ULTRAHUMOR. ENTREVISTA A MIGUEL NOGUERA Y JONATHAN MILLÁN
FÉLIX LÓPEZ, JONATHAN MILLAN, LOMBILLA, MIGUEL NOGUERA

Resumen / Abstract:
Notas: Entrevista realizada por correo electrónico entre enero y febrero de 2011, con preguntas elaboradas por la redacción de Tebeosfera.

ULTRAHUMOR
ENTREVISTA A MIGUEL NOGUERA Y JONATHAN MILLÁN

TEBEOSFERA. ¿Qué es el humor y qué debería ser un humorista?

MIGUEL NOGUERA. Humor es lo que hace reír, humorista el que se dedica profesionalmente al humor; Carlos, de verdad, no entiendo a qué viene esta pregunta. A ver, ven aquí que te peine, ¿dónde has estado jugando?, llevas la ropa llena de florecitas de estas que se pegan.

JONATHAN MILLÁN. Miguel, siempre haces lo mismo, siempre haces este truquito de interpelar directamente al entrevistador.

T. ¿Qué diferencia véis entre un autor de viñetas y un historietista?

M. N. Jorel, no entiendo la pregunta. ¿Un autor de viñetas sueltas con respecto a uno que hace cómics largos? No lo tengo muy claro, a ver, el historietista cuenta historias y el autor de viñetas hace que sea el lector quien construya la historia. No sé, uno trabaja muchas horas sobre el papel y el otro lo hace durante su vida cotidiana: en el supermercado, en la esquina, en el cine...

J. M. No sé, pero ahora mismo sólo tengo ganas de soñar y dejarme llevar, ya verás en la siguiente respuesta. Algo se acerca...

T. ¿Tenéis en mente al lector de la obra cuando la realizáis?

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Colaboración con El Estafador, nº 42, especial "porno".
 
M. N. Sí, desde luego. Siempre tengo en cuenta el contexto y a quién me dirijo. Siempre. Incluso en este preciso instante lo tengo todo en cuenta, todo está calculado.

J. M. Sí, aunque suelo dejarme llevar sin pensar en nadie, de vez en cuando vuelvo y toco casa.

T.  ¿A quién o a qué dirigís vuestra obra?

M. N. Joder, a los modernillos, gente de carrera, padres progres, pintores... grupos como Papá Topo... a Félix de Azúa... no sé... Federico García Lorca... los diseñadores gráficos... NO A LA CLASE OBRERA, REPITO, NUNCA A LOS ALBAÑILES NI A LOS TRABAJADORES FABRILES.

J. M. A una masa abstracta formada de humanos.

T. “El vulgo es necio y, pues lo paga, es justo hablarle en necio para darle gusto”. ¿Estáis de acuerdo con Lope de Vega?

M. N. Claro que sí, hay que hablar claro. Intento que mi discurso lo entienda cualquiera, otra cosa es que se valore, eso ya es más difícil. Mis ideas puede tenerlas cualquiera, y eso no gusta. La gente valora mucho el oficio. Y lo que yo hago no requiere mucho oficio. En todo caso requiere ofidio, pero no oficio, mucho ofidio pero poco oficio.

J. M. Yo he tenido que buscar en el diccionario la palabra vulgo, así que no me preguntes.

T. ¿Qué concesiones estáis dispuestos a hacer para llegar a más público o cuáles habéis hecho ya?

M. N. Estoy dispuesto a convertirme en un hipócrita asqueroso, vaciar mi discurso, ser políticamente correcto, hacer una idea sobre la situación en Botswana, felicitar a Concha Velasco por su cumpleaños. Estoy en esto por el dinero y la fama. Es una estrategia a largo plazo: empiezas como transgresor y acabas abrazando a José Manuel Parada con lágrimas en los ojos. No, en realidad no lo pienso en términos de concesión o no concesión, sino que pongo el límite en mi propio disfrute y en la libertad que se me otorga. Mientras me sienta libre para proceder como un vago soñador, y siga disfrutando con ello, acepto las propuestas que puedan surgir. Aunque éstas sean para hacer humor en el Sálvame Deluxe.

