OMAR FELIPE MAURI SIERRA: PASIÓN, HISTORIA Y FICCIÓN EN LA HISTORIETA CUBANA ACTUAL
OMAR FELIPE MAURI, ROBERTO HERNÁNDEZ

Title:
Omar Felipe Mauri Sierra: Passion, History and Fiction in Contemporary Cuban Comics
Resumen / Abstract:
Repaso de la obra del escritor cubano Omar Felipe Mauri Sierra complementado con una breve entrevista al autor / Review of the work of Cuban writer Omar Felipe Mauri Sierra complemented with a brief interview with the author.
Palabras clave / Keywords:
Historieta cubana/ Historieta cubana

OMAR FELIPE MAURI SIERRA: PASIÓN, HISTORIA Y FICCIÓN EN LA HISTORIETA CUBANA ACTUAL

 

La historieta cubana ha recibido de lleno el impacto de la crisis económica, recrudecida hoy, y que atraviesa la isla caribeña en las últimas tres décadas. Sin embargo, quien se acerque a las escasas publicaciones que han podido ver la luz en estos años, encontrarán como denominador común la obra de un destacado escritor devenido guionista: Omar Felipe Mauri Sierra.

El primer contacto con los guiones de Mauri llegó con “El hijo de las piedras” una historieta de apenas siete páginas y que firmó como dibujante Wimar Verdecia Fuentes; la misma fue publicada en el libro Soñar La Habana, en 2014. La historia muestra a un anciano que espera dar la vuelta a una ceiba, tradición habanera, en el aniversario de la fundación de esa ciudad. La evocación al pasado, que data desde 1762, entregando pedazos de una existencia que se antoja dilatada, nos muestra un personaje que puede recuperar la juventud y deambular por el tiempo por el don de la inmortalidad. Más allá del proceso de suspensión de la incredulidad en la que debe sumergirse el lector, la propuesta es interesante y las potencialidades del personaje, testigo de los acontecimientos desvanecidos en el tiempo, es evidente.

Página de “El hijo de las piedras”, donde el personaje rejuvenece tras darle la vuelta a una ceiba, una tradición habanera. Dibujo: Wimar Verdecia Fuentes, en Soñar la Habana, p.71-77.

 

La historia, un tema recurrente

La guerra librada por Cuba para independizarse de España y lograr la abolición de la esclavitud dejó tras de sí una pléyade de héroes reales, cuyas historias de vida fueron la materia prima para tres entregas de corte biográfico-histórico. La historieta cubana se ha acercado a personalidades como José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo, sin embargo otras, quizás de menos calibre y difusión, no habían corrido la misma suerte. Este es uno de los méritos de Mauri Sierra: rescatar de los libros de historia a estos héroes de la guerra de independencia y adaptar a un medio más cercano a la lectura de niños y jóvenes sus actos.

Página de Las estrellas del General Quintín, dibujo: Maikel García. Página de Juan Delgado, un relámpago a caballo, dibujo: Wimar Verdecia Fuentes.

Tres cuadernos de historietas se acercan a la vida de José Quintino Bandera Betancourt (1837-1906), Las estrellas del General Quintín, Editorial Gente Nueva, 2015; de Juan Evangelista Delgado González (1868-1898) en Juan Delgado un relámpago a caballo, Editorial Pablo de la Torriente, 2015 y de José Guillermo Moncada Veranes (1841-1895), en Guillermón Moncada, el gigante de oriente, Editorial Oriente, 2017.

Los dibujantes tras las entregas fueron Maikel García, Wimar Verdecia Fuentes y Dick Manresa Arencibia, respectivamente, quienes en sus personales estilos acercan ese período histórico de la segunda mitad del siglo XIX a los lectores.

Página de Guillermón Moncada, el gigante de Oriente, dibujo: Dick Manresa Arencibia.

Los guiones coherentes, plagados de información, sin llegar al aburrimiento y reflejando aristas humanas de los protagonistas, son los resultados evidentes de extensas investigaciones históricas. No se trata de superhéroes inmunes a las balas o con un gen mutante que les faculta para llevar a cabo milagros, sino de humanos que decidieron dedicar sus escasos recursos y sus vidas en pos de un ideal.

