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VÁZQUEZ

Vázquez (El dibujante y su leyenda)

Autor: Enrique Martínez Peñaranda

Edición: Ediciones Sinsentido, Madrid (2004)

 

Rústica   |   80 páginas   |   b/n   |    10 euros

[ Cubierta del libro. Imagen de Manuel Vázquez ]


Comentario por Jorge García

Con la publicación en 2000 del primer volumen del Atlas Español de la Cultura Popular de Jesús Cuadrado (con el apoyo de un sólido equipo de documentalistas), Ediciones Sinsentido inició la colección “Sinpalabras”, destinada a albergar estudios sobre el mundo de las industrias culturales. A ese título fundacional siguieron Los humoristas del 27 (2002) y Chicos (2002), catálogos de las exposiciones homónimas dirigidos, respectivamente, por Patricia Molins y Antonio de Mateo Remacha. Por último, en julio de 2004, apareció la “Serie A” de dicha colección, producida por el Colectivo Lápiz de Tinta y especializada en monografías sobre historieta. De las seis magníficas entregas hasta ahora a la venta, Vázquez (el dibujante y su leyenda) de Enrique Martínez Peñaranda es, a mi juicio, la joya de la corona.

Este ensayo se inscribe en una corriente de estudios dedicados al humorismo (como De Tono a Perich de Iván Tubau o La Historieta cómica de postguerra de Juan Antonio Ramírez), actividad esta cuyos productos permiten percibir con nitidez las aristas más afiladas del régimen franquista; mucho más, por cierto, que la literatura o el cine de la época. Por su parte, Martínez Peñaranda viene colaborando desde principios de la década del setenta en algunas de las mejores publicaciones sobre historieta que en este país han sido: de Bang! a Comicguía, pasando por Comics Camp Comics In, Sunday o Maestros de la Historieta. Especialista en autores españoles de los años cuarenta y cincuenta (entre otros, Antonio Bosch Penalva, Eugenio Giner, José García Pizarro o Iranzo), Martínez Peñaranda es la firma idónea para abordar la figura de Manuel Vázquez (1930-1995), cuya obra analiza con mirada minuciosa y nostálgica.

Humorista excepcional, dotado de un sexto sentido para el dibujo y la composición de página, Vázquez (junto a Cifré, Conti, Escobar, Jorge o Peñarroya) formó parte de la “Escuela Bruguera”, término acuñado por Terenci Moix para aludir al grupo de profesionales que desarrolló la mayor parte de su labor en las publicaciones de la editorial homónima. A este respecto, a mediados de los años cuarenta, Bruguera había iniciado una política agresiva de lanzamiento de títulos que tuvo su punto álgido con el resurgir del semanario Pulgarcito (1947), dirigido a la sazón por Rafael González. En sus páginas se reunió, como ha escrito el historiador Antonio Martín, «un equipo de gran altura» que, entre otras señas de identidad, compartía un humor vigoroso y cruel muy alejado del ámbito infantil al que, en apariencia, iba destinado.

Frente al resto de sus compañeros de “Escuela”, Vázquez se situó siempre en una posición de renovación permanente. Al margen de algunos tanteos iniciales en Maravillas y Flechas y Pelayos (publicaciones vinculadas al Movimiento Nacional), y pese a los lógicos titubeos del comienzo, sus primeras historietas en Pulgarcito eran ya piezas maestras. Al servicio de Bruguera, este historietista elaboró tres series celebérrimas: “Las Hermanas Gilda”, “La Familia Cebolleta” y “Anacleto, Agente Secreto”; y otras menos conocidas, pero igualmente espléndidas (como “La Mansión de los Espectros”, “Angelito” o “Los cuentos del Tío Vázquez”). Martínez Peñaranda habla de todas ellas con pasión y detalle, haciendo especial hincapié en el protagonismo que el propio Vázquez fue asumiendo paulatinamente en su obra (de ahí el subtítulo, “el dibujante y su leyenda”).

Gracias al esfuerzo de Enrique Martínez Peñaranda y a la soberbias reproducciones de la edición de Sinsentido, Vázquez vuelve a estar, siquiera por un instante, entre nosotros.


“SINPALABRAS” EN PALABRAS DE JESÚS CUADRADO

Tras la aparición de la serie “A” de la colección “Sinpalabras”, nos pusimos en contacto con Jesús Cuadrado, director por delegación del Colectivo Lápiz de Tinta, agrupación responsable del proyecto. Le consultamos acerca del origen y desarrollo de dicha colección; aquí reproducimos el texto que nos remitió:

«La colección “Sinpalabras” no es más que la continuidad -en lo que respecta a Jesús Moreno, a mí o al grueso del Colectivo- de lo que supuso el armazón de Los Mamotretos de Grafito o BloKes. Es decir, un afán de que el medio tenga su propia colección de monografías sistematizadas.

