TEBEOSFERA \ SECCIÓN

GAMBAS DESDE TANNHÄUSER / 5

 

por FERNANDO F. BELMONTE  


La presión como concepto desmitificador


  Hay una vieja experiencia de laboratorio sencilla de realizar en casa que yo creo es la mejor ilustración posible sobre esta magnitud física que llamamos presión. Allí donde explicaciones y matemáticas caerían pronto en farragosos tecnicismos que pudieran ahuyentar al respetable lector de esta sección, un sencillo experimento mostrará, con la bondad de la prueba sencilla e irrefutable, de lo que estamos hablando... Para empezar, necesitamos cuatro caballos percherones, cuerdas, paja, dos semiesferas huecas de cobre de un metro de diámetro y una bomba de vació. Esto ultimo puede construirlo el lector de cierta habilidad, o bien ser comprado. Los jacos son fácilmente localizables y las cuerdas no representan ningún problema. Las semiesferas son algo más difícil de hallar, así que, en caso de no encontrarlas de cobre, el bronce también podría valer. Una vez con todo este material, se dirige el lector, investido ahora del aura de Eminente Científico, para lo cual es conveniente adquirir una bata, hacia el salón de casa, procediendo a vaciarlo con rapidez e introducir allí los caballos y las semiesferas. La paja podría ayudar en este cometido, huelga decir cómo. Los percherones serán divididos en dos parejas, la primera atada a una semiesfera y la segunda a la semiesfera restante. Se colocan las semiesferas juntas, por sus bordes, que deben coincidir para que el experimento resulte. La bomba de vacío debe ahora ser utilizada para vaciar el interior de las capas de cobre de su contenido gaseoso. Una vez hecho esto se procede a pedir amablemente a los caballos que, tirando de las cuerdas y, a su vez, de las semiesferas, separen a estas ultimas, si pueden.
De tener un látigo, opcional, este sería el momento de usarlo.
Nota antes de proseguir: en caso de no tener una bomba de vacío se aconseja hacer un agujero en una de las semiesferas, juntarlas por los bordes y calentarlas a fuego lento. A continuación se coloca un tapón metálico sobre el agujero y se enfrían con hielo las semiesferas. Así se consigue algo muy cercano al vacío dentro de las semiesferas, que permanecen pegadas. Ni que decir tiene que calentar un par de piezas de metal en el salón de casa puede ser peligroso, no lo haga nunca lejos de sus padres, querido lector. Gracias.
Una vez los caballos tiren de las semiesferas, veremos como caen rendidos antes de lograr separar ambas capas metálicas. ¿Por qué? Porque en el interior de las semiesferas la presión es mucho mas baja que en el exterior, de forma que los caballos tendrían que ejercer la misma fuerza que la atmósfera para lograr abrir este huevo metálico. Y no pueden. Si hubiésemos usado elefantes, tal vez, pero todo el mundo sabe que no se debe meter animales salvajes en casa.
La pregunta que todos nos hacemos ahora es: ¿existe la presión en el Universo Marvel? Bueno, ya sabemos que nuestros héroes suelen respirar cuando van al trabajo diario, ya sea balanceándose en red, o volando, o montados en una motocicleta decorada con las barras y estrellas, o, mas modestamente, aNamor vive bajo el agua "presionado" pie, como otros tantos ciudadanos. Y respiran sin ningún tipo de accesorio, lo que nos hace pensar que existe cierta presión atmosférica, ya que en caso contrario no funcionarían los alvéolos pulmonares. También hemos visto, a veces, que una presa fracturada se derrumba bajo la presión del agua que contiene, o que Reed Richards se hincha como un globo cuando flota en el espacio (sobre todo tras batallar con Anihilus en la Zona Negativa). Sin embargo, todos recordamos haber leído aventuras en las que los personajes se sumergen cientos (¿miles?) de metros de profundidad, para enfrentarse a las huestes de Atlantis en su terreno, y todo esto sin notar ninguna molestia; o hemos leído tebeos en los que superhombres (sudorosos o no) andan como bailarines de claqué mientras sostienen pesos enormes en el interior de un piso del East Side. Ya en el espacio exterior, también hemos visto como se habla sin problema alguno, lo cual siendo el sonido una onda de presión no deja de ser muy particular. Respecto a este tema hay quien opina que, cuando de una explosión en el espacio sale un cascote volando y te da en la cabeza (CLONC), el ruido que oímos es el de la explosión, habiendo por tanto viajado el sonido en el vacío. Esta explicación, genial, no creo que debamos extenderla a las comunicaciones orales, por muy atractiva que parezca, ya que no veo claro que seria lo que jugase el papel de los cascotes. ¿Pequeñas gotas de saliva, quizás?
