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PIP

Pip

Guión y dibujo: Micharmut

Edición: Ediciones de Ponent, Alicante (2004)

 

Rústica   |   56 páginas   |   color
(las aventuras del personaje fueron publicadas previamente en la publicación valenciana Camacuc)

[ Cubierta del libro. Imagen de Micharmut ]


PIP, comentario por Jorge García


El movimiento underground de las décadas del sesenta y setenta fue el caldo de cultivo para toda una generación de espléndidos historietistas españoles que tuvo su auge en los años ochenta. En Valencia, al decir del estudioso Manel Gimeno, el fenómeno adquirió «una personalidad propia». Esto dio pie a que algunos críticos hablasen de “Nueva Escuela Valenciana” para referirse a un grupo de autores (Mique Beltrán, Juan Enrique Bosch “Micharmut”, Miguel Calatayud, Sento y Daniel Torres) que compartía dos presupuestos básicos: por un lado, el humor; por otro, el rescate de los clásicos de la historieta. A estas características, yo añadiría una tercera: la capacidad para reflexionar sobre los códigos del propio medio. Entre los componentes de esa supuesta “Escuela”, Micharmut (El Cabañal, 1953) fue, a mi entender, quien observó con mayor rigor la última de estas premisas, como demuestra su álbum Pip editado por Edicions De Ponent.

La serie “Pip, el Viatjer” nació en septiembre de 1991 en la revista Camacuc (publicación en lengua valenciana dirigida al público infantil), donde Micharmut se había refugiado de la crisis que aquejaba por entonces a la industria de los tebeos en España. Es éste un sencillo relato al estilo de los viejos cuadernos de aventuras (en especial, los de Manuel Gago): dos insectos, Pip y Spigol, se ven arrastrados a una misión en la que, entre constantes lances y peripecias, pondrán a prueba su audacia y valentía. Planteamiento “ingenuo”, si se quiere, pero sólo en el sentido etimológico de la palabra al que aludía Fernando Savater en La infancia recuperada; esto es, “noble, generoso”.

Por otra parte, esta obra se corresponde con el gusto de su autor por dibujar insectos humanizados, predilección que ya había dado frutos tan importantes como “Bajo Cero” (en el mensual TBO) o la monografía El Circ de les Puces. En Pip, Micharmut recupera, en lo que al físico y la naturaleza de los protagonistas se refiere, las enseñanzas del llorado dibujante José Cabrero Arnal (cuyas series “Guerra en el país de los insectos” –1933- y “Hazañas de Paco Zumba el moscón aventurero” –1935- son claros antecedentes del álbum que nos ocupa); y también evoca, como señala Pedro Porcel en el prólogo, esos colores tan especiales de algunas publicaciones de los años treinta como Mickey o Pocholo.

Frente a otras obras suyas, donde la relación entre personajes y entorno se establece en el plano de “una realidad distinta” (como bien sostenía el guionista y teórico Felipe Hernández Cava), Micharmut nos propone aquí una lectura más directa, propia del folletín de aventuras del siglo XIX. En efecto, en Pip están presentes muchas de las claves que presidían aquellas narraciones: exotismo, peligros sin cuento, personajes muy distintos con rasgos bien perfilados y, por supuesto, la figura del héroe sometido a un proceso de iniciación. Todo ello servido por el trazo firme y la composición dinámica e inventiva que distinguen la labor de este historietista valenciano, el cual siempre ha demostrado poseer dos cualidades esenciales para el dibujo: intuición y sabiduría.

Con Pip, Micharmut nos ofrece un tebeo soberbio (a mi juicio, de los mejores del 2004), en el que todos los elementos confluyen al servicio de la reflexión y, por qué no, el entretenimiento. Una obra “ingenua” que nos permite soñarnos mejores, generosos y nobles.

[ © 2005 Jorge García, para Tebeosfera 050205 ] [ Jorge García recibió servicio de prensa de De Ponent ]