AIVALÍ. EL TEBEO DE FRONTERA
MANUEL BARRERO

Title:
Aivalí. Frontier comics
Resumen / Abstract:
Reseña de Aivalí (2021), cómic del autor Soloúp / Review of Aivalí (2021), comic book by artist Soloúp
Palabras clave / Keywords:
Cómic fronterizo, Limpieza étnica/ Border comics, Ethnic cleansing
  • Un tebeo sobre personas y vidas que no suelen recordarse.
  • Aivalí tiene una leyenda singular para explicar su población griega.
  • El temor ante la represión militar.
  • El autor va inoculando en el lector el miedo que sintieron los personajes.
  • De la marcha hacia Anatolia no volvía nadie.
  • En la desesperación hasta el amor se sacrifica y cosifica.
  • En el apartado final se exponen documentos reales de los protagonistas de los hechos narrados.

AIVALÍ. EL TEBEO DE FRONTERA

 

La mítica de lo fronterizo gozó de popularidad durante décadas. Se trataba de aquel remedo de La Odisea que tuvo lugar en el comienzo de la modernidad, cuando los hombres cumplían el sueño de Rousseau poblando la nueva tierra prometida de América. El ficcionario del wéstern surgió en el final del siglo XIX a partir de poco más de una década de hechos mezclados con fábulas, generando una nueva mitología de tipos hechos a sí mismos, dueños de la violencia, con una contundente forma de entender la justicia y la propiedad, todo ello en un contexto que bordeaba lo indómito. De ahí el “salvaje” Oeste. Ese salvajismo era el de los nativos, que eran quienes establecían frontera con una civilización que llegaba avasallando con sus valores ciertos y su moral obligatoria. Todas las tiranías, todos los genocidios, comienzan por ahí, por la convicción de que solo una moral es posible.

Hemos gozado mucho con los tebeos de frontera, los cómics poblados por vaqueros con pistolas para defender “su” pedazo de tierra del afán tribal de los indios. Con el tiempo se fue edulcorando el salvajismo revanchista de los nativos para señalar a otros “malos”.  Y para cuando se quiso colocar a los indios en el lado de los “buenos” ya estaban casi todos muertos. Contar hoy esta historia ya no resulta tan satisfactorio porque solo interesa la frontera de puertas para dentro. Afortunadamente, durante el siglo XXI han ido surgiendo nuevos tebeos con historias ambientadas al otro lado de la frontera, o en la frontera misma, que no describen la historia de los invasores, sino la de los pueblos sojuzgados y sus tristes destinos. Aivalí, monumental tebeo lanzado por Ediciones de Oriente y el Mediterráneo en su colección Azulejos, es uno de ellos.

Aivalí, o Ayvalik, es una antiquísima población ubicada en la costa turca, que se encuentra mirando hacia Lesbos. Poblada tradicionalmente por griegos y bendecida por el comercio con las islas cercanas y con el interior de Anatolia, fue anexada por el Imperio Otomano pero sus habitantes mantuvieron las relaciones comerciales y familiares con los griegos, y por extensión con Europa, razón por la cual serían masacrados o sometidos por los turcos. En parte fue así porque los fabricantes de aceite, principal valor de la localidad, eran sobre todo familias cristianas. La autonomía de los griegos en la ciudad terminó en 1922, tras una agresiva invasión turca que dispersó a gran parte de los pobladores. Muchos huyeron y lograron salvarse. Otros fallecieron en las llamadas “marchas de la muerte” hacia el interior de Anatolia. Otros fueron canjeados por nuevos pobladores encargados de explotar las riquezas de la zona, todos de credo musulmán.

