TEBEOSFERA \ SECCIÓN  

RUMBO AL RÍO DE LA PLATA / 3

 

por LUIS ROSALES  


Algo más sobre Mottini.


Con intenciones de sumar algunos detalles más al escrito titulado "Buscando a Mottini" (Tebeosfera edición decimacuarta), artículo correspondiente a la autoría del colega Carlos R. Martínez, me permito aportar los siguientes datos y comentarios, los cuales espero sirvan para ampliar un poco mas la historia de este Maestro de la historieta Sudamericana. Comencemos dando paso al propio Mottini en unas declaraciones suyas dadas en Brasil (posiblemente ofrecidas a mitad de los ochenta) en las que desarrolla interesantes matices de su vida y obra:

«Entre los seis y siete años de edad yo veía siempre los mismos dibujos hechos por las mismas personas. Una de ellas era mi hermano que sabía hacer un sólo dibujo: era un avión, un hidroavión que el repetía siempre desde el mismo ángulo. La otra persona era un amigo de la familia, sargento de la Brigada Militar de nombre Jose Carballo quien hacia un barco siempre de frente, también desde el mismo ángulo, en el mismo lugar y del mismo tamaño Fueron las primeras referencias que despertaron en mi la certeza de que era posible hacer dibujos de memoria a través del ejercicio continuo.

El primer incentivo respeto a mis dibujos fue la repercusión que causaban entre mis amigos y familiares, la capacidad que tenía de retratar aquello que todos veíamos, las mismas cosas, pero que sólo yo entre todos reunía las cualidades pera hacerlas en virtud de la vocación y el ejercicio.

Las influencias en el estilo comenzaron a partir de mi ingreso a la editorial de la Librería do Globo, con 15 años de edad. Sufrí entonces, como no podía ser de otro modo, las influencias de renombrados artistas como Zeuner, Fahrion, Faria, Vianna, Edgar Koetz y otros profesionales muy destacados. Integrado a ese equipo de dibujantes aprendí todo: dibujar letras, hacer arte final, a seleccionar los colores, etc. Para mi fue una experiencia importante para el aprendizaje.

A partir de 1946, tuve una larga experiencia en el exterior, precisamente en Argentina donde surgió la posibilidad de convivir con figuras de categoría como Jose Luis Salinas, Alberto Breccia, Roberto Bernabo, Bruno Premiani, entre otros notables. En esa misma época, entre otros, todos egresados de la Librería Globo, partimos para Buenos Aires, Edgar Koetz, Victorio Gheno (el primero en ir), Horacio Nardin y Paulo Flores.

Allí mi vida fue muy linda. Hablábamos distintos idiomas, pero teníamos un único propósito, una misma profesión.

Fue una época inolvidable.

¿Como es mi vida hoy?, como siempre lo fue y así será hasta el final de mis días, que espero sea en una fecha distante.

Continuo siendo retratista, ilustrador, paísajista, siempre como free lance para la publicidad, actividades que me gustan sobremanera.

Una vez fui al teatro San Pedro invitado por mi primo Alberto de los Santos, en 1963, para proyectar un escenario de la obra de la dramaturgia alemana El Sol Negro, y no sólo fui el escenográfo sino también figuré como actor.

Vengo utilizando las mismas técnicas que aprendí durante mis 47 años de profesionalismo y sería difícil decir cual es el mejor campo de la expresión artística para desarrollar lo mío.

He hecho de todo, o casi todo en la plástica .Para ser un artista completo creo que sólo me faltaría ser escultor.

Para el dibujante que quiera aprender a dibujar historietas o ilustración, recomiendo copiar mucho del natural, cualquier objeto, ya sea una manzana o un jarrón, para saber proporción, iluminación y tener nociones instintivas de la perspectiva; recién después comenzar a construir la figura humana, y luego entrar en los detalles.

Considero esa la forma mas practica para aprender a dibujar de memoria. Otro aspecto importante es educar la vista, fundamental para el aprendizaje del estudiante, lo mismo que para el profesional.

La historieta es cine y por eso me agradan mucho las películas de acción, porque me gusta la relación que tiene con la historieta, algo que me inspira en los movimientos y actitudes.

Cuando debo plantar una figura pienso en algún actor de cine y muevo mi personaje recordando sus gestos y movimientos en una situación similar. Por ello, considero que la memoria es esencial para la historietista, cuando uno se lanza a crear.»

Es este un importante documento que podemos disfrutar ahora por primera vez en nuestro idioma.

 

EL MAESTRO EN ARGENTINA.

Ubiquemos ahora al notable artista en la Argentina de los años cincuenta. Lo vamos a encontrar en el primer Libro de Oro Patoruzito, del 4 de octubre de 1955, realizando una adaptación de la novela de Jack London La ira de los Dioses, producción de seis planchas a cargo de un Joao Mottini en la cúspide de su calidad como historietista. Este es uno de los tantos trabajos que realizo para las muchas adaptaciones de novelas famosas vistas en Patoruzito.

Es necesario hacer notar que en el semanario Patoruzito no le correspondió precisamente a Mottini la autoría en la serie Quintín Duval (textos de Mirco Repetto), siendo el titular de la misma dibujante Pascual Guida.

