EL COLOR DE LAS SOMBRAS. ENTREVISTA A MIGUEL NAVIA
JAVIER ALCÁZAR, MIGUEL NAVIA

Resumen / Abstract:
Notas: Entrevista realizada por correo electrónico entre noviembre y diciembre de 2010, con preguntas elaboradas por la redacción de Tebeosfera.

EL COLOR DE LAS SOMBRAS
ENTREVISTA A MIGUEL NAVIA

TEBEOSFERA. Coméntanos algo de tus lecturas e influencias infantiles.

MIGUEL NAVIA. Pues leer, lo que se dice leer, nunca me gustó mucho hasta bastante mayorcito, supongo que es lo que pasa con tanto darle la brasa a los chavales con lo importante que es la lectura. Pero mi casa siempre estuvo llena de libros de todo tipo, además de los cientos de álbumes y libros ilustrados que me regalaban mis padres. Creo que ahí es donde se empezó a fraguar la cosa. Después mis tíos me regalaron la saga de El Incal, de Jodorowski y Moebius, me enganchó tanto que empecé a aficionarme al cómic europeo a pasos agigantados.

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Ilustración para el pasatiempo "Misión imposible" publicado en la revista mensual Muy Interesante Junior nº 59 (IX-2009).

T. Para desarrollar tu estilo... ¿has preferido fijarte en ciertos autores o bien dar forma a ideas propias??

M. N. Me gusta pensar que lo segundo, pero no tiene sentido negar que mi estilo ha pasado por distintas etapas y claro, inevitablemente, numerosos autores me han ido influenciando hasta ahora. Sí es cierto que con los años me he desligado bastante de este terreno (el cómic) y hoy intento buscar recursos plásticos y estilísticos en otros medios.

T.  ¿Por dónde empezaste y por qué por ahí?

M. N. Empecé ilustrando storyboards y diseños para cine y publicidad y algunos encargos editoriales.  Me di cuenta de que tenía 20 años y aún no había trabajado en nada. Siempre tuve claro que quería dedicarme a la ilustración, llevaba varios años estudiando en escuelas de arte y mis padres me animaron a ir dando el salto, ya tocaba. Esto era lo que había más a mano, el story tenía mucho que ver con este medio y las editoriales funcionan de forma parecida hagan cómic o no. En Madrid la industria del cómic en aquel momento no tenía nada de fuerza. Después visité algunas editoriales en Barcelona y los presupuestos que se manejaban eran deprimentes, los mismos editores me lo dijeron, que me interesaba más probar en el extranjero. Pero como quería emanciparme antes de que siguiera pasando el tiempo cogí todo el trabajo que pude.

T. ¿Consideras que el cómic es un medio que te permite expresarte de forma distinta a otros medios?

M. N. El cómic tiene su propio ritmo. A mí personalmente lo que me atrae es que crea una atmósfera muy constante, aunque se lea viñeta a viñeta, tienes delante una doble página entera y tu cerebro está percibiendo todo el tiempo una gran cantidad de información a la vez. Además, el ritmo lo pones tú según la atención que quieras prestarle a la imagen.

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Ilustración para el relato "En el bosque", de Ryunosuke Akutagawa.

T. ¿Crees que en España se ha hecho una historieta demasiado pendiente de modelos del exterior en los últimos años?

M. N. Sí, demasiado, y es una pena porque si miras un poco atrás tenemos una historia muy rica. Hace unos meses leí una entrevista a Moebius en la que comentaba que no se explica lo que ha pasado en este país, que hasta hace poco había una escuela española muy fuerte y de repente parece haberse evaporado. Muchos de mis dibujantes favoritos son españoles, pero de alguna generación más atrás, y que para poder seguir dibujando han tenido que irse de España, ya que no se puede seguir haciendo ese tipo de cómic tan elaborado aquí a menos que tengas la vida cubierta. Ahora parece que tomemos toda la influencia de EEUU, no solo en el dibujo, sino en todo. Los editores, por ejemplo, cada vez intentan funcionar más como los estadounidenses, lo cual creo que es un error porque este país es mucho más pequeño y aunque produzca tanto nunca podremos consumirlo todo, además sólo podemos producir de forma tan masiva rebajando la calidad de los productos porque no disponemos de los presupuestos que tienen allí. Creo que el final es un caos de modas, influencias y productos de baja calidad y que este es uno de los motivos que nos ha metido en la crisis económica y de identidad que estamos viviendo ahora mismo.

