ODISEA DE LA METAMORFOSIS
FELIX VELASCO

ODISEA DE LA METAMORFOSIS

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La revista en la que se ofreció. 
El viaje de Jim Starlin

Las resonancias clásicas del título de la descomunal space opera de Jim Starlin se proyectan hacia el tiempo y el espacio a través de un viaje como pocas veces se ha experimentado en la historieta. Cuando apareció en 1980 Epic Illustrated, puente entre el comic book yanqui y la revista europea, el ambicioso magazine se dotó de un armazón en forma de serie que equilibró su estructura confiriéndole continuidad, sapiencia narrativa y preciosismo gráfico. El por entonces joven autor de Detroit fue tejiendo, a través de los primeros nueve números de la publicación dirigida por Archie Goodwin, un poderoso relato que resumía los postulados de Epic: fantasía y ciencia ficción para adultos, libertad creativa, espectáculo visual, ausencia de censura, formato de lujo y derechos de autor por primera vez en la historia de Marvel. Podría decirse que la publicación, de cadencia estacional, empieza y acaba con la Odisea de la Metamorfosis, pues, aunque Epic se prolongó hasta 1986 durante 34 números, ofreciendo exquisitos bocados en forma de viñetas e imágenes de la mano de Barry Windsor-Smith, Víctor de la Fuente y otros monstruos del comic, perdió peso y densidad cuando la odisea llegó a su fin en su número 9.

 El drama cósmico de Starlin le debe mucho al medio cinematográfico, con el que comparte ese sentido de la maravilla y atractivo visual que caracteriza la obra pero que también se manifiesta en el hilo argumental (o hilos). Las primeras planchas presentan factura de 1979, aunque verían la luz en 1980. Nos encontramos, por tanto, en plena resaca de Star Wars (La guerra de las galaxias, George Lucas, 1977) que, como es archiconocido cambió la faz, no sólo de la ciencia ficción, sino del séptimo arte en general. Y es tan obvia la raíz del otro monumento cinematográfico del género, 2001: A Space Odyssey (2001: una odisea del espacio, Stanley Kubrick, 1968) que resulta casi sonrojante citarlo.

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Dramatis personae. 

El argumento, entre Clarke y la space opera

 El otro artífice de 2001, el escritor inglés Arthur C. Clarke, fue destilando desde 1948, con el relato "The Sentinel" ("El centinela"), y sobre todo con su inspiradora novela Childhood’s End (El fin de la infancia, 1954) las ideas que cuajaron en la novela del film de Kubrick. Una década después, Starlin recogió este acervo y lo materializó en una historia en la que tres elegidos emprenden un viaje iniciático en el curso del cual se transforman en un ser superior, que trasciende la materia. Pero como estamos en el mundo del cómic y en las páginas de Marvel, actúa otro polo atractivo, el de la acción y la pelea que nos lleva a la space opera de George Lucas: ese periplo iniciático se enmarca en el seno de una guerra cósmica, la que enfrenta a los zygoteos con el resto del universo, en especial los habitantes de Orsiros, el planeta más avanzado de la galaxia y del que es natural Aknaton, el ideólogo de la epopeya que nos cuenta el autor estadounidense. Las referencias son obvias. Cita cómo los zygoteos se han convertido, con el tiempo, en “algo así como una fuerza oscura de la naturaleza” y el aspecto de los rebeldes de Vega y el de las fuerzas invasoras, los mercenarios zygoteos, resulta muy lucasiano. De la misma manera que la intervención de Aknaton en un planeta primitivo de Alfa Centauro sembrando semillas de inteligencia en la población homínida nos remite al influjo del monolito infundiendo pensamiento en los hombres mono de El amanecer del hombre, primer capítulo de la odisea kubrickiana.