Un año mas tarde, en 1956, estará ilustrando las cubiertas de los pequeños libros que inauguraban la era de la Editorial Frontera. En estas ediciones, lideradas por clásicos de las historietas argentinas -El Sargento Kirk y Bull Rockett- a Mottini la pertenecen las tapas de los dos primeros títulos aparecidos de cada una de las colecciones. En esa misma casa su colaboración se complementa con la creación del logo que identificaría de por siempre a la gloriosa editorial de Oesterheld: el indio pampa parado sobre el anca del caballo, oteando el horizonte.

En cuanto al área de la publicidad, participó en varias campañas de distintas agencias que promocionaban productos tales como las lapiceras "Birome, las sabanas "Grafa" y el dentrifico "Clorofil". El resto de la producción de Mottini como profesional en nuestro país quedó expuesto por Martinez en su artículo.

DE VUELTA AL PAGO

Fue en 1963 cuando Joao Mottini regresó a su terruño, afincándose en Porto Alegre, en su añorado estado de Rio Grande do Sul. Allí es donde va a impulsar, junto a otros colegas, la creación de la Cooperativa Editora e do Trabalho do Porto Alegre (CEPTA), una valida tentativa de impulsar la nacionalización y valorización los quadrinhos del país. Esa cooperativa contaba con el total apoyo (especialmente económico) del gobierno brasileño y con la participación de destacados profesionales, tales como Shimamoto y Flavio Colin. Sin embargo, y a pesar de las buenas intenciones propuestas y de la excelente planificación que en principio contaba la original empresa, finalmente el proyecto fracasó por volcarse hacia una línea decididamente ultra nacionalista, lo que hizo abortar sus intereses.

También en ese 1963, año de su regreso a Brasil, lo ubicamos en el diario de Porto Alegre Ultima Hora continuando un tira iniciada por Getulio Delphin llamada Aba Larga.

Aparece luego, a principios de los ochenta, en otras historietas hechas para Inglaterra (en especial del cowboy Buck Jones), en la Editora Paladino de Sao Pablo, las cuales son pésimamente presentada debido a unos muy desprolijos remontajes de las tiras. En otra editorial paulista, Roval, aparecen trabajos suyos igualmente provenientes del país europeo, en esta oportunidad con una mejor puesta debido a que la revista brasileña no difería en demasía en cuanto al formato de la original inglesa. Mottini, señalemos, había comenzado esta colaboración para el mercado inglés ya afincado en Argentina (1957), vía el Studio D'Amy de Milán, Italia.

Años después, casualmente, se lo vio en las oficinas de la Editora Abril de Sao Pablo, como visita, aunque no hemos detectado ningún trabajo suyo en publicaciones de esa editorial.

Sumemos también a su producción brasileña lo visto en la revista Brigada núm. 1 (1989), en la que aparece una historieta suya sobre un tema muy local. Se supone que esta sería la última obra vista en su tierra.

Joao Bautista Mottini, el gran artista por todos nosotros admirado, no tuvo el mismo reconocimiento en su propio país donde resulto un verdadero y perfecto "desconocido", tanto para la mayoría de sus pares como por la afición en general (salvo para algunos pocos especialistas en el tema), como para las grandes editoriales.

Vale la pena apuntar, gracias a amigos brasileños muy relacionados con la Editora Abril (y otras), que responsables ejecutivos de esa casa editora paulista tenían referencias de Mottini sólo por lo que habían visto en el libro de Lipszpyc La Historieta Mundial, conociendo su trayectoria en el campo de los cómics en Argentina, sólo por aisladas referencias provenientes de comentarios aparecidos en algunos fanzines brasileños y aisladas noticias de viajeros, en especial procedentes de nuestro país. Es necesario señalar que Joao no participo en el profesorado de la Escuela Panamericana de Arte de su país.

No es extraño entonces que Mottini haya tenido que publicar sólo en diarios y revistas de editoriales poco conocidas de Brasil, y tampoco sorprende que se haya visto en la necesidad de dedicarse a la pintura y de vender parte de los valiosos originales de sus trabajos hechos en Patoruzito.

Y... OTRA VEZ BUENOS AIRES-

En el año 1989 volvió Mottini a visitar nuestra Capital Federal, conectándose con la gente de Ediciones Record, casa donde vendió decenas de sus magníficos originales publicados en Patoruzito, además de acordar con esa editorial dibujar una historieta destinada para algunas de sus revistas. Esta obra suya, iniciada en Brasil, no llegó a ser terminada por el maestro al ser sorprendido por la muerte el 10 de marzo de 1999 .De ese modo su trabajo quedo inconcluso, hecho lamentable y que nos privó de la satisfacción de verlo nuevamente con una historieta suya en Argentina.

De lo hecho por Mottini en esa oportunidad, y gracias a la buena predisposición y gentileza del amigo Rodolfo Zalla (historietista argentino afincado en Brasil desde los sesenta), contamos hoy de fotocopias de dos de los originales (formato 32 x 22 cms.) que en esta ocasión los ofrecemos como primicia para nuestros lectores.

Finalmente digamos que nos hubiera gustado explayarnos con una mayor cantidad de datos, detalles, informes, pero en verdad es todo lo que en esta oportunidad podemos ofrecer como aporte sobre Mottini, un artista que, como otros tantos profesionales del exterior que participaron en nuestra historieta nacional (Hugo Pratt, Carlos Freixas, etc.), dieron destacadísimo impulso a las nuevas generaciones de dibujantes de Argentina.

 

GALERÍA

Bull Rocket Sargento Kirk Página original Página original

 [ © 2004 Luis Rosales, para Tebeosfera 041015 ]