TEBEORAMA. ENTREVISTA A MANUEL BARTUAL
FÉLIX LÓPEZ, MANUEL BARRERO, MANUEL BARTUAL

Resumen / Abstract:
Notas: Entrevista realizada por correo electrónico entre enero y febrero de 2011, con preguntas elaboradas por la redacción de Tebeosfera.

T E B E O R A M A
ENTREVISTA A MANUEL BARTUAL

Manuel Bartual es un autor sorprendentemente prolífico y versátil. Es dibujante de cómics, pero también maquetador, faneditor y diseñador gráfico de sitios web y de todo tipo de libros y revistas. Pero también es humorista gráfico, creador de tiras cómicas o de narraciones breves, de una página. Nuestra entrevista se ha centrado en su labor satírica, pero sin dejar de lado la de historietista ni sus otras vertientes, ya que Bartual es un buen conocedor de todas las facetas de esta industria.

TEBEOSFERA. ¿Qué eres: humorista gráfico o historietista? ¿Qué es para ti el humor gráfico?

MANUEL BARTUAL. Me considero alguien a quien le gusta contar historias, y que ha elegido la historieta como medio para contarlas. Hace poco escuché decir a Darío Adanti que el humor, para él, es la síntesis de la dinámica del fracaso, pequeñas historias que podrían terminar en triunfo pero acaban fracasando. Me parece una definición muy acertada. El humor gráfico, para mí, sería trasladar a viñetas este ejercicio de síntesis utilizando el lenguaje de la historieta.

T. ¿Musas o trabajo?

M. B. En mi caso, el único lujo que me puedo permitir es que la inspiración llegue mientras estoy trabajando, porque desde hace varios años vivo saltando de fecha de entrega en fecha de entrega. Esto no es una queja, sino más bien una bendición. Gracias a las fechas de entrega he dibujado más en estos últimos cuatro años que en toda mi vida, lo que ha supuesto cierta evolución en mis páginas. Noto tanta diferencia entre lo que hago ahora y lo que hacía hace cuatro años como entre lo que hacía hace cuatro y lo que dibujaba hace quince.

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El detective de la SGAE, Bartual homenajeando los tebeos de Bruguera.

T. ¿Qué referentes o humoristas gráficos admiras más?

M. B. Me gusta mucho el trabajo de gente como Mauro Entrialgo, Manel Fontdevila o Albert Monteys. Creo que son grandes herederos de lo que fue Bruguera, gente que de un modo u otro ha sabido adaptar aquel lenguaje a nuestros días. También me parece muy interesante lo que autores como Miguel Noguera o Jonathan Millán andan haciendo, trabajando el humor desde un punto de vista y con unas formas poco habituales. Creo que no conviene perderles la pista. También debería mencionar a los dibujantes que leía de pequeño, los que probablemente acabaron convirtiéndose en mis primeras influencias: gente como Vázquez, Segura, Ibáñez, Raf o Jan.

Ahora bien, mis referentes van más allá de los tebeos. Tan importantes han sido para mí los tebeos de Vázquez como los videojuegos de Ron Gilbert, Tim Schafer y Steve Purcell para Lucas Arts, las novelas de Terry Pratchett que leía en mi adolescencia o series de televisión como Búscate la vida, Seinfeld o Los Simpson. Gráficamente creo que le debo mucho a Matt Groening, e incluso a los personajes de Jim Henson. Todo lo que pasa por nuestras manos acaba dejándonos huella en mayor o menor medida, y me parece muy sano buscar influencias fuera del medio en el que estás trabajando.

T.  ¿Crees que el humor gráfico actual se diferencia del que se hacía en la Transición? ¿Crees necesario conocer este último?

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La nostalgia, el consumo y el cambio generacional.
 
M. B. Sí, creo que hay bastante diferencia entre uno y otro. Las circunstancias y el entorno del humor en la Transición poco tienen que ver con sus equivalentes en la actualidad, y uno y otro, el humor de entonces y el de ahora, son reflejo de su época. Creo necesario conocer el humor que se hacía en esa época de la misma manera en que me parece necesario leer el que se hacía en décadas anteriores, tanto dentro como fuera de España. Últimamente, por ejemplo, ando entusiasmado con la lectura de The Culture Corner, una serie de tiras que Basil Wolverton comenzó a publicar a mediados de la década de los cuarenta en Estados Unidos. Me parece un trabajo verdaderamente inspirador.