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 Poder y papado.
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 Establecidas estas premisas, el título del último capítulo de la Odisea de la Metamorfosis, "Consecuencias", nos conduce a una reflexión capital derivada de los acontecimientos narrados. Aunque Starlin siempre ha declinado su consideración como artista declarando que es alguien que únicamente pretende entretener, no cabe duda de que sus relatos manejan grandes temas de la materia dramática: la muerte, la duda y el remordimiento. Sobre todo esto último, que planea constantemente sobre la figura de Vanth, conocido por el lector y por ciertos círculos místicos como Dreadstar, el destructor de estrellas (por haber ayudado a volatilizar la Vía Láctea) y también sobre el artífice de ese plan autodestructivo para detener a los zygoteos, Lord Aknaton de Orsiros, que acusa finalmente el peso de la culpa por lo que ha hecho. Y ese debate, entre el hacer y el no hacer, entre la acción y la omisión, ante la amenaza que supone el imperio zygoteo, se revela como una de las más intranquilizadoras reflexiones que, extrapolada a nuestro tiempo y espacio, nos interroga sobre cómo actuar (o no actuar) ante el tirano, el terrorismo o cualquier otro mal. Incluido el poder económico y financiero en la sombra, el de la explotación exacerbada de los recursos, tal lo cuenta Aknaton a sus discípulos al ilustrarles sobre cómo el planeta Zygotea ha devenido en lo que es: una fuerza que exprime la esencia vital de los planetas que conquista tras haber apurado la suya, esquilmando los bosques y riquezas naturales en su imparable afán consumista. Nos desliza aquí Starlin un mensaje ecológico que tiene su reflejo en Whis`par, una de las criaturas de Aknaton, elegida por representar la armonía con la naturaleza. Esa crítica a las corporaciones también se manifiesta en la continuación de la obra, la serie regular Dreadstar, que narra la participación de los protagonistas en la eterna guerra entre la Monarquía y la Iglesia de la Instrumentalidad.

Armas de muerte masiva

 La fama de matador de personajes célebres que acompaña al autor en la industria de los comics (Capitán Marvel, el segundo Robin, los New Gods…) palidece frente a la magnitud de lo que se perpetra en la Odisea y el resto de la saga. A poco de presentarnos a una de los elegidos, Juliet, Aknaton se carga la Tierra para ahorrar sufrimientos a los terrícolas. Pero eso no es nada comparado con la escala de la culminación del plan maestro del citado personaje: la referida destrucción de la Vía Láctea. No contento con eso, en la nueva vida de Dreadstar tras la pérdida de su hogar galáctico, Starlin nos narra la frialdad con la que el Alto Señor Papal atomiza un planeta sólo por sospechar que en el mismo se ocultan sus enemigos, el guerrero y su nuevo compañero de fatigas cósmicas, Syzygy Darklock. Esa atracción por la muerte se refleja en Thanos, adorador de la misma, una de sus grandes creaciones, perteneciente al universo Marvel, y podríamos citar más ejemplos de tal condición a lo largo de su carrera.

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El coste. 
 Esta consideración nos lleva a reflexionar sobre la aproximación ética del autor hacia los dilemas y las acciones que se despliegan a lo largo del relato: los protagonistas, los buenos de la película, con los que el lector se identifica instantáneamente, no dejan de cometer atrocidades en nombre de un bien superior: genocidio a escala cósmica y otra serie de acciones que en la Tierra serían catalogadas como crímenes de guerra y violaciones de los derechos humanos (y no humanos) y también de la libertad de decidir. Resulta refrescante, por tanto, que en un medio tan presidido por arquetipos como era la industria del comic book de finales de los setenta, un contador de historias nos mueva a reflexiones desasosegadoras. Así se lo pregunta Whis’par a su creador, Aknaton: “¿Y el precio, señor? ¿El precio?”.

El guión: singular estructura

 Si nos atenemos a los postulados de la narración clásica, toda historia se desarrolla en tres fases: planteamiento, nudo y desenlace. Pues bien, la epopeya de Starlin presenta una singularidad: escaso nudo. Casi toda la narración se centra en el planteamiento y prácticamente salta al vertiginoso desenlace. El autor de Michigan destina nada menos que diez capítulos en ponernos en antecedentes: la acción propiamente dicha se desencadena en el capítulo XI, "Nightfire" (Fuego nocturno) para, sin solución de continuidad, desembocar en la grandilocuente traca final.

