EL INSPECTOR DAN DE LA PATRULLA VOLANTE. UN CLÁSICO DE LA HISTORIETA GRÁFICA ESPAÑOLA
ENRIQUE MARTÍNEZ PEÑARANDA

EL INSPECTOR DAN DE LA PATRULLA VOLANTE.  UN CLÁSICO DE LA HISTORIETA GRÁFICA ESPAÑOLA

 

En 1947, la revista infantil PULGARCITO, aparecida en 1921 y que había atravesado diferentes etapas, experimenta un resurgimiento, como consecuencia de la progresiva regularización en la edición de publicaciones en España, y de tebeos en particular. Pero el PULGARCITO de posguerra va a tener unas características muy diferentes a las de sus períodos anteriores. Realmente, ello no es extraño, pues los tiempos y circunstancias de la sociedad española eran también inéditos. La realidad de los años cuarenta es dramática, y la vida en España, entonces, muy difícil. Es la hora del hambre, del racionamiento, las restricciones, la lenta recuperación del país desgarrado por la guerra, y la dolorosa cicatrización de las heridas y traumas ocasionados por la misma.

Por diversas causas, las sombrías facetas de esta época no se encuentran significativamente reflejadas en el Arte español de Posguerra, fuera de escasas excepciones -"TIEMPO DE SILENCIO", de Luis Martín Santos por ejemplo-, por esto, resulta verdaderamente curioso encontrar en una revista que se denominaba "infantil" toda una autentica crónica de corte realista, de la vida española de aquel tiempo, analizada con los eficaces instrumentos del humor, que en ocasiones es inequívocamente negro, como en el caso de la genial creación del dibujante Miguel Bernet Toledano (Jorge), "Dña. Urraca".

Pero en el PULGARCITO de 1947 aparece junto al material humorístico, un personaje y unas aventuras policiaco-terroríficas, que se convertirían en un clásico de la historieta española: "EL INSPECTOR DAN, de la Patrulla Volante", creado gráficamente por el dibujante Eugenio Giner, y con estupendos guiones de Rafael González -directivo de Bruguera y principal artífice del renacer de PULGARCITO en esta nueva etapa- y, también, del popular novelista F. González Ledesma (Silver Kane). Estas aventuras tuvieron, al poco tiempo de empezar a publicarse, una aceptación muy grande, y no sólo entre los niños, para los que, sin duda, y por otra parte, eran bastante inadecuadas. Lo verdadero es que, durante varios años, “EL INSPECTOR DAN” fue uno de los mayores alicientes del PULGARCITO, que leían pequeños y mayores.

 

 

 Las razones de este éxito son varias y, desde luego, sólidas. Primeramente, recogen la mayor parte de los ingredientes del "cine" de terror, que por aquellos años estaba reciente en las pantallas españolas, procedente de los Estados Unidos. Muchos de sus temas y criaturas aparecen, de una u otra forma, en estas historietas, que, de por sí, se hallan tan vinculadas al lenguaje cinematográfico. Pero, además, el "comic" siempre ha poseído una sugestión muy peculiar, cuando está bien concebido y realizado; su encanto es entrañable y recoleto, difícil de expresar; su contextura es la de un universo diminuto, aparentemente estático, pero en el cual el cerebro amante de la fantasía, de horizontes insólitos, de los modos no formales de expresión artística, de la nostalgia, como vehículo, no necesariamente alienante, de distanciamiento de una realidad agobiante o frustrada, se sumerge y bucea placenteramente. "EL INSPECTOR DAN" contaba suficientes elementos estructurales, a nivel de cultura popular, para constituir para el hombre medio de finales de los cuarenta una especie de puerta dimensional por la cual penetraba en un universo de pesadilla, pero fascinante.

 

EL DIBUJO.- Revisando las páginas de "EL INSPECTOR DAN", aparecidas en PULGARCITO de 1947 a 1954 -fecha en que se publicó la última serie dibujada por Giner, titulada "LA CIUDAD OLVIDADA"- se aprecia, en seguida la progresiva mejora de calidad -siempre ascendente- en el dibujo y la técnica -del relato gráfico-indisociables ambos con el guión para la construcción da un "comic" válido. Ya desde las primeras páginas de 1947, la manera de hacer y las formas expresivas de Giner, muestran una personalidad no muy frecuente en la época. Son observables influencias de los maestros norteamericanos —ello es casi inevitable en la época, ya que la mayoría de los historietistas españoles se formaron según moldes creados por Raymond, Caniff o Hogarth- pero el estilo de Giner se diría un poco más propio, algo más alejado de los cánones de la "Edad de Oro" del "comic" USA. Por ejemplo, la huella de Milton Caniff, tan acentuada en otros dibujantes españoles de parecido tipo de historietas -Hidalgo, Bosch Penalva, Parras- aparece menos marcada en Giner. En cambio, numerosas viñetas y secuencias del "INSPECTOR DAN" poseen hallazgos e interpretaciones interesantes, dentro del particular lenguaje de la narración dibujada, en lo referente a planificaciones y encuadres, tan emparentado aquel con la técnica cinematográfica y, más concretamente, con los films americanos de terror antes dichos.