El noventa cumpleaños de Fidel Castro Ruz, presidente de la República de Cuba y líder de la Revolución Cubana por décadas, en un contexto político amputado de oposición alguna u otra oportunidad ajena al comunismo, fue la materia prima para Tiempo de cocuyos, pasajes de la infancia de Fidel. Una vez más Mauri entrega un guión interesante, mostrando detalles de una infancia que forjaba el carácter rebelde, indomable, del futuro revolucionario, alabado como Dios por algunos y condenado al infierno eterno por otros…

Tres dibujantes de la nueva hornada de la historieta cubana firmaron la entrega: María Esther Lemus Cordero, Wimar Verdecia Fuentes e Irán Hernández Castillo. En esta oportunidad la historieta nos acerca no a una figura decimonónica que luchaba a caballo por la independencia de Cuba de la colonia europea, sino a un personaje histórico del siglo XX y XXI cubano, latinoamericano y mundial, cuyas ideas eran órdenes y que se ejecutaban sin chistar por un país donde al resto de la población se le había privado de la capacidad de pensar y tomar decisiones propias y democráticas.

Aquella rebeldía de la infancia de Fidel Castro y su intolerancia a la injusticia mostrada en Tiempo de cocuyos se reflejaría en el futuro al convertirse en el estadista que, desde un pequeño país del Tercer Mundo fue capaz, con el apoyo de la URSS, de mover los hilos de la política internacional, sin escatimar esfuerzos y recursos. Todo en pos de una obsesión: combatir al imperialismo yanqui, al que profesaba un odio visceral.

Página de Tiempo de cocuyos. Pasajes de la infancia de Fidel, dibujo: María Esther Lemus Cordero, Wimar Verdecia Fuentes e Irán Hernández Castillo.

La entrega desde el punto de vista gráfico muestra un manejo adecuado de los planos, contraplanos, planos detalles, incluso dos “splash pages” o viñetas del tamaño de una página, elemento poco común en la historia de la historieta cubana apremiada siempre con el insuficiente espacio para publicar. La despedida de su madre y hermano menor Raúl, que quedaban en Birán, pequeño pueblo del oriente cubano; su llegada a Santiago de Cuba, ciudad plagada de anuncios publicitarios y las más variadas ofertas, impactan tanto visualmente al lector, como debieron hacerlo en su momento con el protagonista de la historia.

 

La adaptación, lo policial y la ficción

Mauri Sierra demuestra su versatilidad como guionista con las entregas: Espejo de Paciencia, Editorial Pablo de la Torriente, 2017; El oro de Oyá (2016) y La espada viviente, (2017), ambas de la Editorial Capitán San Luis.

Página de El oro de Oyá, historieta de corte policial, dibujo: Wimar Verdecia Fuentes. Página de La espada viviente, dibujo: Dick Manresa Arencibia.

Espejo de Paciencia, el poema heroico escrito por Silvestre de Balboa y Quesada en 1604, constituye el primero escrito en Cuba cuyo texto se conserva. Su adaptación en historieta es fiel al texto y las viñetas muestran el dinamismo y la amalgama entre la historia y las deidades del original.

El poema narra el ataque del pirata francés Gilberto Girón para tomar prisionero al obispo Fray Juan de las Cabezas Altamirano para pedir un rescate adecuado por el mismo.

Página de Espejo de paciencia, adaptación del poema épico escrito por Silvestre de Balboa Troya y Quesada, dibujo: Yuri Hernando Soler.

Los signos cinéticos, las onomatopeyas, la ambientación, que respeta las armas, el vestuario y el resto de los elementos de la época, convierten la entrega una interesante lectura e impregna una chispa de curiosidad en el lector para leer la obra original.

