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CARLOS TRILLO: SER GUIONISTA EN ARGENTINA...Y DE HISTORIETAS.

Entrevista practicada por Diego Agrimbau y Laura Vazquez en abril de 2002.

Una de las más memorables obra de Carlos Trillo

[ Una de las obras más recordadas de Trillo, El último recreo, en su edición argentina. Imagen © 2002 Horacio Altuna


Carlos Trillo es no solamente uno de los historiadores y teóricos más importantes de la historieta Argentina, también es uno de los guionistas más importantes del país y posiblemente uno de los mejores escritores de cómics vivos de la historia. En la presente entrevista, practicada por dos avezados conocedores de la obra de Trillo y de la historieta argentina, se incide en las cualidades narrativas del guionista así como en sus puntos de vista teóricos sobre el medio

1. Autores y lectores: códigos, desvíos y  lecturas

Diego Agrimbau y Laura Vazquez- ¿Cuál es la relación posible entre un lector y un autor de historietas?

Carlos Trillo- Hay un vínculo de intimidad con el lector de historietas que no puede sostenerse desde una gran editorial. Esto es lo que saben hacer bien las empresas de autor o las ediciones independientes. Saben dialogar con los lectores. Los lectores de historieta son especiales y tienen sus mañas. Los autores / editores saben de esto porque forman parte del ambiente. En general, las buenas revistas de historieta o de humor son fruto de aventuras repentinistas. Son producciones “cálidas”, por decirlo de alguna forma. Landrú no tenía qué poner en una página y decía con absoluta franqueza “y bueno, la dejamos en blanco”. Entonces, luego en la editorial vos leías: “no teníamos dibujos para la página cuatro, disculpas querido lector”. Lo mismo si se censuraba una historia. Si revisan las revistas de la dictadura, van a encontrar muchas editoriales o notas aclaratorias “esta historia no salió porque fue censurada”. El autor y el lector de historieta siempre establecen una comunicación secreta. El lector lee cosas que no están dichas, hay un código. En el caso del “Loco Chávez”, en el período de la guerra de Malvinas, habíamos dejado la historia adelantada tres o cuatro meses porque apenas estalla la guerra Altuna se va a vivir a España. Todo lo que estaba hecho, ya estaba hecho. Si embargo, la gente decía «¡aha!... ustedes están queriendo decir de la guerra ésto o aquello». Leían lo que querían y eso es bueno. Las miradas del público acerca de una historia ficcional son libres....porque la guerra no había estallado cuando escribimos la historia. Pero cuando leyeron, había lecturas de esa guerra.

DA/LV- ¿Es posible que buscaran en los desvíos o en las fisuras de esas historias aquello que en los medios masivos oficiales les estaba vedado?

CT- Puede ser...yo lo que nunca tengo claro es si estas cosas colaboraron con algo, me refiero, a salvar alguna vida. Lo que si sé es que por lo menos algunas de estas historias ayudaron a leer más libre. Aunque no derrocaron al régimen, aunque no fueron armas de fuego contra el sistema, las historietas de la época ayudaron a pensar. Cascioli debe andar muy cerca de la idea de que HUM® o Fierro fueron revolucionarias o contraculturales. Yo no coincido con esa idea. Los regímenes dictatoriales caen por cosas más grandes que un puñado de revistas.

DA/LV- ¿Qué historietas leía en su adolescencia?

CT- Yo compraba Misterix, Patoruzito, Hora Cero, pero nunca soporté las revistas de Columba. Nunca pude leer ni una sola historieta de esa editorial. Eran historietas con mucho texto y aburridísimas. Sus editores tenían la teoría de que una revista te tiene que durar entre “el Once y Moreno”. Textos redundantes e insoportables, como por ejemplo: «sintió que en su interior se quebraba un hilo delgado que lo unía a la vida». La gente leía en el transporte como ahora lee manga. Seguramente no tiraban sino que las canjeaban por otras. Era un modelo que funcionó muy bien. Algunas de estas viejas revistas llegaron a vender más de 250.000 ejemplares. Su período de agonía fue largo. No se cayeron del primer piso. No se estrellaron enseguida.

DA/LV- ¿Por qué desapareció ese modelo de revistas?

CT- Porque ya las historias de diez páginas no sirven. Lo que hacía Fierro, historias cortas,  no funciona. En el mundo desapareció lo que los italianos llaman la “revista contenedora” [con historietas “de continuará”]. Lo que actualmente sobrevive, en el mejor de los casos, es un monográfico. Una historieta fuerte con un personaje favorito. En Italia hay algunas revistas que venden medio millón de ejemplares hoy en día. A mi no me gustan, son para italianos. Así como Patoruzú, en una edición recientehay que ser argentino para entender Patoruzú hay que ser italiano para entender Tex. Es un western de 96 páginas, a mi entender,  aburridísimo. Cada mes, sale una historieta nueva, a la vez, salen mensualmente cuatro ediciones distintas de “los grandes éxitos de Tex”: “Tex para recordar”, “El número nuevo de Tex”, “Las grandes historias de Tex” y no sé cuántas más.  Vos vas a tomar un café y ves que es un suceso. ¡La gente comenta las cosas que hace Tex!. «¿Viste que al tipo lo agarran del cuello y viste que el otro hace tal  cosa?». Los franceses, en cambio,  hacen carísimos libros. El promedio es de tres por día, es decir, mil libros de cómics todos los años. Los cómics se compran para coleccionar, van a las bibliotecas de los hogares. Hay que tener en cuenta que el poder adquisitivo de los franceses es mayor que el de los italianos y muchísimo mayor que el de los argentinos. Los italianos tienen una lectura antigua, muy clásica, muy cincuenta. En Francia abominan de los dibujantes argentinos porque dicen que son “muy italianos”. He escuchado a editores decir: «éste no me sirve porque tiene estilo italiano». Es por la forma de relato. Nuestro mercado y el italiano no tienen en cuenta lo que los franceses llaman le decord no tienen en cuenta la estenografía.