El tebeo al que nos referimos, del autor Soloúp (Andonis Nicolópulos), nos desvela parte de la anterior historia, esos tres hitos, desde tres puntos de vista diferentes: las vivencias de uno de los vecinos, que tuvo la suerte de sobrevivir a la ocupación turca de 1922; la experiencia de su hermana intentando encontrarle y salvarle, que transmite el pesar por todos los que desaparecieron sin dejar rastro; la mudanza obligada de un musulmán cretense para trabajar en aquella zona, durante la cual inicia una relación con una griega cristiana, y todo ello va hilvanado con un relato articulado desde la distancia, por un visitante que acude hoy a Aivalí para hallar un crisol de culturas, religiones y desacuerdos. Dice el prologuista del tebeo, Bruce Clark (un historiador aficionado que había descrito la historia de Aivalí en su libro Twice a Stranger), que el historietista «subraya de manera impactante la incomodidad que se genera cuando las relaciones humanas individuales se entrecruzan con relaciones más amplias entre países, religiones y comunidades». Cierto es. Y resulta sorprendente que sea así, porque no es este un tebeo fronterizo que destaque de modo explícito el sufrimiento de los que murieron o el pesar de los refugiados. Es más bien un relato sobre los rescoldos de la tragedia, sobre la salida de la desesperanza y la renovación del amor. Es decir, el caldo de cultivo del que partía Soloúp invitaba a cernirse sobre la desdicha para describir hechos atroces (se ha inspirado en tres libros de memorias, uno de Fotis Cóndoglu, otro de Ilías Venesis y otro más de Ahmet Yorulmaz), pero el historietista ha preferido centrarse en lo que vino después de los hechos luctuosos, en la restauración de vínculos y el restañar de heridas. Lo hace a sabiendas de que los pactos del olvido raramente funcionan, porque los demonios del pasado solo se van cuando se extingue el odio, elemento harto incombustible.

Soloúp es un historietista solvente pero no es un virtuoso. Suple sus carencias para la caracterización (hay momentos en que confundimos al protagonista de un relato con la del siguiente), con una abundante documentación y con un alargamiento considerable de la exposición del relato. Es como construir un álbum europeo con las herramientas narrativas del manga, para entendernos. De este modo, él puede transmitir la sensación de estupefacción de los vecinos de Aivalí ante la brutalidad de las tropas turcas y el miedo creciente de los que son confinados en un sótano a la espera de que se los lleven (sin destino cierto) hacia el interior de Turquía. El miedo crece muy lentamente, mezclado con la ingenua esperanza de salvación, lo cual llega a resultar perturbador para el lector dado que lo vive durante setenta y seis páginas. La tercera historia, intitulada “Hasanakis”, dura aún más, ciento dieciocho páginas. Lo importante, a la larga, no es tanto la calidad narrativa de la historieta como su aporte documental y, más aún, sentimental. La introducción y la conclusión, narradas desde un presente en el que se reflexiona sobre los demonios no exorcizados, aportan un nivel de comprensión suficiente para conocer el drama vivido por los habitantes de aquel lugar fronterizo. Además, el autor añade al conjunto una coda en la que figuran las biografías de los autores de los libros en los que se ha basado para hacer este gigantesco tebeo, a lo que suma un álbum fotográfico de los protagonistas reales de los hechos históricos narrados, e incluso un glosario.

Cada día hay más tebeos de esta índole, con mayor dimensión documental que aportación de entretenimiento. Este, Aivalí, no es un tebeo para evadirse. Tiene partes más festivas (como la introductoria, en la que se habla de la tradición carnavalesca de la zona), pero la lectura del resto de las 432 páginas deja un regusto amargo en la conciencia, porque es una de esas historias que hubieras preferido no conocer. Poco a poco, nos va quedando claro que el cómic es una interesante fuente secundaria para los historiadores y, también, un vehículo útil para transmitir al gran público el sufrimiento humano acumulado en los puntos de tensión, esos enclaves fronterizos cuya historia raramente queremos rememorar.

Creación de la ficha (2021): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Manuel Barrero (2021): "Aivalí. El tebeo de frontera", en Tebeosfera, tercera época, 17 (27-VII-2021). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 29/III/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/aivali._el_tebeo_de_frontera.html