T. ¿Qué te planteas en concreto como autor de historietas?

M. N. Por ahora me conformo con ser capaz de narrar con claridad y conseguir rentabilizar el trabajo. Sueños tengo muchos, sí… Pero estos conceptos hoy por hoy me parecen una meta muy distante.

T. ¿Tenías claro desde pequeño que te dedicarías profesionalmente a esto?

M. N. De pequeño disfrutaba soñando con mil utensilios mecánicos, naves espaciales y demás artefactos relacionados con la ciencia ficción, todos mis mayores me recuerdan siempre con cables, herramientas y todo tipo de cachivaches. Cuando empecé a ver lo lejos que quedaba todo eso de la realidad fue cuando creo que me enganché más con el dibujo, los cómics, el cine… No sé hasta que punto será realmente así, al menos este es mi recuerdo.

Lo tuve claro a partir de los 12 o 13 años cuando me enteré de que se podía vivir del tema.

T. Existe poca formación académica del cómic. De hecho, hoy hay más divulgación que estudios serios. ¿Esto es bueno o malo?

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 Cubierta de Cómo desaparecer por completo y no ser encontrado jamás (Ediciones SM, 2005).
M. N. No lo sé. Hay mucha formación académica en torno a la palabra y muy pocos de los escritores que me gustan estudiaron algo relacionado con el tema, sin embargo muchísimos pintores que me fascinan sí estudiaron bellas artes. No imagino cómo sería con el cómic en caso de que la hubiera. Lo que está claro es que dependería totalmente de cómo fuese ese sistema. Viendo cómo están los otros sistemas académicos españoles  dudo mucho que sirviera de algo que la hubiese. La divulgación no está mal, de hecho creo que es importante,  pero no es más que eso, divulgación, con un mínimo basta como base, pero como de verdad se evoluciona es investigando.

T. ¿Las escuelas existentes de cómic ayudan a formarse realmente?

M. N. Las que yo he visto en Madrid creo que malforman mucho, son sitios de pago que enseñan trucos y recursos muy vistosos para contentar a los alumnos y les dan a entender que por estar con ellos se van a comer el mundo, en vez de contarles cómo funciona la industria y  qué se van a encontrar cuando empiecen a buscar trabajo en un país en el que no es precisamente fácil vivir de esto. Estoy harto de ver cómo muchos alumnos que salen de estas escuelas pasan de creerse geniales a darlo todo por imposible.
Me parece bien que haya instituciones privadas que ejerzan la docencia, pero no que tengan derecho a dar títulos o diplomas.

Además, creo que es muy injusto que solo tengan derecho a estudiar lo que tienen padres con dinero para costeárselo o edad suficiente para compaginarlo con un trabajo.

T. ¿Qué se te ocurre para mejorar la situación profesional de un autor hoy?

M. N. Pues yo creo que lo mismo que para que funcionen los otros medios, que nos plantemos un poco y se empiecen a exigir mejoras en las escuelas públicas ya que dependemos del nivel que tendrán los ilustradores de dentro de unos años y es en las públicas donde más se les puede exigir a los alumnos, ya que no basta con contentarlos para no perder al cliente. En el sector profesional, ahora mismo la cosa, me temo, será bastante más lenta. Ha habido bastante gente tirando los precios con tal de ver su trabajo publicado y como resultado el mercado está por los suelos. Hay que tener en cuenta que son muy pocas las personas que viven exclusivamente del dibujo en este país, pero muchas las que han publicado algo. No creo que esta situación se pueda arreglar de golpe.

T. En todo tu trabajo se aprecia una tendencia hacia lo oscuro, a veces hacia lo macabro. ¿De dónde proviene este estilo? ¿Algún autor te ha marcado especialmente?

M. N. Pues básicamente lo debo llevar dentro, porque no tengo ningún trauma serio (que yo sepa) y los autores que siempre me han gustado son de lo más variopinto. Sí es cierto que siempre me ha dado la sensación de que la forma en que muchos ilustradores codifican la realidad es bastante colorista.