DA/LV- Los mercados de más fuertes del cómic coinciden con los países más prósperos y, al mismo tiempo, lo que más se consume en estos países es historieta nacional...

CT- Completamente cierto. No podés competir con un francés en Francia. Si editás, con suerte, sos uno más. Los lectores de Francia son adictos a sus autores. A lo sumo te ganás el respeto del público. 

DA/LV- La crisis de la historieta en Argentina ¿es comparable a la de España?

CT- No, son diferentes. Las causas están más relacionadas con la temática de  la historieta. Las razones del fracaso en uno y otro país es diferente. Acá uno de los factores del fracaso es que no se soporta más la revista con historietas diversas. Los españoles nunca hicieron esto.

DA/LV - Cómo cuenta el dibujante argentino?

CT- Estamos acostumbrados a contar en planos cortos. Ni tipos dotados como Mandrafina o Seijas pueden entrar al mercado francés. El vicio viene de la historieta norteamericana de los cuarenta y cincuenta: con un ginche y una raya te mostraban que estaban en el puerto. Para el editor francés, si dibujás el puerto quedate tres días dibujando el puerto. Y además: no te  equivoqués en la luz, no te equivoqués si da la vuelta el personaje. Si dibujás para Francia tenés que romperle mucho las pelotas al dibujante para que todo esté perfecto. Es el mejor mercado el francés, pero tenés que estar a su altura. En otros mercados te tenes que ajustar a las modas o a los caprichos del editor de turno. A mí no me gusta mucho eso. 

2. Historia de la historieta Argentina: sus libros

DA/LV -  “Historia de la historieta Argentina”  fue publicado por editorial Récord en 1980. En su prólogo Saccomanno y usted  hablan de la «necesidad de una memoria gráfica» y del desafío que toman porque el libro es un «primer acercamiento a una historia incompleta».

CT- Fue una experiencia importante e enriquecedora. Le presentamos el proyecto al editor y lo aprobó. Scutti era un comerciante pero también un apasionado, que entendía de historieta y de dibujo. El libro lo publicó en el ochenta, pero nosotros veníamos haciendo capítulos por entregas en Skorpio. Skorpio, revista donde se publicaron textos de TrilloEn el ochenta se realizó la Gran Muestra del Festival De Lucca y ese año se iba a hacer un homenaje a la historieta argentina. A Scutti le pidieron que llevara un catálogo, pero él prefirió llevar un libro. Se fue con una pila de ejemplares a Italia y el resto los lanzó a la venta acá. 

DA/LV - Ya Masotta y Steimberg se habían interesado por la historieta como “género marginal” o “arte menor”. En Historia de la historieta argentina, sin embargo, pueden leerse marcas y efectos de sentido de los años de dictadura...

CT- En ese libro publicamos lo que queríamos decir. Ahora diría las mismas cosas. Nuestra posición política está clara en el libro y también nuestros gustos estéticos. «Columba es una basura», dijimos más o menos literalmente. Esto nos gusta y esto no. No recuerdo donde pusimos la frase de Trufautt «hablemos sólo de las cosas que nos gustan». De esa manera ninguneábamos olimpícamente todo lo feo y nos hacíamos odiar. Disfruté en hacer ese libro y creí necesario su publicación. Yo ya había hecho un librito de historieta y cultura popular que sacó el Centro Editor de América Latina. ¡Pero no tomen a Historia de la historieta argentina como un libro trascendente!, es sólo una pila de anécdotas. Hace poco tiempo Yudith Gociol y Diego Rossemberg escribieron un importante libro, excelentemente documentado. Yudith venía con frecuencia a mi biblioteca, con una pilita de sanguches, y leía todo.

DA/LV -  Sin duda retomaron el desafío pendiente. ¿Podría contarnos más acerca de áquel reportaje mítico a Héctor Oesterheld publicado en el libro?

CT- Sí, claro. Las partes en donde Oesterheld hablaba de política, fueron censuradas por Scutti. Se sacaron todas las declaraciones políticas e ideológicas de Oesterheld y se publicó sin eso. Eran declaraciones anteriores a su época montonera, pero para el editor eran dichos, por decirlo de alguna forma, “excesivamente humanistas”. Hablaba de cuestiones tan elementales e ingenuas como «¡Qué feo que haya pobres!». No fue un reportaje ideologizado y sin embargo no cayó bien. Ese reportaje está en este momento por salir completo, sin censura [en la Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta]. ¿Ya es hora, no?

 [ leer la siguiente parte de la entrevista ]


VÍNCULOS:

Ficha de Carlos Trillo

Entrevista a Trillo por Manuel Barrero

Entrevista a Trillo por Andrés Accorsi

Reseña de El Loco Chávez, por Koldo Azpitarte

ENLACES:

Carlos Trillo: Una entrevista Fracturada (del web site El Foco)

Texto sobre la obra Come la Vita, de Trillo y Sacarpa (del web site Fumetti.org)

Entrevista de Juan Manuel Carraro

Entrevista sobre CaZados (en caché)


[ Entrevista: Diego Agrimbau y Laura Vazquez, para Tebeosfera 021005 ]