J. M. Dibujar bien.

T. ¿Qué es lo peor de vuestra obra y qué es lo mejor, a vuestro juicio?

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 Otra colaboración con El Estafador.
M. N. Creo que lo peor y lo mejor de mi trabajo es más o menos lo mismo: la levedad a todos los niveles. A nivel formal, a nivel de contenido y a nivel de proceso. La defensa de lo precario y lo intrascendente de mi obra es la parte más profunda del proceso, jaj, paradojas de domingo.

J. M. Ésta me gusta. La voy a contestar en serio. Lo mejor es que cuando me pongo en serio mi obra es realmente una búsqueda de algo (no sé muy bien el qué), y en esa búsqueda estoy dispuesto a atravesarlo todo. Lo malo es que en esa búsqueda hay muchos momentos de estar muy perdido, y eso es una mierda, porque en el fondo busco tener una seguridad muy fuerte en mí y en mi trabajo. Disfruto mucho cuando he dado con algo que funciona y puedo estirarlo sabiendo que es terreno seguro... pero eso se acaba y volvemos a estar igual. Aprender a convivir con estar permanentemente perdido y sacar material de eso es el reto.

T. ¿Qué es lo bueno y qué es lo malo de esta profesión?

M. N. Lo bueno y lo malo es más o menos lo mis... Jajajaj, todas las respuestas a partir de ahora empezarán del mismo modo. Lo bueno puede llegar a ser TODO si la cosa va bien, si va como tiene que ir. Y si no va bien, supongo que lo peor es la incertidumbre y la precariedad laboral, unida a la frustración y al sentimiento de ser una especie de desecho social o de bohemio cobarde e incapaz.

J. M. Mira, había un artista que decía que los artistas tienen el privilegio de poder comportarse de un modo que no se espera de los adultos: aunque eso se da de forma más fuerte en el ámbito artístico, algo de eso hay también en esta “profesión” que no sé muy bien cuál es. Lo que no me gusta, lo que más me molesta, es justamente cuando hay gente metida en este mundo jugando a ser adulta, sobre todo en temas morales son muy pesados. Hay un miedo permanente a no sé qué.

T. Citad un clásico de la sátira que admiréis y, si os atrevéis, citad a otro consagrado que detestéis.

M. N. Cuando era adolescente me gustaban mucho los cómics de Edika. No he vuelto a leerlos, pero me encantaban. Y, ¡coño!, Paco Alcázar es muy, muy bueno.

Detesto los cómics de Álvaro Sant-Saëns, no puedo con ellos.

J. M. Sade (el marqués eh, no la cantante) me parece un maestro. La jugada de Justine, por ejemplo, donde una pobre e inocente virgen describe con horror todas las perversiones que le hacen. Con la excusa de denunciar lo inmoral, Sade (puesto a salvo) puede ponerse las botas a explicar guarradas. Eso me parece sublime. Y Passolini, llevando esa misma jugada a lo político en Saló. Y que deteste… no sé... supongo que la gente del Club de la comedia… cuando el chiste viene de una fórmula no es que me enerve pero me parece tramposo.

T. De los de hoy, de los humoristas jóvenes, ¿quién os  atrae más y quién os resulta indiferente por completo?

M. N. Me atraen los humoristas que arriesgan, que juegan sus cartas al límite, y sobre todo los que poseen una máquina propia, un generador de contenidos y expresiones hecho a medida. Un trajecito de sastre.

J. M. Pues mira, para mí el primero es Miguel Noguera, me parece un maestro. Uy, si está aquí arriba, Hola Miguel... te quiero.

Indiferente no sé, me es indiferente ;)

T. ¿Qué personaje os gustaría ser?

M. N. Ay, Carlos, me gustaría ser un playmobil que descansa. Un guerrero medieval que duerme en una cueva, bien resguardado. También me gustaría ser ese mismo guerrero cuando, antes de acostarse, dispone sus armas en orden sobre un edredón muy liso, recién lavado, sin miedo a que lo ataquen. Ay, Carlos, ¡juventud, divino tesoro!.

J. M. Ja ja, vaya pregunta rara. Me gustaría ser una chica con los pechos muy grandes y poder hacer y pensar exactamente lo que hago y pienso... Seguro que todo mi trabajo se vería de forma mucho más compleja y extraña.

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Viñeta para El Jueves. 
T. ¿Creéis que hay un nivel crítico aceptable del humorismo hoy?