T. Pero, ¿te sientes heredero del humor que se hacía entonces?

M. B. No especialmente. Creo que mi trabajo va en otra línea.

T. No obstante, Los humoristas nacidos en la democracia tenéis características comunes ¿no?

M. B. Sí, supongo que como toda generación, somos producto de lo que hemos vivido y consumido. Esto creo que se verá claramente dentro de un tiempo, cuando se pueda ver todo nuestro trabajo con cierta perspectiva. Ahora mismo tan sólo me atrevería a apuntar como característica común la forma en la que muchos trabajamos lo cotidiano desde el absurdo, algo que suelo encontrar de forma más o menos evidente en las historietas de muchos de mis compañeros de generación.

T. ¿En tu trabajo la juventud es una ventaja o un escollo?

M. B. Esto es complicado. La experiencia es un grado, y cuanto más vives y conoces, más fuentes con las que trabajar tienes a tu disposición. Ahora bien, también hay buenos trabajos a los que difícilmente se pueden llegar sin cierta inconsciencia y juventud.

T. Tú eres un caso especial de integración de técnicas tradicionales de trabajo con las más modernas tecnologías. ¿Cómo te has formado tú? ¿Pueden las técnicas digitales arreglar una mala idea?

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  Dibujos de juventud.
M. B. Las técnicas digitales pueden arreglar una mala idea tanto como las artesanales: es decir, más bien poco. No tiene nada que ver una cosa con la otra. En cuanto a mi formación, ésta ha consistido básicamente en dibujar, dibujar y luego dibujar un poco más. De pequeño me pasaba las tardes copiando los tebeos que me gustaban, tenía mis propias versiones de Spiderman o Superlópez. A principios de los 90 asistí a unas clases de cómic que me vinieron bien para ponerme en contacto con gente con intereses similares a los míos. Esto me parece fundamental. Tener gente con la que compartir tus inquietudes y poner en común tu trabajo es una buena forma de motivarte para seguir adelante con ello. Creo que para ser humorista gráfico hay que tener también la vista muy puesta en tu entorno. Todo lo que nos rodea, todo lo que vivimos, es nuestra principal fuente de trabajo.

T. ¿Qué valoras más en una viñeta, el dibujo o la idea?

M. B. Tiendo a valorar más la idea, pero el dibujo ha de estar en sintonía con lo que se esté contando. Una buena idea puede no parecerlo tanto con un acabado que no acompañe. Y en esto del humor gráfico, en muchas ocasiones basta con un dibujo no demasiado elaborado para comunicar bien aquello que quieres contar. Ahí está el webcómic de Cyanide & Happiness, por ejemplo, que utiliza un lenguaje gráfico verdaderamente limitado. Esos mismos chistes con un dibujo más trabajado no funcionarían igual de bien.

T. Elige: ¿Metáforas o escatología?

M. B. Yo diría que ambas. Un buen chiste de Sempé me puede gustar tanto como el chiste más zafio de Vuillemin. El mecanismo que cada uno maneja para conseguir que el lector sonría es muy diferente, pero no se me ocurriría poner a uno por encima del otro.

T. ¿En qué periódicos/revistas te gustaría colaborar y en cuáles nunca lo harías?

M. B. No colaboraría en publicaciones que no me dieran libertad para trabajar. En este sentido me encuentro muy cómodo publicando en El Jueves, donde nunca me han echado atrás una página, y estoy encantado de formar parte de la plantilla de colaboradores de Fluide.G, la nueva revista de Fluide Glacial. Ahora que mis historietas pueden leerse en España y Francia, lo que me gustaría es llegar a más lectores y que mis viñetas se tradujesen para los kioscos y librerías de otros países.

T. Hablando de libertad, ¿qué grado de temeridad crees que debe tener un humorista?

M. B. La que él considere. Creo que no se trata tanto de epatar como de hacer un buen trabajo.

T. Sigamos por esta línea, por favor, pues es interesante. ¿Has sufrido censura o has practicado la autocensura? ¿Cuál crees que es más peligrosa?