Sí, supongo que bastantes autores me han marcado y me siguen marcando. Me da miedo mencionar nombres, porque siempre se quedan bastantes fuera, ahora mismo los que me vienen a la cabeza dentro del cómic son: Tardí, Edgar P. Jacobs y todo lo que ha salido de la factoría Hergé, Ted Benoit, Floc´h, Moebius, Bilal, André Julliard, Hulet, Alfonso Font, Bernet, Miguel Ángel Martin, Vittorio Giardino, Bess, Darwin Cooke, Jim Steranko, Frank Miller, Maruo, Otomo, Kent Williams, Serpieri, Liberatore, Altuna… Si sigo la lista puede ser enorme.

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Ilustración de "Natasha”, de Vladimir Nabokov, para El País Semanal. 
También tengo mucho cuelgue con la fotografía, pintura, literatura, música y el cine clásico. De hecho es aquí donde intento buscar más inspiración. Es curioso, si un autor presentara hoy obras con tintes de mucho de esos clásicos tan admirados, los editores no tardarían en tacharle de oscuro y siniestro.

T. ¿Consideras que el cómic está interconectado con otras disciplinas artísticas o de la comunicación hoy? ¿Eso beneficia o perjudica al medio? ¿Y a ti?

M. N. Sí, claro que lo creo. Numerosos autores adaptan novelas, películas, videojuegos, letras de canciones…O se basan en ellas y viceversa. No creo que sea ni bueno ni malo, simplemente es parte del medio. 

T. ¿Cómo comenzaste a trabajar en el campo de la ilustración?

M. N. Al abandonar la escuela de ilustración bastante decepcionado, me tiré un año encerrado en mi habitación dibujando sin parar, aquí les debo mucho a mis padres que me apoyaron sin dudarlo y no me montaron los típicos dramas tipo «¡Hijo! ¿Y qué vas a hacer en la vida sin estudios?» que les montaron a otros amigos en mi misma situación.

Después hice un book con parte de esas imágenes y salí a la calle a buscar trabajo. Conseguí bastantes direcciones, unas por mis padres (que conocen bastante bien la industria), otras por la madre de un amigo que era publicista y otras con las páginas amarillas, que son un invento magnífico para nuestra profesión. La verdad es que me encontré con una industria bastante receptiva con los que empezábamos. Yo creo que en esta profesión nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, pasamos demasiado tiempo solos, dándole a la cabeza y eso puede ser muy peligroso.

T. Antes de dedicarte casi por completo a la ilustración editorial, también realizaste trabajos para animación y cine. ¿Qué nos puedes contar de esto?

M. N. Realicé y realizo, acabo de terminar el concept book y parte del story de una película. Lo que pasa es que este trabajo no suele ser tan vistoso como el editorial, ya que suelo hacer diseño de producción y storyboard. La mayor parte de este trabajo suele ser bocetos o imágenes no muy definidas, por eso no lo cuelgo en el blog. Además no se puede enseñar hasta bien pasado un tiempo, ya que esto podría perjudicar la producción y suele haber cláusulas en los contratos que te lo impiden.

Es muy agradable  porque, a diferencia del rodaje, es un trabajo que haces a solas con el director y el productor. Entras en la cabeza del director y conviertes en imagen lo que quiere contar. Como no tengo la misma libertad que cuando ilustro en otros medios, ya que suelen darme muchas acotaciones de cómo es lo que quieren, muchas veces me encuentro haciendo cosas que normalmente no haría o ni me plantearía. Por lo que suelo  descubrir muchos recursos que, tras filtrarlos un poco, enriquecen bastante el estilo.