M. N. Hay el que hay, Josué. ¿Qué es eso de “nivel crítico aceptable”? ¿Estamos juzgando yeguas o qué? ¿Estamos en el hipódromo? Hay el que hay, el que toca, el que puede haber. De hecho, más allá de los humoristas, el humorismo está en el mundo. Cada día se inventan nuevas fórmulas y quiebros en los institutos de secundaria, el humor es como la lengua, siempre está en transformación. Apostamos por una Sevilla nueva, una Sevilla preparada para los retos del siglo XXI, una Sevilla cosmopolita y orgullosa de sus tradiciones.

J. M. Mira, lo que dice Miquel ya me vale.

T. ¿Qué opináis del apoyo institucional a este medio? ¿Creéis que los políticos instrumentalizan la creación con sus ayudas?

M. N. Claro, claro, todo es dinero e intereses oscuros. Mira, Yago, mientras me pongan un plato de algarrobas (!) en la mesa y no maltraten a mi familia, yo bailo al son que sea. Aquí si no vas con cuidado te limpian el forro. Yago, soy un pobre niño ignorante en un mundo de clavos oxidados. No me preguntes por el Estado y los instrumentos de poder que me pierdo y hago el ridículo.

J. M. No sé, eso pregúntaselo a Miguel Brieva, seguro que te da la respuesta que buscas (lo digo con todo el respeto, ¿eh?, el tío sabe mucho de estas cosas), yo no tengo ni idea.

T. ¿Un humorista debe tener un sentido ético de su trabajo? ¿Qué principios rigen o cuáles lo limitan?

M. N. Mira, Germán, un humorista es hijo de su época aunque no lo quiera, y eso implica determinados principios y modos de hacer. Para mí, los principios no son algo que uno se ponga a construir o elegir sentado frente a una hoja de papel. ¿O sí? Ahora no lo tengo muy claro. De todos modos, mi trabajo sigue determinadas premisas creativas como, por ejemplo, cierta ley del mínimo esfuerzo, algo de amoralidad (que es estructural, no tanto un objetivo expresivo) e indiferencia hacia los discursos críticos o aleccionadores, discursos “con mensaje”, como se les suele llamar.

J. M. No sé a qué te refieres con ético, pero si se trata de ser fiel a uno mismo, evidentemente creo que sí. En mi caso, la forma de calibrar si voy por buen camino es la diversión; si me divierto, vamos bien; si no, es que otros motivos poco honestos han cogido las riendas.

T. ¿Hay vida más allá de El Jueves...?

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 Tira para la sección "Gas de la risa" de El Jueves.
M. N. Buf, mira que para mí El Jueves prácticamente no existía hasta que nos propusieron participar en “El gas de la risa”. No lo leo nunca. Así que... ¿Qué hacemos con esta pregunta, Ramón? ¿Nos la comemos con patatas?

J. M. A ver, hace ilusión estar en El Jueves, pero me pasa un poco como a Miquel, yo sí que compro El Jueves, pero sólo leo nuestra tira, la de Jorge Parras, Alcázar y poco más. Me siento un poco en la fiesta de otra gente.

T. ¿Se practica hoy en los periódicos humor de cámara?

M. N. No entiendo la pregunta, en serio. Es muy técnica. Humor de cámara. Camerata nocturna. La cámara de los horrores. Déjame en paz, ¡déjame vivir!.

J. M. Sí.

T. ¿El humor es malhumorismo, como dijo Unamuno?

M. N. Claro, siempre. En última instancia, el humor se ríe de la muerte y las desgracias. Esa carcajada in extremis ante la Dama de Negro. Cuando llegue la guerra, que llegará, yo me volveré loco, pero antes soltaré unas carcajadas desesperadas.

J. M. No sé.

T. ¿Pueden los humoristas contribuir a solucionar los problemas de la sociedad al plantearlos...?

M. N. No. Para nada. Oye, ¿me prestas la grabadora? Tengo que ir con el SEIP a una casa abandonada de Colmenar Viejo donde se escuchan lamentos. Te la devuelvo el martes. Por favor, Marcelo. No me hagas quedar mal.

