CORTIELLA Y LOU CARRIGAN: UN ENCUENTRO MAGISTRAL
LOU CARRIGAN

Title:
Cortiella and Lou Carrigan: Magisterial Encounter
Resumen / Abstract:
Remembranza, a modo de diálogo ficticio, del autor literario Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez) sobre Rafael Cortiella, que fue uno de sus autores fetiche para ilustrar sus novelas. / Remembrance, as a ficticious dialogue, of the writer Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez) about Rafael Cortiella, who was one of his fetish authors to illustrate his novels.
Notas: Texto recibido el 14 de mayo de 2019, aceptado el 15 de junio.
Palabras clave / Keywords:
Rafael Cortiella, Lou Carrigan/ Rafael Cortiella, Lou Carrigan

CORTIELLA Y LOU CARRIGAN: ENCUENTRO MAGISTRAL

 

Podría decir que sucedió a la salida de una conferencia que un personaje famoso había ofrecido en una sala de arte. Esto daría un cariz muy artístico al encuentro, pero sería mentira: sucedió que, simplemente, los dos íbamos por una calle céntrica de Barcelona, cada uno pensando en sus cosas, cuando de pronto nos encontramos frente a frente. Nos quedamos mirándonos con gran sorpresa, incluso diría que ambos dudábamos de que aquello fuese cierto. Y era normal, porque hacía por lo menos veinte años que no nos veíamos. Pero al parecer ninguno de los dos había cambiado demasiado, pues nos reconocimos al instante... En fin, que nos quedamos mirando con incredulidad, sobre todo por mi parte, pues precisamente hacía poco que había paseado por Internet Avenue en busca de información sobre él.

     

Una de las primeras historietas de Cortiella, sobre guion de Ricardo Acedo.

     

–No me lo puedo creer –acerté a decir por fin–: ¡El gran Cortiella!

–Si lo dices por la edad, no se dice grande, se dice mayor.

–Es que yo no he dicho grande, he dicho “gran”, de “grandioso”.

–Ah, pues entonces ¡te invito a una cerveza!

–¿Con ostras?

–Si pides ostras, tendrás que beber champán.

–No me provoques, pintamonas.

Nos echamos a reír los dos y nos abrazamos. Había que ponerse al día, así que un par de minutos más tarde estábamos sentados a una mesa en una terraza de bar y habíamos pedido un par de cervezas.

–Menuda casualidad –dijo Rafael.

–No te lo puedes imaginar. Yo todavía dudo que esto sea realidad, después de todo lo que he sabido sobre ti buscando en internet hace unas pocas semanas.

–¿Me has buscado en internet?

–Yo lo llamo pasear por Internet Avenue. Pues sí, te he buscado para ver si me ponía un poco al corriente, ya que hace muy poco hablé de ti y de las estupendas portadas que hiciste para muchas de mis novelas.

     
     
Trabajo publicitario de Cortiella de 1954. Debajo, trabajo de Cortiella para Bruguera, para la colección Sissi. Selección de Novelas Gráficas.

     
       

–¿Y con quién hablaste mí?

–Con unos muchachos de Chile que tienen una weblog y que me hicieron una entrevista . Incluso les envié por correo electrónico algunas de tus portadas de Baby para que las pusieran en la entrevista. Y entonces, me pregunté: ¿qué habrá sido de la vida de mi amigo Rafael? Así que me fui a pasear por Internet Avenue... ¡y vaya si estabas ahí!

–Tú también estás en internet.

–Sí, pero no compares. ¡Menudo historial tienes! Y fíjate: yo ni siquiera sabía que habías estado viviendo en Bruselas y todo lo demás. Por cierto, ¿por qué escogiste Bruselas para emprender vuelos de altura?

–Bueno, en realidad fue Bruselas la que me escogió a mí. Yo trabajaba en Barcelona en una agencia cuya central estaba en Bruselas, y allá enviaban mis trabajos. Fue gracias a éstos que se interesaron por mí y tuve la oportunidad de ir allí a aprender más y más....

–O sea, que además, de tu éxito en editoriales españolas realmente querías ampliar tus actividades.

–Sí. Estaba recién casado y me pareció una oportunidad de conocer Bélgica y por ende París, que están a 300 kilómetros una de otra, y en tren nos desplazábamos muy frecuentemente.