T. ¿Cómo llegas a entrar en contacto con Carlo Frabetti y cómo surge la idea de hacer el álbum El parque de la luna?

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 Muestra de El parque de la luna.
M. N. Esta fue una de las experiencias que más me han marcado, ya que al  ilustrar sus obras, creo que es cuando más se ha empezado a definir mi trayectoria, aunque aún  soy  joven (profesionalmente hablado) para hablar de una trayectoria definida. Carlo y yo teníamos una amiga en común (bueno, para mí es más como una tía). Ella me dijo que un amigo suyo que es escritor estaba buscando ilustrador para unas novelas juveniles que iba a publicar en SM. Yo estaba un poco asustado, ya que tenía entendido que había descartado a otros ilustradores. Nos presentó y parece que hubo química. Días después en la presentación de un libro, para el que ilustré la cubierta, también de SM vi a la editora  y me dijo que precisamente ya habían pensado en mi para ilustrar la serie de Carlo. Parece que estaba predestinado a trabajar con él. Después, leí las novelas y me encantaron, se salían bastante del canon de libro juvenil, era una lectura más seria y menos ñoña de lo habitual. Resulta que Carlo había dirigido una colección de libros de ciencia ficción en Bruguera que yo tenía casi completa. También había escrito en numerosas publicaciones que me encantaban y esto se notaba al leer esta serie. Después la editora nos propuso hacer algo de cómic y los dos aceptamos sin dudarlo. Carlo ya tenía clara la trama de El Parque de la Luna desde hacía tiempo, se puso y en esa misma tarde, pues fuimos a la editorial por la mañana,  me mandó un mail con el texto de la propuesta.

T. En este álbum se narra una historia de características fantásticas con abundantes elementos de horror. Cuéntanos algo sobre su elaboración.

M. N. Como ya he comentado Carlo me mandó la propuesta del guión la misma tarde del día que hablamos con Elsa, la editora, yo ilustré  una página e hice un story de unas cuantas más y se lo enseñamos. Al poco Elsa nos dijo que nos pusiéramos con ello y ahí empezó el trabajo. La verdad es que me lo disfruté mucho, ilustrar las novelas de Carlo fue muy motivador  ya que, desde que empecé a dibujar, tuve muchas ganas de ponerme con un cómic. Además trabajar con un profesional de la talla de Carlo es un gusto, nunca hay problemas de ningún tipo y sus textos evocan imágenes todo el tiempo. 

T. Después, también con Frabetti, realizas Nevermore en homenaje a Poe. ¿Fue una idea tuya, de Frabetti o de la editorial?

M. N. Fue idea de Carlo, él sabía que el centenario de Poe estaba cerca, y como es un autor que le gusta mucho, me sugirió hacer algo. Elaboramos otra propuesta y volvió a gustarles. Aquí descubrí que Poe me gusta mucho más de lo que me pensaba.

T. Hablemos de tu estilo. Hemos comentado antes que tiende a los oscuro, y se pueden apreciar detalles algo siniestros incluso en las ilustraciones para pasatiempos que realizas para publicaciones juveniles. ¿Te han puesto alguna vez limitaciones, o te buscan precisamente por esta forma de dibujar?

M. N. Es curioso, esta pregunta encierra una respuesta. Por lo general me buscan por mi estilo, pero más de una vez me han mareado diciéndome que querían justamente lo que yo hago pero menos oscuro, lo cual es irónico, porque ese ya no es mi estilo. Las veces que he cedido en aclarar o saturar un poco las imágenes han tendido a decepcionar y esto es un problema, porque te ponen en el compromiso de hacerles ver que el error es suyo por pedirte algo que no concuerda con tu registro. Un buen editor tiene que saber seleccionar al ilustrador que encaja mejor en cada proyecto.

T. O sea, que se puede decir que has trabajado siempre en un régimen de libertad expresiva.

M. N. Pues sí, mi experiencia en este terreno hasta ahora ha sido bastante favorable, como dibujante nunca he tenido problemas de censura ni nada parecido. Aunque supongo que aquí el problema de verdad lo tendrán los guionistas. También es cierto que mis escasas incursiones en este medio han sido muy concretas, ya que las dos obras que he ilustrado iban dirigidas a un público infantil-juvenil y aquí se suele respetar un mínimo código moral, pero dentro de este código he tenido bastante libertad, incluso me han permitido transgredir bastantes “reglas”.

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Página de Nevermore. 
T. ¿Cuál consideras que ha sido tu mejor trabajo, o dónde has trabajado más a gusto?

M. N. Pues intento dar siempre lo mejor de mí en cada trabajo. A diferencia de muchos no suelo separar los proyectos personales del resto de los encargos. Hasta ahora me quedo con Nevermore, algunas cubiertas, unas ilustraciones para la novela El Magnetizador, un par de cuentos que me han publicado en el dominical de El País… no sabría decirlo. Acabo de terminar un libro sobre la Gran Vía que me tiene realmente satisfecho y tengo varios trabajos entre manos con los que también voy estando a gusto… no sé.

