DOS AUTORES EN BUSCA DE SU DESTINO
RESEÑA DE 3 CASAS EN SANTA MÓNICA
Mikel Begoña e Iñaket, una de las parejas artísticas más sólidas en el mundo del cómic en el País Vasco, son conocidos por una serie de obras que han realizado juntos, entre las que destacan Tristísima ceniza o El Pico de los Cuervos, que se sitúan en la España de la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista. No hay que olvidar, además, las tres novelas gráficas dedicadas a Ötzi, una versión trepidante de las aventuras del hombre de los hielos que apareció en las cumbres de los Alpes.
El nuevo cómic de estos dos autores, 3 casas en Santa Mónica, es un homenaje absoluto al género negro clásico, por lo que se sitúa en el Hollywood de finales de los años cuarenta. Siguiendo asimismo las pautas de los clásicos de este género, aparecen elementos como una serie de personajes marcados por un destino que será trágico. Entre ellos, cómo no, el protagonista, Ralph Dolan, un guionista que se muda de su hogar en el campo buscando el sueño americano, para encontrar un final en el que no cabe ningún tipo de felicidad. Otro de los elementos, habituales en este género, es el de un atraco que sale mal, en este caso el asalto a un casino flotante. Aparecen también otros de los grandes símbolos del cine negro, como la mujer fatal, en esta historia una actriz venida a menos, novia del guionista; un político corrupto; una atmósfera asfixiante, con una presencia constante de la muerte, o un final que, para seguir las normas de este género, no puede ser feliz. El homenaje, como podemos ver, es absoluto. A estos elementos del género negro hay que añadir la aparición de personajes históricos que sí existieron, como Ingrid Bergman, en la cúspide de su carrera; un detective que se parece, sospechosamente, a Robert Mitchum; Robert Capa, personaje al que Mikel Begoña e Iñaket vuelven después de Tristísima ceniza, o al mago del suspense, es decir, Alfred Joseph Hitchcock, cuya aparición es clave en el desarrollo de la trama que se está narrando. Por último, como en algunas de las grandes obras del género negro, aparecen también elementos simbólicos que acaban señalando el destino, terrible, de alguno de los personajes, como el escarabajo del reloj de la muerte, presente ya en las primeras páginas, símbolo de la tragedia que acabará alcanzando al protagonista. Es decir, la novela gráfica de esta pareja artística sigue todas las pautas de cualquier historia de género negro (clásico).
No es solo la trama la que sigue las pautas de este género, sino que el diseño de las páginas sigue, y es mérito de guionista y dibujante, las partes de un guion de cine negro, con los títulos en inglés, evocando alguno de los títulos del género negro, y una máquina de escribir, cuyo sonido, desquiciante, repetitivo, persigue el ritmo trepidante, obsesivo, que necesita la trama, una trama que es puro vértigo. Contribuyen también a este vértigo unos diálogos veloces, concisos, hirientes, afilados, sarcásticos, diálogos que caracterizan, con acierto, a cada uno de los personajes, unos personajes que, no hemos de olvidarlo, forman parte de una historia coral, como el mismo título indica. Un relato en el que los personajes y las tramas convergen en un desenlace en el que todas las piezas del engranaje que han construido hasta entonces guionista y dibujante se unen, de forma acertada, para cerrar todas las tramas en un final amargo, con un aire de fatalidad que se ha ido haciendo cada vez más presente en cada viñeta.
Como hemos mencionado antes, 3 casas en Santa Mónica supone un cambio de registro en muchos de los aspectos que caracterizan los trabajos de guionista y dibujante, ya que, por ejemplo, es el primer guion de Mikel Begoña en el que predomina la ficción, cuando en los guiones anteriores era mucho más importante lo histórico, aunque es cierto que aparecen momentos que señalan acontecimientos cinematográficos históricos, como las escenas del final de la película Notorious (Encadenados), una de las obras maestras de Alfred Hitchcock, caracterizado, en alguna de sus viñetas, por su conocido humor inglés y pieza clave, en el juego de espejos que es la parte final de la trama. Destaca también el cambio de estilo de Iñaket, que también homenajea a estas historias que acabaron por ser puro entretenimiento, puro cine artesanal. El rodaje de la última escena de Notorious está magníficamente caracterizado en los pinceles de Iñaket, en un ejercicio divertidísimo de metaarte. También destacan las viñetas con fondos de grises que luego adquieren color, en un estilo muy cercano, como el mismo dibujante afirma, al arte pop, a la pulp fiction tan propia de las novelas de género negro de los años cuarenta.
En suma, se trata de una obra sumamente entretenida, ligera, que busca imitar, y lo consigue, a algunos de los clásicos del cine negro, y para ello, nada mejor que evocar mecanismos, temas y elementos de un género que sigue teniendo una gran importancia en la actualidad y al que guionista y dibujante rinden un homenaje de lo más acertado, convirtiéndose en un trabajo que va ganando con cada lectura. Una de las obras más redondas de Mikel Begoña e Ikañet, que regalan a los lectores una obra realmente entretenida.
