Apasionado por la historieta, logró ganar un concurso de convocado en el festival de Angulema cuando cumplió 16 años. Se decantaría luego por la animación, ingresando en la Escuela de los Gobelins. En 2012 regresó al cómic con su primera obra larga, El mono de Hartlepool, sobre guion de Wilfrid Lupano, que fue seleccionada para los Premios Esenciales y obtuvo el Premio de los Libreros. Tres años después, fue candidato a los mismos premios con su obra Max Winston. Con La saga de Grimr volvió a triunfar, conquistando el premio Fauve d’Or en esta ocasion.