Por otra parte, la novela o el cuento de tema policial ha corrido en Cuba una suerte similar a la de la historieta, su difusión como género literario ha sido eclipsada por la poesía, el ensayo histórico u otros géneros. En una sociedad socialista, cercana a la “perfección teórica” donde “el hombre nuevo” construye la prosperidad, no hay espacio para el delito en su más amplio sentido. En medio de este contexto proliferaban sin embargo, literatura policial producida por autores foráneos. Los lectores cubanos estuvieron familiarizados por años con autores de la talla de Edgar Allan Poe, Raymond Chandler, Agatha Christie, Gilbert K. Chesterton, Friedrich Dürrenmat, S. S. Van Dine, Arthur Conan Doyle, entre muchos otros. La historieta policial cubana es un tema pendiente, el detective cubano o los delitos de robo, estafa o asesinatos son más comunes en espacios televisivos o literarios de autores de la talla de Leonardo Padura Fuentes o el uruguayo Daniel Chavarría que en historias en viñetas.

Mauri Sierra se aventura en dos entregas que tributan al tema policial: El oro de Oyá y La espada viviente. Los guiones hilvanan historias que se complican hasta llegar al clímax para finalmente arrojar luz sobre el hecho de desenredar la madeja, cumpliendo los cánones de la literatura de este género.

La presencia de Omar Felipe Mauri Sierra como guionista es una alegre noticia para la historieta cubana, pues el guión ha sido el Talón de Aquiles en la historia del medio en la isla. Mauri es uno de esos intelectuales que se han acercado al medio en Cuba, en un interesante proceso de desembarco; lástima que los recursos cada vez más escasos impidan que más obras vean la luz y sigan en espera de ”tiempos mejores”.

El autor accedió a responder algunas preguntas, cuyas respuestas agradezco desde estas reflexiones, y las cuales comparto con los lectores de Tebeosfera.

 

ENTREVISTA

Roberto Hernández: Usted nació en 1959; apenas uno o dos años más tarde, las historietas que plagaban los quioscos cubanos fueron desterradas. En este contexto, ¿cuál fue su primer contacto con la historieta?

Omar Felipe Mauri Sierra: Mi contacto con la historieta fue bien temprano, quizás antes de saber leer veía los dibujos e imaginaba los acontecimientos. Y fue muy temprano, porque ese destierro que supones uno o dos años después de la Revolución jamás ocurrió. Hasta el año 1968 esos kioscos siguieron vendiendo azúcar Candy, pan con croqueta (“de tiñosa” decíamos los muchachos) y libritos de historietas. También algunos periódicos como Hoy, por ejemplo, publicaban suplementos y tiras con alguna historieta. Pero sería interesante estudiar como esas historietas se transformaron en forma y contenido hacia lo cubano.

Paralelamente comenzaron a aparecer historietas que, desde la ficción y el humor, divulgaban determinados planes, proyectos y programas de la Revolución. Recuerdo, por ejemplo, una sobre El cordón de La Habana (hoy se llamaría Agricultura Urbana), la inseminación artificial y el ordeño mecánico, y un libro-cine sobre la vaca Matilda, entre otros temas que también llegaban a los animados del ICAIC.

En mi caso, no hubo televisor en casa hasta bien tarde… Y la familia era tan pobre que no había una peseta para ir al cine de Bejucal (15 centavos) y, a la salida, tomar un refresco (5 centavos); por eso, me iba tras el cine móvil y pedía prestadas las historietas que salían. Es así que recuerdo algunas de ellas con pasajes de la Revolución, de nuestras guerras de independencia y con temas de la antigüedad.

R.H.: El personaje de la historieta El hijo de las piedras que rejuvenecía al darle vueltas a la ceiba, quizás tenía potencial para protagonizar otras historias al ser testigo excepcional de acontecimientos históricos. ¿No pensó en convertirlo en un personaje con aparición periódica, como lo fue, digamos, Fefo el cuentero, de Manolo Pérez Alfaro?

O.F.M.S.: En realidad, fue concebido únicamente para ese relato y debía cumplir con un requisito básico: ser y expresar el universo de La Habana, dado que el libro era un proyecto de la Oficina del Historiador de La Habana y la Vitrina de Valonia. Quizás en un futuro…

R.H.: Sus guiones rozan tangencial o directamente la historia, ¿a qué se debe esa regularidad?