Y cubrir, de una u otra forma, una idea enciclopédica.

Si los demás Artes tienen ese espacio, también la Historieta debiera tenerlo. Durante años, los amigos nos machacábamos con esa idea. Y cuando nació Sinsentido... el señor Jesús Moreno (a quien conozco desde 1983) la retomó. Pero o yo estaba ocupado (redactar “Atlas” es un trabajo infernal) o él... en lo suyo.

Hasta que en el verano de 2003 volvimos al tema con tres propuestas (con independencia de, por así decir, la “colección adaptante”: Plagio de encantes, El corazón de las Tinieblas, Tapa Roja, Lanza en astillero...): una colección teórica de monografías, un publicación anual (“Cartapacio” que revisaría el mercado con los hitos que intuyera cada escritor, ya invitado ya del Colectivo) y una reunión gremial (“Diálogos con la Historieta”) que fuera, también, anual.

Hemos delimitado la primera (“Sinpalabras”), se aplazó la segunda (“Cartapacio”) y estamos trabajando en la tercera, que va bien.

Las tres flechas de actuación son confluyentes; o, al menos, así las vemos.

Creemos que es lo que tiene que hacer un editor con conciencia de ello, de serlo. Y seguir editando tebeos, claro está; y con sus criterios parejos y primigenios: modernidad y rescate; y un planteamiento estético de impecable factura para con el contorno de los productos. Es eso lo que Moreno inició, continuó y, sospecho, mantendrá (sin el Colectivo o con él).

“Sinpalabras” (en su serie A), pues, recogerá monografías breves (como segmentos de enciclopedia) sobre autores (aparcelados en nacionalidades o bloques territoriales, más bien), universos, fenómenos industriales, teoría con mirada poética...

Y así, el conjunto de tomos -siete, en un principio- se muestra signado en un color y entregará trabajos para bloques determinados: autores europeos (ya están Gir y Moore; estará Bilal, Uderzo), españoles (salió Vázquez; saldrán Ambrós, Bermejo, Iranzo...), latinos (estarán Breccia, Muñoz/Sampayo, Salinas, Oesterheld, Juan Giménez...), “usacos” (está Corben; saldrán Los Buscema, Ware, Barks, Wrightson), orientales (saldrán Tezuka, Shirow), clásicos (Foster está ahí, y saldrá Raymond), sobre universos (salió Conan; y saldrá SpiderMan), poéticos (está Pequeña Lulú; saldrán Herriman, Chaland...)... y así.

Los textos se leerán a la izquierda, y las imágenes (con sus pies), a la derecha. Y al final irá un bloque de papeles consultantes en relación con el ensayo de cada tomo, y dividido en teorías o tebeografías (o filmografías o lo que fuere).

El lector tendrá tres lecturas y puede optar por el orden que prefiera.

Intentaremos lanzar una pareja de títulos cada dos meses, y así el lector podría tomar el de más interés personal o de la urgencia en la curiosidad y, más tarde, completar con el segundo que ya leerá.

La colección va numerada, pero el lector la puede ordenar por colores (temáticas, como ya dije) o por números.

Las opciones para elegir al ensayista se deciden por consejo editor (los componentes del Colectivo Lápiz de Tinta) y se discuten en función de un presente con urgencia..., por así decir (ya están terminados o casi unos treinta); y se van decidiendo las salidas también en función de ese presente.

Cada un cierto tiempo habrá un número de la serie B: ya hay dos, pero saldrá un tercero para enero de 2005, y que ha redactado el Colectivo y otros teóricos asociados (De Madrid a los tebeos. Una mirada gráfica a la Historieta madrileña). En este caso, la imagen irá en color porque es un factor determinante para comprender el fenómeno a estudiar: la evolución industrial. Para esta segunda serie, siempre se buscará una excusa social y, a ser posible, recurriremos al apoyo económico que nos aporten desde el exterior.

Y se continuará con la serie C, que es Atlas Español de la Cultura Popular (ya hay un volumen en dos tomos, “De la Historieta y su uso”), y se trabaja en los dos volúmenes consecutivos y que se redactan en paralelo (“De las literaturas genéricas y las mitologías” y  “De la Cinematografía y la imagen moviente”).

Las tres series están pensadas para librerías generalistas y con respeto para con las gremiales, pero hay siempre una norma: escribir y diseñar para un público con afán cultural, no mediatizado por el medio en sí mismo. Es decir, no escribimos para seguidores más o menos especializados; más bien, justo lo contrario. Es un empeño difícil, lo sé, pero yo confío del todo en mis compañeros: son quienes asumen los riesgos; quienes recuperan el viejo dicho: el pecado de la comunicación.

Jesús CUADRADO

Director delegado de “Sinpalabras”


[ © 2005 Jorge García, para Tebeosfera 050205 ] [ Jorge García recibió servicio de prensa de Sinsentido ]