–¿Y qué impresión te produjo, en lo personal, tu trato con editoriales belgas, francesas y británicas?

–Estuve muy bien. El sitio donde vivía en Bruselas se llamaba Park Woluwe y estaba a las afueras de la ciudad; era maravilloso. Pero al cabo del año decidimos volver pues yo me añoraba mucho de Cataluña y de la familia.

–Así que volviste a Barcelona, a tu ciudad. Y claro está, inmediatamente empezaste a triunfar en las editoriales más importantes. Y además, la famosa y poderosa editorial británica Fleetway te invita a visitarlos, muy satisfechos por el éxito que han cosechado gracias a tus portadas. ¿Qué tal son los ingleses como editores?

–Eran muy serios y muy educados, me fue muy bien.

–Hay algo que ya entonces me sorprendió: ¿por qué te independizaste de la Bruguera, que era, en definitiva, la más poderosa entonces?

–Por la cuestión monetaria. Me pagaban las portadas a un precio digamos español y las mismas portadas luego las vendían ellos a Londres a un precio inglés, por lo que decidí trabajar a través de otros canales digamos más ajustados a los precios reales que pagaban en Inglaterra, por decir algo.

–Bueno, en efecto, el mundo no se acababa en la Bruguera. Toray, Ferma, Selecciones Ilustradas y muchas otras también contaban, y la prueba es que tuviste opción a crear para ellas interesantes personajes. Por no hablar de tus trabajos para la Paramount, donde firmaste carteles de algunas de las más famosas películas de entonces.

–Sí. Fue una época en la que había mucho trabajo.

–Y dedicaste buena parte de tu arte a Toray, entre otras series la de Puck y nada menos que a la colección de Hazañas Bélicas, que fue uno de los grandes éxitos de la época.

–Sí. Hazañas Bélicas fue un gran éxito de Boixcar. Y tuve el honor de ilustrar a color toda la colección en la reedición.

               
 
Trabajos de Cortiella que recuerdan su paso por Hazañas Bélicas, por la serie Puck y por los cómics de guerra dibujados para Reino Unido, algunos de los cuales luego fueron publicados en España.

 

–¿Y qué me dices de Alemania? Allá te concedieron una medalla de oro como muestra de su satisfacción por tus colaboraciones. Y no se trataba de una editorial de poca monta, precisamente: nada menos que Bastei-Verlag.

–No me concedieron la medalla solamente a mí: fuimos doce los escogidos. Y quiero hacer resaltar que fue la única vez que un editor nos agradecía el esfuerzo de tantos años, en mi caso nada menos que doce ilustrando el mismo personaje.

–Hablemos de publicidad, de la que habías hecho algunos estudios. Ya sé que no seguiste por ese camino inicialmente, pues te interesaste más por la historieta. Sin embargo, andando el tiempo, acabaste por caer en las garras de la publicidad con la ART 17. ¿Cómo fue esto?

–Me ofrecieron un trabajo por las mañanas y estuve un año trabajando con ellos. En aquella labor publicitaria aprendí a utilizar diversos recursos y además ganaba bastante dinero, pero me quitaba mucho tiempo para lo que yo quería hacer, que era pintar, y por tanto lo dejé.

–En aquella época empezaste a exponer cuadros en galerías de Barcelona, Mallorca, Bilbao..., en fin, en muchas ciudades importantes.

–Sí. Y no fue nada fácil, pues conlleva mucho trabajo, mucho tiempo y dedicación, y no pocos gastos en viajes, hoteles y otros eventos.

       
     
Folleto de Croquis.      

–O sea, que conseguiste tu objetivo: dedicar tu vida a pintar. Tan solo por esto está justificado llamarte maestro, pues además de que lo demuestras pintando lo fuiste realmente de algunas personas que sin duda no te han olvidado. Por ejemplo, tus alumnos. ¿Cómo te vino la idea de crear aquella escuela taller de dibujo y pintura a la que pusiste el nombre de Croquis? ¿Cómo te sentiste, en lo personal y en lo artístico nada menos que durante dieciséis años que estuviste el frente de esa escuela?