Supongo que también hay que ver cada trabajo en el contexto que ha sido realizado, hay trabajos que me tienen contento porque son retos que he logrado afrontar y resolver muy dignamente, pero que mucha gente, sin embargo, no entiende que me gusten tanto.

T. Hay una gran profusión de títulos en el mercado últimamente, la mayoría americanos, japoneses o franceses, pero lo español no abunda tanto. ¿Crees que la situación industrial del cómic español y en España hoy es mejor que hace veinte años?

M. N. Pues que hace 20 no sé… pero seguro que no de lo que era hace 25 o 26 cuando funcionaban Zona 84, Creepy, Cimoc, Cairo, Totem… Me encantaría haber tenido más años por aquel entonces (con 5 no caían publicaciones así en mis manos). Ahora las paso canutas para encontrar títulos de esa época. Por suerte se está reeditando bastante material de esa época… por desgracia en formatos muy pequeños para que parezcan novelas gráficas y te dejas los ojos intentando leerlos. Supongo que hay que mantener este boom del cómic a toda costa.

T. Si has trabajado para mercados extranjeros cuéntanos cómo surgió la posibilidad y qué dificultades tuviste, así como tu previsión de futuro en este sentido?

M. N. Pues poco a poco lo va siendo, alguna cosilla he hecho. Tengo claro que quiero acceder al extranjero de una forma más constante, pero con el trabajo que sale aquí me queda poco tiempo para planteármelo. Tampoco soy muy bueno con los idiomas y creo que este obstáculo es bastante grande. Es un tema que me asusta un poco. He conocido a gente que ha publicado fuera pero las tiradas han sido mínimas o en condiciones  muy malas. Hace unos años lo intenté en Angulema pero no hubo suerte. Ahora he evolucionado bastante desde aquello (al menos así lo espero) y tengo algunas propuestas en marcha. Cada vez que le doy vueltas a hacer un portfolio para mandar a algún sitio sale algún curro “para ayer” y me digo “bien, cuando acabe este lo mando”, ya llevo así unos años.

T. ¿En qué influyen las nuevas tecnologías a la hora de contar historias?

M. N. Madre mía, este es el gran debate… Yo la veo como una herramienta con posibilidades  infinitas, como el lápiz y el papel.

T. Cada vez es mayor la presencia de historietas en la red y su lectura a través de pantalla, ¿en qué cambia esto la forma de aproximarse al cómic?

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 Ilustración para 'El Diablo y el relojero', de Daniel Defoe, del libro El gran libro del misterio (Parramón, 2008).
M. N. Pues no tengo ni idea. Yo personalmente no he sido capaz de terminarme ningún cómic en la pantalla, se me hace muy cansado y me pierde la magia que te comentaba con el tema de las dobles páginas. También es verdad que ahora mismo esto está muy verde. No descarto que si salen e-books en los que se vea bien calibrado el color y la definición de la imagen llegue a leerlas.

T. ¿Qué manera de explotación te parecería más adecuada para el cómic en internet?

M. N. Pues básicamente la misma que con los cómics normales, que respete los derechos de autor, que sean agradables de leer y de fácil acceso para los usuarios.

T. ¿Qué próximos proyectos tienes en preparación? ¿Alguno relacionado con historieta?

M. N. Pues un poco de todo. Un cómic y un libro para adultos con Nieves Rosendo (este segundo está aún en la fase de “propuesta”), un híbrido entre novela y álbum ilustrado para chavales, también con Nieves (parece que con ella también hay bastante química), ilustraciones para una novela juvenil, y algunas cosas que aún están un poco difusas o distantes, ya sabes, en estos tiempos no conviene asegurar nada.

Creación de la ficha (2011): Tebeosfera y Miguel Navia. Edición de Félix López. Revisión y corrección de Javier Alcázar y Lombilla. · Imágenes de distintas fuentes de internet, principalmente del blog del autor.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
JAVIER ALCÁZAR, MIGUEL NAVIA (2011): "El color de las sombras. Entrevista a Miguel Navia", en Tebeosfera, segunda época , 7 (11-I-2011). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 27/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/el_color_de_las_sombras._entrevista_a_miguel_navia.html