O.F.M.S.: La intensidad, singularidad y originalidad de nuestra historia ofrece un sinfín de temas y personajes que sorprenderían al mundo. Carpentier afirmaba que en América Latina, y Cuba, por supuesto, no se había terminado el recuento de las mitologías. Vivimos entre lo real y lo maravilloso, lo real y lo mágico, la verdad y la fantasía, en su estado más puro y alto. No tenemos que inventar monstruos, porque tenemos Las Madres de Aguas; no necesitamos brujas, tenemos la más sorprendente mujer: la ciguapa; no nos hacen falta zombis ni otros horrores pobremente construidos, porque tenemos cagüeiros, güijes, ñeques… Es desconcertante que una cultura, una historia, un pueblo de apenas 400 años, tenga tanta imaginación y vida para contar… Mira El Cucalambé, desaparecido sin dejar rastro, ¡y muchísimos campesinos saben de memoria sus décimas, sin saber que son suyas!

Un último ejemplo: mira ese órgano oriental de ustedes; cuando llegó a Cuba, hace ciento y pico de años, era apenas 40 x 40 centímetros de música. Allí lo convirtieron en un paquidermo musical de 2 metros cúbicos, ¡toda una orquesta sinfónica!... Cuba es una maravilla. ¿Cómo no intentar entonces expresar ese encantamiento, esa magia?

R.H.: ¿Tiene usted algún guionista de historietas que sea un referente para su obra?

O.F.M.S.: Varios guionistas-dibujantes de Cuba y el mundo van en mí como maestros, de ellos he bebido sus técnicas de narrar (encadenamiento de planos, secuencias, tratamiento del tiempo etc.). Hay que estudiarlos, como analizar los recursos del manga, la expresión de los latinoamericanos con sus motivos y personajes ancestrales, el humor y la gracia de los caricaturistas españoles o mexicanos (como Paco Calderón) y las atmósferas que logran algunos franceses y belgas. Es un tema para una extensa reflexión que prefiero resumir en el nombre de un maestro y amigo que siempre recuerdo: Juan Padrón, sumun de cubanía en la historieta.

R.H.: Varios dibujantes han convertido sus guiones en viñetas: Maikel García, Dick Manresa, Wimar Verdecia… ¿cuál es el proceso que se sigue al escoger un dibujante? ¿Es acaso el trabajo de algún grupo?

O.F.M.S.: Comprobar su encantamiento por Cuba, su vocación por el dibujo y su calidad técnico-expresiva para trabajar con energía y constancia: estas son las condiciones que tomo en cuenta, antes como hoy, para trabajar con un ilustrador. Actualmente formamos un grupo de trabajo con varios dibujantes de distintas provincias del país, y un diseñador-fotógrafo-especialista en informática (para las ediciones digitales que nos solicitan). También nos acercamos al dibujo animado… Aún es secreto.  

R.H.: La lectura de las historietas con sus guiones no solo entretienen, sino que amplían el conocimiento del lector. ¿Qué opinión le merece la historieta como medio de comunicación?

O.F.M.S.: Es un medio formidable para encender chispas de curiosidad, interés, vocación, admiración y valores humanos, que después puedan provocar el incendio en el saber y el sentir que construyen al ser humano.

R.H.: ¿Cuál es su opinión sobre la salud de la historieta cubana en la actualidad?

O.F.M.S.: En los últimos años se han despertado nuevas fuerzas creativas, nuevos talentos, jóvenes con iniciativa y talento, pero faltan oportunidades para publicar, concursar y difundirla creación. Se cuenta con una gran cantidad de jóvenes graduados en escuelas de arte, el desarrollo de la informática y la computación es indetenible en esa generación, que admira la historieta. Hay una energía creciente moviendo al género en muchas provincias, aunque arrastra aún prejuicios en instituciones y personas. Soy optimista, sin embargo. Pienso que vamos caminando más de prisa en favor del desarrollo de género narrativo.

R.H.: Gracias por su tiempo para acercar su obra a los lectores de Tebeosfera.

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2024): Manuel Barrero
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Omar Felipe Mauri, ROBERTO HERNÁNDEZ (2024): "Omar Felipe Mauri Sierra: pasión, historia y ficción en la historieta cubana actual", en Tebeosfera, tercera época, 25 (31-III-2024). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 29/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/omar_felipe_mauri_sierra_pasion_historia_y_ficcion_en_la_historieta_cubana_actual.html