THE BIG BANG THEORY. SEINFELD: EPISODIO II
ANTONIO SANTOS

Resumen / Abstract:
Notas: Reseña de una serie televisiva muy relacionada con el cómic. A la derecha una imagen de presentación de la tercera temporada.

THE BIG BANG THEORY. SEINFELD: EPISODIO II

Serie televisiva sobre la cotidianidad de cuatro jóvenes genios y su interrelación con el mundo que les rodea y del que, a su pesar, forman parte, sobreviviéndole con comparaciones y metáforas basadas en mundos de ficción filmados o impresos en los tebeos. Pura “CultuPop”.

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  Pantalla de presentación del episodio piloto de la serie, que daba fe de su carácter científico. 
JUSTIFICACIÓN

No es intención de vuestro Scriptor desarrollar un exhaustivo análisis sobre esta teleserie, sino la de apuntar unas cuantas observaciones fruto de su visionado. Estamos en verano y escapar del calor es más perentorio que quedarse a leer un extenso documento que versa sobre… nada. De paso, tentamos la generosidad de esta web, confiando que nos deje manifestar nuestra opinión.
La fundamos en un comentario que VÍCTOR SANTOS (sin parentesco) hace en su prólogo a la reciente reseñada LOS RATONES TEMPLARIOS – LA PROFECÍA, en que alude al protagonista de esta serie.
The Big Bang Theory (o Big Bang, como constaba en la primera temporada) relata el día-a-día de “cuatro fantásticos” de la física y la ingeniería que tratan de sobrevivir a los supuestos de un mundo que les margina por su inteligencia. Para compensarlo, construyen un “intramundo” sellado a las invasiones exteriores, alimentado por un vasto compendio de influencias del cómic y la ficción filmada. Cuando surge un problema, lo metabolizan apelando a un ejemplo leído en LA LIGA DE LA JUSTICIA, BATMAN, SUPERMAN o LOS 4 FANTÁSTICOS, por citar algunos. La estanqueidad de su Universo no es idónea y se rompe (pero sin traumas) cuando un elemento externo (y femenino) irrumpe en sus vidas.

Este hermoso revulsivo los obligará a admitir que el mundo que sintetizan y pormenorizan como viñetas o tramas de ficción no puede resumirse de ese modo y tienen que o sumarse a la corriente o estancarse en algún punto y quizás pudrirse, algo que al protagonista de la serie poco le importa: la construcción de su mundo ideal es tan firme que puede soportar todo esto y algo más.

 

 

La pasión por los tebeos de los personajes de esta serie los convierte en perfectos freaks.

 
YADA, YADA, YADA
 
The Big Bang Theory estrenará su cuarta temporada en EE.UU. en Septiembre de 2010; se compone de tres tandas de entre diecisiete a veinticuatro episodios de unos veintidós minutos de duración, y su trama gira en torno a… nada. En esto, es la heredera directa de la serie icónica de los 1990: Seinfeld, un formato televisivo que resultó revolucionario y cuya influencia se ha ido extendiendo al resto de las teleseries de forma más o menos perceptible. La originalidad de Seinfeld se basaba en que, en efecto, eso, no iba de nada. No se salvaba el mundo; las operaciones a vida o muerte dramatizadas no existían. Era el día-a-día de un grupo de personas (cuatro, fíjate) fagocitadas por su estrambótico entorno, al cual retribuían con dosis de extravagancias particulares. The Big Bang Theory es igual: no vemos la lucha de sus integrantes por el PREMIO NOBEL, o la construcción de la Máquina Ideal de la Eterna Felicidad, o un principio de la física que aúne las distintas teorías sobre el origen del Cosmos (a las que se aluden de forma constate). Relata sus éxitos (pocos) y penurias (muchas) en el combate diario, tratado con cítrico humor y referencias al tebeo y las películas a mansalva, más todavía, no paréis, muchachos, estáis en racha, retorcedlo un poco más, podéis. Es un BLABLABLABLA constante, un lance dialéctico donde el protagonista trata de triunfar siempre, aplastándonos con los argumentos de su vasto arsenal, sazonado con los aspectos de la personalidad característica de cada miembro del reparto, que transforman sus réplicas dándoles una forma colorida y particular.
 
