Denominación con la que un autor de historieta desea ser reconocido en cada momento de su carrera, sea mediante un símbolo dibujado, una rúbrica legible, una signatura estampada, un rótulo manual o una denominación asociada a la obra por el editor
En historieta debemos aproximarnos al concepto firma de un modo distinto al que tiene en otros ámbitos. En literatura, cinematografía u otros medios en los que el autor busca una renocimiento específico, no existe el concepto firma salvo si la obra va dedicada; sí existe el concepto autoría, para la cual el autor elige un nombre con cierta forma o un seudónimo. En pintura es habitual la firma antes que el nombre porque se "pinta" junto con el resto de la obra, formando parte de ella; y también suele ser única. En historieta la firma debe ser contemplada teniendo en cuenta ambas fórmulas: como elemento que se estampa como parte del dibujo en muchos casos, escogiendo el autor una palabra o símbolo concretos para ser identificado, y como denominación que escoge para ser reconocido en diferentes etapas de su trayectoria. Así, el autor de historietas, si es guionista, suele escoger una denominación similar a la de los escritores literarios, pero el dibujante puede desplegar un abanico de firmas distintas si así lo desea, a veces para ocultar su identidad, a veces para encubrir su participación con otros editores, a veces para distinguir etapas en su carrera, a veces como síntoma de lo que él considera crecimiento artístico o de autor. En tal caso, el reconocimiento y el recorrido de todas las firmas de un autor dibujante, o historietista, permite apreciar su evolución como autor.
No debe considerarse firma aquella que elige el editor sin el conocimiento del autor (acreditaciones en el extranjero, por ejemplo). Tampoco debe confundirse firma con nombre en sentido lato o con el concepto concreto de seudónimo y sus variantes. La firma es la manifestación de un deseo de reconocimiento de la propia obra, y suele quedar asociada a la obra dibujada. Así, un seudónimo siempre es una firma, pero una firma no tiene porqué ser entendida como seudónimo, ya que podría ser heterónimo, acróstico, etc. Y los nombres son manifestación de la identidad pública, oficialmente reconocida, lo cual no tiene por qué estar asociado necesariamente a la firma del autor ni a su obra.