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Argumento atractivo y emocionante.


 Pacientemente, va tejiendo la trama. Primero, nos presenta a los actores del drama cósmico: Aknaton, ideólogo de la cruzada; a continuación, la trinidad de elegidos, uno por uno, y cierra este primer acto con el héroe, Vanth, el protector. Para ello ha empleado seis episodios. Pero restan cabos que atar y los hilvana en los cuatro episodios siguientes, rematando el tejido narrativo con el relato del ascenso del mal al que se enfrentan los protagonistas: los zygoteos y su estela destructora, recogido en el capítulo X, "Requiem".

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 Profusión de textos.
 Una vez disponemos de todas las piezas del rompecabezas y los actores conocen los entresijos del plan maestro del místico, empieza la cuenta atrás y tiene lugar el golpe de mano que supone la erradicación de la amenaza zygotea pero también la desaparición de nuestra galaxia.

 La extrañeza que produce a la lectura de la obra esta peculiaridad no supone óbice alguno para el disfrute de la historia. La sapiencia narrativa del autor, su dominio del lenguaje de la historieta, en la que, dadas las pretensiones de la empresa, aplica un tono más literario de lo habitual en el comic book, privilegiando los cartuchos de texto, especialmente en los primeros compases (pero en ningún caso tochos literarios, sino ágiles cartelas, más de una por viñeta generalmente, en simbiosis con el dibujo) conduce al lector por el relato encandilándole hasta el final.


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Algunos de los cómics citados en el texto.

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 No en vano el dibujante de Detroit pertenece a la generación de los setenta del comic book estadounidense. En esa década aparecieron y despuntaron un grupo de autores, narradores de casta, casi los primeros en incorporarse a la industria de los cómics con la pretensión de hacer carrera en las viñetas, y no como un paso para dedicarse a la ilustración u otros medios, cultivando el género de superhéroes pero con un gran amor por la ciencia ficción. Howard Chaykin, Jim Starlin, Walt Simonson y John Byrne alcanzaron la cumbre en los ochenta y se han mantenido en el medio desde entonces, revolucionándolo en algunos casos (Chaykin, con American Flagg! y otros hitos), revitalizando a los iconos de toda la vida (Byrne y su etapa en Fantastic Four), llevando a su cénit a otros (Simonson con La Saga de Surtur en The Mighty Thor) o el propio Starlin alcanzando una intensidad dramática inédita en la industria (The Death of Captain Marvel). A esta hornada de autores podríamos añadir a otro algo más joven y que los superaría a todos en intensidad y repercusión mediática, Frank Miller, colega de Starlin que aparece de forma directa en la propia Odisea como luego veremos. No resulta fuera de lugar, por tanto, que el encargado de adaptar a las viñetas para la Marvel la space opera por excelencia, Star Wars, fuera el primero de los citados, Howard Chaykin, que también realizó por esos años su propia epopeya galáctica, con papas tecnológicos y apabullante despliegue gráfico en color para magazine de lujo, Cody Starbuck, sólo que para la revista de la competencia, Heavy Metal.

