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UN PERSONAJE COMO TEX WILLER, UN “CASO” ITALIANO

Artículo por Gianni Brunoro 

Tex. Buru Lan Ediciones

[ Portada del número 17 de Tex, según fue editado en España por Buru Lan Ediciones ]


Información preliminar: Una historia de hace décadas.

El personaje Tex, considerado hoy como uno de los pilares de la historieta italiana, ha superado los cincuenta años de edad, habiendo sido publicado por vez primera en septiembre del año 1948. Editorialmente se presentó como una “striscia” [tira],Portada de la primera "stricia" de Texes decir, como un cuadernillo con grapa integrado por 36 paginas, con un formato que apenas si obtuvo aceptación con unas dimensiones de 8 × 18 cm., y publicado por la casa editorial Audace, que ya entonces publicaba varias colecciones de cómics.

El primer episodio narraba como Tex Willer –que en seguida era identificado como un justiciero solitario- acudía desde la la primera viñeta al rescate de una chica india perseguida por una pandilla de malhechores. A continuación seguía un tiroteo, en el cual Tex espantaba a los bandidos. Muy pronto los acontecimientos tomaban un ritmo frenético, capaz de subyugar a los lectores hasta el punto de que se veían obligados a proseguir con la lectura a la siguiente semana, y luego la otra y la otra... Así comenzó una saga cuyo extraordinario éxito nadie pudo prever.

La historia fue creada y escrita por dos autores que ya habían obtenido aprecio por obras previas: los textos eran de Giovanni Luigi Bonelli y los dibujos de Aurelio Galleppini, que firma Galep, un pseudónimo que Tex hizo famoso para siempre. Si bien desde el principio el éxito de la serie fue tibio, las peripecias que narraban aquellos cómics eran muy ricas en argumentos, interesantes aventuras y en emocionantes resoluciones. Tex se convirtió rápidamente en un Ranger de Texas dispuesto a enfrentarse a forajidos de toda calaña de un modo particular, tal y como le dictaba su natural sentido de la justicia. Al poco, conoció a Kit Carson, que continuaría con él como su fiel compañero de aventuras desde entonces y para siempre. Más tarde, el destino condujo a Tex hacia el pueblo de los Navajo, donde por una casualidad imprevisible terminó casándose con la bellísima Lilyth, la hija del jefe de la tribu, con lo cual adquirió el rango –y la enseña- de jefe honorífico con el nombre de “Aguila de la Noche”. E incluso cosechó la amistad de Tiger Jack, quien sería también uno de sus leales colegas, “pards, para los restos. Más tarde, durante una de las largas ausencias de Tex, su esposa fallecería por causa de la viruela, enfermedad que habían propagado alevosamente unos renegados blancos con el fin de acabar con los indios. Pero éste es solamente el principio... como se puede imaginar, durante más de 50 años de existencia, Tex ha vivido aventuras de todo tipo.

Por otra parte, durante el transcurso de su vida de papel Tex también se diversificó desde el punto de vista editorial. En efecto, como se comprobó que la demanda de los lectores favorecía numerosas reediciones, a partir del mes de junio de 1958 (una década después del nacimiento del personaje) Tex adoptó el formato que actualmente mantiene: esencialmente un librito de cómics, si bien no para figurar en biblioteca alguna. Esta transformación ganó el aprecio de los lectores y en poco tiempo pasó a ser un formato “canónico” que hoy constituye un estándar de la edición de historieta [en Italia] (se ha definido como “formato Tex” o, también, “formato Bonelliano”) [en España, así fueron editados tebeos de Tex por Buru Lan].

Además de este mérito notable, el personaje Tex también venció otra batalla de envergadura: la de la consideración de la crítica. Así es, con el nacimiento de la crítica del cómic en los años sesenta y tras unos comienzos de fría aceptación, el personaje fue convirtiéndose en objeto de análisis cada vez más atento, profundo y entregado. Actualmente, los artículos que tratan de él se cuentan por millares, si bien la mayoría son meras reseñas y no puramente críticos.

Tex: entre la ficción y la crítica.