M. B. Seguramente la autocensura, aunque ésta suele venir condicionada por el miedo a que un señor decida no publicar tu trabajo o meterte en cualquier tipo de problema. Los casos de censura que más me han incomodado fueron los que me tocó vivir al comienzo de mi carrera, cuando dibujaba mano a mano con Manuel Castaño la serie Con amigos como estos para un suplemento del diario Las Provincias. No fue nada agradable. No nos avisaban, simplemente se limitaban a no publicar la tira en cuestión y colocar en su lugar cualquier publicidad que tuvieran a mano, con lo que durante una temporada nos acercábamos al kiosco sin saber qué nos encontraríamos en el periódico, si con nuestras viñetas o con un anuncio de Automóviles Pepe. Cuando pedíamos explicaciones nos enterábamos de que no les había gustado que utilizáramos según que palabras malsonantes, que empleásemos el término "cuarentón" o que un chiste terminase con su protagonista exclamando "¡Odio las fallas!" por no haber conseguido ligar durante la fiesta valenciana. Los motivos nos parecían siempre verdaderamente absurdos. Tiempo después acabamos comprobando que gráficamente podíamos ser todo lo explícitos que quisiéramos, que podíamos ser más brutos con los dibujos que con los textos, y no había problema. Tal vez el censor que tuvieran por aquel entonces encargado de controlar estas cosas sabía leer, pero no mirar los dibujos.

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Dos tiras de la serie Con amigos como estos. censuradas por Las Provincias.  

T. Si el medio para el que trabajas te dejara libertad para ello, ¿dibujarías a Mahoma en una viñeta crítica con el fundamentalismo? ¿Qué opinas de la portada que dedicó a ese tema El Jueves?

M. B. La dibujaría si se me ocurriese un buen chiste al respecto, si tuviese algo que aportar al tema o viniera al caso hacerlo. La portada me pareció muy acertada, y me sabe mal que mucha gente no la entendiera. Cuando comenzaron a llegar cartas a la revista diciendo "os habéis cagao", resultaba bastante aburrido tener que andar explicando el chiste y recordando, de paso, las veces que Mahoma había asomado ya por El Jueves.

T. Posiblemente seas uno de los autores más emprendedores del cómic español: faneditor, entintador, diseñador, dibujante, humorista, historietista y con propuestas en el campo de la edición y del mercado. ¿Es ése el mejor camino para sobrevivir en nuestra industria?

M. B. No sé si será el mejor camino, pero a mí no me ha ido mal. Comencé a publicar mis propios tebeos porque me pareció una buena forma de comenzar a darme a conocer, y de paso, de obligarme a producir con cierto ritmo.

   
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Otro homenaje a Bruguera: Morón el pollastre, con Castaño para 7 Monos  
Aparte, creo que nunca viene mal tener la cabeza en varios sitios al mismo tiempo, porque todas tus facetas acaban retroalimentándose del resto. De mi etapa como autoeditor en 7 Monos aprendí de primera mano cómo funciona la industria: cómo hay que preparar una publicación para la imprenta, qué porcentajes se manejan, lo importante que resultan las labores de promoción, etcétera. Muchas veces son cosas que nadie te explica y que viene bien conocer y aprender de primera mano. Al final, es algo que me ha venido bien con el tiempo, cuando he acabado profesionalizándome como diseñador e historietista.

T. Fundaste 7 Monos en un momento en el que el fanzinismo generaba productos que se confundían con los tebeos editados profesionalmente. ¿Qué queda, a tu juicio, de toda aquella bonanza faneditorial de los noventa?

M. B. Tal vez Internet haya matado un poco aquel torrente de publicaciones aficionadas que se generaron en los noventa. En cierto modo es normal, claro. Si yo tuviera ahora 18 años, antes que invertir mis ahorros en publicar un tebeo estaría dibujando un webcómic, donde me podría leer la gente por cero euros y sin tener que pelear con imprentas, distribuidores y libreros. La verdad es que en este sentido, Internet te lo pone tan fácil que me parece verdaderamente heroico quien todavía se lía la manta a la cabeza y se pone a autoeditar sus cosas en papel. A mí es algo que me sigue entusiasmando, aunque sea desde el lado del lector. Cuando visito un salón del cómic o las librerías de cualquier país extranjero, el primer sitio en el que suelo fijarme es en la zona de fanzines y autoediciones. A veces te encuentras verdaderas joyas.