Volviendo al asunto de las profundidades abisales decir que, tras muchos años de televisión, sólo hay una cosa que sé sobre la resistencia humana a la presión, y es que el récord de inmersión ronda el centenar de metros de profundidad. Esto, para quien le gusten los números, significa aguantar una presión diez veces superior a la atmosférica. Nuestros héroes, dotados de orejas en la mayoría de los casos, deberían notar cierto malestar general cuando se sumergen aún más profundamente sin equipo especializado. Algún mareo, una leve pérdida del equilibrio, algún capilar nasal reventado... Es mas, que los animalitos que viven a miles de metros de profundidad no tengan huesos sólidos da que pensar... Algún órgano aplastado, algún hueso reducido a pulpa, el cráneo quebrado, las costillas rotas clavadas en los pulmones, el aire en estos licuado...?
La siguiente cuestión también ha hecho temblar muchas veces el Universo Marvel: el suelo de los apartamentos de Manhattan. Estos viejos edificios tienen una estructura tal que cualquier masa puede posarse en ellos sin hundirla. Aun a riesgo de crear confusión y caos, hay que observar que situaciones tales como Hulk paseándose por el interior de un bonito piso con vistas a Central Park son cuando menos extrañas, sobre todo si el suelo es de parquet. La presión que Hulk ejerce sobre el piso no es demasiado grande, pero claro, si empieza a saltar, bueno, posiblemente no fuese tan buena idea invitar a Banner a tomar un café... una tila tal vez fuese una mejor elección.
Continuando con el tema de los pesos pesados y sus hogareñas costumbres, podemos recordar como La Cosa, en el edificio Baxter, se dedica a levantar grandes pesos para entretenerse y medir su fuerza bruta. John Byrne, un maestro del género de la ciencia ficción en el comic, ideó un aparato electromagnético que aplicaba campos electromagnéticos proporcionales a la altura a la que se levantaban las cosas de casa (las pesas de Ben, por ejemplo), evitando de este modo que grandes masas descansasen sobre el suelo, cosa que a él le parecía fundamental para la integridad del edificio. Desafortunadamente el nexo electromagnético debía ejercer la misma presión que la masa equivalente que levantaba La Cosa, por lo que su invento no servía para nada, mas allá del ahorro en metal, el aumento en la factura de la luz y lo indudable eclecticidad y modernez (eran los años ochenta) del diseño. Por otra parte el edificio Baxter está a buen seguro muy reforzado, así que no creemos necesario elucubrar sobre el efecto de la presión que ochenta toneladas ejercerían en un par de palmos cuadrados de suelo.
Y ya que hemos mencionado a La Cosa, cabe rememorar un último pasaje relacionado con el tema del día: en una escena memorable en la que demuestra sus habilidades superhumanas, no en combate visceral y descerebrado contra un oponente superior como Gladiador, lo que sería indigno para este simpático montón de piedras naranjas, sino enfrentándose a un problema común, del hombre de la calle, agarra una enorme cantidad de chatarra entre sus grandes manos de cuatro o cinco dedos y lo comprime hasta formar una bola de medio metro de diámetro aproximadamente. WOW. Entonces, para confirmarnos que es un tipo realmente cachas menciona que la esfera de chatarra pesa veinte toneladas. ¡VEINTE!! Es decir, que la bola es una docena de veces más densa que cualquier metal conocido. Fascinante, ya que para hacer eso tendría que ser capaz (literalmente) de aplastar los átomos del material. Es este otro de esos casos en los que el despiste provoca que un personaje sea tan poderoso que se nos vaya de las manos, la solución es considerar que Ben no sabe calcular demasiado bien la masa de la chatarra y que, ejehm, no pesa veinte toneladas sino una. Una confusión ligera, como vemos. No llega a ser la Solución Mackie sino apenas un lapsus, pero un lapsus que nos sigue permitiendo mantener al Universo Marvel en pie. Como debe ser.


  Fernando F. Belmonte es Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Sevilla y ha ejercido como becario en el Departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear, del Área de Física Teórica, de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad de Sevilla


+ Gambas:

Gambas desde Tannhäuser, 1: Acción y reacción en el Universo Marvel
Gambas desde Tannhäuser, 2: La Gravedad, esa difícil compañera
Gambas desde Tannhäuser, 3: El fuego, cosa de meigas
Gambas desde Tannhäuser, 4: Magnetismo para todos


  [ Página web publicada en Tebeosfera 021005 ]