Hasta el punto que puede considerarse a Eugenio Giner más influenciado por James Whale, Tod Browning o Karl Freund que por los realizadores gráficos del “comic” clásico. Los argumentos -también es cierto- su prestaban a ello.

 

LOS GUIONES.- La captación que las aventuras narradas en las historietas de "El INSPECTOR DAN" llegaron a alcanzar no se hubiera producido, probablemente, de no ser por otro de sus elementos fundamentales: sus originalísimos y espeluznantes guiones, que las sitúan entre los mejores "horror comics" que se han realizado. La serie se presentó, en principio, como policiaca, y ese corte tuvieron algunos episodios breves de los primeros números del PULGARCITO de 1947 -uno de ellos titulado "¿POR QUÉ MATARON AL DR. DRIX?", fue reeditado por la revista GRAN PULGARCITO (nº 23) en su sección "El Museo de la Historieta", en 1969- pero muy pronto se inició la fórmula de aventuras extensas, a través de numerosos episodios semanales de ansiedad mantenida é interés creciente. La primera serie larga fue "LOS SERES INFERNALES DE SALISBURY CASTLE”, y en ella ya se encentraban, sobradamente, todos los elementos terroríficos que harían famoso al Inspector DAN y a sus aventuras.

 

LOS PERSONAJES.- Los protagonistas fijos no son numerosos. En un primer momento, solamente tres: el Inspector Dan, Stella y el Superintendente de Scotland Yard, coronel Higgins.

Dan -sin que llegáramos a conocer su apellido en los diez años que mantuvo su contacto con nosotros- es una mezcla de clásico detective inglés, por su carácter más bien flemático y deductivo, su sentido del humor y -ya clarificador- sus frecuentes expresiones como "el verdugo de Londres tendrá pronto trabajo", y, también de deportista policía americano dado su aspecto juvenil y el vigor físico desplegado en sus numerosas peleas cuerpo a cuerpo. Fumador de pipa, discretamente elegante, podría considerársele como el tipo medio de galán cinematográfico inglés o yanqui, que se estilaba en la época.

Stella es la chica policía; ayudante del Inspector, pero, muchas veces, intrépida investigadora por su cuenta. Llevada por su curiosidad femenina, se introduce continuamente "en la boca del lobo", quedando a merced de las asechanzas de toda suerte de asesinos sicopáticos y seres de ultratumba, en escenarios que parecen extraídos de las más horripilantes pesadillas de Lovecraft. Unida a Dan -aparte de su trabajo- por lazos amorosos y una común y eterna ansia de disfrutar unas vacaciones tranquilas que nunca llegan.

Concretamente, en lo que se refiere a la relación sentimental existente entre los dos protagonistas, no es necesario decir que ésta es más latente que manifiesta. Dan y Stella son algo así como el precedente en el "comic" del tipo de atracción soterrada que se intuía entre John Steed y Emma Peel y, mucho más patentemente, entre aquel y la hermosa Tara King, en los soberbios episodios de la serie televisiva "LOS VENGADORES". Una sola excepción en toda la historia del "INSPECTOR DAN": en las últimas viñetas de la serie "MORIR CUESTA TRES PENIQUES" (1950), Dan abraza apasionadamente a Stella en un muy cinematográfico primer plano de beso americano, mientras el coronel Higgins protesta a sus espaldas, alegando que en cualquier rincón de Londres, otro asesino podría estar preparando una nueva hornada de horripilantes crímenes. No sabemos si los dos jóvenes miembros de Scotland Yard se sintieron egoístas al oír a Higgins -o si le escucharon siquiera-; lo cierto es que nunca más volvieron a hacerse el amor ante los lectores.

 

El coronel Higgins, superintendente de Scotland Yard, y superior inmediato de Dan y Stella, no queda sicológicamente muy perfilado. Sus apariciones, por otra parte, son más bien escasas, y se nos muestra sólo como funcionario preocupado por la opinión pública, cuando los misterios tardan en resolverse y los crímenes permanecen impunes.

En la mencionada serie "MORIR CUESTA..." entra en escena, por primera vez, un pintoresco personaje: el Inspector Simmons, "el Águila Tuerta de Scotland Yard", como es llamado por su "perspicacia" investigadora. Su introducción aporta una nota de humor -muy inglés, por cierto- en el sórdido ambiente que preside estas historias.