El dibujo: hiperrealismo aparente

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 El realismo de Starlin.
 Las señas de identidad de Epic Illustrated suponían una tentación irresistible para explotar las posibilidades gráficas de la época. No es extraño que ante los logros estéticos de Richard Corben con Bloodstar y Den y el impacto de los Humanoides Asociados con Metal Hurlant, los dibujantes del momento pusieran toda la carne en el asador en el terreno gráfico. Jim Starlin consiguió así su cénit visual, enmascarando su endeblez como dibujante gracias al tiempo del que dispuso para la ejecución de esta obra y sobre todo al uso de técnicas gráficas más elaboradas que la del comic book pero también más agradecidas. El análisis del resto de obra gráfica de Starlin deja patente que nunca logró desprenderse de cierta rigidez en las figuras y de que nunca manejó la anatomía como los grandes. Esa falta de naturalidad la suple con elaboración y ambientes. Y consigue unos resultados impactantes. Primero mediante grises hábilmente dispuestos con sombreado y a partir de cierta viñeta del capítulo IV mediante la aplicación de color directo con técnicas pictóricas sobre un tono base dispuesto en tabla mate, un Starlin que no volvimos a ver en el terreno visual desarrolla una puesta en escena a la altura de la historia. 

 Pero él mismo debió de ser consciente de su calidad de narrador por encima de todo y abandonó su faceta de ilustrador para dedicarse a dibujar sus historias con lápiz y tinta.

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Starlin como Dreadstar. Y la Iglesia. 
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Curiosidades

 La aplicación de las citadas técnicas cromáticas implicaba el uso de referencia fotográfica. Además de usarse a sí mismo como modelo, contó, como es habitual, con la colaboración de colegas y conocidos. Frank Miller aparece representado como el padre de una de los elegidos de la historia, la terrícola Juliet; Walt Simonson sirvió de modelo para un secundario, Joenis Soule, mientras que la sudadera de Dreadstar se aprecia en una famosa foto de Starlin que vimos en España en la Historia de los Comics de Toutain.

 El traductor de la primera edición española de Odisea de la Metamorfosis fue Víctor Mora, mientras que para la edición en libro de Planeta se ha contado con Bárbara Azagra.

 La prevención del autor hacia la religión se origina en la traumática experiencia de su educación con una congregación de monjas poco menos que fascistas. En palabras del propio Starlin, consideraban a Kennedy un comunista, entre otras lindezas.

 Y preguntado sobre de dónde le vino la idea para la obra, señaló que su experiencia en la guerra de Vietnam y las diferentes actitudes de norteamericanos ante el conflicto se encuentran en la base del concepto.

 Una vez más, la gran capacidad de la ciencia ficción para abordar problemática del presente extrapolada al futuro convierte al género de la cienca ficción, y en este caso a esta historieta, en arte.
  

 FICHA TÉCNICA

METAMORPHOSIS ODYSSEY (ODISEA DE LA METAMORFOSIS)

J. P. Starlin

Originalmente publicada en Epic Illustrated, núms. 1 – 9, consta de 113 páginas divididas en 14 capítulos:

Capítulo I: Aknaton (8 páginas)
Capítulo II: Za! (8 páginas)
Capítulo III: Juliet (9 páginas)
Capítulo IV: Whis’par (8 páginas)
Capítulo V: Vanth (8 páginas)
Capítulo VI: The meeting (El encuentro, 8 páginas)
Capítulo VII: Delloran revisited (Retorno a Delloran, 8 páginas)
Capítulo VIII: Sunrise on Lartorez (Amanecer en Lartorez, 8 páginas)
Capítulo IX: Absolution (Absolución, 8 páginas)
Capítulo X: Requiem (Réquiem, 8 páginas)
Capítulo XI: Nightfire (Fuego nocturno, 8 páginas)
Capítulo XII: Dreamsend (8 páginas)
Capítulo XIII: Doomsday! (¡El día del Juicio Final!, 8 páginas)

Capítulo XIV: Aftermath (Consecuencias, 8 páginas)

Ediciones en libro:

The Metamorphosis Odyssey (SLG, 2000)

Dreadstar. The Beginning (Dynamite, 2010)

La Odisea de la Metamorfosis y otras historias (Planeta DeAgostini, 2011)
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  Ediciones en libro.

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Creación de la ficha (2011): Félix Velasco. Corrección de Javier Alcázar. Edición e M. Barrero.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
FELIX VELASCO (2011): "Odisea de la metamorfosis", en Tebeosfera, segunda época , 8 (15-VII-2011). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 16/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/odisea_de_la_metamorfosis.html