TEBEOSFERA \ TEBEOTECA \ DOCUMENTOS  \  ENTREVISTA

ENTREVISTA A ANDRÉS RÁBAGO / EL ROTO

Entrevista practicada por María Santana, Antonio Ramírez, Javier Mora Bordel y Manuel Barrero en Sevilla, el 14 de noviembre de 2002.


El Roto en su muestra en Sevilla

Cartel de la exposición de El Roto en Sevilla, en XI 2002

[ Imagen superior: Andrés Rábago (en el centro) en la inauguración de su exposición en la Casa de la Provincia de Sevilla; a su derecha, miembros de Engranajes; a su izquierda, organizadores de la muestra.
Imagen derecha: Cartel de la exposición. Fotografías © 2003 M. Barrero ]


En noviembre de 2002 tuvo lugar en Sevilla el III CONGRESO IBÉRICO SOBRE GESTIÓN Y PLANIFICACIÓN DEL AGUA. La Directiva Marco del Agua: realidades y futuros, cuyo programa organizaron las universidades de Sevilla y Pablo de Olavide para ser desarrollado entre los día 13 y 17 de noviembre. Entre las sesiones, comunicaciones, seminarios y demás actividades fue prevista una exposición: El agua en la obra de El Roto, muestra de dibujos de Andrés Rábago que fue ubicada en la Casa de la Provincia, sita en la Plaza del Triunfo, 1, en la cual cupieron una treintena de viñetas originales -salvo alguna copia excepcional- de El Roto, casi todas ellas escogidas entre las publicadas en El País, y todas ellas relacionadas con el agua.
El Roto estuvo presente en Sevilla el jueves, 14 de noviembre, día en que fue inaugurada oficialmente la exposición, a las 12:00 horas. Y aprovechando su estancia de unas horas en Sevilla, algunos compañeros del colectivo Engranajes y Manuel Barrero, director de la revista electrónica Tebeosfera, conseguimos mantener una conversación mucho tiempo deseada: pudimos hablar con este genial artista que es OPS, Ubú, Jonás, El Roto... dirigiéndonos al pensador, al filósofo que intuimos tras sus obras
.

Antonio Ramírez: Usted ha declarado en numerosas ocasiones que no es un humorista. Sin embargo, si se siente identificado con una larga tradición satírica que incluye artistas de lo social como Goya, Daumier, Grozs...

Andrés Rábago: Efectivamente, el humor no es un género que yo practique. Yo practico la sátira. La sátira, naturalmente, puede contener humor, pero también otros ingredientes. No me siento cómodo con el término de humorista, que rechazo, pues ha quedado inutilizado por el uso que se le ha dado. Dibujante de sátira creo que es mas adecuado. También, en algunos periódicos los llaman dibujantes de editorial. Esto tampoco me gusta porque normalmente se asocia con algo que a mí me da escalofríos, que es el dibujante que está al servicio de la redacción para reflejar la opinión de la línea editorial del periódico.

Yo sostengo que el dibujante de sátira debe ser libre a la hora de elegir los temas, de elegir el enfoque que les da y la posición que tiene ante ellos. Otra cosa es que la posición del dibujante, lógicamente, no puede ser en todos los casos contraria a la línea general del periódico para el que trabaja. Porque si no eso desembocaría, en no demasiado tiempo, en una posición encontrada que sería incomoda tanto para el que dibuja como para el director del periódico.

AR: En su obra los intelectuales no salen muy bien parados, merecidamente en nuestra opinión. Según usted ¿qué papel deben desempeñar los intelectuales en esta sociedad del espectáculo? ¿Hasta que punto son culpables de la situación actual?

R: Primero tendríamos que definir que se entiende por intelectual. Yo creo que toda persona que utiliza su inteligencia de algún modo está ejerciendo esa labor. OEl Rototra cosa es que el intelectual sea un especialista en el terreno de la reflexión. Pero yo opino que la reflexión debería ser algo común en los hombres. No creo que debamos formar un gueto aparte los que nos dedicamos de algún modo a pensar, sino que formamos lo que podría ser la avanzadilla, el liderazgo en una línea de reflexión sobre  los problemas, sobre las cosas que están ocurriendo, que ayuden a los demás, a otras personas a clarificar sus propias ideas, a darles forma a algo que pueda estar más o menos de modo nebuloso en su pensamiento.

De algún modo  nosotros somos los parteros de las ideas, pero no somos los que las hemos fecundado. Cada persona debe fecundarse a sí misma. Aunque, luego, a la hora de parir necesitemos de la ayuda de la matrona, que en este caso es eso que llamamos el intelectual.

María Santana. Siempre nos ha sorprendido la importancia que ha tenido para usted la filosofía o los filósofos. Por ejemplo, ahora que estaba haciendo referencia a Sócrates con su símil de la matrona. También nos damos cuenta de la ausencia de cualquier reflexión ya sea crítica o no en el entorno de los medios de comunicación. Al fin y al cabo la filosofía se ha convertido en una disciplina académica más.

R: Cuando te dedicas a pensar te das cuenta que pensar no es fácil. Muchas veces damos por pensamiento lo que no es más que la reiteración de lo que otros han pensado a lo que simplemente hemos dado una leve tintura personal. Pero pensar es algo muy complicado. Porque las líneas ya marcadas son líneas muy profundas. Y, entiendo que pensar debería ser hacerlo fuera de las líneas ya marcadas, por eso es tan difícil. De hecho nosotros mismos, nuestra propia mente tiene unas líneas ya establecidas a través de la educación, de la información recibida que son como las marcas de las ruedas de los carros, de las que es difícil salir. Sin embargo, eso que llamamos reflexión solamente se produce en campo abierto, si no es así, yo no lo llamaría reflexión, lo llamaría pensamiento.

