PARAISO PUNK ROCK BAR. PARAISO PERDIDO (Y REENCONTRADO)
JAVIER ALCÁZAR

Paraíso Punk Rock Bar. Paraíso perdido (y reencontrado).

Paraíso Punk Rock Bar es una serie que apareció publicada originalmente en la revista El Víbora entre los años 1997 y 1999, en entregas de 6 a 8 páginas. Su autor, Javier Rodríguez, comenzó a ser conocido en el mundo del cómic a mediados de los años 90 a través de la publicación de sus historietas en fanzines, y sobre todo de su (inconclusa) serie Love Gun. Su estilo y su temática se integraban perfectamente en el conjunto de obras que publicaba La Cúpula, por lo que no tardó en ver sus páginas en la revista El Víbora, con series como la ya mencionada Paraíso, Tenebro y Comprobando la realidad. Aunque la serie fue publicada también en Italia en el año 2000 (en un volumen unitario por Kappa Edizioni), Rodríguez no volvió a retomarla y se embarcó en otros proyectos a través de la filial hispana de Glénat, con los álbumes Wake Up y Miedo (éste último con guión de Antonio Trashorras y David Muñoz), la serie Crononautas en la revista Mister K, y el proyecto actual, hasta la fecha el más exitoso, el “manga” Lolita HR con guión de Delphine Rieu (además de sus colaboraciones con el mercado estadounidense como colorista). No divagaremos acerca de la evolución del trabajo de Rodríguez, que ha simplificado línea y narración y ha “adaptado” el estilo nipón para su deslumbrante estreno europeo, sino que nos centraremos en esta obra primeriza pero ya sugestiva de cierta madurez profesional.

P. 33. Los duendes narradores y el virtuosismo narrativo.


Paraíso Punk Rock Bar es una historieta que narra las vicisitudes de una pandilla de veinteañeros (en ningún momento se nos indica la edad que tienen, pero parece claro que han dejado atrás la adolescencia desenfrenada y están iniciándose en la edad adulta, todavía sin una gran responsabilidad), amigos desde hace años,. Se centra en la relación entre Keku y Cris, que acabarán abriendo un local musical de copas que da nombre a la serie y donde tendrán lugar gran parte de las historias. Precisamente la relación entre ellas y la de sus allegados es la que vertebra la narración y sobre la que se sustenta el éxito de Paraíso, una obra de reparto coral con múltiples personajes bien diferenciados física y psicológicamente: las ya mencionadas Keku y Cris, las parejas (es un decir) de ambas, Braulio y Richard, el hermano ultraderechista de Keku, Onofre, y otros secundarios como los amigos de Richard (Enrique, Xurde, Sonia, Manolo), el yonqui chorizo Charly, el siempre extravagante Luciano, la extranjera Eve o el personaje fascistoide que maneja en la sombra a Onofre, una suerte de Martínez el Facha con reminiscencias de José Sazatornil «Saza» (¿o son lo mismo?).

