propios de la casa: una traducción y maquetación claramente mejorables, falta de información, desorden cronológico, etcétera. Así y todo, supo hacerse un hueco entre los gustos del aficionado patrio que en años posteriores, ya en la época Planeta, seguía reclamando una reedición completa y cronológica de la misma.

El primer intento –que no tuvo mucho éxito– se publicó bajo la denominación Clásicos del Terror (1988) y combinaba en un mismo comic las colecciones Tomb of Dracula y Werewolf by night, siguiendo el estandar habitual de Forum de la época: 26x19 centímetros y 32 páginas (más cubiertas) en color, e incluía pósteres, fichas y/o artículos relacionados con el género de terror. Sin embargo, esta edición conjunta no fue del gusto del público, por lo que no fue más alla de su número 17, aunque a partir de la decimotercera entrega pasó a ser bimestral, aumentando su precio y número de páginas.

www.tebeosfera.comCon semejante precedente parecía dificil que en la editorial se planteasen darle una nueva oportunidad al personaje, pero finalmente La tumba de Drácula reapareció en el año 2002 en las librerías siguiendo el formato de las Bibliotecas Marvel, aunque dentro de una nueva cabecera llamada Biblioteca Grandes del Cómic, con el declarado objetivo (según Planeta) de atraer al lector habitual de comic books hacia otras obras, no de menor calidad, pero que se apartaban del tebeo tradicional de superhéroes. Conviene destacar que esta edición no sólo ofreció por fin la serie original americana íntegra y ordenada, sino que además se completó con historias extraídas del magazine Dracula Lives!, más aventuras de Blade y la inclusión de otros títulos (X-Men, Dr. Strange) en las que el Señor de los Vampiros había tenido una presencia destacada. Para redondear el menú se añadieron la continuación de la serie original que los mismos Wolfman & Colan realizaron en 1991 y un número especial fuera de colección que recogía la miniserie La maldición de Drácula (1998), publicada en los Estados Unidos por Dark Horse.
 
 Las carácterísticas técnicas de esta biblioteca Grandes del Comic: La Tumba de Drácula eran idénticas a las de su hermana mayor (en antigüedad, que no en volumen), la linea Excelsior: 15 x 12 centímetros de dimensiones y una media de unas 140/150 páginas, generalmente en blanco y negro. Si bien este tipo de formato tenía sus detractores (que criticaban la reducción de tamaño y la pérdida de color con respecto al comic original), hay que reconocer que era resistente, práctico y muy útil a la hora de recopilar series tan longevas como la que nos ocupa por un precio razonable. Por otro lado, esta fue quizás una de las colecciones más mimadas desde la editorial, ya que alcanzó las dieciocho entregas más un número especial, a través de los cuales www.tebeosfera.comse recopiló por primera y única vez hasta la fecha lo mejor de lo mejor publicado por la editorial Marvel protagonizado por el Señor de los No-Muertos, por lo que guarda un lugar especial en el recuerdo de muchos aficionados, entre los cuales se reconoce incluido el autor de estas líneas.
 
En la actualidad, Panini ha elegido precisamente La tumba de Drácula para inaugurar su línea de essentials que recopilan en voluminosos tomos de casi 500 páginas en blanco y negro lo mejor del legado de Marvel. La gran duda que se plantea es si esta nueva edición del material clásico logrará despertar el suficiente interés entre los aficionados, estando tan cercana y aún accesible la de Planeta. A su favor tiene el respeto al formato original del comic book americano, así como un precio bastante ajustado para los tiempos que corren. El tiempo lo dirá. Entretanto, podemos recrearnos en la nostalgia releyendo estas historias clásicas que todavía hoy se disfrutan como el primer día y que nos presentan a un conde Drácula muy lejano del héroe atormentado y romántico en que lo ha convertido el revisionismo del mito posterior a Anne Rice y similares.
Creación de la ficha (2010): Alejandro Cáveda. Con edición de Oscar de Majo
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Alejandro Caveda (2010): "La tumba de Drácula y la renovación del comic de terror en los setenta", en Tebeosfera, segunda época , 5 (14-III-2010). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 20/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/la_tumba_de_dracula_y_la_renovacion_del_comic_de_terror_en_los_setenta.html