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GOLDEN CH@T   /  6

Carlos M. Federici

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Alexander Gillespie Raymond (1909 - 1956), en los tiempos en que se le reconocía como el más célebre historietista del momento.

Rip Kirby hizo su debut en las tiras diarias el 4 de marzo de 1946, e inmediatamente se impuso a la preferencia de los lectores por la cualidad elegante y depurada del diseño, y los ingeniosos guiones.

Burlón impenitente, “Dedos” Moray no tenía escrúpulos ante la ratería, el chantaje o el asesinato. Pero a las puertas de la muerte terminaría por revelar una oculta fibra de inesperada nobleza, en una eficaz vuelta de tuerca argumental.

Julio de Diego, cuya particular fisonomía inspirara a Raymond para el diseño de las facciones de su villano principal, el brutal Mangler.

En esta tira se aprecia la influencia del estilo "serie negra", que luego iría diluyéndose. La otra, en una modalidad que se haría típica del género, funcionaba a modo de recordatorio resumiendo al lector las alternativas del caso que le tocaba resolver a Rip Kirby.

Dos rostros de la infamia: la “vamp” de fatal seducción, Pagan Lee, y el brutal Mangler. ¿Censura o falta de espacio? El primero de estos dos cuadros, sugerente de una intimidad quizás demasiado “culpable” entre dos villanos, está ausente de la versión que publicara Dólar en el segundo cuaderno.

La blonda heroína, Honey Dorian, exhibe su candor angelical, contrapuesto a la gélida belleza morena y “perversa” de Pagan Lee, por entonces implacable enemiga de Rip Kirby, en dos cuadros contiguos de una misma tira. Pagan, no obstante, acabaría redimida por influencia del propio Kirby.

La escultural Honey (o “Dulce”) Dorian se luce en todo su esplendor en esta emblemática tira de Rip Kirby. Se pone de manifiesto el dominio del maestro Raymond en el rubro de la figura femenina, así como también sus innegables dotes para la caracterización.

Entre la notable iconografía creada por Raymond para ilustrar su más famosa historieta, pródiga en alardes de efecto, sugestión y belleza sui generis, he optado por destacar este cuadrito, que forma parte de la aventura de “Melody Lane”, cuya versión en castellano publicara la “Serie Azul” de Editorial Dólar (núm. 15). Si bien el dibujo del maestro había abandonado ya la tendencia “Film Noir” que asumiera en los comienzos de la tira, para adoptar una línea menos sombría y algo más estilizada, esta imagen en particular, desvinculada del contexto de la historia, tuvo siempre la virtud de despertar en mí una inexplicable sensación de melancolía, asociada, quién sabe por qué, a viejos otoños y a ilusiones perdidas. Subproductos, quizás, de la magia del incomparable artista de los cómics...

En el núm. 33 de la legendaria revista Patoruzito, editada en Buenos Aires por la editorial Dante Quinterno, daba comienzo, el 23 de mayo de 1946, la publicación de las tiras diarias de Rip Kirby, adaptadas, según era costumbre, al formato de episodios semanales continuados. A tal efecto, se rearmaban los cuadros, añadiéndoseles o quitándoseles detalles del fondo o incluso de las figuras humanas, con desparejo acierto. También se sustituían los globos o “bocadillos” ovales del original por el característico diseño rectilíneo comúnmente empleado en las historietas argentinas. En este caso la tira no ocupaba por completo las dos páginas contiguas en que se desarrollaba, sino tan sólo los dos tercios de cada una, siendo el resto del espacio dedicado a una narración de Leonardo Wadel, “En una ciudad muerta del Lejano Oeste”, que llevaba también, al final, el clásico teaser de “continuará”.

Cubierta del primer número de Rip Kirby, en la versión editada en castellano por el sello “Lord Cochrane”, de Santiago, Chile, en 1966. También aquí se procuraba imitar el estilo del artista norteamericano, quizás con mejor fortuna de la que cupo a Dólar. La contratapa se limitaba a repetir la misma ilustración, aunque desprovista de rótulos. Las páginas interiores presentaban un reformateado de las tiras de prensa, arbitrariamente coloreadas en cuatricromía. Se mantenía la forma de los bocadillos de diálogo originales, pero su rotulación se hacía con tipos de máquina, no manuales. El dibujo de la tapa reproducía un cuadro de la última parte del caso de “La nadadora desaparecida”, si bien en el interior se ofrecía una historia muy posterior cronológicamente, “La extraña muerte de Sherwood Denton”. En las retiraciones de cubierta aparecían dos episodios de “Educando a Papá”, firmados por Fletcher.