J. M. Ya veo por dónde vas: bonita imagen, los locos iluminando al pueblo justamente por ser locos y tener otra visión de la realidad. Bonita imagen.

T. ¿Qué viñeta os llevaríais a una isla desierta si sólo pudiérais llevaros una?

M. N. Me llevaría un dibujo de los de Wally. Un póster, a ser posible.

J. M. Una bien guarra.

T. ¿Hay plagio entre los humoristas españoles (o mucho homenaje)?

M. N. No lo sé, no lo sé. Te juro que no sigo demasiado la escena humorística. Si hay plagio, bien venido sea.

J. M. Lo dices como si fueran una especie de gremio de viejos envidiosos y mezquinos. No lo sé, la verdad.

T. Decía Chumy Chúmez más o menos que quien ama la actualidad perece en ella… ¿Estáis de acuerdo con él? ¿Qué temas preferís, actuales o intemporales?

M. N. La locura, los objetos truncados, los ancianos... El ridículo dramático. El bodegón desgarrado. La Muerte.

J. M. Me siento cómodo con escenas de caza.

T. ¿Sois conscientes de la gran tradición y calidad del humor gráfico en España, tanto en prensa como en revistas (desde La Codorniz, por ejemplo, hasta El Jueves)? ¿Cómo influye esa tradición en vuestro trabajo?

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Chiste de Hervir un oso.
M. N. No soy muy consciente, la verdad. Tengo algunos TBOs, eso es todo; pero, claro, iban dirigidos al público infantil... “Codorniz La”, ¿no? Es lo único que sé, que una vez cambiaron el orden del título porque a un nieto de Franco le hicieron lo mismo en los apellidos: le pusieron Francis Franco, en vez de Francis Martínez-Bordiú... Me lo explicaron en literatura en segundo de BUP. Después ya nada... Inconsciencia absoluta.

J. M. Pues no, no soy nada consciente, no conozco La Codorniz. He leído algún cómic de Filemón, el dibujante.

T. Os movéis en muy diversos medios: vídeos, monólogos, libros, revistas (El Jueves), publicaciones digitales (El Estafador), internet (vuestros respectivos blogs), etc. Nos interesa saber en cuáles de ellos trabajáis más cómodamente y por qué.

M. N. Me lo paso mejor cuando me dejan libertad total y un espacio suficientemente extenso. Donde más disfruto –lo que se dice disfrutar– es en el Ultrashow. Aunque el formato libro también es muy buena cosa.

J. M. Lo que peor llevo son las tiras, espacio restringido, expectativa de gag… fatal. Con lo que me siento más cómodo es cuando se me permite jugar con texto y dibujo (para mí una cosa alimenta a la otra) y con el espacio que la idea necesite, si no es así tengo la sensación de dejar a la idea coja. Cuando hago portadas o ilustraciones llego a lugares que me gustan bastante, aunque siempre echo de menos poder decir una última coletilla, algún pequeño comentario de mi propio dibujo. No sé por qué me pasa eso, la verdad, es como que ya me parece bastante complicado transmitir lo que quiero como para además soltar la información en plan poesía y que se entienda lo que se entienda. Yo necesito que se entienda lo que quiero decir sin lugar a dudas. Si hiciera pelis se estrenarían en el cine con el comentario del director incluido, tendríais que escucharme por mis cojones, no queréis saber cuál es mi mirada? Pues, joder, no os voy a dejar escapatoria. Todo o nada.

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Dos muestras de Hervir un oso.

T. Si tuvierais que anotar en una etiqueta una palabra para definir el trabajo que desarrolláis, ¿cuál escribiríais, sabiendo que después tendríais que llevarla en la frente mientras dure el adhesivo?

M. N. Joder, las putas etiquetas. Yo pondría MIGUEL NOGUERA, pero eso no tiene sentido. Cualquier etiqueta preparará el terreno para que algún desgraciado se cuestione si lo que haces es coherente con lo que dices ser. En todo caso, si tuviera que llevarla durante el resto de mi vida pondría ARTISTA/HUMORISTA, con la barra... Pero vaya mierda, ¿no?

J. M. Ja ja, “mientras dure el adhesivo”, que mente más retorcida tenéis. Pues yo qué sé: GENIO TRABAJANDO sería una buena hostia a mí mismo.