MS: Entonces el verdadero pensamiento estaría en lo marginal, lo fuera del margen por así decirlo, fuera de lo establecido.

R: Las palabras, cuando nos damos cuenta, están cargadas de contenidos de los que hay que liberarse. La palabra marginal tiene hoy en día un contenido, un contexto que la hace también casi inútil. Pero sí, en el sentido más original, efectivamente, lo marginal, lo que todavía no ha sido hollado, lo que todavía es terreno sin conquistar, es el terreno propio de la reflexión y de la meditación. El terreno no conquistado es infinitamente mayor y más rico que el terreno ya habitado. Sin embargo, es verdad que a la hora del vivir cotidiano tenemos que hacerlo en un terreno común. Es decir, de algún modo hay que convertir en ciudad, en lugar habitable, lo que está fuera. Ese es el trabajo del filósofo y del pensador.

AR: En su obra gráfica podemos observar una evolución donde la palabra va ocupando cada vez más un puesto preferente respecto a la imagen. Sin embargo ¿ha logrado El Roto el equilibrio perfecto entre imagen y mensaje? ¿Hasta que punto piensa que la imagen ha perdido, por sí misma, poder de subversión?

R: Vivimos en un medio bastante acelerado. Y ese tipo de trabajo que haces no es algo que se haga en el vacío, sino que intentas llegar a un número, a unas personas determinadas que también tienen sus limitaciones. La utilización del lenguaje facilita esa comunicación en unos niveles de cognición suficientemente inmediatos. Pero mientras que el contenido de una imagen sin palabras siempre resulta más difícil, más ambiguo, también en ciertos aspectos es más rico. Es verdad que los mejores dibujos son aquellos que no llevan texto pero en el trabajo de un periódico eso sería casi imposible. Es por ello, por lo que El Roto, que trabaja directamente en la prensa necesita la utilización de la palabra. Pero el dibujo ideal sería aquel que no necesitara la utilización de palabras.

Manuel Barrero: Como en “Cajero automático”, sección en la que no utiliza palabras

R: El Cajero automático tiene que ver con esa línea en la que la indagación es mas plástica que meramente ideológica o de pensamiento. Entonces yo siempre he querido guardar un terreno para lo que es la indagación de la plástica. Si bien es verdad que en cada dibujo intento llegar al máximo de la expresividad, en estos concretos que mencionas, es la imagen la que predomina. Por lo que yo he visto de otros dibujantes me he dado cuenta que lo que al final queda (de quedar algo) es el dibujo plástico y algo de su contenido. La parte, que podríamos llamar de texto, normalmente tiene una más rápida decadencia. El dibujo en cambio, si es un buen dibujo, el periodo en el que se mantiene es muy largo y puede ser en algunos casos incluso infinito. Lo que hoy queda de los grandes dibujantes  básicamente es la calidad de su dibujo por encima del sentido del humor que en cada momento  haya habido. Porque no nos hace gracia lo que en aquellos tiempos hacía reír, excepto los muy grandes, los realmente importantes.

AR: Si Ops pertenece al terreno de la imaginación, de los sueños y las pesadillas: lo surreal, y El Roto es lo racional, la reflexión crítica ante todo, ¿en qué lugar se encuentra Andrés Rábago?

R: Independientemente de que hay más estratos, yo creo que cada uno de ellos intenta indagar en diferentes niveles en que el hombre se puede mover. Cuando estás un poco más metido en el territorio del autoconocimiento te das cuenta que tenemos una serie de niveles de comprensión de eso que llamamos realidad que son distintos en cada uno de esos estratos. El intento de englobar todos ellos de una misma manera, en un mismo lenguaje, me ha parecido que resultaba excesivamente confuso. Es por eso que he intentado que cada uno de los estratos tenga su propio lenguaje y su propia codificación a la hora de hacerlos imagen.

Entonces, en ese aspecto, Ops estaría en el terreno de lo psicológico, de lo emocional, de lo no racional. El Roto estaría en lo más superficial, lo más cotidiano, lo más aparentemente inmediato. Y Rábago se encontraría en la zona de lo estrictamente sagrado, que reivindico y al que intento, de alguna manera, ofrecer mi esfuerzo. Un terreno del que creo que estamos muy necesitados, que ha sido ocupado por unas series de instituciones que no tienen realmente nada de sagradas y que por el contrario han usurpado su nombre, como dice el texto, en vano.

La recuperación de lo sagrado en nuestra sociedad actual es una de las pocas salidas que tiene para poder reorientar la dirección en la que nos movemos. Este sistema está abocado, como todos más no menos intuimos, a su aniquilación y destrucción. Y entiendo que el esfuerzo de recuperación tiene que venir por algo que siempre ha existido, que es la relación trascendente con la naturaleza por supuesto, pero también entre nosotros mismos. Y en la relación íntima con nuestro propio ser, es donde hay que trabajar con más ahínco. En la medida que puedo lo hago en esa otra forma de expresión, que es la pintura y que es Rábago.

[ continua en siguiente página ]


VÍNCULOS:

Ficha de El Roto

Entrevista
Artículo, de Diputación de Málaga

Reseña de Pabellón de Azogue y galería

Reseña de El Fogonero del Titanic

Reseña de Diego Marín
Galería en el sitio "no oficial" de J.M. Aznar


[ © 2003 Engranajes, para Tebeosfera 030131 ]