–Fue una experiencia maravillosa. Es fantástico conocer a muchas personas que van pasando por tus manos aprendiendo con auténtico interés y de las que a tu vez siempre puedes aprender algo. He tenido alumnos fantásticos, y muchos actualmente son verdaderos amigos y artistas consagrados.

–Y ya que hablamos de maestros... ¿Recuerdas a los tuyos? ¿Qué recuerdo tienes de Perez Dolç, Martínez Surroca, Benavent..., y cualesquiera otros?

–Eran una gente magníficamente preparada para enseñar, hoy esta clase de personas ya no existe. Tengo un gran recuerdo de ellos.

–Esta pregunta es obligatoria, se la hacen a todos los artistas, ¡incluso a mí me la han hecho muchas veces!: ¿ha influido en ti de modo decisivo algún artista o estilo determinado?

–En aquella época nos inclinábamos por la forma y estilo de los ilustradores americanos. Había algunos en verdad fabulosos, pero aquí también ha habido grandes ilustradores que hoy día, injustamente, están prácticamente olvidados.

–Otra pregunta obligada: ¿te has hecho rico con el arte?

–¡Qué va! Es muy difícil hacerse rico trabajando en este oficio, pues solo tienes dos manos y tienes que hacerlo todo tú, puesto que creas tu propio estilo.

–Ya puesto en plan impertinente, podría preguntarte: ¿qué piensas de ti mismo como artista, estás satisfecho de tu obra, qué hiciste que no habrías querido hacer, qué no hiciste que habrías querido hacer, qué faceta de tu obra te ha satisfecho más...?

–¡Para ya, ¿no?!

–Hombre, no te enfades. Podría preguntarte muchas más cosas: ¿has sido sincero contigo mismo como artista creador, en qué momento o época de tu vida te has sentido más a gusto, más contento de ti mismo...? Vale, vale, ya lo dejo. Pero piensa que muchos admiradores de tu arte querrán saber esto y más... ¡Se me ocurre una idea!

–¡Oh, no, por favor, más ideas, no...!

–Sí, hombre, ésta te va a gustar. ¿Qué te parece si revelamos tus direcciones web? Por ejemplo, ¿qué te parece si revelamos los sitios web donde yo he sabido últimamente tantas cosas de ti? Por ejemplo, RafelCortiella-Artista, ArteLista, El Rincón del Taradete, ElPeriodocio.com, Tebeosfera... Y a lo mejor incluso tienes algún truquillo más por ahí.

                         
                   
 
Tres bolsilibros de Lou Carrigan con portadas de Rafael Cortiella.

 

–No, no, de momento ya es suficiente con lo que hay en la web.

–Bueno. Ahora, ya para terminar, cuéntame qué haces en la actualidad. Pero háblame no del artista, sino de la persona, de mi amigo Rafael. Cuéntame muchas cosas de Rafael...

–Pues mira, con pocas palabras puedo contarte en qué consiste mi vida: pintar, siempre continuar pintando, que es la única cosa que sé hacer más o menos bien. Y por encima de todo es lo que más me gusta y más quiero.

–Lo de “más o menos bien” te lo paso porque sé que eres sincero, y se me ocurre que, como los verdaderos y grandes artistas, no tienes plena conciencia de tu propia valía y maestría. Pero los demás sí la tenemos, así que te felicito, me alegro mucho de tenerte como amigo, y se me ocurre que no se puede decir que hayas tenido una vida vacía o aburrida.

–¡Desde luego que no! No la cambiaría por la de nadie ni por nada.

–Pues te felicito de nuevo... ¿Y qué tal si para celebrar tu vida y este encuentro magistral pedimos otra cervecita... con almejas?

Sonrisa grande en el rostro de mi amigo Rafael.

-Vale. Yo estaba decidido a pedir el champán con ostras... Pero lo dejaremos para el próximo día. Y cuando digo próximo quiero decir muy pronto. ¡Porque supongo que no dejaremos que pasen otros veinte años sin vernos...!

 

 

Creación de la ficha (2019): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Lou Carrigan (2019): "Cortiella y Lou Carrigan: Un encuentro magistral", en Tebeosfera, tercera época, 11 (21-VII-2019). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 19/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/cortiella_y_lou_carrigan_un_encuentro_magistral.html