 

Frente a ellos, todo un submundo de criminales tarados y seres monstruosos, que encuadran verdaderas organizaciones tenebrosas, bordeando, a menudo, con lo ultraterreno. Científicos locos, directores de extraños museos, médicos diabólicos y toda una legión de criaturas deformes, simples marionetas al servicio de aquellos. Así, el siniestro Dr. Schewnau y sus sicarios llevan a cabo experimento aterradores sobre seres humanos para su conversión en monstruos de pesadilla ("LOS SERES INFERNALES...", 1947). El inquietante sir Basil, director del Museo de Arte Oriental, revive a una escalofriante momia egipcia -aquí, verdaderamente, el "comic" superó al "cine" en poder de sugestión- mediante inyecciones de un suero misterioso y dirigiéndola a través de un lenguaje esotérico ("EL MUSEO SINIESTRO", 1948). El culto y refinado egiptólogo Silas Ducarty resulta ser el autor de varios asesinados cometidos en el Parque de Atracciones de Harwood. La debilidad de este personaje por Stella -además de por la cultura egipcia y el crimen- es manifiesta a lo largo de la serie ("MORIR CUESTA TRES PENIQUES"). Y, sobre todos ellos, el mefistofélico Dr. Brandon y su escalofriante caracterización de Satanás en la más extensa, original y alucinante de todas las aventuras del Inspector Dan: "SATÁN VUELVE A LA TIERRA" (1949/50).

 

AMBIENTACIÓN Y ESCENARIOS.- Giner nos presenta un Londres y unos determinados parajes de Inglaterra y Escocia convencionales, pero indudablemente fieles a una precisa idea de la ciudad de la niebla y el brumoso país de los castillos y leyendas. De otro lado, estamos en los años cuarenta y primeros cincuenta, cuando el estallido del escándalo Keeler-Profumo, con toda su secuela de revelaciones sobre detalles de la sociedad inglesa y la revolución de costumbres que trajo consigo la era simbolizada por el "Liverpool Sound" y el destape de los muslos femeninos, todo ello configurador de una nueva imagen oficial de Gran Bretaña, estaban muy lejanos todavía.

Londres, para el español medio de 1947 -en frase de Terenci Moix- es, precisamente, el Londres del "INSPECTOR DAN". Los guionistas de las distintas series y el dibujante Giner -luego, Macabich y Julio Vivas- recrean la ciudad que había sido escenario de muchas novelas y películas de intriga policíaca y misterio. Antes que ellos, R. L. Stevenson, Conan Doyle, John Buchan, John Dickson Carr o Edgar Wallace lo habían descrito magistralmente en páginas antológicas de la narrativa de intriga; de igual forma, numerosos films británicos y norteamericanos del mismo género sirvieron, es evidente, de inspiración a los artífices de este "comic" hispano.

Pero estas historias gráficas abarcan escenarios mucho más pintorescos y misteriosos, tales como el Castillo de Salisbury en una tétrica comarca inglesa ("LOS SERES INFERNALES..."); el Museo de Arte Oriental plagado de trampas mortales ("EL MUSEO SINIESTRO"); otro inquietante castillo, el de Wesseley, donde Dan y Stella viven acontecimientos del mas clásico estilo terrorífico ("ESPECTROS EN LA NIEBLA", 1948/49); las Catacumbas de Orly, en cuyos ámbitos el Dr. Brandon erige una auténtica sucursal del Infierno ("SATAN VUELVE A LA TIERRA"); el Parque de Atracciones de Harwood ("MORIR CUESTA..."); el Cementerio de ajusticiados de Kadul, en el que son inhumados los más terribles criminales de Inglaterra ("NOCHE LÚGUBRE", 1950/1951); el Museo de Curiosidades, que encierra objetos legendarios, como la campana cuyo tañido se denomina "La Voz del Diablo", anunciando siempre un asesinato ("PESADILLA MORTAL", 1951); la desolada región del norte de Escocia de los Pantanos de Kemurst, con la Torre de Murtans y los tres idénticos castillos, en una realización gráfica impecable de Giner con reminiscencias del film "La escalera de caracol" ("LOS TRES CASTILLOS GEMELOS", 1952); el Circo Zellini, nuevamente en Harwood, donde Macabich desarrolla una interesante serie ("MISTERIO EN EL CIRCO", 1953/54); en fin, Londres mismo, visto esta vez por Julio Vivas, bajo la amenaza de una venenosa plaga de insectos tropicales ("PELIGRO EN LA CIUDAD", 1955).

En otras ocasiones, el Inspector Dan abandona los habituales escenarios de la Isla, sus historietas abordan temas que le llevan lejos de Inglaterra del asfixiante ambiente londinense de Soho, los Museos y los Castillos, para desarrollarse en países exóticos, siguiendo ahora los pasos de la novela de aventuras -creación de la Europa aventurera y colonialista de finales del pasado siglo y principios del actual-. Así, unas vacaciones concedidas -¡por fin!- a Dan y Stella, les llevan a Egipto y se convierten en otro enigmático caso, en el que retorna la temática de la Momia, esta vez en todo su auténtico escenario de las Pirámides ("MISTERIO EN LA GRAN PIRAMIDE", 1951).

