SEAL OF APPROVAL. THE HISTORY OF THE COMICS CODE, DE AMY KISTE NYBERG
JOSÉ JOAQUÍN RODRÍGUEZ

SEAL OF APPROVAL. THE HISTORY OF THE COMICS CODE, DE AMY KISTE NYBERG
A quienes somos aficionados a la historieta nos resulta muy difícil hablar sobre la censura que existió en los cómics estadounidenses, la implantación del sello de la Comic Code Authority (CCA), sin dejarnos arrastrar por la pasión. A fin de cuentas, la censura mató a la mejor editorial de los años cincuenta, EC Comics, robando libertad a la industria del cómic a cambio de una sensación de seguridad y aceptación social artificiales. Nuestros autores favoritos nos contaron mil veces los planes que tenían para sus series y que, por culpa de las rígidas normas del Comics Code, nunca pudieron llevarse a la práctica.
Esto hace que las críticas al Comics Code y a los estudios que previamente atacaron los cómics, principalmente el libro Seduction of the Innocent de Fredric Wertham, sean constantes y durísimas, dejando patente que la censura supuso un trauma para la industria, pero también sus lectores, que sentimos que nos perdimos algo. Desgraciadamente, estas críticas suelen estar fundamentarse más en los gustos y recuerdos de quienes las hacen que en datos concretos, llegando a hacerse afirmaciones que rayan lo ridículo. Así, Les Daniels comentaba en Marvel: Five Fabulous Decades of the World’s Greatest Comics que Wertham, al ser de origen alemán, no entendía los cómics… ¡como si el simple hecho de haber nacido en Alemania imposibilitara a una persona disfrutar con las viñetas! Además, Daniels olvidaba que Wertham llevaba ya tres décadas viviendo en EE UU cuando publicó su libro, es decir, conocía la cultura estadounidense más que de sobra.
En la revista Dolmen nº 28 se ofrecía a los lectores una breve historia de la implantación del Comics Code, donde Wertham era la gran bestia negra, como si una sola persona pudiese convencer a todo un país de lo perjudicial que eran los cómics, obviándose todo el movimiento contra los mismos que existía desde los años treinta. Así, aunque uno simpatizaba con esos textos, no podía evitar sentir que se estaba considerando la censura como un problema intrínseco del mundo del cómic, y la injerencia de Wertham meramente como una nefasta casualidad que hizo que un hombre que no entendía de cómics acabase dañándolos. Pero los cómics forman parte de la cultura popular estadounidense tanto como el cine o la televisión, y es imposible querer estudiarlos sin comprender la época, la mentalidad y los otros medios de ocio.
La aparición de Seal of Approval supuso un soplo de aire fresco, no porque Amy Nyberg sepa mucho de cómics, aunque ciertamente sabe mucho, ni porque escriba con fluidez y habilidad, que lo hace, sino porque justamente ofrece una visión global sobre la censura, los cómics y la creación y posterior evolución de la CCA. Un trabajo que rompe con esa idea de que los cómics son un gueto autosuficiente y que nos recuerda que las viñetas fueron parte fundamental de la cultura estadounidense, y que por lo tanto no podemos estudiarlos como si de un compartimento estanco se trataran. No obstante, la autora sabe desarrollar sus ideas y su explicación sin necesidad de que quienes la lean tengan amplios conocimientos de la historia de los EE UU entre los años treinta y cincuenta, por lo que bastará tener algunas nociones sobre lo que supuso la caza de brujas y el puritanismo de algunos sectores de la sociedad para poder disfrutar plenamente el texto.