PUESTOS A ELEGIR…
 
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  Sheldon Cooper en acción.

…escogeríamos The Big Bang Theory, saga mucho más agradable y amable, a HEROES, la GRAN SERIE JACTANCIOSA A CÁMARA LENTA (fatuidad que deja para pasado mañana lo que pueden hacer hoy, y repitiéndotelo tres veces, por si aún no te has enterado), aunque, es de advertir, al principio cuesta cogerle el tranquillo. Los diálogos son enrevesados y hay que estar muy, pero que muy puesto, en el tebeo o la ficción en general a la que aluden para paladearlos con toda intensidad. Destacado esto, hablemos del DR. SHELDON COOPER.
Como todo buen MONSTRUO DE FRANKENSTEIN, Sheldon está compuesto de muchos retales. Los más significativos son NILES CRANE (FRASIER), ADRIAN MONK (MONK) y MR. BEAN (ROWAN ATKINSON). Como Niles, el meticuloso hermano del pomposo psiquiatra de las ondas, es escrupuloso, maniático, altanero con la gente corriente (y tiene algo del aspecto físico de DAVID HYDE PIERCE); de Monk (TONY SHALHOUB) copia sus numerosas fobias y la hipocondría, amén quizás de su pasión por resolver misterios, aunque de concepción cósmica; y de Mr. Bean adquiere sus mohines y egoísmo, intercalando algún rasgo de generosidad espontánea, pero pocos, que se pueden pegar. La mente de Sheldon procesa con tal violencia e intensidad que procura distorsionar el entorno, con tendencia a lo inmutable, amoldándolo a su concepción de la vida. Sus victorias en esta lucha son mínimas (y nimias) y, en el mejor caso, pírricas.
Pero Sheldon no es el único que proviene de otras series; su mejor amigo (algo grande para alguien que asegura no necesitarlos), el DR. LEONARD HOFSTADTER, es el RADAR O´REILLY (GARY BURGHOFF) de M*A*S*H, todo él, imitando sus nerviosas y acomplejadas maneras y el fraseo nervioso e indeciso. Aunque lo pretende, y eso han intentado contarnos, no es el “lado humano” de Sheldon, o donde él puede reflejarse: el genio precoz tejano está más cerca del arquetipo de lo que puede parecer.
El organismo que ha abierto el sellado Cosmos de este grupo (más adelante nos referiremos a sus otros dos miembros, que, aunque no exentos de cualidades individuales -y aciertos, sin duda-, tienden a ser un “complemento”, llenos de los estereotipos usuales de estas series) es la vecina, PENNY, otra de tantas aspirantes a actriz y que, mientras llega la oportunidad, vegeta en un empleo convencional (el cual brindará algunas buenas anécdotas). Quizás la mayor virtud de este personaje sea su normalidad, el que sea completamente una persona corriente, y no un icono más de inalcanzable idolatría para adolescentes (o señores más maduritos). Como en Seinfeld (aunque ELAINE BENES –JULIA LOUISE DREIFUS- era de carácter más salvaje), Penny comparte un tramo sentimental con uno de los protagonistas de la serie (Leonard), relación que se frustra quedando luego como amigos. Pero mientras que en Seinfeld funcionó así, en la tercera temporada de The Big Bang Theory la cosa aún escuece en lo vivo y Leonard pelea por recuperar su amor.
Esta relación sentimental, por otra parte, ha tenido un efecto adverso en el personaje de Sheldon: sus “monomanías” y “fijaciones” (que son las que le hacen potable a los televidentes no puestos “en el tema”) le han vuelto esperpéntico; ha empezado a parecer una parodia de sí mismo (más que de C3PO). En vez de interrelacionarlo con el ambiente, han encrespado sus “disfunciones”. Al menos, no han hecho que adquiera celos de la relación entre Leonard y Penny (era de temer). Lo ha aislado aún más en su torre, y adquiere gradualmente los rasgos de DR. DOOM asomado a las murallas del castillo menospreciando el mundo de abajo, ese que codicia someter.
 