Cubierta del núm. 1 de Rip Kirby, que inauguró la “Serie Azul” de Novelas Gráficas editadas a fines de la década del cincuenta por Editorial Dólar, de Madrid, España, propiciando el revival de una de las mejores tiras diarias de todos los tiempos, accesible ahora, en aventuras completas a una vastísima audiencia. El ilustrador de turno hacía lo posible por ponerse a la altura del material gráfico desplegado en páginas interiores, con discreto éxito.

Contratapa del citado número. Aquí se intentaba un efecto decorativo, sobre la base de la versión local de los personajes de Raymond, muy al estilo de la época. Esta modalidad se empleó en casi todas las revistas de las distintas series de novelas gráficas que publicaba Dólar.

Al igual que lo hacía en otras series de Narraciones Gráficas (como la verde, que publicaba a Ben Bolt, ya citada en nota previa), Editorial Dólar iniciaba la mayoría de los episodios con un texto, a modo de saludo, de parte del protagonista. En el caso de Rip Kirby, posiblemente debido a las características del personaje, el discurso incluía una explicación y “puesta al día” del caso criminal que le tocaba investigar.

Un caso especial de la modalidad anterior: dado que esta aventura, “El otro amor de Dulce Dorian” concernía a «un episodio muy íntimo de Mr. Remington Kirby», se eximía a éste de encarar a los lectores, sustituyéndole al efecto su fiel criado y amigo Desmond, en aras de la discreción.

Promoción insertada en la mayoría de las revistas de Novelas Gráficas de Editorial Dólar, a fin de anunciar tres de sus series, cada una de las cuales se consagraba a un famoso personaje de los cómics de prensa estadounidenses. Rip Kirby la encabezaba.

Juicio acerca de Rip Kirby, aparecido en el núm. 15 (Julio-agosto 1955) de la revista argentina Dibujantes. Como se ha anotado en otra parte del texto, la crítica no resultaba demasiado halagüeña, e incluso podría llegar a tildársela de excesivamente severa, pero ello, a mi entender, formaba parte de los criterios establecidos en aquel lugar y época específicos. No mostraban más benevolencia, por otra parte, las reseñas concernientes a Mandrake y Terry y los Piratas (esta última del período Wunder), incluidas en la misma página de la revista.

 

Otra opinión: en el libro de Enrique Lipszyk El dibujo a través del temperamento de 150 Famosos Artistas aparece este dictamen, con términos menos condenatorios que los empleados en el apartado anterior, sobre todo en lo referente a la indiscutible maestría de Raymond, que desafortunadamente no era equiparada, según el crítico, por la cuestionable calidad del argumento que ilustraba.

Dentro del libro de S. W. Tencer, Arte y Ciencia de la Historieta, se utiliza en reiteradas ocasiones el trabajo de Raymond en Rip Kirby para ejemplificar logros técnicos y artísticos en la realización de narraciones gráficas, como es el caso aquí presentado, que destaca la importancia de los “símbolos” en una historieta. (El grisado que se ve en la imagen no pertenece al dibujo original, sino que se debe a una debilidad del autor de estas líneas, quien en su infantil irrespetuosidad –era en 1948- se tomó la libertad de colorear ad libitum los grabados del libro..., aunque quizás fuese su modo de expresar su cándida admiración por los mismos.)

Los continuadores de Rip Kirby (c. 1957): John Prentice, a la izquierda en la imagen, aboceta atento a las indicaciones de Fred Dickenson.


  Carlos María Federici  (Montevideo, 1941) es autor de seis novelas, un par de colecciones de relatos de ciencia ficción y ficción detectivesca, también de diversos cuentos, artículos y trabajos periodísticos, recordándose su participación como estudioso de la historieta en Balazo. Su obra ha sido traducida a varias lenguas y le han sido otorgados galardones en certámenes literarios nacionales e internacionales. Para contactar, haga clic aquí.


 [ © 2004 Carlos M. Federici, para Tebeosfera 040831 ]