Editorial ;
La premisa fue jugar con la uruguayez. El concepto mismo de uruguayez. Reirnos del ser uruguayo, a costa de nosotros mismos. Pero claro, la propia uruguayez metió la cola en el camino y, así, tuvimos uruguayez involucrada en el mismísimo hacer de la propia publicación. Los que llegaron tarde y con apuro a antregar; los que entregaron temprano y tuvieron que mandar la historieta de nuevo, con correcciones; los que directamente no llegaron. Los argentinos que, invitados a participar, demostraron la argentinidad al palo y -en vez de pegarnos en la uruguayez- nos cantaron loas de amor (demostrando, una vez más, cuánto quieren los argentinos a los uruguayos). Y no faltaron tampoco los que en vez de pegarle a la uruguayez (o no tan solo) le pegaron también a la argentinidad (demostrando, una vez más, cuán desagradecidos son los uruguayos con los argentinos y su cariño).
En fin, hubo de todo. Y lo que hay aquí, en definitiva, es el número 1 (que bien puede ser el único, digo, a quién se le ocurre editar una revista de historietas en los tiempos que corren ¿no?) de Uruguayez. Donde nos reímos un poco de nosotros mismos, con melancolía, con mala leche, con buen humor, con algo de cariño y hermandad rioplatense.
Ya veremos a dónde nos lleva esta Uruguayez. Por ahora, esperemos que a su casa, caro lector.
Y que la disfrute, con salud.