RECAPITULANDO
 
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  Los protagonistas de la serie. Abajo, el triángulo más importante. 
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Podemos contemplar la trama central de The Bing Bang Theory como una moderna revisión de un mito clásico: el del tortuoso romance de dos amantes que tienen una disfunción temporal en la apreciación de los afectos de uno por el otro, acabando emparejados, luego rompiendo, volviendo después a reconciliarse... Para evitar caer en una monotonía de encuentros y desencuentros, han incrustado al despótico Sheldon, cuya figura va creciendo conforme se suceden los episodios.
Apurándonos, esta serie puede ser, incluso, una nueva edición de ROMEO Y JULIETA pero sin sangre ni odios familiares, y que traslada sus escenarios a las tiendas de tebeos, segunda residencia de los protagonistas de esta saga.
Era inevitable que STAN LEE apareciera en la serie (tercera temporada), una donde la promoción de las colecciones de DC COMICS es omnipresente.
The Big Bang Theory es una apuesta arriesgada y sorprende su continuidad: ¿de qué va? De freakies de los tebeos. Vaya píldora difícil de dorar y de deglutir en un mercado televisivo dominado por los guaperas y las tías sintéticas de ensueño, desarrollando argumentos más o menos bien llevados.
Destacamos la preferencia de Sheldon por STAR TREK sobre STAR WARS (aunque por doquier veamos sus iconos y se hagan muchos comentarios sobre sus diversos aspectos); esto se explica sencillamente recordando que el personaje que él admira, MR. SPOCK, como Star Trek en sí, es “cerebral”, mientras que Star Wars es “pasional” (“Siente, no pienses”, que diría QUI-GON JINN -LIAM NEESON-).
Atraemos la atención de lector sobre la fractura que se produce en los tres primeros episodios de la temporada uno con los del resto de la serie; aunque maniático, Sheldon aún es humano. En el doblaje, al menos, su voz no es tan chillona. Tiene cierta gravedad y es reposada. A partir del episodio cuatro, adquiere estridencia, al igual que su conducta, más robotizada. Surtimos de un dato significativo cuyas “secuelas” luego desaparecen: la secuencia-prólogo del primer episodio muestra a Sheldon y Leonard dispuestos a hacer una donación de semen. Leonard, grosso modo, le indica a Sheldon que no será algo traumático para él, un experto en “el proceso” manual. Después, Sheldon es recreado como un insufrible hipocondríaco asexuado, pese a su declarada fijación por el ceñido látex de CATWOMAN y otras sicalipsis semejantes.
Disgusta la concesión al “lobby homosexual” que están padeciendo HOWARD WOLOWITZ (SIMON HELBERG) y RAJESH RAMAYAN KOOTHRAPPALI (KUNAL NAYYAR), y cómo los guionistas están retorciendo las cosas para emparejarles. Esto ha hecho que los esfuerzos de Howard por demostrar su heterosexualidad y cumplimentar con los obligados escarceos sexuales que nos impone la sociedad, destinados a justificar que estamos en el bando correcto de la ley natural, lleguen a extremos que superan las extravagancias de Sheldon.

Están ustedes prevenidos: The Big Bang Theory es agradable y honrada sucesora de Seinfeld, otra serie en la que también hablaban de tebeos, pero cuesta, sí, al principio, al menos, entrar en su misterio. Y veamos si en la cuarta temporada no aparecen ya los síntomas de la decadencia. Quizás, muchachos, deberíamos dejarlo mientras aún es divertido…

 

 

 

 

 

FICHA TÉCNICA
 
THE BIG BANG THEORY
GÉNERO: SITCOM
CREADO: CHUCK LORRE, BILL PRADY
REPARTO: JOHNNY GALECKI; JIM PARSONS; KALEY CUOCO; SIMON HELBERG; KUNAL NAYYAR
CADENA ORIGINAL: CBS
ESTRENADA: WARNER CHANNEL, 2007

 

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Creación de la ficha (2010): Antonio Santos. Revisión de J. Alcázar y M. Barrero. · Datos e imágenes tomados de la red.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ANTONIO SANTOS (2010): "The Big Bang Theory. Seinfeld: Episodio II", en Tebeosfera, segunda época , 6 (3-VIII-2010). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 30/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/the_big_bang_theory._seinfeld_episodio_ii.html