P. 58. Más capacidad narrativa

Paraíso Punk Rock Bar es una historieta donde Javi Rodríguez retrata el ambiente juvenil de la época (temática que ya había utilizado y que volverá a tratar en el futuro), y sus supuestas tendencias y valores: la música (omnipresente, incluyendo el cameo del grupo del autor por aquel entonces, Kaktus Jack), el alcohol, las drogas, el sexo… Desde la primera página se nos muestra cual va a ser la orientación de la serie: dos chicas jóvenes, emprendedoras, independientes, agresivas, activas sexualmente, que coinciden en un concierto de rock, y que deciden labrarse un futuro (aunque sea a corto plazo) juntas. Aunque la historia parece pecar en un principio de liviandad y abuso del recurso fácil (resumiendo: palabrotas y desnudos, que no faltarán en ningún momento), progresivamente va evolucionando hacia un componente dramático y un aumento de la complejidad en la trama que no se sabe si estaba ideado desde un principio, aunque la larga trayectoria en el tiempo de la misma y el hecho de que parezca existir un cambio de rumbo poco antes de la mitad del volumen no orientan hacia esa posibilidad. Llega un momento en que los “descerebrados” personajes confiesan sentimientos profundos, retoman asuntos del pasado, evolucionan como personas y se enfrentan a problemas reales que pueden cambiar drásticamente sus vidas. El progresivo deterioro de la relación entre los hermanos Keku y Onofre hasta la violencia fratricida recíproca, la aparición en sus vidas de la sombra del SIDA y la drogadicción, las dudas en la sexualidad y en los sentimientos hacia sus semejantes, no pueden sino acabar en un final (el primero) con tintes amargos. El último capítulo es un epílogo, cinco años después de los últimos acontecimientos, que aunque parece aportar claridad y estabilidad, acaba dejando un poso de nostalgia y pesadumbre. Un final triste que pudo desconcertar a los lectores iniciales de esa serie que empezó jovialmente con drogas, tetas y cachondeo suburbano.

Paraíso Punk Rock Bar es una historieta donde Rodríguez evoluciona como autor. Además de ser un excelente narrador con un agradable y adictivo uso del diálogo (aunque en ocasiones sus textos sean demasiado literarios y poco espontáneos, y cometa alguna pifia, como ese cambio de nombre de Ramón a Manolo del personaje homosexual), según avanza la historia se permite el uso de recursos narrativos que engrandecen el resultado final. Por ejemplo, la historia presentada y narrada por dos duendes (que representan a dos de los amigos de Richard, Enrique y Xerdu) al estilo de un cuento infantil (pp. 31 a 38); la narración en dos niveles (literalmente, uno que ocupa la parte superior de la página y otro la tira inferior), donde se cuenta la confesión de seropositividad de uno de los personajes y la compra de una guitarra eléctrica por otro, entrelazándose al final (pp. 84-89) o la manida versión del “Cuento de navidad” de Dickens, donde a Richard se le aparecen los fantasmas de las navidades presentes y futuras siendo el único personaje de la serie que conocerá el final de los acontecimientos (pp. 91 a 95). El asturiano también se saca de la manga algún virtuosismo como el que se ve en la página 33 (la narración se desarrolla en nueve viñetas sobre el mismo escenario de fondo) o en la página 58 (con la repetición de esquemas narrativos). Si bien Rodríguez no es un virtuoso del dibujo, al menos en esta etapa de su carrera, si domina perfectamente lo que se ha determinado como la principal característica de un buen historietista, la capacidad de narrar una historia en imágenes.

P. 91. El fantasma de las navidades presentes

Paraíso Punk Rock Bar ha sido recientemente reeditada en un tomo robusto por Dolmen (que hará las delicias de los aficionados a eso tan moderno de la “novela gráfica”), con ilustraciones de cubiertas realizadas ex profeso para la ocasión. Buen papel, excelente encuadernación y magnífica reproducción como viene siendo habitual en estos productos menos comerciales de la casa, aunque con un pero: quizás hubiera sido necesario conservar la rotulación manual que sin duda le aportaba menos frialdad que la inadecuada rotulación mecánica usada.

Paraíso Punk Rock Bar es una historieta desasosegante en sus convencionalismos, en su reflejo de una juventud uniforme y preocupada únicamente por la diversión inmediata, por el carpe diem, completamente orientada al éxito sexual. También es una historieta emotiva, atrayente, divertida, espontánea, implicada, trabajada, recordable. No tanto un paraíso idílico como un oasis refrescante.

Creación de la ficha (2009): Javier Alcázar
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
JAVIER ALCÁZAR (2009): "Paraiso Punk Rock Bar. Paraiso perdido (y reencontrado)", en Tebeosfera, segunda época , 3 (29-V-2009). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 28/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/paraiso_punk_rock_bar._paraiso_perdido_y_reencontrado.html