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LUIS GARCÍA    OBRAS:

      CHICHARRAS

 

 Chicharras, García y Beá Editores: Colección rambla, 4, Barcelona, 1985 -ISBN: 84-86195-00-4-. Obra realizada sobre guiones propios y de Miguel Ángel Nieto (la historieta "Janis"), Felipe Hernández Cava (la historieta "En el escalón más bajo") y Andrés Martín (la historieta "G.I.M."). Algunas historietas fueron publicadas también en revistas como Trocha / Troya o Rambla.

 

[ Cubierta de Chicharras, de Luis García ]


EL CONTEXTO. Reflexiones acerca de Chicharras, por Norman Fernández


...a partir de un momento dado la historia empezó a moverse en un país totalmente imaginario; un país donde las ideas carecían de valor, donde los principios –todavía proclamados y reclamados– eran objeto de cotidiano escarnio, y donde las ideologías se reducían en política a puras denominaciones en el juego de los diferentes papeles que el poder se atribuía, donde lo único que contaba era el poder por el poder.

Leonardo Sciascia, El contexto.

            He extraído las líneas anteriores de la novela corta de Leonardo Sciascia El contexto, entre otros motivos para justificar haberle copiado el título para encabezar este texto sobre el álbum de Luis García Chicharras. No es que Chicharras y la novela de Sciascia (que en realidad trata sobre una investigación policial referida al asesinato de una serie de jueces) compartan similitudes temáticas. En verdad, lo que comparten ambas obras sería el importante peso de eso que se ha dado en llamar “el contexto”; no es posible realizar un análisis integral de ambos libros sin tener en cuenta aquello de lo que hablan pero que no cuentan en sentido estricto.

            Como libro recopilatorio, Chicharras fue editado en 1985 por García & Beà Editores como cuarto volumen de la Colección Rambla. Las historias que componen el libro fueron realizadas en realidad durante la década de los setenta, entre 1974 y 1978, y forman parte de los trabajos que consiguieron la proyección internacional lógica para un autor con el impresionante talento plástico de Luis García, tras su publicación en cabeceras como la italiana Linus o la francesa Pilote. “Janis”, la historia que abre el libro, está escrita en colaboración con Miguel Ángel Nieto y comienza como un juego lúdico que termina derivando en una pesadilla (del estilo, esta última, de las historias que García tuvo que ilustrar en su periodo de trabajo para la editorial Warren).

...aquello era el paraíso de las chicharras; es decir, el silencio mismo.

Max Aub, El cojo.

            Chicharras, la segunda historia y la que da título al volumen es sin duda la más emblemática de todas ellas. Escrita en colaboración con Felipe Hernández Cava (y rotulada por Carlos Giménez) consiste en un ocasional viaje de retorno de un joven al pueblo en que nació; acompañado de la remembranza (sin atisbos de nostalgia) de su vida de niño en aquel lugar y de la asunción de haber escogido un modelo de vida distinto del que le esperaba si hubiese seguido anclado en aquel lugar geográfico.

            Al denominado género negro pertenecerían las dos historias siguientes, ambas cargadas de un fuerte componente político. “En el escalón más bajo” es un guión de Hernández Cava protagonizado por un detective que es contratado para localizar un “agitador” social que molesta a determinados estamentos del poder. “G.I.M.”, por su lado, es una historia escrita por Andreu Martín sobre un falso secuestro, realizado con fines políticos, en el que la resolución no es la que esperaba el propio secuestrado y, teórico, ideólogo del plan:

«–Pero, a fin de cuentas, ¿Quién sale ganando con toda esta comedia?

–Y yo qué sé. No entiendo nada de política.»

            “El ojo de cristal”, la quinta historia, consiste en una adaptación de un cuento de Curzio Malaparte en el que, sobre el escenario de la Segunda Guerra Mundial, asistimos a una pequeña historia sobre la crueldad humana. Otra adaptación, en este caso de un cuento de Jack London, cierra el libro. “Ley de vida” es una historia de seis páginas sobre el final del camino para un anciano indio y la integración de este final en el proceso natural de la vida.

            Todas las historias están plasmadas con ese increíble talento que Luis García tenía para el dibujo. Todas están realizadas en blanco y negro y resueltas utilizando la línea como base del dibujo, con un estilo que utiliza esas líneas como sustitutas o complementos de los sombreados. A ese virtuosismo de García con el dibujo hay que añadir su personal y peculiar técnica narrativa, basada en lo que la solapa del propio libro define como un «tratamiento documental, casi fotográfico, de la imagen».

            Pese a los casi 30 años transcurridos desde la realización de las historias su apartado gráfico no se ha resentido en absoluto; algo que no se puede decir de todos los guiones y aquí es donde debemos volver al contexto. Todas las historias se parieron en un momento histórico determinado; en un contexto político y social que por fuerza se deja sentir, y mucho (tal vez hay quien piense que demasiado), en algunas de ellas. Y no sólo es este contexto en el que hay que analizarlas, sino que también se dieron a luz en un contexto determinado para el propio medio: un momento en el que los autores y autoras de historieta están realizando un esfuerzo para trascender desde un producto considerado con tintes infantiles / juveniles, hasta una forma de expresión adulta desde la que se puede no solo construir obras de la misma entidad que las de otras formas de expresión artística, sino que además permite a los creadores utilizar su propio trabajo como un arma más a utilizar en el intento de trasformar la sociedad es un modelo más justo.

Siempre que se hace una historia

se habla de un viejo, de un niño o de sí

Silvio Rodríguez, La canción del Elegido

            Decíamos antes que Chicharras era sin duda la narración más emblemática del libro, y lo es además por varios motivos. Varias son las consideraciones que se pueden hacer sobre ella y una de ellas nos sirve para explicar la importancia del (tan traído y llevado en este texto) tema del contexto. Si partimos del hecho de que Chicharras es una historia que, al menos en parte, trata sobre el abandono del mundo rural, resulta paradójico comprobar cómo este hecho no tiene igual significado ahora que entonces. Para el protagonista de Chicharras el abandono de ese modo de vida representa, realmente, el abandono del modelo de vida que imponía el franquismo: su marcha supone un camino hacia la libertad, alejándose del perverso modelo de relaciones humanas que imponía el régimen franquista. Hoy en día el abandono del mundo rural significa otra cosa: la contraria. Supone el resultado de una forma de vida impuesta por los poderes económicos (auxiliados por los poderes políticos a su servicio) que deciden dónde debe producirse cada acto o producto a nivel mundial; sin posibilidad de réplica o rebelión. El abandono del mundo rural ya no sirve en el nuevo milenio para representar la búsqueda libertad, ni como metáfora para la rebeldía ante caducos modelos sociales: supone el resultado de este nuevo régimen global que ha venido a sustituir a aquel régimen más localizado y que igual que aquel, junto a sus imposiciones económicas, nos impone también otro infame modelo de relaciones humanas.

            Pero volviendo a Chicharras, sus ocho páginas suponen también un hito debido a su carácter autobiográfico: el protagonista del relato no es otro que el propio Luis García que comparte con los lectores el resultado de un viaje real al pueblo que le vio nacer, acompañado de la travesía mental a algunos recovecos de su memoria individual, que a la par también lo son de la memoria colectiva de la época. Luis García inicia con estas Chicharras un modelo de historieta en el que el autor pierde los complejos y decide hablar de sí mismo. Un modelo que posteriormente llevaría a su máxima expresión Carlos Giménez con obras maestras como Paracuellos, Barrio o Los Profesionales.


 [ © 2005 Norman Fernández, para Tebeosfera 050205 ]