F. Hidalgo realizó varios cuadernos de la colección "Inspector Dan", interpretando al personaje a su modo con gran calidad y poder de sugestión que caracterizaron todas sus obras "LA HISTORIA DEL CORONEL", nº 52 (1954)

El tema de los reinos ignorados y dormidos en el tiempo, regidos por hermosas y enigmáticas mujeres -H. Ridder Haggard ("SHE", "AYESHA") y Pierre Benoit ("LA ATLANTIDA")- también aparece en una de las series: "MUNDOS OLVIDADOS", de 1955, dibujada por Macabich.
Incluso la ciencia ficción, que ya había aparecido, muy tenuemente, en "EL MUSEO SINIESTRO", y hará acto de presencia más marcadamente en "LA CIUDAD OLVIDADA", y en "MANOS DE ACERO", de Macabich, es nota característica de la serie de 1953, "EL COHETE FANTASMA". Realizada, también, por Macabich, debe, justamente, destacarse que, tanto ésta como las otras series por él creadas, son muy interesantes. Su dibujo y ejecución no se limitaron a ser una simple imitación de Giner, copiando gestos y posturas de los protagonistas, sino que, por el contrario, son una nueva y personal manera de interpretar al "INSPECTOR DAN", en unas historietas que hoy -sobre todo ésta serie, "MISTERIO EN COREA" (1953) y "MISTERIO EN EL CIRCO"- siguen vigentes. "EL COHETE FANTASMA" tiene todo un sabor de SF, muy peculiar de los años cincuenta. Un ser extraterrestre, que se presenta encapuchado, dirige y engaña a una banda de delincuentes para la construcción de una nave del espacio, haciéndose llamar "Numa", y trabajando secretamente en un lugar, poblado de leyendas, llamado "La Torre del Tiempo". La secuencia del despegue enceguecedor y estruendoso del cohete está excelentemente realizada y, más aún, el vuelo espacial final y la lucha entre Dan y el hombre de otro mundo dentro de la astronave, de la que sale despedido "Numa", quedando flotando para siempre en el cosmos. Estas dos páginas finales son antológicas. 

La actualidad internacional reclama, asimismo, derechos propios y Dan marcha a la guerra de Corea, enfrentándose a un grupo de oficiales chinos, participantes de una intriga político-religiosa. Estos personajes recuerdan mucho a los militares tibetanos de "TRAGEDIA EN ORIENTE", de Jesús Blasco. En su episodio coreano, el Inspector Dan es realizado gráficamente en PULGARCITO, por primera vez por Macabich y, también es la primera ocasión que no lo dibuja Giner ("MISTERIO EN COREA", 1953)

Dan volvería a Asia y Giner lo realizaría por última vez en PULGARCITO, en el verano de 1954, con la serie titulada "LA CIUDAD OLVIDADA". Esta vez, el Inspector Dan llega hasta una remota ciudad de Mongolia interior, tras las huellas de Lucas Bart, asesino demente y ladrón internacional que ha conseguido revivir a varios gigantescos animales antediluvianos, brotados de las entrañas de la tierra, donde se hallaban congelados desde la Era Secundaria por un cataclismo. Por si fuera poco, las expertas manos de Bart realizan estremecedoras operaciones de trasplante de cerebro entre los megaterios y unos desdichados soldados chinos capturados.

La película norteamericana "EL MONSTRUO DE TIEMPOS REMOTOS" (The Beast from 20000 Fathoms) dirigida por Eugene Lourie, y asesorada por Ray Bradbury, según relato propio -"LA SIRENA"- estrenada en España por esta época, es posible influyera en esta serie final de Giner, de todas maneras excelente.

 

"LA CIUDAD OLVIDADA" fue el canto de cisne de Eugenio Giner con respecto al "INSPECTOR DAN". Su gran estilo -siempre en progresión- para el "comic" fantástico, lleno de terror y misterio en su más alto grado, pero completamente exento de ridículos grotescos y desagradables efectos, que tanto han abundado y abundan en obras posteriores y actuales, carentes de todo el hálito romántico y sobrio que presidió "EL INSPECTOR DAN", ya no volvería a otorgar a estas historietas todo un especial sabor. También los tiempos cambiaban. Los años 50 avanzaban, configurando una nueva faz del país. Y las nuevas normas y disposiciones sobre publicaciones infantiles, creadas sobre 1954, terminaron de desposeer a estas páginas de todo el significado que habían tenido.

Los años cincuenta eran los años de la esperanza y esta atmósfera no era propicia para el universo atormentado y pesimista del primer "INSPECTOR DAN".