Si numerosos personajes de cómic han hecho correr los correspondientes ríos de tinta, lo que se ha comentado de Tex, en proporción, son mares de tinta, tantos y tan diferentes han sido los textos dedicados a él -por no hablar de los libros- que ha estimulado el personaje en el reciente cincuentenario de su existencia. Muchos años han pasado luchando para obtener frutos en su defensa de la justicia y eso ha permitido que crezca como personaje de éxito y de interés en el ámbito crítico. Tex, de otro lado, ha terminado por convertirse en una suerte de “lugar común” sobre el cual parece que ya está todo escrito, y rebatido todo lo escrito; tanto es así que, si estuviésemos en un ambiente universitario, sin duda hubiera habido un hueco para la disciplina “Historiografía de la crítica de Tex”. Mas, en esta nuestra aproximación hecha desde la postura del Tex número 40, de 1949humilde aficionado,[1] mejor sería nombrarlo con pretensiones más modestas, como “Breve cronohistoria de la progresiva toma de conciencia de los valores, no solamente para el entretenimiento, de un personaje de cómics llamado Tex Willer”. Título seguramente no exento de ampulosidad, pero que en cualquier caso respeta la realidad. Porque las cosas son así, en efecto: desde que superó la década de permanencia en el mercado, Tex fue conquistando paulatinamente mayor respeto y consideración. Por eso, desde los primeros años sesenta, en los albores de la crítica de la historieta en Italia [que parte, según Brunoro, de 1965], su entidad como personaje ni siquiera era tenida en consideración, para luego ir poniéndose los críticos gradualmente de acuerdo, superando la eventual perplejidad y cuestionamientos y terminar por ocuparse de él de un modo más benevolente hasta obtener, hoy, la consideración que los Grandes Personajes Populares [en mayúsculas en el original] realmente se merecen. Algo justo, a decir verdad, porque sin ningún requisito genérico no hubiera perdurado de esa manera durante tanto tiempo. Y, por añadidura, sin haber mostrado síntomas de agotamiento, evidenciando así un paulatino aumento de calidad en su trayectoria editorial. No es poco para un personaje que comenzó a cabalgar en septiembre de 1948.

Mucho se ha dicho y se ha escrito sobre Tex; hagamos entonces un recorrido por lo que se ha establecido sobre su vida por parte de los más acreditados “texólogos”. Debemos precisar que todos ellos han argumentado generalmente con inteligencia y perspicacia, sin permitir que al ocuparse de Tex la pasión y el afecto por el personaje les impidiera guardar las debidas distancias. También hay que hacer constar que la postura a adoptar a la hora de enfrentarse a Tex no es sencilla ya que el personaje exige ser analizado desde diferentes puntos de vista. Por ejemplo, ha presidico siempre el enfoque historicista sobre Tex, tanto sobre su historia editorial como en su discurso narrativo / argumental, dado que ambos aspectos se hallan estrechamente interconectadas entre sí. Si bien hay otros aspectos igualmente dignos de un atento análisis, nuestro discurso intentará conservar la simplicidad en líneas generales. No obstante debemos tener presente de que a pesar de que los pretextos parecen simples, nada en Tex es demasiado simple. No sólo no lo es su historia editorial, tampoco lo es su evolución como personaje y mucho menos en lo relativo a cuestiones narrativas. Y está la dimensión añadida de hallarnos ante un gigantesto “mapa vital” de papel detallado tras más de media centuria de vida en un centenar de títulos diferentes.

Un caso editorial

Veamos, entonces, de modo lineal, la sinuosa pero firme progresión editorial de las publicaciones de Tex. Su “partida de nacimiento”, fijada oficialmente el 30 de septiembre de 1948, fue la famosa “striscia”, es decir: el cuaderno de 32 páginas más cubiertas, con el típico formato por entonces en absoluto de moda, y con el episodio titulado “Il totem misterioso”. Se trataba de una serie de periodicidad semanal que disfrutó de una excepcional longevidad por cuanto, sirviéndose de la salida continua de subseries con sugestivos títulos, alcanzó los 20 años de vida con un último número publicado el 5 de junio de 1967, cuando ya había engordado hasta las 80 páginas, lo cual suponía un notable esfuerzo editorial. Fue esto precisamente lo que llevaría al personaje a renacer editorialmente de sus propias cenizas, prosiguiendo sus historias originales bajo la forma de volúmenes mensuales que todavía existen hoy en día y que celebraron en el mes de junio de 2002 la publicación del número 500.

Tex no hizo presa de modo repentino e irresistible entre el los aficionados de su tiempo. Al contrario de otros personajes que por entonces aparecieron en el escenario editorial, pasó casi como un meteorito por el cielo de los héroes de papel. En sus comienzos, eso sirvió para demostrar que manifestó los mínimos síntomas de vitalidad como para inducir a la editorial a compilar los restos de edición no vendidos de las aventuras de Tex bajo la forma de pequeños volúmenes que por entonces constituyeron una nueva serie: los primeros siete números fueron la Serie Blanca, hoy muy buscada por los coleccionistas a precios de espanto. Está práctica, la recolección de capítulos previos, siguió desarrollándose con periodicidad paralela a la serie original, y por añadidura sobreviviéndole, puesto que el último número data de marzo de 1972.