T. Parece haber algo de ti en los personajes que hiciste con Castaño para Las Provincias: corazón de artista como Álex, inquieto y revoltoso como Fernando, y erotómano como Miguel. ¡Desmiénteme o no!

M. B. Probablemente sí haya algo de mí en cada personaje de la serie, aunque no sea de un modo demasiado deliberado. Cuando comenzamos a dibujar Con amigos como estos nos apetecía hablar de nuestra generación, de la gente que tenía veinte años a principios de la década pasada. En su momento creo que no fue algo muy meditado, pero visto con perspectiva me parece lo más sensato que pudimos hacer, porque era nuestro primer encargo profesional y, puestos a hablar de algún tema, qué mejor tema que uno que conociéramos bien. Eso sí, yo diría que hay más autobiografía en ¡Escucha esto! que en Con amigos como estos. ¡Y Álex es animal de caza y mujeriego antes que artista!

T. ¿Ayuda la presencia de las obras en Internet verdaderamente para labrarse una profesión o realmente es algo que no se tiene tan en cuenta entre editores y profesionales según tu experiencia?

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  Chiste sobre las nuevas tecnologías.
M. B. Bueno, creo que son un buen sitio para mostrar tu trabajo o andar contando qué andas haciendo. Tal vez sirvan más como canal de comunicación con tus lectores que como herramientas para labrarse una profesión, pero nunca se sabe quién puede acabar leyéndote. A mí me ha salido algún encargo gracias a tener muestras de mi trabajo dispersas por Internet.

Y por poner otro ejemplo que me viene ahora a la cabeza, recuerdo que Joan Marín me comentaba, al poco de publicar la novela gráfica que dibujó con guión de Hernán Migoya, que fue Norma quien se puso en contacto con él al ver lo que andaba subiendo a su blog. La conclusión de todo esto sería que nunca está de más ocupar una pequeña parcela en Internet.

T. Has elegido una línea neutra para hacer tus viñetas, sin modulación en el trazo. ¿Por qué preferiste este estilo de dibujo?

M. B. Es el estilo de dibujo al que he llegado de forma natural, con el que más a gusto me siento. Me gusta el contraste entre el tipo de línea que utilizo y las historias que cuento. Creo que chistes como los que desarrollo en Sexorama no funcionarían igual de bien contados con otro estilo.

T. Dibujas en El Manglar y en El Jueves. Fuera del artículo del título poco se parecen ambas revistas. ¿Tú dibujas para el editor / la publicación o por el contrario dibujas para ti / lo que deseas?

M. B. Yo dibujo pensando en el lector, y procurando pasármelo bien en el trayecto. También procuro no ponerme demasiadas trabas. Tanto ¡Escucha esto! como Sexorama están concebidas como series lo suficientemente abiertas formalmente como para que me permitan ir improvisando cada semana diferentes formatos y estructuras de página. Creo que es importante pasártelo bien con lo que dibujas. El lector lo acaba percibiendo.

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 Probando nuevos formatos en Sexorama... ... y en ¡Escucha esto!

T. ¿Qué tiene de "revolucionario" hoy satirizar la función pública o los usos domésticos de las tecnologías con que nos provee el capitalismo?

M. B. No sabría decirte. En mis historietas creo que no hay demasiada intención revolucionaria. Al menos de una forma verdaderamente consciente. Yo trato de reírme de mí y de mi entorno, y luego ya, cada cual, que aporte sus conclusiones.

T. Tus diseños están por todas partes, demostrando que con la simplicidad y las líneas puras se puede comunicar con eficacia. ¿Qué valoras tú más de los trabajos de diseño?

M. B. Que no estorben, sino que ayuden a transmitir lo que la obra busca. Hay grandes diseñadores a los que admiro que tienen una impronta muy característica, pero en ocasiones, cuando no se tratan de productos propios, lo que se acaba vendiendo es el diseñador antes que aquello para lo que está diseñando. Esto no me parece necesariamente malo, pero generalmente prefiero los equilibrios entre diseño y obra. O directamente, por decirlo de algún modo, que el diseño “no moleste”.

T. El sexo que vemos en Sexorama tiene mucho de costumbrista y se ajusta bastante a los planteamientos actuales de El Jueves desde que se abandonó la línea chusca de Ivà por una más doméstica propia de Monteys. ¿Tú estás de acuerdo con esta opinión sobre la deriva del humor en El Jueves?