El libro se divide en seis capítulos que describen, de manera detallada y coherente, cómo se llegó al Comics Code y qué pasó con el mismo a lo largo de las décadas. El capítulo titulado “Comics, Critics and Children’s Culture” es un extraordinario comienzo que nos recuerda que los conservadores siempre desearon controlar la cultura infantil y juvenil, dejando de lado lo que gustaba a los más jóvenes y ofreciéndoles en su lugar aquellas lecturas que consideraban aceptables, educadoras y forjadoras del carácter. Nyberg deja claro que este tipo de control parte de un pensamiento concreto y busca la formación de unos ciudadanos igualmente concretos, es decir, era una forma de educación que se convertiría en manipulación una vez fuera impuesta. En otro capítulo, “Censorship Strategies”, la autora nos describe cómo se enmascaraba la censura, no solamente en los cómics, sino mucho antes que estos en la literatura, el cine o incluso la radio (y posteriormente en la televisión); un interesante repaso a cómo bajo una buena intención se esconde una forma de controlar y adoctrinar la juventud. Finalmente, la primera parte del libro concluye con “The Senate Investigation”, capítulo que pone de manifiesto que la victoria de los editores de cómics en el senado no fue tal, en tanto que el senado aconsejó que se autorregularan, o lo que es lo mismo, dio pie a que se estableciera una censura encubierta bajo la forma del sello de la CCA.
Para conocer mejor la creación del Comics Code es muy interesante leer “Fredric Wertham and the Comics Crusade”, capítulo que nos muestra cómo el estudio de Wertham no era el análisis ridículo que usualmente se nos presenta (tal vez porque quienes nos lo comentan ni siquiera han hojeado la obra en cuestión), sino que analizaba seriamente la amenaza que los cómics suponían para los valores tradicionales (mujeres fuertes e independientes, sexualidad y homoerotismo, etc.) y se basaba en unas críticas mucho más antiguas, en ocasiones igualmente respaldadas por científicos. A continuación vemos, en “Creation and Implementations of the Comic Code”, cómo se fue más allá de lo originalmente propuesto, y la implantación de los parámetros de la CCA no sólo buscaron acabar con la delincuencia, sino hacer de los cómics herramientas que adoctrinaran a los más jóvenes en sus roles sexuales y sociales (por ejemplo, añadiendo cláusulas sobre la vestimenta femenina, la santidad del matrimonio, etc.). Además, vemos cómo fue organizado y qué criterios pretendidamente científicos se siguieron.
El último capítulo, “Evolution of the Comic Code”, es uno de los más interesantes, pues nos muestra cómo los valores que querían perpetuarse a través de los cómics no eran universales ni inmutables, sino que fueron cambiando con el tiempo, lo que obligó a diversas revisiones del código (por ejemplo, hasta los últimos años ochenta la homosexualidad no podía mostrarse abiertamente por ser considerada una perversión sexual). Las estrategias de las editoriales y artistas para saltarse la normativa del CCA, sumado a las demandas del público, iría minando la fuerza de código.
La lectura de esta obra de Nyberg es un auténtico placer, no sólo porque nos recuerda lo arbitraria que es la censura, sino porque ha sabido hilar un relato complejo cuyas piezas siempre estuvieron sobre la mesa, pero que por una u otra razón siempre se tejió de manera simplista. La única cosa que podemos lamentar es que no se haya hecho un nueva edición, actualizada, donde se estudie qué pasa con el Comics Code actualmente y si los sistemas de autocensura que cada editorial mantiene son o no tan restrictivos como el sello que, durante más de medio siglo, han lucido los cómics estadounidenses, transmitiendo unos mensajes que en muchas ocasiones no eran los que los autores querían ni los que el público demandaba.

 

 

 

 
Ficha técnica:
Seal of Approval: The History of the Comic Code
Amy Kiste Nyberg
University Press of Mississippi
1998
208 páginas
TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2009): José Joaquín Rodríguez
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
JOSÉ JOAQUÍN RODRÍGUEZ (2009): "Seal of Approval. The History of the Comics Code, de Amy Kiste Nyberg", en Tebeosfera, segunda época , 5 (18-XII-2009). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 27/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/seal_of_approval._the_history_of_the_comics_code_de_amy_kiste_nyberg.html