T. ¿Os identificáis con algunas de las etiquetas que en ocasiones se os han aplicado, como “humor posmoderno” o “nuevo humor”?

M. N. Ambas etiquetas juegan a mi favor, porque tienen un halo como de “cosa experimental” o “si en vez de risa te provoca incomodidad, también es válido”, y como lo que hago no siempre busca hacer reír, pues no me vienen tan mal. Aunque las etiquetas son una cuestión periodística, o crítica. No puedes controlarlas. La verdad es que no me identifico plenamente con ninguna etiqueta, porque no me debo a una sola tradición... Bueno, si me abrís mucho el culo, me debo a la tradición judeocristiana.

J. M. Bueno, creo que eso va más por Miquel, a mí como mucho me ponen como el tío que dibuja muy bien las ideas de Miguel Noguera. Pobres diablos, si ellos supieran.

T. Mucha gente califica Hervir un oso como “inclasificable”. No es cómic, no es humor gráfico, ni siquiera son humorísticas muchas de las “ideas” que presentáis… ¿qué es, cómo lo clasificaríais?

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Doble página de "El exorcista", parte de una de las "ideas" incluidas en Hervir un oso.

M. N. Hervir un oso es un libro fenomenológico. Es una colección de momentos de nuestra consciencia que nos parecieron bellos. Bellos porque distorsionaban el modo habitual de interpretar la realidad y señalaban nuevos espacios. Espacios desprovistos de un contenido irónico o satírico, espacios singulares que no simbolizan nada, que no remiten a nada más que a ellos mismos.

J. M. Aparte de la sobrada que se ha marcado Miquel, creo que justamente es inclasificable porque no pretendíamos hacer ninguna de esas cosas. Nosotros queríamos contar ideas que nos parecían chulas, y nos pareció que si además las dibujábamos serían todavía más chulas. Eso generó el formato.

T. Vuestro libro contiene, entre otras cosas, niños suicidas, gatos poderosos, pederastas mágicos, zombis ilustres, sectas subterráneas, perros católicos, olores en 3D, ciegos malvados, viudas vengativas, pedos inocentes, pipí hervido... ¿Qué opináis de Freud?

M. N. Mira por dónde, estoy terminando de leer La histeria de Freud (la histeria de él). Los historiales clínicos de Freud son relatos extraños: esas mujeres histéricas, sus vivencias, Freud como un detective del cuerpo femenino histerizado, un exorcista asombrado... Está todo muy bien. Es cierto que algunas ideas beben del mecanismo histérico.

J. M. Lo que sé de Freud es porque me lo ha contado Miquel, yo no leo nada, siempre trato de que los demás que han leído cosas me las cuenten.

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Freud en Hervir un oso. Muestra de uno de los bocetos incluidos en el libro.

T. ¿La inclusión de páginas con ideas abocetadas es para que conozcamos el génesis o porque no “cabían” de otra forma en el libro?

M. N. Esas páginas son transcripciones de las páginas a bolígrafo donde pasaba a limpio las ideas. Nos pareció bien que hubiera cambios de ritmo en el libro para enfatizar en el hecho de que las ideas eran virtualmente infinitas, y que podían poblar la página de un modo más comprimido. Queríamos hacer visible que, más que crear un estilo, o una forma, se trata de transmitir información.

J. M. A mí me gustaba, por un lado, el aura misteriosa que tenían aquellas ideas que no siempre se explicaban del todo, me gustaba la sensación de que cualquiera de aquellas ideas podría haberse escogido y desarrollado en color. Esa base de datos en sucio nos parecía muy bonita. Además, como dice Miquel, le daba ritmo y frescura al libro y apuntaba a que había infinitas ideas.

T. ¿Cuál fue el criterio, si lo hubo, para incluir algunas ideas y dejar fuera otras?

M. N. Esto pregúntaselo a Jonathan, que es el que lo hizo. A mí no me mires.

J. M. Funcioné con total libertad, escogí ideas propias que me parecieron potentes, y de las de Miquel, las que me apetecía dibujar o de las cuales se me ocurrían posibles desarrollos. Desde el principio tuve claro que no me interesaba ilustrar las ideas de Miquel sin más, quería que el dibujo ampliara y potenciara la idea. Gran parte del tiempo se me fue ahí, en cómo apañármelas para cada vez buscar una nueva fórmula para contar las ideas.