M. B. Sí, estoy de acuerdo. A fin de cuentas es la que practico. De no estarlo, con la entrega que supone hacerse cargo de una colaboración semanal, llevaría ya cuatro años pasándolo verdaderamente mal. Creo que todo tiene su momento y lugar. A mí el humor de Ivà y sus coetáneos me gusta y tuvo un papel importante en mis lecturas adolescentes, pero la línea de humor actual de El Jueves me parece bastante adecuada y acertada.

T. Música y cómic, humor y música. ¡Escucha esto! consiste en aunar dos pasiones. Háblanos de esta idea, de cómo la desarrollaste, y de cómo habéis conseguido vender en Francia Sexorama y, ahora, este producto?

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Recopilatorio de Sexorama en Francia.  
M. B. En realidad ha sido Sexorama lo que hemos vendido a Francia. La edición en francés de ¡Escucha esto! es algo que andamos negociando, pero de momento no hemos cerrado ningún acuerdo. De cara a mover Sexorama fuera de España hablé con una amiga editora para que ejerciera de agente. Fue sencillo: preparamos un dossier con una docena de páginas traducidas al francés y se lo enviamos al editor de Fluide Glacial. Esto fue a finales de 2009. Apenas quince días después nos escribió para comentarnos que estaban interesados en la serie, y un mes después, en la edición de 2010 de Angulema, nos confirmaron el debut de Sexorama en su nueva revista. Aparte, decidieron publicar un libro de 96 páginas que se puede comprar en librerías francesas desde el verano pasado.

En cuanto a ¡Escucha esto!, la serie nació como un encargo por parte de la gente que llevaba la web de MTV España en 2007. Conocían mi trabajo por unas tiras que publiqué en Fiber, el periódico del Festival de Benicàssim, y cuando comenzaron a preparar blogs para su web pensaron en mí. En aquel año se estaba publicando Interneteo y aparatuquis, la serie que Mauro Entrialgo estuvo dibujando para la web de El País sobre nuevas tecnologías, y la propuesta fue que hiciera algo en un formato similar pero sobre el mundo de la música. Me costó unas semanas encontrarle el tono, pero desde entonces es una serie que disfruto mucho haciendo. Un poco por esto mismo, tras el cierre de los blogs de MTV España en agosto de 2009, acabé proponiéndole a la gente de El Jueves continuar la serie allí paralelamente a Sexorama. Ya me habían ofrecido hacer algo de música para la revista, así que me pareció el lugar idóneo para continuar con esta crónica de todo lo que rodea a la industria musical.

T. A finales de enero firmabas en Angulema tu libro editado allí. ¿Qué impresiones encontradas sientes con respecto a la industria francesa? 

M. B. Yo diría que la principal diferencia es, esencialmente, cultural.

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  Sexorama en la portada de Linus
Cuando vas a Francia te das cuenta de que allí se percibe el cómic de otra manera, lo que ya de entrada permite manejar unas tiradas y unas plataformas de promoción y distribución que en España todavía nos parecen ciencia ficción. Tengo la sensación de que esto es algo que poco a poco va cambiando, aunque todavía queda camino por recorrer. Espero que no suene a lamento, pero creo que serán las generaciones que nos sobrevivan las que puedan disfrutar verdaderamente de lo que andamos cosechando. Y bueno, dicho esto, también hay que tener en cuenta que Francia no es ninguna panacea. Aquello es una industria seria y exigente, en la que lo que se busca son resultados. Yo, en este sentido, no me puedo quejar: mi debut en Francia ha funcionado lo suficiente como para que sigan interesados en mis historietas, pero podría no haber sido así. También es un buen escaparate para tu trabajo. A raíz de la publicación de Sexorama en Francia, ya hay otro país interesado en traducir mis viñetas. En marzo, Sexorama comenzará a publicarse en Italia de forma mensual, en la revista Linus.

Creación de la ficha (2011): Tebeosfera y Manuel Bartual. Edición de Félix López. Revisión y corrección de Manuel Barrero y Alejandro Capelo. · Imágenes proporcionadas por el autor.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Félix López, Manuel Barrero, MANUEL BARTUAL (2011): "Tebeorama. Entrevista a Manuel Bartual", en Tebeosfera, segunda época , 7 (8-II-2011). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 29/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/tebeorama._entrevista_a_manuel_bartual.html