Fue la vitalidad demostrada por Tex la que determinió un hecho editorial revelador. Llegado cierto momento, el editor admitió que Tex era un personaje solicitado por el público, precisamente cuando comprobó que las reediciones vendían. Nació así algo nuevo y diferente, lo que se dio en llamarAlbum d'Oro, de 1949 “formato Álbum de Oro” (que por una serie de circunstancias entonces editaba Mondadori), consistente en una suerte de cuaderno que para completar el número de páginas incluía tres de los episodios precedentes de Tex en “striscia”. Sería con esta nueva piel que Tex caminó de nuevo paralelamente a las series que le precedían, desde julio de 1952 hasta noviembre de 1960. Y llegamos a otro interesante momento en la escena editorial: con los restos de edición, ahora privados de su portada –ya que los primeros números estaban agotadísimos- el editor puso en marcha un par de años más tarde la idea de confeccionar volúmenes más gruesos aún, presentados con una flamante portada nueva. Fueron precisamente estos los que, quizás por su digna consistencia “libresca”, otorgaron al personaje un impulso inesperado. Devenidos hoy míticos (según los coleccionistas), esos volúmenes corresponden a 29 números que se van de enero de 1954 al año 1958 y representan el verdadero renacimiento del personaje y su punto de partica para el gran desarrollo posterior.

La editorial había ido ganando robustez, el producto vistosidad, y se intuía la posibilidad de contar con una base de lectores no sólo constante sino en incremento. Tanto que esta respuesta del público indujo al editor a dar un paso decisivo, y en cierto modo innovador, a continuación se decidió a emprender una nueva reedición de Tex, pero esta vez en forma de volúmenes originales de un centenar de páginas destinados a restablecer el orden en sus aventuras. Ahora se presentaba bajo la forma de libros de cómics inicialmente bimestrales en los que se ofrecía una correcta reedición cronológica de cuando había aparecido hasta la fecha. Eso fue el nacimento, sin fecha oficial -acaso a mediados de 1958- y bajo el título inicial de Tex Gigante, de la colección que todavía sigue editándose hoy y que a partir del número 96, de febrero de 1968, publicó directamente de esta manera material original (las recopilaciones se suspendieron por entonces). El formato apaisado, de “striscia”, había tenido su época y daba paso al formato volumen, con presencia de libro. Y fue el formato libro el que perduró hasta hoy, se podría decir que avanzando con paso triunfal, entendido esto en sentido contrario al triunfalismo logrado por Tex en sus mejores años, cuando alcanzaba tiradas mensuales de hasta 700.000 ejemplares, lo cual provocó un convulso e incontrolado proceso de reedición tras reedición que terminaría por generar un empacho del personaje transmitido de generación en generación.

¿Cuál pudo ser el arma secreta que determinó la deslumbrante longevidad de Tex frente al considerable e inagotable alud de personajes y series coetáneas? Sus exégetas, los críticos, y también los numerosísimos aficionados, han creído localizar la razón en el soplo vital que lo alimentó desde sus comienzos y lo mantuvo durante muchos años en la línea de originalidad que le impostara Gianluigi Bonelli (obviamente apoyado por la extrema profesionalidad del creador gráfico, Aurelio Galleppini).

Esa sería la lección que todos los continuadores siguieron al tomar al personaje. Los textos: un conjunto de tramas que van girando en torno a un argumento que se repite hasta el infinito pero que juega al mismo tiempo con la introducción de golpes de efecto, cambios de escenario a veces vecinos a la fantasía, y elementos inconformistas con respecto a las modas del momento. En efecto, ¿cuáles son los aspectos in progress [en inglés en el original] que constituyen el esqueleto de las longevas vicisitudes de Tex? El hilo conductor para seguir el desarrollo narrativo y el crecimiento humano del personaje que el lector ha tenido presente durante años se basaba en dos elementos que interaccionaban y se retroalimentaban. De manera un poco sucinta, la esencia del “plot” desarrollado durante estos años ser puede delinear como sigue:

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[1] Gianni Brunoro, publicista de profesión, no es un "simple aficionado", experto en Tex y especialista en los fumetti de los años cuarenta y cincuenta, fue uno de los fundadores de la crítica de cómics italiana en los años sesenta y ha sido el autor de libros como A tu per tu con Andrea Lavezzolo (Mercury, Bologna, 2001) y de centenares de ensayos y prólogos. Teórico incansable de la historieta italiana del periodo clásico, ha sido también presidente del Premio Fumettintesi (dedicado a las investigaciones académicas sobre historieta) y del Premi Anafi.


VÍNCULOS:

Texto sobre Tex, de Agustín Riera
El Tex de Font, por Norman Fernández
El Tex de Ortiz, por Norman Fernández
El Tex de Joe Kubert, por Manuel Barrero


[ © 2003 Gianni Brunoro. Traducción de Nathalie Stano, para Tebeosfera 030131 ]