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Idea sobre Stephen King que no fue finalmente seleccionada para el libro.

T. ¿Habéis trabajado juntos el apartado gráfico o Miquel propuso el texto y Jonathan elaboró el dibujo?

M. N. No, Jonathan hizo el libro a partir de ideas suyas y mías que previamente había seleccionado. Yo redacté los textos, pero podría haberlos redactado cualquiera, porque son meramente descriptivos.

J. M. Lo que teníamos claro es que queríamos que el texto fuese lo más frío y descriptivo posible, como en los dibujos, casi tenía que parecer que no había nadie detrás de aquello, que era información pura. Ni estilo, ni mierdas, máquinas.

T. ¿Por qué el cambio de título de “Todo este hueso es mío” a “Hervir un oso”?

M. N. Porque “Hervir un oso” es en sí una idea, la primera idea del libro, por eso  lleva el “1” antes (hay gente que llama al libro “Uno Hervir un oso”). En cambio, “Todo este hueso es mío” no es una idea, es sólo un fragmento de una idea que no llegó a publicarse. Nos pareció más coherente aprovechar incluso el título para explicar una idea, ya sabes, por el rollo ese de transmitir información.

J. M. A mí me gustaba el título de “Todo este hueso es mío” porque era una frase rara, decir “todo” antes de hueso es absurdo y redundante, y bueno… es que la frase cuesta tragarla, se te queda como fuera del cerebro y es difícil de sacarle el contenido, por eso me gustaba. Pero luego, al elaborar la portada, pensamos que sería muy chulo que hubiera una idea muy visual que se explicara en la portada mismo y que fuese de paso el título. Como decía antes, buscábamos máquinas, tratamos de crear una máquina perfecta, que no hubiera decisiones sino lógica aplicada. Yo qué sé, aspiramos a un mundo mejor, un mundo de tecnología y matemáticas.

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 Idea que no llegó a publicarse que inspiró el título provisional de "Todo este hueso es mío".

T. ¿Qué preguntas echáis de menos en las entrevistas que os hacen?

M. N. Me gustan las preguntas personales de índole factual, como “¿te levantas pronto?”, “¿te gustan los animales?”, “¿cómo eras de pequeño?”... Preguntas de las que sabes la respuesta, preguntas que no te obligan a pensar estupideces. Pero ahora no aprovechéis para enviar otra remesa de preguntas, jodidos.

J. M. A mí me gustan preguntas que traten de llegar al fondo del asunto, casi a nivel terapéutico: “¿por qué realmente haces esto?”, “¿qué buscas?”... eso es lo que a mí me gustaría saber de la gente... preguntar directamente al interior del cuerpo, todo lo otro son consecuencias de ese impulso inicial

T. ¿Qué obra estáis haciendo y cuál tenéis por hacer?

M. N. Acabo de terminar Ultraviolencia, mi primer libro en solitario. Lo edita Blackie Books. Son unas trescientas ideas con texto a máquina y mucho dibujo a boli. Ahora preparo un Ultrashow con ideas cantadas con acompañamiento musical, y quién sabe si el mañana nos deparará más libros, o más canciones.

J. M. Pues estoy con varias cosas a la vez, acabando un videoclip de animación para Mendetz, portadas para BlackieBooks, y colaboraciones varias. Y si todo va bien hay un proyecto de futuro libro con el cine como eje central que me hace mucha ilusión. Me gusta mucho el cine.

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Cubierta de Ultraviolencia (Blackie Books, 2011), de Noguera. Portada de Millan para Amor se escribe sin hache.
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Creación de la ficha (2011): Tebeosfera, Miguel Noguera y Jonathan Millán. Edición de Félix López. Revisión y corrección de Alejandro Capelo y Lombilla. · Imágenes de distintas fuentes de internet, principalmente de los blog de los autores.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Félix López, JONATHAN MILLAN, LOMBILLA, MIGUEL NOGUERA (2011): "Ultrahumor. Entrevista a Miguel Noguera y Jonathan Millán", en Tebeosfera, segunda época , 7 (4-III-2011). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 30/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/ultrahumor._entrevista_a_miguel_noguera_y_jonathan_millan.html